Panda and Hedgeog, episodio 5

Queeeee sustazo se ha llevado la nena al ver el bordecito del tatto del pequeño erizo condensado…

La semana pasada nos quedábamos elucubrando sobre este sustazo, y algunas como yo, no entendíamos que fuera para tanto… hoy nos enteraremos del por qué.

Uyuyuyuyuyyyy que sussssto. La cara de Pan Da Yang (Yoon Seung Ah) es un poema, y tal es su expresión que Go Seung Ji (Donghae), al darse la vuelta y mirarla, se da cuenta que algo la ha dejado patidifusa. Él piensa que es por el diseño pastelero que está haciendo, pero luego repara en que ella lo mira fijamente, y no a la cara.

«¿Estás admirando mi cuerpo?» Ella se asusta ante esta afirmación, y sale corriendo de su habitación.

Inciso: Todo el mundo admira tu cuerpo, Donghae, hijo mío, qué preguntas haces.

Y allá que corre la chica panda a hablar con su hermana pequeña y a contarle que ha visto el tattoo de Seung Ji toda alarmada. La peque reacciona en plan «¿Y?». No le da importancia. Puede ser que Seung Ji sea sólo un chico moderno. Pero Pan Da Yang insiste, no es que tenga un tatuaje, es que ese tatuaje, por lo que ella ha visto, es el filo de un chuchillo muy afilado (claro, ha visto las púas del erizo). A la pequeña Pan Da Na le interesa más saber cómo narices ha visto su hermana el tatuaje, que si el mismo implica pertenencia a gangster organizado o no, así que, su solución es simple. Ir a verlo juntas, y preguntarle directamente. Y claro, eso para Pan Da Yang no es una opción.

Ajeno a todo esto, Seung Ji está con Eun Bin en el café. Ya sabéis que ella ha ido a investigarle, pero este hombre tiene la facultad de acabar siendo el que saca información cuando en realidad van a sacársela a él. Y al final, con un par de halagos escogidos,consigue sacarle que está allí para tratar de hacer que Pan Da Yang le investigue a él por órdenes de Choi Won Il (Choi Jin Hyuk). No a sus pasteles, sino a él.

Y no es la única investigación que el guapo chaebol está haciendo. A espaldas de su padrastro también anda investigando el funcionamiento del Saint-Honoré. Se ha dado cuenta que gastan mucho dinero en ingredientes, incluso después de bajar la calidad de los que compran. Su Hyung le dice que si siguen vendiendo como antes es por el nombre que tiene el Chef y por el propio prestigio de la pastelería además de que, en sustitución de ingredientes de primera, utilizan ciertos aditivos para potenciar el sabor final de los pasteles. En el instante en que Won Il le está contando que hasta su propia hermana ha sucumbido a los sabores de Seung Ji y a su carisma, entra ésta en tromba en la habitación, y anuncia que, por influencia de Seung Ji, será una gran pastelera, para lo cual, les pide material biográfico, dejando al uno totalmente sorprendido, y al otro más exasperado de lo que estaba.

Seung Ji y Go Tae Ji se encuentran en el cajero cuando el primero está sacando una importante cantidad de dinero. El amigacho enseguida adivina que algo quiere comprarle a la chica panda, y Seung Ji no lo niega. Vuelven hablando juntos hacia el café. Go Tae Ji sabe que Pan Da no es del género sacaperras, así que, si quiere desplumarla, va listo, porque es probable que se las ingenie para devolverle todo el dinero que está gastando en/con ella. Llegan al café, Tae Ji mira hacia el interior y sus ojos encuentran a Eun Bi, de la que queda prendado al instante. Seung Ji le cuenta quién es y para quién trabaja, dejándole bien claro que alguien como él, que acaba de perder el empleo (todavía lleva el uniforme de camarero), no podría aspirar a alguien como ella (ya la ha calado, sabe que Eun Bi sí puede ser del género sacaperras), y que vestido como va, no es buen momento para presentarles.

