Autores invitados @Jeannelok
“Sí, soy un héroe. Soy diferente a ti, sígueme. Incluso si quieres estar en mi contra, no me puedes bloquear.”
Las calles principales de la ciudad estaban llenas de ruido. Algo normal, ya que era pleno día. Pero allí, donde Yong Guk se reunía con sus amigos, imperaba la tranquilidad. Estaban en una cancha jugando al baloncesto, él disfrutando de su día de descanso, cuando escucharon los gritos. Era una chica corriendo tras de alguien y acusándolo de haberle robado el bolso. Detuvieron el juego, curiosos, pero él fue el único en reaccionar. Salió corriendo fuera de la cancha. Sus piernas eran mucho más largas que las de esa muchacha, y su resistencia física sin duda alguna, mayor que la suya, así que a pesar de la lejanía no le costó demasiado alcanzarla. No fue difícil distinguir al ladrón frente a él e imprimió fuerza a su carrera hasta alcanzarlo. Lo agarró por el cuello de la camisa y lo inmovilizó en el suelo. El tipo no dejaba de moverse y maldecir. Yong Guk recuperó el bolso y se lo tendió a la chica cuando llegó, sin aliento y jadeando.
—Tú… le… levántalo—no fue una petición, más bien sonó a una orden. De todos modos lo hizo. Obligó al ladrón a ponerse de pie—.Tú… te has metido… ¡con la persona equivocada!—gritó, alzando el bolso y descargándolo con toda su fuerza sobre el ladrón, quien de no haber estado sujeto por él habría caído al suelo. Pero no se contentó con eso, sino que lo golpeó de nuevo varias veces, hasta que acabó otra vez jadeando— Ya… ya está—abrió el bolso, sacando de él un puñado de dinero— ¿Es esto lo que querías?—se lo lanzó a la cara—. Ten, bastardo. Y acuérdate de mi cara porque la próxima vez te denunciaré y te aseguro que no saldrás con facilidad de la cárcel. Tú, puedes soltarlo. —sorprendido, Yong Guk abrió la mano y el ladrón, sin olvidarse los billetes, se marchó asustado de allí.
La muchacha se dio la vuelta, dispuesta a irse. Yong Guk frunció el ceño.
— ¿Y te vas sin más?—al escucharlo, ella se volvió y pareció reparar por primera vez en él. Aunque le había estado dando órdenes sin parar.
—Venga, tienes razón. Debí imaginarlo. — le echó una mirada de arriba abajo, estudiándolo con gesto asqueado—. Mira, ahora no tengo tiempo pero… —sacó el monedero mirándolo con desconfianza y le tendió una tarjeta—Ven mañana a este lugar. A la hora que quieras… ¿Cómo te llamas?
—Yong Guk. Bang Yong Guk.
—De acuerdo. —y sin añadir nada más, se dio de nuevo media vuelta y se marchó con un andar femenino, nada que ver con lo bruta que era corriendo. Yong Guk reparó entonces en los zapatos de tacón que llevaba y le aplaudió en silencio por correr con ellos.
Yong Guk trabajaba en un taller de coches. Lo que sabía, lo había aprendido con sus amigos en la calle, o allí. Le gustaba. Aunque fuera un trabajo cansado, le gustaba el rugido de los motores y el olor a aceite y gasolina. A veces se entretenía tanto en solucionar el problema que tuviera el vehículo que no se percataba ni de la hora.
Pero ese día tenía algo que hacer. Cierta muchacha, Kim Ha Neul ponía en la tarjeta, le debía algo por haberla ayudado, y él iba a ir a buscarlo. Por eso a media mañana, antes de la hora de comer, pidió unas horas libres para «resolver unos asuntos». Como suponía, no le pusieron objeciones.
Lo que desde luego no se esperaba cuando encontró el lugar que marcaba la dirección, era verse frente a una mansión de lujo. La presidía un jardín impresionante con esculturas y una casa con… ¿qué debía tener, 50 o 100 habitaciones? En toda su vida nunca había estado cerca de un sitio así, y supuso que no le dejarían ni entrar. Esa muchacha debía haberse burlado de él. Se quedó ante la verja de entrada, preguntándose qué hacer. Ella le debía algo, pero…
— ¿Qué haces aquí?—un hombre trajeado apareció de la nada. Era fácil adivinar que se trataba de un guarda.
