Por @autoresinvitados @Jeannelok
Se acercaban las navidades, así que el ambiente alegre y las luces de colores inundaban las calles de Seúl. Las vacaciones de invierno ya habían comenzado para ellos, y aunque Yoon Gi y Sun Young tenían que prepararse para los exámenes, siempre tenían tardes libres para quedar con ellos. Jung Kook se había ido de vacaciones al extranjero junto a su familia.
Habían ido a ver una película de acción los cuatro juntos y se dirigían a cenar, cuando a Sun Young se le había ocurrido la gran idea que estaban preparando en esos momentos: celebrar una fiesta de Navidad con otros amigos y compañeros. Aunque al principio había sido una locura, al día siguiente la muchacha se había presentado con un lugar donde celebrarlo y todo el plan preparado. Su tío les prestaba su casa, que era bastante grande según ella, ya que se iba de vacaciones con su familia durante las fiestas. Por otro lado, había hecho cuentas de lo que tendrían que comprar, y por lo tanto, a cuánto subiría por cabeza según la gente que asistiera. Por supuesto, ellos cuatro tenían que encargarse de organizarlo y prepararlo, pero según ella esa era la parte más divertida.
—¿Recogerlo todo será igual de emocionante?
—No seas cascarrabias, Yoon Gi.—se quejó la chica ante la respuesta, cuando se había presentado con todo el plan. Al final, y sin muchas dificultades, había logrado enredar a los tres. Al parecer, su tío había accedido a la fiesta, aparte de por la promesa de que no habría alcohol, porque habían conseguido convencer al profesor de prácticas, Jin Seok, para asistir y vigilarlos.
Así pues, el 26 de diciembre por la mañana se encontraban en casa del tío de Sun Young preparándolo todo. A pesar de las quejas en un principio de Yoon Gi, estaba igual de participativo que los demás. La casa era de dos pisos, aunque las puertas de los cuartos estaban cerrados con llave para evitar que cualquier desconocido accediera a ellas sin más. Después de preparar toda la decoración, se dieron un descanso para comer.
La fiesta comenzó cuando ya era de noche. Algunos de sus compañeros se habían disfrazado para la ocasión o llevaban sombreros navideños. Sun Young había intentado que ellos hicieran algo parecido pero sólo había logrado que los cuatro llevasen diademas con orejas de reno a juego.
Jin Seok fue el primero en llegar, cargado con refrescos y algo de comida. Le hicieron pasar y mientras Ji Min y Ye Gi le enseñaban la casa, Sun Young y Yoon Gi fueron a guardar la bebida y colocar la comida. Poco a poco el lugar se fue llenando. Entre toda esa gente, llegó un trío que, sin lugar a dudas, Ji Min no se esperaba.
—Debe haberlos invitado alguien de clase—musitó Sun Young a su amigo al ver aparecer a Tae Hyung, Ho Seok y Nam Joo. El joven asintió lentamente con la cabeza, sin poder apartar los ojos del primer muchacho, alto y delgado como una espiga. La muchacha se acercó a ellos y los guió por el interior con una sonrisa. Ji Min se escabulló entre otro grupo de gente e intentó distraerse de esa manera.
A medida que la noche avanzaba, con la música sonando, gente charlando, bailando o canturreando, también se iban tranquilizando. Cuando rozaban las tres de la mañana tras horas sin parar, comenzó a dormirse gente por las esquinas y los que quedaban despiertos acabaron sentados en el suelo, haciendo juegos que les arrancaban carcajadas. Seok Jin, que debería haber estado encargándose de controlarlo todo, se había quedado dormido sobre el sofá del comedor. Alguien incluso le había tapado.
—Se me ha ocurrido un juego—dijo alguien de la nada. Era un compañero de clase de Yoon Gi y Sun Young—. Lo vi en una película… mirad—dijo, cogiendo una botella vacía y colocándola en el suelo— nos sentamos en círculo… la hacemos girar… y las personas que estén a cada lado de la botella, tienen que encerrarse en un armario durante un minuto.
—…Creo que me he perdido la parte divertida o interesante del juego.—comentó Sun Young.
—Creo que sólo resulta interesante si has bebido.—puntualizó Yoon Gi.
—Bien… Seok Jin se ha dormido, ¿no? Pues…—el mismo chico que había explicado el juego, fue hasta su mochila y sacó un par de botellas de alcohol— He pensado que quizá teníamos oportunidad para beber un poco.
—¡Eh, no! Ya dije que está prohibido.—saltó Sun Young, acercándose hasta el chico dispuesta a quitárselas.
