Háblame de tus alas, capítulo 4. Bajo la luna.

by @Jeannelok.



Capítulo 4: Bajo la luna

Después de casi dos días lloviendo sin parar, el tiempo al fin mejoraba y el sol lucía en el cielo resplandeciente e hiriente. No es que le gustara particularmente que hiciera tantísimo calor, en realidad prefería los días nublados, sin embargo calor significaba gente en la heladería y eso, más dinero para la empresa y por consiguiente, para ella y menos tiempo para pensar en tonterías. Tonterías de rubio cabello y sonrisa hermosa, alegría pura y emoción por la vida. Tonterías de un atractivo irrefrenable que la llevaban a estar todo el día rememorando viejos tiempos que había enterrado en lo más hondo de su ser, porque eran inútiles y sólo le provocaban dolor.

Se detuvo en frente de la heladería, suspirando un par de veces antes de entrar finalmente, saludar e ir a cambiarse para trabajar. Se arregló el cabello en el sombrero que le hacían llevar
y se colocó los pantalones cortos color rosado y la camisa blanca. Cuando Salió al mostrador para atender a los clientes se percató del gran revuelo que se estaba armando en la calle y se asomó a ver qué sucedía, encontrándose con un pelotón de gente corriendo en la acera del otro lado de donde estaba la heladería. Las puertas eran de cristal, así que enseguida entendió de qué se trataba el asunto y su corazón dio un vuelco al ver a Leeteuk y otros muchachos ser perseguidos por una masa de fans histéricas.

¿Acaso no pensaba dejarla respirar ningún día? Hablaban por las noches, comían juntos de vez en cuando en su lugar en el río, y soñaba prácticamente con él. Al menos eso último era una suerte: mejor soñar con él que continuar con las pesadillas.

Minutos después el lugar se había despejado dado que los chicos habían seguido su trayecto, y Yu Shun se preguntó hasta qué punto había deseado que Leeteuk estuviera por allí porque sabía que era donde trabajaba. Se mordió la lengua como auto castigo y se centró en atender con una sonrisa, una de esas expresamente hechas para los clientes, a las personas que entraban por la puerta.

-Pensaba que me había confundido.-musitó Leeteuk, mirándola desde debajo de la capucha que llevaba puesta para cubrirse de los ojos ajenos. Ella aguantó la respiración sorprendida, ¿al final sí que había ido hasta allí para verla a ella? No sabía si golpearle o… ¿o qué?

-¿Y si no te atendiese yo y mi compañera te reconociese?

-Me gusta arriesgarme.

-Tonto.

-Puede-sonrió, haciendo que sus ojos se volvieran finas ranuras en su bonito rostro y el hoyuelo apareciera al lado de su boca. Esa boca que en el pasado tanto le había gustado y había besado, ¿seguirían sus cuerpos entendiéndose como el pasado? En realidad, no importaba. Tenía que dejar de dejarse arrastrar por él…no dejaba de repetírselo, y cada vez parecía hacer menos caso a sus propias palabras-. He venido a proponerte algo. Tu hermana me ha dicho que te deben un día de fiesta en el bar, y que puedes pedir fiesta en el trabajo de por la mañana, ¿te gustaría veniros las dos una noche con mis amigos y conmigo a cenar en la cabaña de los padres de uno de ellos? Tienen muchas ganas de conocerte.

-No, gracias.

-Me imaginaba que dirías eso. Pero piénsatelo, puede ser muy divertido y te vendrá bien distraerte.

“Pero si de quien quiero distraerme…es de ti.” Pensó para sus adentros, mientras tomaba nota al chico e iba a buscarle su helado.

-Me lo podrías haber dicho por teléfono.-comentó ella, sirviéndole. Él se levantó agarrándolo, dado que comenzaba a llegar demasiada gente.

-Quería decírtelo en persona, además ha sido muy divertido armar una parafernalia en la calle para distraer a cuantas más fans mejor en la calle y tener vía libre hasta aquí.

-Tonto.-repitió, arqueando una ceja pero esbozando una sonrisa que él le devolvió. Una sonrisa que ella misma sabía que sólo le salían con dos personas en aquellos momentos de su vida. Una era su hermana, y otra él mismo, ese chico que como un ángel regresaba a su vida cuando la oscuridad la absorbía para aclarar el camino que la tristeza y las lágrimas le estaban ocultando. Sólo él podía haberlo conseguido, sólo él era capaz de deshacerse de su sufrimiento durante horas para centrarse en rememorar cada poro de su piel, besar en sueños de nuevo sus labios, odiarse por ello…pero no poder dejar de hacerlo.