—Vengo a ver a… Kim Ha Neul.—dijo, inseguro. Si no era una broma, y se trataba de una trabajadora cualquiera, sería difícil que la conociera porque allí debía haber muchísimos empleados.
— ¿Y qué tendría la señorita Ha Neul que ver contigo? Por favor, márchate de aquí por las buenas. Éste no es un lugar donde cualquiera tenga acceso.— a Yong Guk no le gustó para nada el tono pedante que utilizó ese tipo.
—Pero Kim Ha Neul me dijo que viniera aquí. Me debe algo.
—Ah…—la actitud del hombre cambió un poco al escucharlo, como recordando algo—Ya sé quién eres. Pero no hay razón para que te encuentres con la señorita. Nos ha dejado el encargo, no te preocupes. Sígueme—el joven lo miró confuso, ¿qué narices…?
Caminaron por el jardín, más amplio incluso de lo que se había pensado, hasta llegar a la mansión, la cual parecía brillar. El hombre le pidió… más bien le exigió que le esperase allí. Yong Guk se quedó de pie, confundido. No entendía por qué tenía que aguantar todo eso sólo para que la chica le diera lo que le debía. Qué manera de complicarse la vida.
Estuvo allí varios minutos hasta que la puerta se abrió de nuevo. Se restregó la palma de las manos por el pantalón, nervioso. Al menos no había acudido hasta allí con el mono de trabajo, sino con unos tejanos y una camiseta. A pesar de todo, se daba cuenta de que desentonaba bastante con el ambiente, y se preguntó por enésima vez qué hacía en ese lugar.
—Ten, lo tuyo—el hombre le tendió un sobre color arena. Lo cogió con curiosidad. Era bastante gordo y pesaba—. Supongo que esta cantidad será suficiente.
— ¿Qué… es esto?
— ¿Eres tonto? Dinero, lo que venías a buscar, ¿no? ¿Qué pasa, quieres más? ¿Sólo por detener a un ladronzuelo cualquiera?—Yong Guk cerró el sobre, suspiró y lo tendió en dirección al guarda.
—Quiero hablar con Kim Ha Neul.
—Mira chaval…
— Quiero. Hablar. Con. Kim. Ha. Neul. —remarcó cada una de las palabras de la oración, frunciendo el ceño. Era difícil molestarle, pero ese tipo estaba a punto de conseguirlo. Y tenía que irse de nuevo a trabajar.
—Tú te lo has buscado—cuando quiso darse cuenta, se encontraba en el suelo y con una dolorosa rodilla clavándose en su espalda. Pero no estaba seguro de si le dolía más eso o el brazo que le estaban retorciendo—. Te doy otra oportunidad, te llevas el dinero y te largas de aquí sin hacer más ruido.
— ¿Se puede saber qué sucede aquí?—escuchó una voz de hombre, potente y autoritaria. De repente dejó de sentir la presión sobre la espalda y el dolor del brazo, y se enderezó poco a poco. Cuando al fin pudo ver a quien había hablado, se encontró con un joven algo y delgado trajeado. Tenía el cabello peinado a la perfección de color oscuro, igual que sus ojos, observadores e inteligentes. Desde el primer momento en que sus miradas se encontraron, sintió que había algo especial y diferente en ese chico de las personas que había conocido hasta entonces. Tenía una fuerza que nunca antes se había encontrado, y se sintió pequeño, inferior. No le gustaba esa sensación, y a la vez tenía ganas de conocer a ese desconocido que en unos segundos le hacía sentir tantas cosas diferentes.
—Señor Hee Chul—dijo el guarda después de dedicarle una reverencia al recién llegado—, este chico es el que ayudó a la señorita, pero no le era suficiente con el dinero recibido por eso…
— ¡Eso no es cierto!—reaccionó entonces, molesto. Ese tipo no sabía nada de él pero seguía creando ideas falsas sobre su persona— ¡No es por eso que no lo he aceptado!—al sentir de nuevo la presión de la mirada del desconocido sobre sus hombros, perdió la fuerza y se avergonzó. No obstante, no parecía molesto, sólo estaba examinándolo y cuando pareció darse por satisfecho, suspiró y sonrió.