Seung Ji vuelve al interior, donde están las dos chicas panda y la sacaperras, intentando convencer a Pan Da de que investigue a nuestro erizo, y preguntándole por qué ya no quiere trabajar para la revista de Won Il. Al enterarse del motivo de la pelea entre ambos, defiende a su jefe, por supuesto, y por primera vez la oímos decir algo que tiene realmente sentido. Won Il no despreció el Café Panda a propósito. No puede estar al tanto de su valor, ni de lo que les costó a los padres de ellas establecer su negocio, porque él heredó el suyo de pequeño y está acostumbrado al dinero. Y ahí tiene toda la razón. El chico no tuvo mala intención. En ese instante llega Seung Ji con un pastel metido en una caja, y le pide a Eun Bi que se lo lleve a Won Il de su parte. ¿Qué está tramando este chico? Pan Da es la primera que se asombra… todavía está cabreada con Won Il y suelta pestes de él.

Pero más tarde, cuando es de noche y no puede dormir, recuerda las palabras de Won Il sobre que no sabe nada de Seung Ji. Ha metido a un tipo en su pastelería, en su casa y en su vida, del que no sabe nada, sólo que tiene ese tatuaje del filo de un cuchillo bajo su nuca…

Se levanta, con el loco plan de mirarle el tatuaje a Seung Ji mientras duerme, y su hermana la sigue, encantada con el plan. Pero cuando llegan a su habitación, él no está dentro, y mientras se asoman cautelosamente al interior, él las sorprende en el pasillo.

Al preguntarles qué narices hacen, Pan Da Na le dice la verdad y toda la verdad del motivo que les ha llevado allí. Su hermana quiere ver el tatuaje, y ella quiere hacerle una foto sin camiseta. Así de fácil. Las chicas insisten en verlo, Seung Ji juega con ellas. Ahora entiende por qué Pan Da se asustó tanto antes si ella pensaba que era un cuchillo, pero no está dispuesto a enseñarles nada, por más que ellas no dejen de pedírselo. Es más divertido reírse de la situación, y sobre todo, tomarles el pelo a ellas, diciéndoles que se asustarían mucho más si lo vieran.

Pero el destino y la torpeza del torpe de siempre, o sea, el ahjussi-torpón, van a jugar a favor de las chicas. Oyen un ruido en la cafetería, y asustada, Pan Da se lanza a la cama donde Seung Ji está sentado para esconderse tras él. Se agarra a su camiseta, y al moverse él, por fin ve el tatuaje en todo su esplendor. Y acaba partiéndose la caja, porque lejos de un amenazador cuchillo, se encuentra con un ericillo muy cuqui, joer. ¡Qué cuqui!

Pero el caso es que han oído un ruido, hay alguien en la tienda, y van a investigar. Y se encuentran que, los dulces que no están destrozados, han sido acribillados con palillos en imitación a un erizo. Está todo echado a perder… Y no sólo eso, que esta vez el ahjussi se ha pasado siete pueblos. También ha convertido en erizo las ruedas de la furgoneta-panda… llenetitas de clavos las ha dejado.

Esto ya pasa de trastada a put*dón como una casa, así que Pan Da está pensando en denunciarle a la policía. Seung Ji se niega, enérgicamente, y seguro que ya estáis imaginando por qué. Supongo que ir a la policía implicaría que terminarían revelando lo de sus antecedentes, así que se limita a pedirle la dirección del mequetrefe a la chica para arreglar el problema a su manera. Pero eso de desconocer los datos de sus empleados no es exclusivo de Seung Ji, y Pan Da no la sabe.