Cuando llegó a casa por la noche, se encontró a su hermana acabando de preparar una fastuosa cena, y su primera intención fue ir a regañarla porque no podían permitirse hacer cenas tan ostentosas y mucho menos era necesario. Yu Jin le dirigió una tierna mirada antes de ser capaz de abrir boca y decidió que lo mejor era dejarla hablar, pues sabía que si su hermana había organizado aquella impresionante cena sería por algo.

-Leeteuk oppa me ha dado todo esto y me ha dicho que lo disfrutemos. Iba a hacerlo poco a poco, pero cuando me he dado cuenta… Es que Ryewo… perdón, uno de sus amigos- obviamente, era una estupidez decirle el nombre de ninguno de ellos porque no los conocía- me ha estado enseñando unas recetas fantásticas y no he podido evitar ponerlas en práctica.

-Supongo que no será una indirecta para que le invitemos.

-Estaría bien, dado que nos lo ha regalado él y también nos invita a ir a esa cabaña…ha ido a contártelo, ¿verdad? Me ha preguntado dónde estaba la heladería para ir a decírtelo.

-Es muy tarde.-obvió la segunda parte, yéndose al cuarto que ambas compartían para coger el pijama, darse una ducha rápida y cenar. La habitación estaba repleta de fotografías que colgaba por doquier Yu Jin, rostros sonrientes, miradas felices, paisajes hermosos. Su manera de dar fuerzas a su pobre corazón magullado, el poder, la felicidad y la fuerza de otros. Y en un cajón… las que no podía mirar o su mundo se derrumbaría de nuevo.

A veces, Yu Sun tenía celos de su hermana por ser capaz de salir a flote.

Cuando salió de la ducha, sin embargo lo que tuvo fueron ganas de matarla pues al final había traído a Leeteuk y otro chico, que habían llegado demasiado rápido como para que la chica los hubiera avisado mientras ella se duchaba. Seguramente, ya estaban sobreaviso.

-¡Yu Jin!-exclamó, dejando escapar un sonoro bufido. No era dada a demostrar sus emociones, pero aquello la superó.

-No te enfades, no molestaremos mucho. Sabemos que estás cansada, así que en cuanto terminemos nos marcharemos.

-No es eso…

-Hermana… ¿a veces no te apetece compartir la comida con alguien más, aparte de nosotras dos?-sí, obviamente que sí. El cenar solas era realmente triste, y por eso le gustaban tanto los encuentros con Leeteuk en el río, el poder estar con él en tranquilidad, comiendo juntos, protegidos del sol por unos árboles que sólo dejaban pasar pequeños rayos. Se percató de que aquello era algo de lo que su hermana carecía, porque seguramente cuando preparaba la comida de los chicos —lo cual no era muy a menudo porque trabajaban la mayor parte del día—, después iba a comer ella sola y regresaba para limpiar los cacharros. Al menos, eso sobreentendía de sus conversaciones con Leeteuk, porque él creía que ella se iba a comer con sus amigos.

Amigos que ninguna de ellas tenían.

-Está bien, está bien…-musitó, sentándose en el suelo, en la mesa, en un rincón que quedaba libre. El chico desconocido no había dejado de sonreír tímidamente, marcando así sus huesudas mejillas. El flequillo le caía suave y lacio sobre los ojos y se sentaba con las manos sobre las piernas más como una dama que como un chico.

-Él es mi amigo y compañero de grupo Ryewook-presentó Leeteuk, demostrando su alegría al haber sido aceptados en aquella cena y haciendo que cualquier rastro de malestar de la chica desapareciera-, ella es, obviamente, Yu Sun, la hermana mayor de Yu Jin.- Yu Sun inclinó ligeramente la cabeza y el chico la imitó.

-Le he pedido que viniera porque las recetas que he usado son suyas-explicó su hermana, sentada entre ese chico y ella-, es un gran cocinero y quien generalmente les hacía la comida a los demás, que son nos vagos.

-Más respeto a tus oppas.-como toda respuesta a Leeteuk, la joven le sacó la lengua y todos estallaron en carcajadas, menos Yu Sun que miró la situación como si su mente estuviera intentando aceptarla. No estaba preparada para eso, para escuchar risas en su casa, risas llenas de alegría, joviales, emocionadas, divertidas. Risas cariñosas, todo ese tipo de risas que ella no sería capaz de dejar escapar nunca, porque la única que poseía era una risa ácida.