—Está bien. Este chico no ha hecho nada malo, así que no entiendo que hayas usado contra él la fuerza bruta. Vete de aquí, que ya hablaremos—fue duro y tajante, y a pesar de todo Yong Guk lo sintió por el guarda. Cuando éste se marchó, el desconocido se volvió hacia él—. Perdona lo que ha sucedido, eh…
—Yong Guk.
—Perdona Yong Guk. Mi nombre es Hee Chul, Kim Hee Chul. Soy el hermano mayor de Ha Neul… ¿quieres pasar a tomar algo?
—No, gracias, yo sólo venía a por lo que ella me prometió, pero creo que no estábamos pensando en lo mismo.
—Creo que te entiendo. Bien, dame una dirección donde encontrarte, porque esto no quedará así. Otra cosa no sé, pero en mi familia desde luego no dejamos las cosas a medias. Si el dinero no era lo que tú buscabas, ¿no será tarea de mi hermanita descubrir qué es?—sonrió. Tenía una bonita sonrisa, sincera y amable. Kim Hee Chul parecía ser el tipo de persona que sólo sonreía cuando quería hacerlo de verdad, de esos que la falsedad no le salía. Yong Guk sólo recordaba gente así en los libros.
Sin ser capaz de llevarle la contraria, le dio la dirección del taller pues era donde pasaba la mayor parte de su tiempo. Se despidieron y él regresó al trabajo, sintiendo que la experiencia de esa tarde había sido sin lugar a dudas, muy extraña.
Capítulo 01: Crash
«Ese inolvidable primer sentimiento que sentí hacia ella ha capturado mi corazón como un tonto.»
En realidad pensó que le tomaba el pelo, por eso, cuando a la mañana siguiente una chica de media melena negra, gafas de sol más grandes que su cara y actitud de superioridad se presentó en el taller, se sorprendió. Reparó entonces en que Ha Neul se parecía a su hermano. El color de cabello, la forma de los ojos y la cara eran muy parecidos, sin embargo la chica carecía de la fuerza de su hermano. No ejercía ningún tipo de sensación semejante a la que había sentido el día anterior en él, sin embargo era cierto que la mujer sabía cómo moverse y qué decir para que a su alrededor, la mirasen y obedecieran.
Una niña de casa bien, desde luego. Había preguntado a sus hermanos (su hermana y su gemelo) si les sonaban de algo esos dos, Hee Chul y Ha Neul, y éstos le habían contado que eran los hijos de los dueños de una gran cadena de hoteles alrededor de Seúl y otro tipo de negocios en el exterior. Comprendió entonces todo, desde su mansión, hasta esa actitud despectiva de la chica respecto al mundo.
Ha Neul no era muy alta, sin embargo, lo parecía subida a esos tacones y con esos pantalones largos y sin ninguna arruga. Cada poro de su piel gritaba que no encajaba en el ambiente del taller, como si brillase con una luz diferente.
Malcriada, creída, altiva… de momento, podía ver todo eso en ella. No le gustaba juzgar a la gente sólo por su apariencia, pero Ha Neul parecía gritarlo cada segundo. Y cuando entró por la puerta del taller, esa idea no hizo más que reafirmarse. Se acercó a la chica antes de dejarle que fuera a preguntar por él a nadie.
— ¡Jefe, salgo un momento!—gritó por encima del sonido de las herramientas de sus compañeros. Vio una mano agitarse desde debajo de un coche, dándole permiso—Ven, sígueme por favor.— le pidió, y la guió a través de una puerta que daba a un callejón entre el taller y el edificio de al lado. Olía a humedad y supuso que no le gustaría, pero era un lugar tranquilo para hablar.
