When the dark night passes: capítulo 10

Por @autoresinvitados @Jeannelok

Bangtan Boys 47

Capítulo 10:

Como eran demasiados para ir todos en un coche, decidieron coger el autobús, mientras que el agente volvió solo. Durante el viaje, ninguno de ellos abrió la boca para decir nada o preguntarle a Ye Gi de qué iba todo eso. Cuando llegaron a su parada, los guió al interior de una comisaría, la cual no se diferenciaba demasiado del resto: mesas llenas de policías, algunos detenidos e incluso una pequeña celda donde algunos pasaban la noche. Los papeles estaban por todos lados, y desde luego no era el orden lo que imperaba en el lugar.

—Ye Gi, aquí— Hae Joon se asomó desde un despacho, así que se dirigieron hacia allí. Cuando estuvieron dentro, el hombre cerró la puerta y los invitó a sentarse alrededor de la mesa cuadrada. Había una pizarra a la que le había dado la vuelta, seguramente porque en ella había anotaciones del caso en el que estaba trabajando—. He pedido que me dejen esta sala porque siendo tanta gente, no estaríamos cómodos donde siempre—se sentó. No llevaba las gafas de sol y sus ojos eran pequeños y castaños. Parecía afable—. Bienvenidos.

De manera inconsciente, Ye Gi se había sentado junto a Ji Min. A Sun Young no se le pasó por alto, pero dado que su amiga parecía nerviosa, ni siquiera pudo sentirse mal cuando se dio cuenta de que el chico le sujetaba la mano por debajo de la mesa.

—Bien, Ye Gi… ¿por qué les has hecho venir a nuestra visita semanal?—las miradas pasaron de él a la chica. A pesar de encontrarse entre sus amigos, no pudo evitar sentirse incomodada y bajó un poco la vista.

—Yo… la verdad es que… ya habéis escuchado los rumores que hay sobre mí. Pero nunca os he hablado de ello yo misma… creo que va siendo hora de que lo sepáis—Ji Min apretó con más fuerza su mano—. El curso pasado me involucré en peleas de todo tipo. Contra chicos y chicas, no importaba. Durante todo el año, mandé varias personas al hospital. También tuve que ir yo varias veces, pero por lo general, iba con el bando ganador. De pequeña fui un par de años a aprender artes marciales, y poner en práctica lo que recuerdo, ayuda. Teóricamente, cuando nos metemos en esas peleas, hay una especie de reglas no escritas. Pero una chica decidió romperlas, se acobardó y me acusó. Mi instituto decidió que lo mejor era echarme, y Hae Joon comenzó a encargarse de mí. Al principio, me tenía vigilada cada día. Tenía que asegurarse de que no me metía en problemas… otra vez. Poco a poco… dejé de hacerlo. Perdí el interés por las peleas, así que me trasladaron a vuestro instituto este curso. Pude superar los exámenes de entrada, así que no tuve por qué repetir. Y… lo demás, ya lo sabéis. Hace poco volví a involucrarme en peleas pero… no lo volveré a hacer.

—El problema, es que tras lo sucedido, no puedo fiarme de su palabra y tengo que volver a ser más riguroso con la vigilancia. Además—añadió—, a la próxima falta grave, podrán encerrarte al menos durante un año para mejorar tu conducta.

—¿Qué?—la voz de Ji Min sonó escandalizada al preguntarlo. Ye Gi decidió responder por el policía.

—Lo que has oído. Como un centro para menores con problemas de conducta. Me queda un aviso, si lo incumplo, iré allí. Me lo he buscado, Ji Min—la explicación debería haber sido para todos aunque hubiera sido el único en preguntar, no obstante Ye Gi parecía verlo sólo a él—. Pero… no quiero ir. Así que la del otro día, fue mi última pelea.

La conversación no duró mucho más, y Hae Joon permitió a Ye Gi marcharse con los demás, aunque no tuviera tiempo para hablar con ella a solas. Sin embargo, logró apartar a Ji Min del grupo durante el camino a la salida para hablar con él.