Comenzaron a comer todos aquellos manjares que había preparado la más joven y que, como siempre, estaban buenísimos. Ella y Ryewook hablaban animadamente sobre la comida, qué cosas se le podían añadir a los alimentos o qué era mejor no hacer, también hablaron de las nuevas canciones que habían sacado los chicos, de la futura cena en la cabaña (al parecer, era un hecho que Yu Sun iba a tener que asistir)… Pero lo único que ella podía hacer era mantener la cabeza gacha, mientras sentía los ojos de Leeteuk fijos en ella, examinándola en silencio y sólo añadiendo palabras sueltas en la animada conversación de los otros dos.

Leeteuk, Leeteuk… ¿por qué conseguía intimidarla de aquella manera, con sólo una mirada? No era normal, no en Yu Sun, quien podía echar del bar a un grupo de borrachos sin alterarse.

¿Se habría convertido en brujo para poder someterla bajo su influjo de aquella manera?

Finalmente terminaron de comer y entre todos recogieron y limpiaron. Yu Jin se llevó a Ryewook a su cuarto para enseñarle las fotografías de las cuales le había estado hablando, donde en el futuro esperaba colgar una de ellos que no fuera sacada de una revista o un póster arrancado de la calle. Leeteuk y Yu Sun se quedaron de pie en la cocina, sin dirigirse la palabra hasta que el chico fue capaz de decir esta boca es mía.

-Supongo que vendrás.

-No me dejáis otra opción.

-Lo pasarás bien.-finalmente, ella levantó la cabeza y volvió a encontrarse con aquel sonriente que parecía brillar más que el sol de verano.

-…Lo sé.-reconoció al fin. Las multitudes nunca le habían gustado, pero si estaban Yu Jin y Leeteuk no había manera de que no fuera a disfrutar de aquello. Ella era la que estaba más convencida de ello. Cuando los otros dos jóvenes salieron de la habitación hablando animadamente, despidieron a los chicos y ambas se lanzaron sobre la cama y se durmieron prácticamente antes de tocar la almohada, agotadas.

Dos semanas más tarde, se encontraban ambas hermanas en una furgoneta con Leeteuk, Ryewook y otros compañeros que le habían presentado como Kyuhyun, el más joven del grupo, Sungmin, Heechul y la novia de éste, Ji Sang. Los miembros restantes, Shindong, Yesung, Siwon, Eunhyuk y Donghae iban en otra furgoneta y aquella era conducida por Leeteuk, que a pesar de ser el mayor, tenía una manera de conducir algo especial. Yu Sun notó la presión de la mano de su hermana sobre la suya y le dio la vuelta para entrelazar sus dedos, obligándola con la otra mano a apoyar la cabeza en su hombro y a cerrar los ojos, a olvidar que estaba en un coche. Desde aquel fatídico día, ambas hermanas podían subirse al vehículo porque al fin y al cabo no habían estado dentro, sin embargo tenían miedo así que intentaban usar ninguno lo menos posible, incluido el autobús, y mucho menos ninguna de ellas se había sacado el carnet por necesario que les fuera. Daba igual que ya hubieran pasado cinco años y que ambas se dieran cuenta de que deberían tenerlo asumido, por más que lo intentaban el miedo y la pena seguía ahí.

Apretó más fuerte los dedos de su hermana y cerró los ojos también, apoyándose en la ventana y haciendo ver que dormía mientras a su alrededor, el grupo y Ji Sang charlaban animadamente. Cuando se dieron cuenta de que ambas hermanas descansaban, decidieron imitarlas todos menos Leeteuk y Sungmin para hacerle compañía en la parte delantera del vehículo.

Llegaron finalmente a la cabaña de la familia de Siwon, grande y lujosa. Estaban seguros de que iban a pasar muy bien, sobre todo teniendo en cuenta que era la primera vez en muchísimos años que todos los chicos tenían un día (un día tomando la tarde de aquel y la mañana del siguiente) libre a la vez para disfrutarla como quisieran ellos solos. Las investigaciones que se estaban llevando a cabo en la compañía después de tantas denuncias de momento estaban sirviendo para que les dieran poca, pero algo más de libertad. Era un placer para los sentidos ver a los tres chicos sentirse libre, corriendo alrededor y bromeando. Tuvo que ser Ji Sang quien les diera un grito para que se acercaran y cogieran sus mochilas, alegando que después ya tendrían tiempo de gritar un júbilo a la naturaleza pero que primero tenían que recoger sus bártulos. La chica enseguida había hecho buenas migas con las hermanas, quizá porque eran las únicas chicas, quizá porque era muy abierta y simpática. Al parecer era una actriz que poco a poco se estaba haciendo famosa y que había grabado un dorama con Heechul, después del cual habían comenzado a salir en secreto nadie sabía por qué.