Ante el problema de el sabotaje contínuo al que les han sometido, deciden ir juntos a comprar una cámara de seguridad, ocasión que ella aprovecha para de forma casual, intentar averiguar cosas sobre su vida. Cuando ella le dice que es normal que intente saber más de él debido a la relación que mantienen, Seung Ji, muchísimo más interesado de lo que quiere demostrar, le pide que le explique eso de «relación». Relación comercial, aclara ella, de negocios, socios tío. Jajaajjajaaa. Hay por ahí un gozo en un pozo…

Luego vuelta al tatuaje. A ella le ha gustado, es muy gracioso, y él reconoce que le hacía ilusión la idea de asustarla con él… pero ahora que lo ha visto es imposible. Cuando se lo hizo, su idea era la de tatuarse un erizo envuelto en llamas, peligroso y poderoso. Pero escogió un sitio barato, donde le hicieron un ericito cuqui.

En la tienda del abuelo, tenemos a Go Tae Ji trajeado, dispuesto a acudir a la cita a ciegas que está preparando Seung Ji para él y Eun Bi. El abuelo le advierte: lo conoce muy bien, si no va en serio con la chica, que ni se le acerque. Y de repente, mientras todos bromean, el haraboji entra en modo ogro.

«¡¡Lo peor que puedes hacer es aferrarte a una mujer que no quiere que lo hagas!!!«, grita, antes de largarse cabreado y dejarlos flipando. Beom Bo y Tae Ji le preguntan a la hija qué diablos le ha pasado. «Es lo que me hizo a mí«, contesta ella. Qué tensión.

Pero para tensión la que se lía en el Saint-Honoré. Primero, porque Eun Bi llega con el pastel que Seung Ji le ha hecho a Won Il, y cuando éste abre el paquete, resulta que no es un pastel. Es el fajo de billetes que Seung Ji había sacado del cajero, colocados en forma de pastel, y su importe es exactamente el de la silla que Won Il le regaló a Pan da. Seung Ji se la está pagando por ella. Y además, ha agregado una tarjeta con el dibujito de un erizo al que le rodean los billetes. Mensaje subliminal: yo también tengo pasta para la nena, colega. Won Il sale de su despacho airado, pero abajo, en la pastelería, le espera algo peor. Su padrastro ha entrado en cólera con una de las comerciales que no ha cumplido los objetivos de ventas, y está metiéndole el puro delante de todo el mundo. La chica, tartamudeando se defiende: los pasteles del Saint-Honoré no cumplen las expectativas ni en sabor ni en diseño, y los clientes ya no se entusiasman tanto con ellos. Para arreglarlo, ella sugiere contratar pasteleros más jóvenes y darles la oportunidad de ser creativos.

Esto para el chef es una ofensa. Supongo que, por un lado quiere mantener el control de las cocinas, y por otro, tiene miedo de que aparezca otro chef mejor que él y lo desbanque, así que, se enfada todavía más, despide a la chica, e incluso está a punto de pegarle… cosa que habría hecho si Won Il no se hubiera metido por medio para evitarlo, llevándose entonces toda la ira del chef, ya que desautoriza al tipo delante de todos oponiéndose al despido. Acaban peleando fuertemente delante de los empleados y de la madre de Won Il. Y éste último, los emplaza a una reunión de accionistas, dejando al chef acoj*nado ante la posibilidad de que el despedido sea él. Porque resulta que Won Il puede hacer eso.

Si es que no pueden ser más distintos estos dos. El chef está preocupado solo por su futuro. Tras la bronca, Won Il por quien primero se preocupa es por la empleada, y después por el hecho de que su madre viva con ese tío.

Y no acaba aquí la cosa, porque el cocinero espía del chef ha encontrado por casualidad la caja con el «pastel de dinero» de Seung Ji, y les está haciendo el interrogatorio a Eun Bi y la otra secretaria, que no han tenido tiempo de ir a devolverlo. Esta última, para intentar disimular miente, diciendo que los billetes son falsos, que son de dulce, y luego añade que son para un pastelero al que Won Il va a visitar. Este hombre saca la errónea conclusión de que los billetes no son falsos para nada, que son un regalo de Won Il a ese otro pastelero para poder contratarlo… ¿Está buscando reemplazo para el Chef?

