Look at me, capítulo final

Autores invitados @Jeannelok

Bang Yongguk 1
Capítulo 10: Look at me

«Mírame ahora»

Hee Chul dejó los papeles sobre la mesa, frente a Ha Neul. Su hermana pequeña los cogió y leyó por encima, sorprendida. Levantó los ojos con curiosidad, mientras el chico se sentaba frente a ella.

—Ha llegado el momento. Ya no eres una niña.

—Pero…

—Es el negocio familiar. Cuando cumpliste la mayoría de edad aceptaste seguir con él a mi lado. No quiero presionarte, pero es momento de enseñarnos que lo vales. Quería… quería hacer que tuvieras que meterte en este tipo de jaleos más adelante, pero nuestros padres no quieren atrasarlo más.

—No sé si estoy preparada para enfrentarme a abrir por mí misma una empresa en el extranjero.

—Sí que lo estás. Te has preparado desde pequeña para esto y ya has llevado algunos pequeños negocios de la familia. Eres la que mejor domina otros idiomas, incluso mejor que nuestro padre o yo. No te dejarían tal proyecto si no confiasen en que así es, y sabes que ninguno de nuestros padres es tonto. De todos modos, los primeros meses yo me marcharé contigo para ayudarte en lo que sea.

—Pero… no sé si quiero irme, porque yo…—no podía decirlo en voz alta. Sentía un nudo creándose en su estómago. Desde que había conocido a Yong Guk, había descubierto otro mundo y el suyo propio estaba puesto patas arriba. Incluso, viéndolo a él, había recordado aquellos viejos tiempos en los que le había gustado cantar. Había conocido nuevas personas, pudiendo ser más sincera para con los demás, abriéndose y quitándose la máscara que tenía que ponerse en las fiestas ante los invitados o en las negociaciones. Y, sobre todo, se había enamorado. No quería alejarse de Yong Guk.

—¿Porque tú…? Sabes que es una falta de educación no acabar las frases, Ha Neul.

—Porque yo…—porque yo quiero pasar el resto de mi vida con Yong Guk, porque no quiero alejarme de la vida que he llevado estos días, porque… No tenía ninguna excusa. No podía vivir del amor por el chico, quien acababa de firmar un contrato para entrar a una compañía y en el futuro debutar como rapero. No podía renunciar a su vida, ni pedirle a él que dejase la suya. Ni podía, ni quería. Le gustaba ser mujer de negocios, no lo hacía sólo por seguir con el negocio familiar. Lo disfrutaba, y el reto que le planteaba su hermano era la gran oportunidad de su vida para abrirse paso en ese gigantesco mundo. Había estado esperando muchísimo tiempo por un proyecto así, además rechazarlo la pondría en un compromiso con su familia— Porque yo… antes de marcharme tengo que arreglar unos asuntos, sólo es eso, hermano.

—Sabes que no te creo, ¿verdad? Has tardado casi cinco minutos en acabar la frase, Ha Neul, no sé por quién me tomas. Aparta esto—el chico alargó el brazo y le arrebató los papeles de las manos, dejándolos a parte—.Ya sé que no solemos tener charlas sentimentaloides entre hermanos, pero que si necesitas hablar… puedo escucharte al menos.

—Creo que si estuviera comiendo, podría haberme atragantado de la sorpresa.

—Me alegra que sepas soltar algunas frases ingeniosas.

—He aprendido del mejor.—dijo, sonriendo. Hee Chul le devolvió el gesto. Quizá su hermano no fuera el más cariñoso, abierto, ni un chico clásico, pero sabía que siempre que lo necesitaba estaba allí por ella, y se sentía agradecida.

Ha Neul llamó por la noche a Yong Guk. Sabía que sería inútil atrasar aquello. Mejor hacerlo en el momento, en vez de dejar su relación con el chico seguir avanzando. Claro que sí. Eso sería lo mejor.

El chico cogió la llamada más rápido de lo que se esperaba.

—Me iba a duchar—anunció el chico con voz alegre—, ha sido un día agotador.