—Chico… he visto que eres muy cercano a Ye Gi.

—Eh… sí, lo soy.

—Hazme un favor, y sigue estando a su lado. No sé qué habrá sucedido para que recaiga en las peleas, pero creo que tiene que ver con vosotros. Por eso, también pienso que sois lo que necesita para desentenderse del todo de ese mundo… Pero tened paciencia con ella. Aún hay cosas que necesitáis saber.—Ji Min miró a Ye Gi, que encabezaba la marcha, al lado de Jung Kook.

—Me lo imaginaba. Algo tuvo que suceder… cuando quiera, ya nos lo contará—dijo, encogiéndose de hombros—. Pero aunque usted no me hubiera pedido que lo hiciera, ya estaba en mis planes no separarme de Ye Gi.

—¡Ji Min! ¿Vienes?—Yoon Gi lo llamaba, porque él y el resto ya esperaban fuera. Ji Min le dedicó una reverencia al adulto, al igual que el resto.

—Gracias por haber cuidado de Ye Gi todo este tiempo. La primera vez que le vi, pensé que era un mal tipo, pero ahora veo que no.

—Para Ye Gi, el hecho de que sea un adulto, ya me convierte en alguien malo, así que gracias.

—No creo que Ye Gi piense que es un mal tipo. Además, ella algún día también será una adulta.—sin añadir nada más, Ji Min fue a reunirse con el resto.

—¿Qué te ha dicho? ¿Te ha molestado?—preguntó Ye Gi, frunciendo el ceño.

—Me ha dicho que cuidemos de ti. Me parece un buen hombre.—dijo. Ye Gi no respondió a eso, y mientras iban a buscar el autobús, nadie habló de la confesión de la chica. Cuando se despidió de ellos, se quedó en la parada, mirando cómo se alejaba el transporte, sin moverse durante varios minutos.

Jung Kook y Yoon Gi ya se habían ido por diferentes caminos. Tae Hyung tampoco tardó en despedirse, hasta que al final, sólo quedaron Ji Min y Sun Young.

Caminaban separados, en silencio y cada uno en su mundo. Cualquiera que los hubiera visto, se habría pensado que no eran pareja; quizá, ni amigos. El chico seguía dándole vueltas a la vida que había debido llevar Ye Gi, involucrándose en peleas, y sin entender qué podía haber pasado para que recayera en ese estilo de vida. Sun Young, por su parte, estaba dándole vueltas a la decisión que había tomado. Al fin, se detuvo y tomó aire.

—Ji Min, me gustaría hablar contigo.—él se quedó quieto también.

—Claro, ¿qué sucede, noona?—la gente pasaba por su lado y tenían que apartarse, así que la chica le pidió que fueran a un lugar más tranquilo. Acabaron en una cafetería cercana, pequeña pero tranquila.

—¿Deberíamos habernos quedado con Ye Gi?—preguntó de manera distraída el chico, mientras removía con la pajita el batido de cacao que se habían pedido. Sun Young no pudo evitar sonreír con ternura, a pesar de la punzada de envidia que notó en el pecho.

—Ahora ya es demasiado tarde para pensar en ello, Ji Min. Además, creo que todos necesitamos pensar en lo que hemos escuchado hoy, y mañana, tratar a Ye Gi como siempre.

—Tienes razón en eso. Sobre todo, en eso último.—Sun Young le dio un largo sorbo a su café. La última vez que habían estado en un café, les había faltado poco para besarse. Pero ahora, eso ya no la ponía nerviosa, sólo la entristecía.

—Ji Min, ¿te haces una ligera idea sobre qué quiero hablar?

—Pues…—se puso un dedo en la boca, dubitativo— La verdad es que no… ¿ha pasado algo…?

—Ji Min, no te has dado cuenta, ¿verdad? De lo que sientes.

—¿De lo que siento?