—No entiendo por qué mi hermano me hizo venir a verte. Es tu problema si no querías el dinero, pero… pero hay algo que quieres a cambio de haberme ayudado. Y no me quedo tranquila dejando las cosas sin solucionar. —al menos tenía un sentido de lo correcto que a Yong Guk le gustaba mucho. Sonrió contento y se percató de que ella se cohibía ante esa muestra de afecto por parte de un desconocido.
—Bien, pues… ¿sabes qué es lo que quiero?—ella movió los ojos, nerviosa, y él no pudo evitar sonreír más—Me lo imaginada… creí que quizá tu hermano…
—Mi hermano sólo me dijo que viniera a hablar contigo…—tenía una voz bonita. Era suave y sabía modularla… también sabía cómo usarla para meter gritos, recordó.
—No quiero decírtelo, sería mejor que lo descubrieras por ti misma. —Ha Neul abrió los ojos, sorprendida y molesta por sus palabras. Estaba claro que se creía que sería ir y que le dijera lo que quería al instante. Pero no tendría sentido si no podía descubrirlo por sí misma.
—Mira chaval, quizá tú puedes permitirte hacer el capullo, pero yo no tengo tiempo que perder en ti. Si no quieres colaborar, tampoco voy a matarme por satisfacerte.
—Algo me dice que tu hermano te hará venir hasta que saldes tu cuenta.
—Maldito… ¡¿qué sabrás tú sobre Hee Chul?!
—Nada en realidad… Venga, espérame aquí, ¿vamos a comer juntos?
—Estás de broma.—Yong Guk creyó que era muy gracioso que a medida que la conversación avanzaba, ella perdía esas maneras y voz educadas. Era una chica muy divertida. Y guapa, como su hermano.
—No, no lo estoy. Te espero en la entrada del taller a las doce, y gracias por tomarte las molestias de venir hasta aquí.—sonrió de nuevo, antes de regresar al trabajo, imaginándose la cara de desconcierto que pondría ella a sus espaldas.
Cuando salió del trabajo, ella estaba allí. Dudaba que de verdad lo esperase, pero también sabía que de no hacerlo, Hee Chul la enviaría de regreso. Además, dijera lo que dijese seguro que tenía al menos curiosidad por saber qué quería de ella. Tras sacarse el mono de trabajo y lavarse la cara y las manos, salió a su encuentro. Se preguntó entonces qué habría pensado al verlo antes lleno de aceite y manchas por la cara. Seguro que Ha Neul en la vida se había visto en la situación de ensuciarse tanto, y sería gracioso ver cómo reaccionaba ante ese tipo de situaciones.
—Perdona si te he hecho esperar. Espero que no tengas mucha prisa.
—Tengo miles de cosas que hacer—gruñó ella. Estaba muy enfadada—. Que sepas que no suelo posponerlas por cualquiera. Venga, vamos a comer.
—¿Me dejas escoger el lugar?
—…—pareció desconfiar— ¿Lo que quieres de mí es que te invite a comer? Eso no tiene sentido, ¿o acaso querías una cita? ¡¿Es eso?!
—No, no—rió Yong Guk—. Sólo quiero comer contigo para que tengas oportunidad de darte cuenta de qué es lo que quiero… y tranquila, no tienes que invitarme, puedo pagarme mi propia comida.
—Ni se te ocurrirá pedirme que me acueste contigo o…
—¡Por supuesto que no!—exclamó, alarmado. No se le había pasado algo así por la cabeza en ningún momento, ¿qué tenía esa recatada chica en la cabeza para ir por ahí pensando en ese tipo de cosas?
—Uf… ¡vale, vamos a comer! ¿Dónde quieres ir?—Yong Guk la guió entonces hasta un pequeño local donde él siempre comía. Era un lugar sencillo y tranquilo, impregnado por el olor de la comida recién hecha. Ha Neul parecía del todo fuera de lugar. Se sentaron en una mesa del interior y la dueña no tardó en llegar para anotar lo que querían. Él encargó el menú especial del día, y la muchacha tras pensarlo un rato pidió lo mismo, insegura de lo que iban a traerle.