—¿Te han tratado bien en tu primer día de ensayo?

—Ha sido increíble. Estaba muy nervioso y me metieron mucha caña, pero también fueron muy amables. Estoy tan contento…—no tenía ni que decírselo. Se lo notaba en la voz. Escucharle hablar así de contento reafirmaba la decisión que había tomado. No había por qué dudar— Ha Neul, ¿estás bien?

—Sí, claro… pero me gustaría verte, ¿podríamos quedar? Después de que te duches, claro.—Yong Guk aceptó encantado la propuesta y quedaron en verse una hora más tarde en la cancha de siempre.

Tras colgar y vestirse, Ha Neul salió a pasear por la casa donde había vivido desde pequeña. Había estado muchas veces en el extranjero, pero esa vez no tenía fecha de regreso y quizá no podía volver a caminar entre esas paredes en mucho tiempo.

Le hubiera gustado enseñarle a Yong Guk cada habitación por completo. E incluso vivir allí juntos… o no tenía por qué ser allí. Se conformaba con un lugar sencillo e íntimo, pero de ambos. Le echaría de menos… su voz… sus besos…

Se detuvo. No tenía sentido seguir pensando en eso.

Cuando Yong Guk llegó, ella hacía rato que estaba allí. Lanzaba una pelota para intentar introducirla en la canasta, pero no tenía suerte. Al verle llegar dibujó una escueta sonrisa. El chico la besó con suavidad como saludo y Ha Neul sintió algo oprimiéndole el pecho, pero lo ignoró.

—¿Seguro que estás bien?—preguntó él cuando se separaron. La chica no entendía por qué no dejaba de preguntarle lo mismo.

—Sólo enfadada porque no logro encestar ni una vez…—se dio la vuelta dispuesta a lanzar de nuevo, cuando sintió las manos del chico cogiendo las suyas.

—Primero, deberías relajar el cuerpo—le musitó cerca del oído. Ha Neul se preguntó si el chico estaba usando alguna estratagema seductora, hasta que cayó en la cuenta de que Yong Guk era demasiado inocente para usar algo así—. Flexiona tu pierna… muy bien…—la piel del chico rozaba con suavidad la suya. Olía a limpio, a jabón. Notaba su respiración sobre el cuello mientras le daba las explicaciones, con su cuerpo pegado. A medida que Yong Guk hablaba, a Ha Neul le aumentaba el dolor de pecho.

—Esto de ahora… es tan extraño.

—¿El qué?—preguntó él, deteniendo su explicación pero sin soltarla.

—Al principio… creo que incluso antes de darme cuenta, siempre estaba pensando… mírame, mírame. Quería que me vieras, pero sólo me di cuenta de ello cuando me enteré de que tenías novia… No sabes cuánto lo deseé… y ahora, fíjate… Aquí estás. Conmigo.—Ha Neul soltó la pelota y cogió las manos de Yong Guk, haciendo que la abrazase.

—Estás extraña…—musitó él. Sonaba asustado. Y a ella el pecho le dolía tanto…

—Estoy extraña… quizá tienes razón. Es que Yong Guk, ahora que me miras, ahora que por fin tengo tu atención…—suspiró y no siguió hablando. Quería hacerlo, pero el sonido del corazón golpeándole el pecho para escapar y huir de la situación era ensordecedor y no le permitía pensar. Entonces, notó que el chico quería soltarse de ella, seguramente para mirarla, pero se lo impidió— Quédate así, por favor. Sigue abrazándome… espera sólo un poco…

—Ha Neul…

—Esto es muy injusto, Yong Guk. Siento tomar esta decisión sin consultarte… pero es tan claro… al menos… pensaba que sería fácil porque es lo correcto… ¿por qué lo correcto duele tanto?—el dolor que sentía en el pecho fue ascendiendo hasta aferrarse a su garganta. Estaba mareada y le costaba respirar, no recordaba qué quería decirle a Yong Guk. Sabía que era algo sencillo, sin complicaciones, nada difícil. Lo tenía claro. Lo había sabido desde el principio… ¿por qué no entraba aire en sus pulmones? ¿Y por qué había tanto ruido en su interior?