—… Será mejor que cortemos. Esto fue una equivocación desde el principio, pero no quería verlo.—se acabó el café, y se arrepintió de haberlo pedido. Estaba temblando.

—Q… ¿qué?

—Ji Min, sabía que eras un poco lento, pero no tanto. No te gusto, no de la misma manera que tú a mí, al menos. Me dijiste que sí por no hacerme daño—aunque había conseguido todo lo contrario, pero se sentiría cruel al decirlo—, pero a ti te gusta otra persona, ¿de verdad no te has dado cuenta?

—¿De qué estás hablando, noona?—la aludida se frotó las sienes con los dedos, notando que la cabeza comenzaba a dolerle. Era injusto que tuviera que explicárselo todo al chico, ¿por qué no se daba cuenta por sí mismo?

—¿Me tomas el pelo, Ji Min? ¿En quién no puedes dejar de pensar? ¿Por quién te estás preocupando siempre? ¿Cuál es el nombre que siempre tienes en la boca? ¿Junto a quién te sientas, a quién le coges la mano? Ji Min, no es tan difícil. Dilo.—se dio cuenta de que la expresión del chico cambiaba a medida que la escuchaba y respondía mentalmente a esas preguntas. Cuando Sun Young acabó de hablar, se había echado hacia adelante y tenía los puños sobre la mesa. Por suerte, no había alzado la voz O toda la cafetería se habría vuelto a mirarla.

—No puede ser…

—Lo es… y creo… le he estado dando vueltas… me parece, que ella siente lo mismo. Empezó a comportarse de forma extraña desde que empezamos a salir. Creo que se sentía sola y confusa… y hacerse daño era la única manera de aliviar ese dolor. Dicho en voz alta, suena irónico.

—Noona, yo…

—No tienes que preocuparte por mí. Sé que eres un poco tonto e inocente, así que no puedo culparte por todo esto. De todos modos, no debería haberte dicho nada desde el principio. Fue una locura. No podía funcionar. Ji Min, hazme un favor y vete. Me gustaría… estar a solas ahora. Esto es todo lo que quería decirte.

—Lo siento, noona…

—¡No quiero que te disculpes!—esta vez, no quedó libre de algunas miradas. Suspiró, frustrada— Te he dicho que está bien. No pasa nada. Lo sé, Ji Min, todo lo que puedas decirme, lo sé. Que lo sientes, que no querías hacerme daño, que no te habías dado cuenta. Sé que ahora mismo, estás hecho un lío por lo que acabo de decirte. Y que no vas a poder dormir debido a la culpabilidad y a que estarás dándole vueltas. Ji Min, eres un buen chico. Una de las mejores personas que conozco. Siempre te preocupas por los demás antes que por ti mismo, y finges con sonrisas cuando te sientes mal. En ningún momento, he pensado que salieras conmigo con malas intenciones. Así que… sólo hazme el favor de irte. Ahora, estoy muy nerviosa. Necesito que me des un poco de tiempo para tranquilizarme. Mañana, volverá a ser todo como antes. Te lo prometo, ¿vale?—clavó los ojos en los del chico, quien parecía a punto de echarse a llorar— Vete, Ji Min. Hasta mañana.

—Hasta mañana, noona… lo si…—recapacitó antes de acabar la frase— Hasta mañana.—repitió, con más seguridad. Fue a sacar el dinero, pero con un gesto de la mano Sun Young le indicó que se marchase, y así hizo. Ella se llevó las manos al rostro y se lo tapó, intentando controlar la respiración. Se sentía estúpida y avergonzada.

Varios minutos después, fue capaz de recomponerse y coger el teléfono móvil. Vio que tenía varios mensajes, pero los que leyó primero fueron los de Yoon Gi. El chico le preguntaba de manera casual, cómo estaba y si había llegado bien a casa. Supuso que en realidad, quería saber si había aprovechado para hablar con Ji Min. Sonrió agradecida por su preocupación.