—Puedes relajarte—le dijo. Se estiró por encima de la mesa y le apretó los hombros, masajeándoselos un poco. Lo único que consiguió fue que se pusiera todavía más tensa—. Venga, no voy a comerte, ni yo ni nadie de por aquí. Sólo quería ir a comer contigo porque te veo muy tensa y te mereces relajarte un poco. Algo así como cuando pegaste al ladrón. Seguro que te quedaste a gusto.
— ¿Quieres que te pegue a ti también?—Yong Guk se echó a reír, divertido. No sabía si era muy irónica o muy inocente.
—Preferiría que no lo hicieras. Por lo que vi, eres buena golpeando.
—No lo sabes tú bien. De pequeña practiqué diversos estilos de lucha y defensa personal pero…—calló, avergonzada al darse cuenta de que le estaba hablando de sí misma.
— ¿Pero?
—No quiero decírtelo.
—Si me lo dices, te cuento algo de mí.
— ¿Por qué querría saber nada de ti?
—No quieres, pero te mueres por hablar de ti misma con alguien, y que te escuchen. Estoy seguro.
— ¿Qué vas a saber tú, que no me conoces de nada?
—Porque me lo has comenzado a contar. Y no, no te conozco, por eso aún tengo más ganas de descubrir cosas de ti—Ha Neul abrió la boca hasta desencajarla y sus mejillas comenzaron a volverse rojas. Yong Guk se daba cuenta de que quizá se estaba pasando con ella. Él, que tampoco era el alma de la fiesta y solía mostrarse tímido con los desconocidos, actuaba de esa manera con Ha Neul—. Lo siento, no suelo ser así, es sólo que…—que le daba la sensación de que se sentía sola, ¿por qué si no habría aceptado ir a comer con él con tanta facilidad? Él estaba dispuesto a argumentar un poco más. Esa chica era como un libro abierto. Un libro que quería ver el exterior y salir de su perfecta vida. Su hermano Hee Chul lo sabía, y por eso la había lanzado a sus brazos. Yong Guk no era tonto. Se había dado cuenta de lo que pasaba. A Hee Chul no le interesaba que ella le pagase lo que quisiera por haberla ayudado, ¡todo lo contrario! Yong Guk era alguien diferente a su mundo, que había interrumpido en su vida preparado para desbaratarla, y Hee Chul quería que lo hiciera. Ese tipo era endiabladamente inteligente y astuto— Me gustaría hablar con tu hermano.
—Cómo… ¿qué?
—Me gustaría hablar con tu hermano, con Kim Hee Chul, ¿podrías darme su número de teléfono?
— ¿Por qué debería hacer eso?—inquirió. La dueña les trajo la comida y dejó un par de humeantes boles llenos de comida frente a sus ojos. Yong Guk saboreó el olor que llegaba hasta su nariz.
—Porque estoy seguro de que él quiere hablar conmigo también.—Ha Neul estaba cada vez más desconcertada. Sin embargo, sacó su teléfono móvil y marcó. A pesar de la fachada que intentaba mostrar todo el rato, era bastante confiada. Habló con su hermano al otro lado, y le tendió el aparato, sorprendida de que sí, Hee Chul aceptase la llamada.
—Al habla Kim Hee Chul, ¿querías hablar conmigo?
—Creo que sabes por qué.
—Mi hermanita no ha descubierto lo que quieres aún, ¿verdad?
—No, pero yo sí lo que tú pretendes.
—Vaya… eres un chico listo. Nada más verte, me hiciste pensar en todas esas películas de romances veraniegos entre ricos y pobres. Ah, pero tranquilo, no quiero que tengas una historia de película con ella. Sólo quiero que… que vea un poco más allá de lo que hay aquí. Pareces un buen chico, y quiero que aprenda a divertirse.
— ¿Por qué confías en mí?
—Te lo he dicho, pareces un buen chico. Además, no confío en ti. No soy tan inconsciente como para no haberte investigado tras lo de ayer. No iba a dejar a mi hermana en manos de un cualquiera. Ni se te ocurra hacer que se enamore de ti. Ambos sabemos que sólo la harías sufrir.
—No es mi intención que eso suceda. No… no puede suceder. Y dudo que llegue a pasar.—estaba seguro, ¿por qué iba ella a enamorarse de un tipo como él?