Cuando terminaron de dejar las cosas y admiraron la enorme cabaña, dividiendo las habitaciones en las que iba a dormir cada uno, se dirigieron al exterior para disfrutar del aire libre antes de ir a preparar la barbacoa. El calor a aquellas horas y en aquel lugar prácticamente no se notaba y hacía la temperatura exacta, con una brisilla de lo más agradable. Cuando se quiso dar cuenta, todos se habían dispersado y Yu Sun se encontró a solas con Leeteuk, quien estaba tirando piedras al lago que se encontraba frente a ellos.

Otra vez su mente voló al pasado. A una cita. Una cita con los dos frente a un lago, cogidos de la mano, observándolo en silencio y después él haciendo rebotar piedras en él como en aquellos momentos. Era todo demasiado doloroso, ¿podría soportar aquel tipo de situaciones mucho más?

Elevó los ojos hacia Leeteuk. El chico no era mucho más alto que ella, pero sí lo suficiente como para que tuviera que subir la mirada para encontrarse con su rostro perfilado por la luz de la luna que se dejaba ver en aquella noche que, sin que ella se hubiera dado cuenta, ya los abrazaba. Su corazón comenzó a latir anormalmente y por mucho que ella le suplicó que se calmara, parecía no querer obedecerla.

A ella no le gustaban los chicos con el cabello teñido.

A él le quedaba genial.

A ella no le gustaban las risas estridentes y le cansaba el parloteo incesante.

Le encantaba escuchar a Leeteuk hablar sin parar y reírse de sus propios chistes malos.

A Yu Sun había muchas cosas que le desagradaban…pero que Leeteuk las hacía parecer perfectas. Y quería gritar, y llorar, y pedirle que dejara de trastocar su mundo cuando al fin sus pies parecían tocar suelo firme para conseguir caminar poniendo un pie frente al otro. Pero podía suplicar todo lo que quisiera, porque Leeteuk no iba a marcharse de nuevo, ni a dejar de ser el único chico que había amado en su vida por su felicidad, su sonrisa, su egocentrismo, sus brazos rodeándola, sus palabras de ánimo, sus ojos derramando cariño. En aquellos momentos, su vida y sus sentidos estaban llenos de Leeteuk y era incapaz de creérselo, porque nunca esperó que algo así le sucediera a ella. En sólo unas semanas, un mes quizá, el ¿aprecio, cariño, amor? que sentía por él era muchísimo mayor del que había sentido en el pasado, cosa
que jamás hubiera imaginado que fuera posible.

El chico se dio cuenta de que le estaba observando fijamente, porque se dio la vuelta y la cazó. Abrió los ojos sorprendidos y acercó sus manos al rostro de ella, secándole unas lágrimas que caían. Porque él también la hacía llorar. Llorar de felicidad, de emoción, de agradecimiento a las pocas cosas bellas que todavía le dejaba tener la vida. El chico quiso preguntarle qué le sucedía, por qué ella, que nunca sonreía pero tampoco lloraba, por qué derramaba aquellas silenciosas y resplandecientes lágrimas.

Pero ella cerró los ojos. Y mientras la luna los observaba, Leeteuk se inclinó guiado por las manos de Yu Sun tras su nuca, agarrándola a su vez suavemente por la cintura, y se besaron.

Háblame de tus alas, índice de capítulos.

 

4 respuestas a Háblame de tus alas, capítulo 4. Bajo la luna.

  1. Yocelyn Gonzalez dijo:

    Excelente… lei los cuatro cap de un tiron. me imaginaba a los personajes y lugares como si estuviera viendo un drama… excelente conclusion y me deja muy intrigada que va a pasar en el prox. cap. te felicito por tu manera de escribir.

  2. Nuna dijo:

    Lo que más me gusta de tus relatos, querida maknae, es la capacidad que tienes no sólo para ponernos en situación con los personajes, sino para que sintamos como ellos.

    Supongo que es el secreto de que este fic (y otros tuyos que he leído) me guste tanto. Me hace sentir.

  3. ARI8 dijo:

    Me ha encantado el cuarto capítulo, te ha quedado genial y has conseguido que sienta todo lo que siente Yu Sun. Enhorabuena por el trabajo, porque es realmente maravilloso y estaré esperando por otro capítulo más.

  4. tomodachi005 dijo:

    graciassssssss por este capitulo, pero me dejas en lo mas emocionante el beso y ahora que va a pasar, que dira la hermana que parece q sentia algo por el o se enamorara del chico q le enseña las recetas nose, espero ansiosa el 5 y felicitacionessssss

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