—¿Ha Neul? ¡¿Ha Neul?!—antes de perder el conocimiento, pudo escuchar la voz preocupada de Yong Guk llamándola y sintió que sus brazos la seguían sujetando, pero esta vez para no dejarla caer.
Cuando abrió los ojos, se dio cuenta de que estaba en su cuarto y tenía un gotero al lado. Al principio no entendió qué hacía allí, pero entonces sus ojos se adaptaron mejor y se encontró con los rostros preocupados de Hee Chul y Yong Guk. Se hubiera intentado enderezar, pero sabía que los chicos se lo impedirían.

Ladeó la cabeza, queriendo huir de sus ojos. Se sentía mal por asustarlos. No entendía qué había pasado.

—Ha sido un ataque de ansiedad—anunció su hermano, leyéndole el pensamiento. Ella se mordió el labio. No quería echarse a llorar—. Ha Neul, se lo he explicado.

—¡No!—dijo, volviéndose de nuevo hacia ellos y esta vez sentándose, sin importarle cómo reaccionasen— ¡No tenías que hacerlo!

—No iba a dejar que volvieras a desmayarte al intentar explicárselo—la voz de Hee Chul era en apariencia fría y cruel, pero ella podía leer en cada palabra el dolor y la preocupación de su hermano—. No quiero que tenga que volver a llamarme para decirme que te lleva a urgencias porque te has desmayado. Y dudo mucho que tú quieras que él pase de nuevo por algo así.

—Me dijo que te trajese a casa, te ha atendido un médico de la familia.—explicó Yong Guk, ignorando cuál era el problema principal de la conversación.

—Yong Guk…

—Voy a dejaros solos. Intenta no agotarla.—durante un instante creyó ver que ambos chicos se dirigían una mirada cómplice, pero se le antojó tan extraño que lo olvidó al segundo siguiente. La situación a la cual tenía que enfrentarse era lo suficiente dolorosa como para no poder pensar en otra cosa.

—Entonces… ¿te marchas?

—…Sí.

—¿Es muy estúpido si pregunto si no hay otra solución?

—No es estúpido. Me gustaría no tener que irme. En realidad, podría no hacerlo. Pero sería la decisión cobarde. Aunque te quiera, tengo que seguir con mi vida. Y tú también.

—¿Pero por qué no mantenemos una relación a distancia?

—Porque nos distraería, y ambos necesitamos estar de lleno en nuestros planes de futuro. Tú, como futuro artista, no puedes permitirte ninguna distracción. Yong Guk, te lo habrán advertido ya pero… el mundo de la música es muy duro. No puedes tener ni una distracción. Y yo… muchos puestos de trabajo dependen de mi familia. No es sólo por el dinero, o porque me haya preparado toda la vida para esto. Es mi responsabilidad, pero si sé que me esperas, no lo daré todo. Y mi error lo pagarían otras personas—Yong Guk no lloraba, pero tenía los ojos brillantes. Sin embargo, notaba que la sábana se estaba empapando. Entonces, el chico levantó el brazo y le rozó una mejilla con los dedos. Se dio cuenta de que era ella quien lloraba—. Ahora que he conseguido que me mires, te pido que nos alejemos, ¿no es irónico?

— Siento haber sido tan lento.

— Es una suerte, eso hará la despedida menos dolorosa. Pero Yong Guk, no te olvidaré. Y desde donde esté, te veré triunfar.

— Y yo a ti, por supuesto.

Esos días, el trajín fue impresionante. Todo se movió mucho más deprisa incluso de lo que Ha Neul había supuesto. Aunque su hermano se encargaba del papeleo para el viaje, ella tenía que empezar a organizar los papeles pues nada más llegar comenzarían a moverse y ésta vez, lo haría sola. A causa de todo el trabajo, y de los ensayos intensivos de Yong Guk, a duras penas tenían tiempo de verse por la noche. A veces quedaban en la cancha, y él le enseñaba a encestar. Otras, se sentaban abrazados y observaban las estrellas que la polución les permitía ver. Cuando iban a casa de Yong Guk, se encerraban en su cuarto a besarse. Él siempre era el sinónimo de la amabilidad cuando la tocaba, y sabía cómo hacerla estremecer con sólo una mirada.