—Te debo una. Gracias por ayudarme con este pajarillo—Hee Chul quería mucho a su hermana, se notaba a leguas. Era capaz de dejarla en las manos de un chico de barrio cualquiera (¡qué irónico sonaba!) para que no viviera toda su vida como una marioneta—. Espero verte pronto. —y colgó el teléfono. Yong Guk se lo devolvió a Ha Neul, barajando en su cabeza todo lo que habían hablado. Lo único que no le gustaba era que hubiera investigado sobre su vida… No quería pensar en según qué cosas.
— ¿Qué has hablado con mi hermano?
—Cosas de hombres…
— ¡Odio esa frase!
—Vale, lo siento… tranquila, sólo hemos hablado cosas buenas y bonitas de ti. Y ahora, vamos a comer antes de que esto se enfríe. Además, tengo que volver al trabajo.—dijo, separando los palillos y poniéndose a devorar lo que tenía frente a él. Ha Neul lo imitó, insegura.
— ¿Es duro tu trabajo?
—Sí, bastante—dijo, levantando los ojos del plato—. Pero me encanta, ¿tú trabajas?—ella se encogió de hombros.
—Sí y no. No es un trabajo con todas las de la ley, supongo, pero me ocupo del papeleo y voy de aquí allá comprobando que todo esté correcto. Me reúno con clientes, pero nunca los más importantes. Aprendo lo que me es necesario para el día que deba ponerme al mando junto a mi hermano de nuestra compañía.—sin darse cuenta, hablaba de sí misma. Se preguntó si tendría amigos a los que contarles sus problemas, o se pasaba el día a solas y por eso tenía tanta facilidad para soltarse incluso sin querer hacerlo.
Comenzó a comer, y pronto la inseguridad que había sentido desapareció de su rostro para mostrar incredulidad.
—Está buena la comida, ¿eh?—Ha Neul se sorprendió y se sonrojó de nuevo. Asintió con la cabeza, como si le avergonzara darle la razón— Aún no me has contado por qué dejaste el aprendizaje de lucha y defensa personal.
—Porque era demasiado bruta, y al final tanto me hacía daño yo como a mi compañero. Se quejaban de… de mí. Intentaba controlarme pero…—suspiró— No podía.
—Pareces delicada, pero pegas bien. Déjame verte las manos—antes de dejarle decir nada, le agarró una por encima de la mesa—. Son muy bonitas. La verdad es que viéndote, cualquiera diría que te va más… no sé, el arreglo floral.
—Ya, ya sé—retiró la mano enseguida, molesta—. Las chicas deben dedicarse a cosas de chicas.
—No. He dicho que viéndote, parece que eso te vaya más. Pero no me has dejado acabar. Si tienes tanta fuerza y energía dentro, deberías sacarla, sin importar lo que otros digan. No importa que seas chico o chica para hacer lo que te gusta.
—Ojalá mis padres pensaran así.—sonrió.
—¡Eh, has sonreído, es la primera vez!—exclamó Yong Guk, riéndose a su vez. Al escucharlo Ha Neul volvió a ponerse seria y le sacó la lengua, comenzando a comer de nuevo. Se quedaron ya en silencio, disfrutando de la comida. Era agradable ver cómo ella cada vez se relajaba más, sus hombros dejaban de estar tensos y su rostro se volvía más tranquilo. Había visto en televisión y leído en novelas lo agotadora que podía ser la vida de los ricos aunque pareciera genial de cara afuera. Las reglas e imposiciones. Y aunque creyó que era todo una exageración, la verdad es que Ha Neul recogía todos esos ideales en sí misma.
Se dio cuenta de que podría haberse negado a lo que Kim Hee Chul le pedía. No tenía por qué ayudar a esos dos hermanos. No tenía por qué preocuparse por ese «pajarillo» encerrado en su jaula de oro y sus magníficos jardines. Pero quería hacerlo. Porque Ha Neul le daba mucha pena, y no podía evitar ayudar a quien lo necesitaba.