“Ya hemos terminado. Estoy en una cafetería cerca de casa tomando algo. Le he echado jejeje :D.” Le envió un par de imágenes más sonriendo para quitarle hierro al asunto. En realidad, si lo pensaba en frío, se sentía mejor de lo que se había pensado. Quizá porque ya se lo veía venir.

“¿En qué cafetería? Ahora mismo voy.” La respuesta de su amigo la tomó por sorpresa.

“No pasa nada, me voy ya a casa.”

“No. Ya estoy saliendo de casa.”

Tras aquello, a Sun Young no le quedó otra que decirle en qué cafetería estaba y por si acaso, enviarle una imagen con la situación del lugar. Para llegar allí de manera rápida, Yoon Gi tendría que tomar un metro. Así que decidió pedirse algo para comer mientras le esperaba, ya que no creía que fuera buena idea beberse otro café.

Casi veinte minutos más tarde, el chico llegó. Estaba más pálido que de costumbre y aunque intentaba disimular, se notaba que había ido hasta allí corriendo. Sun Young le hizo sentar sin ni tan siquiera saludarlo y le pidió algo para beber y que recuperase las fuerzas.

—¿Por qué has venido corriendo, tonto?

—Por si estabas llorando, tonta.—la sinceridad de Yoon Gi siempre le había encantado, pero a veces lograba dejarla fuera de juego, como en aquella ocasión. Pronto llegaron para servirles lo que le había pedido al chico, que ya había recuperado el aliento y que la observaba con atención, mientras la alentaba para que se lo explicase todo.

—Estoy bien, Yoon Gi. Deja de mirarme así, en serio. Le he dicho a Ji Min que lo dejásemos, porque es bastante claro que quien le gusta, es Ye Gi… ¿te puedes creer que el muy tonto, ni siquiera se había dado cuenta?

—Me lo imaginaba. Pero como decidió salir contigo, tenía la esperanza de estar confundido. Veo que estaba siendo un iluso. Se merece una buena paliza por hacerte sufrir, porque si no sentía nada, no debería haber empezado a salir contigo.

—Deja de preocuparte. Ya he hablado con él. Bastante mal debe de sentirse ya, tras enterarse de lo que siente…— apoyó la cabeza en una mano— Qué irónico que haya tenido que ser yo la que le abriera los ojos…

—Has hecho bien, Sun Young. Has sido fuerte.

—Tampoco estoy enamorada de él, eh. Se me pasará en unos días, pero me estaba auto engañando con que quizá… esta vez iba a durar.—tras decir esto, ambos se quedaron en silencio porque Yoon Gi también sabía a qué se estaba refiriendo. Al final, el chico sonrió con astucia.

—Siempre creí que acabarías volviendo conmigo.—Sun Young lo observó contrariada, ¿qué narices acababa de escuchar? Abrió la boca, pero Yoon Gi se adelantó antes de dejarle decir nada.

—¿Pagamos la cuenta y nos vamos? A pesar de todo el jaleo de hoy, te recuerdo que mañana tenemos un examen a primera hora. Y tú no sé, pero yo no me sé ni el nombre de la asignatura ahora mismo.— la chica se quedó estática mientras él se acababa la bebida, se levantaba y cogía sus cosas. Tenía el gesto torcido, y aunque lo sabía, la frase de su amigo la había impactado tanto, que no sabía cómo tomársela. Al final, cuando se percató de que él realmente se marchaba, dio un brinco, pagaron la cuenta y salieron a la calle.

—¿Por qué has dicho eso?

—Porque en serio, no he estudiado na…

—¡No, eso no! Lo otro… ¿no fuiste tú quien rompió conmigo? ¿No me dijiste que había sido un error intentarlo y que sólo me veías como una amiga?

—Sí, no debería haber dicho eso. Pero en ese momento, lo mejor era que no estuviéramos juntos.