Tener que decirle a Rome que se iba se le hizo muy difícil. Quedó con el chico en su casa y él la invitó como siempre, a pasar a su cuarto. Se sentó en una punta de la cama, observando por enésima vez la habitación donde tantas veces el chico la había escuchado y consolado. Apretó las manos con fuerza. Rome había sido su primer amigo, y sabía que le iba a necesitar allá donde fuera. Había estado tan ocupada que inconscientemente, había atrasado el momento de tener que contárselo.

— ¿Te has peleado con Yong Guk? Estás pálida…—musitó el chico. Ella le dedicó una débil sonrisa. Era tan amable…

—No… todo va perfecto. No podemos vernos mucho, pero cuando lo hacemos él siempre es un encanto. No es eso, Rome…

—¿Entonces? Sabes que eres muy mala para ocultarme algo. Desde que te conocí puedo leerte como un libro abierto.

—Lo sé… y me encanta que puedas hacerlo, porque así siempre tienes las palabras que necesito y sabes cómo aconsejarme. Hasta ahora, el único amigo que había tenido había sido mi hermano. No sabes cuán importante eres para mí, Rome.

—Increíble, Ha Neul… me estás asustando, ¿por qué me dices esto?—el chico se había sentado a su lado, cogiéndole una de las manos e impidiendo que siguiera estrujándoselas. Ha Neul notó un nudo en el estómago al mirarlo a los ojos.

—Rome, me voy a ir a vivir fuera… al extranjero. Y no sé cuándo volveré.

—Có… ¿cómo?

—Es por trabajo. Un gran proyecto. Comenzaré con mi propia empresa en el exterior. Pero será un camino largo, tedioso y duro… y no sé cuándo podré volver. Es posible que tarde años en tener un descanso de verdad. Te voy a echar tanto de menos…—Rome no preguntó nada más. Ni si Yong Guk lo sabía, ni si se enfadó por dejarlos de esa manera. Lo único que hizo fue rodearla con sus fuertes brazos y abrazarla con cariño. Ha Neul apoyó el rostro en el hueco de su cuello, devolviéndole el abrazo. Se echó a llorar casi sin percatarse, pensando en cuánto iba a necesitar su olor y esos brazos, en cuánto echaría en falta tenerle cuando se sintiera mal o perdida. Se había dado cuenta que siempre había estado recibiendo mucho por parte de Rome, y ella nunca había sido capaz de entregarle nada.

Conocer a Yong Guk le había traído muchísimas cosas buenas, entre ellas haber conocido a una gran persona como Rome.
De repente, el día de su partida llegó. Fue tan repentino, que cuando se despertó aquella mañana se quedó un buen rato mirando el techo de su cuarto, incapaz de creérselo. Cerró y abrió los ojos repetidas veces para contener las lágrimas. Ya había llorado suficiente el día anterior en brazos de Yong Guk. Se había prometido que se despediría de él con una sonrisa. Cuando logró calmarse, se levantó como si todo el cuerpo le pesara una barbaridad. Cada acción le exigía un esfuerzo titánico, y a pesar de todo se ducho, se vistió y bajó a desayunar con una calma aparente. Hee Chul la esperaba en el comedor, sentado a la mesa frente a un plato de comida, y al verla le tendió unos papeles.