Cuando acabaron de comer, cada uno pagó su parte. Ha Neul le recriminó que hasta ahora en las citas que había tenido, el chico no le había dejado ni acercarse a la barra. Él le recordó que eso no era ninguna cita, y que habían ido a comer juntos porque ella le debía algo.
— ¿Aún no sabes qué es?—Ha Neul negó con la cabeza. Tuvo que arreglarse algunos mechones oscuros que se habían enganchado en sus labios pintados— Bien… tengo una idea. Vamos a hacer un trato.
— ¿Un trato?
—Te voy a decir qué quiero. Pero a cambio, volveremos a quedar.
— ¿No te habrás enamorado de mí?—preguntó, alarmada. Se sentía mucho más cómoda y relajada ahora, capaz de hacer ese tipo de bromas. Ahora estaba siendo del todo irónica— Lo siento, no eres para nada mi tipo…—le miró de arriba abajo con desdén, como evaluándolo. Se quedó mirando un rato de más su cabello teñido de rubio—Rarito…
— ¡Oye! Que me queda muy bien. Me lo hizo mi hermana—se pasó la mano por la cabeza, frunciendo el ceño—. Y no, no me he enamorado de ti. Pero me pareces divert… me has caído bien. Y estos días estoy un poco aburrido. Venga, es un buen trato, te he llevado a un buen sitio a comer. Sé que también te caigo bien.
—Quizá un… poco.
—Me gusta que seas tan sincera—sonrió. Se sentía cómodo hablando con ella. Al principio creyó que sería difícil, porque eran del todo distintos… pero se había equivocado—, entonces, ¿trato hecho?
—Está bien… está bien. Dime qué es lo que quieres a cambio de haberme ayudado con el ladrón—Yong Guk sonrió y acercó el rostro al de ella. Se preguntó a sí mismo en qué momento había aprendido a ser tan cercano y poco vergonzoso con la gente. Los hermanos Kim ejercían extrañas sensaciones y actitudes en él—, ¡eh, qué…!—fue a apartarse, pero el chico le agarró la mano. Le acercó la boca a la oreja y le susurró— Todavía no me has dado las gracias por haberte ayudado.
—Có… ¿cómo?—se separó de ella y soltó su mano.
—Creí que los niños ricos teníais una gran educación, pero me dio la sensación de que tú no sabías lo básico. No a todos nos interesan que nos compren. Yo sólo quiero que me digas una palabra.
—Eres idiota.
— ¡Eh, no es ésa!
—Tú… —resopló, sonrojándose por momentos. Yong Guk se dio cuenta de que la chica se acariciaba el lugar donde él la había agarrado y no sabía dónde esconder las manos— Bang Yong Guk, gracias.
El chico le sonrió, contento. Habían hecho un pequeño avance.
Waaa, por fin un fic de mi querido Yong Guk ^^ Y encima si metéis a Suju y a MBLAQ (C Clown sólo los conozco de oídas, no sé muy bien quienes son) mejor que mejor.
A ver, la idea en general me parece buena. Un poco trillada ya, pero que si está bien llevada puede quedar muy bien. Y por cómo lo habéis planteado creo que puede dar mucho juego y quedar interesante.
Lo único, y lo digo como critica constructiva como escritora de fanfics, y como una que ha leído muuuuchos fanfics, me ha parecido un poco precipitado todo el prólogo y primer capítulo. Más por la cantidad de información que metéis, por la forma de contarla. No sé, cuando he leído los otros fics del blog (y que sepáis que me los he leído todos XD) llevabais la historia de forma más fluída y natural. No sé si la que escribe ésta es otra persona, o las circunstancias en las que la ha escrito (que yo sé que cuando uno anda con prisas las cosas no salen igual) pero me ha parecido que quería contar muchas cosas, y le ha salido todo de golpe. A ver, no me mal interpretéis, las descripciones de ciertas cosas y los diálogos están bien. Es sólo que le veo que le falta algo de coherencia en algunas partes. Pero por el resto muy contenta. Sobretodo si al final le dais a Yongguk algo de amor, que se lo merece XD.
En fin, que ya tenéis a una servidora esperando el próximo capítulo ^^