—¡No te entiendo, Yoon Gi!—había menos gente en la calle que cuando había llegado con Ji Min, sin embargo, se avergonzó al instante por haberse exaltado y atraído la atención de los viandantes.

—Lo siento, Sun Young. No me estoy portando mucho mejor que Ji Min ahora mismo. Pero creo que si piensas con tranquilidad en lo que he dicho, sabes a qué me refiero. Sólo he dicho lo que pensaba, pero no quiero darte dolores de cabeza ni espero que me digas nada ahora mismo.

—A mí… me gusta Ji Min.

—Lo sé.—sonrió con tranquilidad, pero eso sólo la puso más nerviosa.

—Me esforcé por olvidarte, y lo sabes. Tenía que olvidar lo que sentía por ti… También dejaste de venir a clase y Ji Min me ayudó a…—entonces, abrió mucho los ojos, y se sintió estúpida, muy, muy estúpida. Y notó que los ojos se le llenaban de lágrimas— Mierda…

—¿Ahora encajas las piezas?

Poco después de haberle dicho que lo dejasen, Yoon Gi había sido hospitalizado por su problema en los pulmones. En ese momento, Sun Young se sentía tan dolida por las palabras del chico, a pesar de intentar disimularlo, que no se había parado a pensarlo con claridad. No entendía cómo había tardado tantísimo tiempo en darse cuenta, pero seguramente, si él no le hubiera dado ninguna pista, aún seguiría sin verlo. No obstante, ahora estaba todo claro. Yoon Gi la observaba con cariño mientras ella se daba cuenta de por qué el chico había querido dejarlo.

—Me enteré de que iban a ingresarme la misma semana que comenzamos a salir—le explicó, acercándose a ella—. Al principio, no quería decirte nada, porque sabía que eso no te apartaría de mí… entonces, me di cuenta de lo injusto que estaba siendo. En esos momentos, no sabía ni cuánto tiempo iba a estar ingresado… ni… si quizá…—no quería decirlo en voz alta, porque aún la idea era dolorosa. Apoyó la mano en el hombro de Sun Young. Por norma general, siempre estaban gastándose bromasy lanzándose pullas el uno al otro. Éstas le habían ocultado cómo se había preocupado Yoon Gi por ella y lo atento y cariñoso que en realidad podía llegar a ser— No podía arrastrarte conmigo. A pesar de eso, no sabes cuántas veces me arrepentí de mis palabras. No fue ningún error, y desde luego, hace mucho que dejé de verte como una amiga y pasé a verte como algo más.

—Yoon Gi…—nunca había odiado al chico, ni mucho menos, por haberla dejado. Pero sí que se había sentido mal, a ratos traicionada, otras avergonzada. Se había auto convencido de que él tenía razón: era ridículo que fuesen pareja. Nunca lo habían parecido. Aunque a ella, de verdad le gustase el chico en ese momento.

—Venga, borra esa expresión. Me estoy dando grima a mí mismo por tanto sentimentalismo. No hay que forzar los sentimientos. Tuve mi momento, y si lo dejé escapar y no hay manera de volver a intentarlo, es por completo culpa mía. Oh, en serio Sun Young, quiero dejar de hablar como el protagonista de una novela romántica.—a pesar de la situación, la chica no pudo evitar echarse a reír al escucharle decir eso. El muchacho la imitó, y apartó la mano.

—Hoy ha sido un día muy extraño y completo. Será mejor que volvamos a casa, estudiemos y… —se quedó callada, porque no tenía ni idea de qué decir.

—Y de que aprobemos el maldito examen—la ayudó él, dándole un golpecito suave en la espalda—. Vamos, te acompaño a casa, para que no te quejes.

La conversación a partir de entonces fue divertida, amena y sin ningún tipo de incomodidad para ambos, al menos, que pudiera verse o notarse. Pero Yoon Gi sabía que Sun Young iba a darle vueltas a aquello toda la noche. A pesar de eso, ninguno se arrepentía de que al final, se hubiera percatado de la verdad.

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