Y éste último, anda con un mosqueo soberano. La madre de Won Il intenta calmarlo, pero no hay forma, el tío está convencido de que Won Il quiere quitarlo del medio, y puede hacerlo, porque es el accionista mayoritario de Saint-Honoré, con el 45% de acciones. El tío propone juntar las suyas, un 20%, y las de su mujer, un 25%, para hacerle frente al hijastro en la junta de accionistas. Es más, propone que llamen a otro accionista externo, que tiene un 10%, para deshacer el empate. Estupendo, intentar poner a una madre en contra de su hijo… eso tendría que estar en el manual del buen padre. ¿Será esta mujer tan tonta como para aceptar eso? La cosa empeora cuando su chivato llega en ese instante y les cuenta lo del pastel de dinero… Ellos enseguida piensan que ese pastelero nuevo es Pan Da. Una vez solos, el espía saca del error al chef: no se trata de ella, es otra persona distinta. Así que el Chef le encomienda la misión de averiguar quién es.

La madre recurre a Choi Won Yi para sacarle información. Ésta le aclarará su duda principal: Won Il no está saliendo con Pan Da Yang. Luego, al ver a su hija estudiando repostería, se pone tan contenta como para ofrecerle el 10% de las acciones de Saint-Honoré… ¿Será esto producto de una mera alegría, o sabe que Won Yi y Won Il forman equipo y quiere así favorecer al hijo en la lucha contra el padrastro? Puede que esta mujer no sea tan tonta como creíamos.

Mientras, en el Café Panda, todo está tranquilo, a no ser por el hecho de que ahora Go Tae Ji, en lugar de estar teniendo su cita soñada, con traje y todo, está instalando la cámara de seguridad que su amigo ha comprado. Pero cuando aparece Eun Bi, que viene a devolverle el dinero a Seung Ji, no duda en dejar esta tarea en manos de la ahjuma clienta, e irse adentro con los demás, donde Seung Ji les está enseñando a las hermanas panda a hacer dulces con forma de ericitos.

La llegada de Eun Bi no sólo supondrá que Pan Da se entere de lo que Seung Ji ha hecho, puesto que nada sabía de ese pastel monetario, sino que también será una verdadera revolución para los planes de éste. Y es que, cuando Eun Bi cuenta la situación que acaba de vivirse en Saint-Honoré, y le da detalles de la mala relación que Won Il tiene con el Chef, del rumor de que quiere despedirlo, así como de su verdadero parentesco, Seung Ji se da cuenta de que no es Won Il su verdadero adversario, y ambos comparten enemigo común… por lo tanto, como dice el famoso dicho: los enemigos de mi enemigo, son mis amigos. Y Seung Ji ha estado enfocando su venganza con la persona equivocada. Lo peor de todo es que en el fondo Won Il le caía bien, así que, está tan sumamente cofundido, como para necesitar tiempo a solas para pensar.

Mientras Eun Bi se queda intentando convencer a Pan Da de que la costumbre de Seung Ji por gastar dinero en ella significa amor, éste abandona el Café Panda en modo sombrío, seguido a corta distancia por Tae Ji, al que definitivamente se le acaba de estropear la cita, y se dirige directamente a ver a la única persona que puede ayudarle a aclararse. Su abuelo.

Su duda es simple. Ahora que sabe cómo está el tema en Saint-Honoré, no sabe si es mejor para él que el chef sea despedido y terminar así con su venganza, o tenerle contratado para vengarse cuando consiga ser reconocido como mejor que él. En el primer caso, tendría que unir fuerzas con Won Il, en el segundo, limitarse a utilizarlo. El abuelo tiene para esto una solución todavía más simple: que olvide la venganza y se dedique a disfrutar de lo que tiene, y eso, incluye a la chica, jaajjajaa.