—Estas son las primeras partituras que escribí cuando era joven—comenzó a explicarle, de repente—. Nunca se las enseñé a nadie. Dejar de tocar el piano fue una de las decisiones más dolorosas que he tomado nunca. No estoy diciendo que fuera equivocada, sólo que me dolió. El camino más duro suele ser el acertado. Ha Neul… estoy muy orgulloso de ti, ¿vale? Has cambiado, y has madurado. Eres una buena chica, siempre lo has sido, pero desconocías el mundo. Has crecido mucho gracias a ese chico… Ahora ya eres un pájaro libre, Ha Neul. Esta decisión la has tomado tú. No ha sido nadie más… por última vez, ¿estás preparada para alejarte de él?

—No, claro que no lo estoy—a medida que había escuchado a su hermano hablar, la pelea contra las lágrimas había sido más dura y encarnizada. Pero a la hora de responder, se sintió más fuerte que nunca y no hubo un ápice de dolor o duda en su voz—. Pero es lo que tengo que hacer. No quiero arrepentirme nunca de haber escogido la vía fácil, ni de arrastrar a Yong Guk conmigo.

—Estoy muy orgulloso, hermanita. Muy orgulloso—sonrió el chico con sinceridad. Ha Neul sabía que era la única persona en el mundo que podía verle sonreír así—. Te regalo mis partituras. Quizá algún día toque de nuevo. Me encantaría que le pusieras letra y voz cuando eso suceda.

—Claro que sí. Algún día lo haré.

Antes de media mañana ya estaban en el aeropuerto. En realidad su familia tenía un avión privado, el mismo con el que ya habían llevado todas sus pertenencias a su nuevo hogar, sin embargo Ha Neul le había propuesto a su hermano viajar en un avión normal. Igual que viajar en metro, era una experiencia que quería vivir.

Yong Guk la esperaba allí. A pesar del gentío, no le costó distinguirle. Se acercó a él despacio. Yong Guk la observó de arriba abajo y a ella le gustó la sensación. Caminó segura sobre sus zapatos de aguja y cuando llegó hasta donde estaba él, se sacó las gafas de sol.

— Estoy guapa, ¿verdad? Es el look de viaje.

— Esos occidentales europeos se van a enamorar de ti enseguida. Ya tengo envidia…—suspiró el chico, poniendo los ojos en blanco. Ella le agarró del brazo y caminaron al interior del lugar. Ha Neul sabía que el chico no tenía permitida mucha libertad, y que sin embargo se las había ingeniado para estar allí y despedirla.

— Recuerda lo que te dije ayer, Yong Guk. Recuérdalo, porque no he cambiado de idea ni lo haré.

— Lo sé. Y me encanta.—Ha Neul sonrió al escuchar su voz divertida. Mientras caminaban, cogidos del brazo, daba la sensación de que no existía ningún problema en el mundo y que ellos no estaban a punto de separar sus vidas.

No obstante, llegaron al punto donde sólo Hee Chul y Ha Neul podían seguir avanzando. Su hermano, quien había permanecido al margen, se acercó a ellos entonces.

—Yong Guk… mira, sólo lo diré una vez porque te aseguro que no suelo hacer estas cosas, ¿vale? Pero… —ante la sorprendida mirada de la pareja, el chico le dedicó una reverencia— Gracias por cuidar de mi hermana.

—¡Hermano!—musitó ella, sorprendida. El chico ya se había puesto recto de nuevo, con las mejillas teñidas de un ligero tono rojo.

—Yo voy tirando ya, ¡pero no tardes! El avión no tardará mucho en despegar. Por cierto Yong Guk, es una lástima que al final no haya podido tocar con Yang Seung Ho… espero poder hacerlo la próxima vez.—Ha Neul asintió con la cabeza, todavía incapaz de creerse lo que acababa de ver, mientras Yong Guk se sostenía de ella de la impresión.

—¿Pero por qué no tenía una cámara de vídeo a mano? Yong Guk, te aseguro que en la vida se va a repetir lo que acabamos de ver.

—Te creo.—silbó el muchacho.

Tras estas palabras, se quedaron en silencio. Todo lo que tenían que decirse, ya se lo habían dicho. Mirarse a los ojos, cogerse de las manos, respirar el uno la esencia del otro… todo eso ya lo estaban haciendo.

Sólo quedaba la peor parte.