Por otro lado, Won Il también tiene su duda entre mantener al chef en su puesto, y dejar que destruya su empresa, o quitarlo de en medio y hacer infelices a su madre y a su hermana pequeña…

Su hyung pastelero le propone que vaya a ver a Go Seung Ji (este creo que opta por el plan B), cosa que a Won Il, dados los últimos acontecimientos con el dinero, y teniendo la sensación de que quiere arrebatarle a Pan Da, no le hace demasiada gracia. Entonces el pastelero le recomienda directamente y a modo de broma que entonbces vaya a darse de hos*ias con él.

¿Qué harán estos dos hombres con sus vidas, con sus venganzas y con Pan Da?

Seung Ji, nada más regresar a casa, recibe en su habitación la visita de Pan Da, que con eso de que él es su dongseng, entra y sale de ella como quiere y sin llamar, por lo que Seung Ji tiene que recordarle que está en la habitación de un tío. El caso es que no sólo ha entrado en ella, sino que ha aprovechado su ausencia, para junto a su tía (que fue quien tuvo la idea), y la ahjuma clienta, darle un lavado de cara a su habitación. Y a Seung Ji le gusta. Sobre todo esos animalitos que ha pegado en el techo, y que brillan en la oscuridad.

Seung Ji está todo feliz mirándolos y recordando las palabras que ella dijo de Won Il cuando estaba enfadada con él, y se siente muy muy muy a gusto. Tanto, que se siente realmente inspirado, y comienza a cocinar. El resultado son pastelitos con forma de erizo, tortuga y panda (los avatares de Seung Ji, Won Il y Pan Da Yang??)

Y esta vez nadie podrá sabotearle los dulces, porque al día siguiente, es la ahjuma clienta la que pilla al ahjussi-torpón merodeando, y le amenaza con ir a la policía con todas las pruebas que Seung Ji está reuniendo y con las de la cámara de seguridad. Jjejjejeee.

Cuando Pan Da los ve, corre a la habitación de Seung Ji a despertarlo (ya podrá la tía, que siempre está durmiéndose por los rincones y pocas veces la veo con la bandeja en la mano, mientras que él no deja de pasar noches en vela currando…)

Se sienta en su cama y lo despierta sin contemplación, pero con toda la ilusión del mundo, para agradecerle lo fantástico que es haciendo dulces. Ella se imagina que esos dulces son para Won Il, y él lo niega, diciéndole que no podía dormir por culpa de los animales luminosos del techo, y aprovechó para hacerlos. Pero sí, son para Won Il, y necesita a Eun Bi para que se los lleve, y al pedirle a Pan Da que la llame, ella comienza a tomarle el pelo preguntándole si le gusta su amiga.

Jugueteos, cosquillas, contacto físico, tensión sexual en grado light… al final, en medio del juego, ella cae al lado de él. Momentazo de miradita a los ojos teeeensa.

Pero espera, o sea, WAIT!!! ¿A los ojos? De eso nada, se están mirando las morreras y calibrándose… Venga, venga, a ejecutar ya de una vez…

PUEEEEES NO, porque a Pan Da la desconcentra ese tufillo apestoso que sale de la manta gastada de Seung Ji. Y allá que se va Pan Da de compras para arreglar eso, cuando se encuentra con el haraboji y la noonim en el centro comercial. Resulta que ella ha ido a buscar una almohada y una manta para Seung Ji, y ellos un traje… también para Seung Ji. Así que, mientras Pan Da está felizmente con la familia de él, el erizo anda deleitando al resto de las mujeres Pan Da, ahjuma clienta incluida, que se encuentran en el café. Hace dulces para la tía, por remodelar su habitación, aunque ésta afirma que aún haciendo eso mismo todos los días, no lograría pagarle por el bien que le está haciendo a su sobrina. Seung Ji termina preguntándole el tipo de interés que está pagando por esa deuda que tiene, y al obtener respuesta, se queda pensativo… Se le está ocurriendo algo para ayudarla y liberarla de esa carga #LoVeo.

Lo van a adorar todavía más.

Llegada en tromba de Pan Da con la familia de Seung Ji. En la habitación de éste, el abuelo le está probando el traje nuevo, y sobre la cama, está el paquete con la ropa de cama nueva. Mientras hacen la prueba de vestuario (lástima que no la veamos completa), abuelo y nieto hablan sobre Pan Da.

El abuelo tiene la idea loca de que si Seung Ji va trajeado como Won Il, éste no podrá levantarle a la chica, y Seung Ji no es capaz de hacerle entender que Pan Da no es su novia, y que además, no hay manera de hacer un pastel a derechas con ese traje puesto.

Para explicar que ella le compre mantas, tiene que decirle que ella las olió. Para explicarle que las olió, tiene que decirle que estaban jugando (en la cama). Para explicar esto último, tiene que decirle que para Pan Da es normal entrar a su habitación. Y para explicar esto último, el abuelo le dice a él que se gustan.

Y ya para explicar la pintaza que tiene Seung Ji trajeado cuando sale de su habitación y va al café para que todos lo vean… no hay palabras, eso hay que verlo. Como también hay que ver su sofoco y su vergüenza al recibir piropos de todas las mujeres que están allí cuando sale… hay que verlo.

Qué bien le va a Seung Ji. Tropecientas mujeres alabándolo. Y mientras, en Saint-Honoré, Won Il enfrentándose a los interrogatorios de su madre sobre qué está planeando hacer, y discutiendo con ella e intentando que entienda que si Saint-Honoré está estancada, no es por él, sino por el chef, que de paso, se ha largado y lleva tres días missing. Pero no desconectado, ¿eh? Que su espía se encarga bien de pasarle el parte de los movimientos de Won Il, y que éste ande investigando los pasteles que se hacen en la cocina al chef no le gusta nada.

Pobre Won Il. Entre el chantaje psicológico de su madre, y todos los problemas que tiene añadidos, a este pobre lo sacan majara. Esta movida hace que ni él ni Eun Bi puedan ir al Café Panda a probar los pasteles de Seung Ji, que al enterarse de que su amigo-pero-enemigo está de broncas con su madre… ¿se pone triste?

Esperará y esperará hasta ver que finalmente Won Il no viene, así que Pan Da, que sabe lo que él está haciendo por más que se lo niegue, decide mandarle un mensaje a Won Il. Y cuando vuelve a entrar (sin llamar, por supuesto) en la habitación de Seung Ji, lo encuentra sentado a oscuras y pensativo, mirando las pegatinas fosforescentes del techo, todo melancólico… Y ella se pone melancólica también, porque resulta que a Pan Da ese mapa de dibujines luminosos le recuerda a a su infancia. A la pregunta de ella de si le molesta no recordar su infancia, él contesta que no, pero sus suspiros no la engañan. Él le aclara que lo que le tiene así es que no sabe qué hacer. Claro, ella no lo entiende, pero nosotras sí. Se refiere a su venganza y a Won Il. «Las púas van a salir«.

Won Il, mientras tanto, recibe el mensaje de Pan Da, al que ha adjuntado fotos y todo. Su frustración aumenta cuando su propia hermana alaba el trabajo de Seung Ji. Won Yi irá rauda al día siguiente a degustar esos pasteles, y con mucho entusiasmo, le pide ser su aprendiz. Esto a Won Il también le sentaría a cuerno quemado, jajaajjajaa. Mientras hablan de pasteles, de sabores y demás, uno de los clientes escucha con atención, sobre todo después de escuchar que mencionan a Saint-Honoré… ¿quién será?