La despedida.

—Me tengo que ir…

—Te tienes que ir…

—Yong Guk, tienes que mantenerte saludable y fuerte. Y tienes que triunfar.

—Tú también, Ha Neul. No bajes la cabeza nunca, vive muchas experiencias nuevas y conviértete en una mujer de negocios formidable.

—También cuida de Rome. Es el mejor amigo que puedes tener.—el chico ya le había dicho que no iría a verla al aeropuerto. Que sabía que ése era el momento de despedirse de Yong Guk, y que no le gustaban las despedidas porque al fin y al cabo, volverían a verse, así que no hacía falta decirse adiós.

—Lo sé pero… ¿de verdad tenías que mencionarlo ahora?

Ha Neul cerró los ojos como respuesta. Apretó fuerte las manos de Yong Guk cuando el chico inclinó la cabeza y juntó sus labios. Esa lengua que ya conocía tan bien, esos labios que apresaban los suyos. El sabor de la persona que quería. Se besaron con suavidad, pero deseo. Se besaron hasta estar a punto de perder el conocimiento y cuando se separaron, se sonrieron.

—Si vuelvo a ver al ladrón que me robó, le daré las gracias porque fue por él que te conocí.

—Mira que eres rara—rió él—. Te echaré de menos.

— Ni se te ocurra. Intenta no pensar en mí y céntrate en lo que debes—a pesar de lo que acababa de decirle, sabía que eso era imposible—. Te quiero, canalla roba corazones.

—Y yo a ti, Kim Ha Neul.
Epílogo: 1004

“Eres como un ángel que me dejó y fue a algún lugar. Te necesito.”

Ha Neul descansaba sobre el pecho de Yong Guk. Habían ido a pasear por el río de noche, y al final habían acabado tumbados mirando, como tantas otras veces, el cielo. No se decían nada, sólo compartían su presencia. La chica se puso a jugar con sus dedos, hasta que de repente puso un anillo en su dedo meñique.

—Éste es el dedo de las promesas. Por eso, guarda este anillo y escucha mi promesa, Yong Guk. He estado pensando mucho en ello, ¿vale? Y hasta a mí me suena peliculero y fantasioso lo que voy a decirte, pero es como me siento y no puedo callarlo. Aunque ahora me marcho, sé que volveré. Y cuando haya triunfado, y tú seas un rapero famoso, te contrataré y haré que lances el mejor disco del mercado. Si hace falta, crearé una compañía discográfica sólo para ti. Sé que serás el mejor, y por eso me veré obligada a convertirte en mi artista. Seré tu ángel artístico de la guarda. Por eso… puedes salir con otras chicas. Puedes incluso enamorarte. Pero quiero que sepas que volveré a por ti, y que si sigues llevándolo puesto, me lanzaré a tus brazos y te besaré hasta partirte la boca.

—No te recordaba yo tan apasionada.—dijo él, abrazándola con más fuerza. No comentó nada de todo lo que la chica le había dicho, ese gesto fue toda la respuesta que necesitaba.

—Sólo lo soy si se trata de ti, no te preocupes.

—Ah, supongo que cuando lance ese disco, cantarás conmigo alguna canción.

—Mm… me lo pensaré… De momento, bésame. Tenemos que aprovechar nuestra última noche ju…—no la dejó acabar de hablar. Encargándose de acomodarla mejor entre sus brazos, Yong Guk la besó con pasión. Ha Neul notó el sabor de sus propias lágrimas mezclado con el beso, sin embargo no se detuvieron. Fueron muchos besos, largos y lentos, suaves y feroces. Fueron explosiones de amor y tristeza. Fueron el recuerdo que guardaría en su mente y que no pensaba olvidar jamás.

FIN

2 respuestas a Look at me, capítulo final

  1. Cris dijo:

    muy bonito final, gracias por escribirlo y subirlo c:

  2. Danery dijo:

    Kiero llorar
    Porque escriben algo tan lindo y triste a la ves, justo cuando estoy mas censible que nunca?

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.