Pero el caso es que Seung Ji aprovechará la visita de Won Yi para que sea quien se encargue de hacerle llegar sus pasteles a su hermano. Lástima que cuando le llame para decirle que se los ha dejado en su despacho, el chef pasa cerca y los roba. La sorpresa de Won Il será mayúscula al día siguiente, al ver que los pasteles que están saliendo de la cocina tienen un nuevo diseño asombrosamente parecido a los que vio en las fotos. A los de Seung Ji…

Y luego ya, la sorpresa final nos la llevamos nosotras, cuando vemos entrar a ese cliente que atisbaba la conversación el día de antes al Café Panda y presentarse a Seung Ji. La ahjuma clienta lo reconoce enseguida. Es un gran cocinero. Y quiere fichar a Seung Ji. ¿Pero cómo es que lo conoce y lo tiene tan claro? El hombre le da una respuesta sorprendente: tu trabajo es la mejor prueba y ya lo he visto… en Saint-Honoré.

Yo supongo que se refiere a la imitación de su trabajo que ha hecho el chef, ajajajajajaaaa. Aunque es bueno que lo haya reconocido, ¿no?

¿Qué hará ahora el erizo? ¿Abandonará a Pan Da? ¿Se irá a currar para una empresa potentona en la que sin duda destacará y acabará con la fama del chef? ¿Venganza o chica panda?

Ainsssssss, qué duda, madre.

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7 respuestas a Panda and Hedgeog, episodio 5

  1. ARI8 dijo:

    Genial todo el capítulo, me encantó y lo disfruté a lo grande, salvo los momentos donde sale el CHP y su chivato y la madre que sigue siendo una pesada y una clasista. Aunque no sé con qué derecho le reclama nada al hijo cuando ella se casó con un mafioso.

    La hermana de Wol Il y su hyung pastelero me encantan y de nuevo, en este capítulo, volvieron a darle la puntilla al pobre, que como siga así, acabará enloqueciendo, seguro.

    Ahora bien, lo mejor del episodio fueron los momentos de ellos dos en la habitación, ella entrando y saliendo cuando le da la gana y él echándole la bronca, aunque ese momento de tensión cuando ella cae en la cama, uf, pensé que iba a atacar, pero nada.
    Y luego con el momento traje, la charla del abuelo y luego él pasándolo mal por todos los piropos, es que vamos, es tan pero tan adorable que me mata de amor.

  2. Makino dijo:

    ¡Odio al padrastro chef! no se si han notado que generalmente los Ajussis malos se rien de una manera cuando hablan por telefono o cuando estan haciendo negocios, que me saca de quicio!!! desesperanteee!!! es como *JIAHHIAHJIAH* {Inserte onomatopeya fastidiosa}
    no sé como un tipo tan malo pudo tener una hija tan adorable… porque es una tomboy(?) dulcísima, espero que logre ser pastelera.xD
    No me odien, pero creo que me estoy empezando a desesperar con PanDa… no me gusta la evolución del personaje…. aish, es que no puedo con ese tipo de actitud, Tonta/dulce/ingenua/TodosMeAyudanPorqueSoyMona 😛
    creo que estoy muy venenosa hoy, F*kin PMS!!
    ME ENCANTAN TUS REVISIONES NUNA… Te quiero!:D
    auuuu!!! [eso se supone que es un aullido :S] Desde el otro lado del charco

  3. kasialov dijo:

    que bueno seria que todos los sujus tubieran dramas .. pero de protagonistas… es que es el mejor fanservice que nos pueden dar..

  4. Neaira214 dijo:

    Puuf… hasta hoy no he podido ver el capi… y es el que menos me ha enganchado… pero por ver al pequeño pez en traje… lo que sea!!!! =)

  5. Rosa dijo:

    La revisitón genial, como siempre. Me encanta la relación que tiene con el abuelo, son tano monos 🙂 Se conocen muy bien y saben de que pie cojea cada uno.
    Las escenas de los dos en la habiatación han estado muy bien, ya tengo ganas que progresena algo más!!
    Tienes más razón que un santo con el momento traje, eso no se puede explicar, hay que verlo…

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