—Venga, Sun Young. Sólo son dos botellas y aún quedamos nueve o diez personas despiertas… esto sólo nos hará estar un poco más contentos.
—Él tiene razón—lo apoyó otro compañero de clase—, para darle un poco de diversión al asunto y hacer el juego más interesante…
A pesar de que Sun Young sabía que no era buena idea, al final cedió a lo que le estaban diciendo e incluso se rellenó un vaso de bebida. Media hora más tarde, todos encontraban el juego mucho más interesante de lo que había resultado al escucharlo, así que cogieron la botella y comenzaron a hacerla girar. Ji Min, que ya tenía las mejillas rojas porque no estaba acostumbrado al alcohol, tomó aire al ver que un lado de la botella se detenía señalándolo a él. Levantó la cabeza poco a poco, preguntándose con quién le habría tocado y qué narices iban a hacer encerrados durante un minuto en un armario.
—No me jodas.—escuchó que exclamaba Nam Joon y a su lado, Ra Yoo, con quien últimamente pasaba mucho tiempo, dio un prolongado suspiro al escucharle decirlo. Ji Min entendió por qué cuando vio quién era la otra persona.
Tae Hyung parecía igual de sorprendido, aunque más disgustado, ante el resultado. Pero ambos sabían que si se negaba a seguir las reglas del juego, se ganaría el reproche de los demás o, aún peor, algún castigo más sufrido que el de encerrarse con Ji Min en un armario. Así pues, ambos se levantaron con cierta dificultad. Aunque hacía tiempo que no se hablaran, supuso que su ex amigo era igual de poco familiar que él con cierto tipo de bebidas.
Habían escogido un armario con trastos tras sacar unos pocos, porque era el único que no iban a poder estropear. Estaba en una sala que la familia tenía de entretenimiento, donde se habían trasladado para tenerlo más cerca, sentados en el suelo. Ji Min abrió las puertas de par en par y entró, haciéndose a un lado como pudo para dejar espacio al otro chico. Medio minuto más tarde, los dos estaban encerrados.
Tae Hyung se mantenía lo más apartado posible de Ji Min, al menos, tanto cómo le permitía el armario. Éste, que era más bajo que él, levantó la cabeza despacio. El otro chico era delgado y alto, lo recordaba así desde que tenía uso de razón. Sus ojos eran grandes y tenía largas pestañas. A las chicas les había enloquecido siempre verle sonreír porque decían que era adorable, y para esas fechas se había teñido el pelo de color zanahoria. Ji Min recordaba cuando, muchos años atrás, bromeaban sobre ponerle el cabello de colores.
Echaba mucho de menos esos momentos con Tae Hyung.
—Tae… ¿podemos hablar sobre lo que sucedió?—al preguntar eso, se ganó una ceja arqueada y una mirada incrédula. A pesar de la oscuridad, la luz de la habitación se colaba por las rendijas superiores e inferiores y le daba la suficiente claridad como para comprobar que sus ojos marrones brillaban con curiosidad.
—No hay nada que hablar. Al menos que vayas a explicarme por qué lo hiciste. Por qué lo destrozaste.
—Es que…—cerró la boca casi antes de abrirla. No podía dar explicaciones al respecto. Quería solucionar las cosas con Tae Hyung, pero lo había prometido. Que no diría nada. Maldita sea…
—¡¡Se acabó vuestro tiempo!!—dijo una voz desde fuera. Ji Min agarró la mano de Tae Hyung antes de dejarle abrir la puerta para salir.
—Al menos, podrías darme otra oportunidad…—Tae Hyung se detuvo, sin mirarle. Le notó estremecerse un momento ante el agarre y dudar, pero debió haberlo imaginado porque el otro chico se zafó de él. Ji Min observó apenado cómo el otro se iba entre Nam Joon y Jo Seok y seguía bebiendo. No le quedó otra que volver a su sitio también, y vaciar el vaso que le habían rellenado. Cuando observó las botellas de alcohol, se percató de que había más de las dos que los otros chicos habían mostrado al principio. Una parte de él sabía que tenía que echarles la bronca por mentirles, otra, simplemente quería seguir bebiendo.
Los juegos siguieron, se encerraron más chicos con chicos, chicas con chicas, y la pareja más interesante fueron Nam Joon y Ra Yoo. En realidad, lo habían amañado un poco para que les tocara a los dos y darle alguna oportunidad de intimar más con el chico. Celebraron con alegría la nueva pareja cuando al salir, él le rodeó los hombros con un brazo e hizo la señal de la victoria, mientras ella se tapaba la boca, avergonzada.
La segunda vez que a Ji Min le tocó encerrarse con alguien, estaba del todo borracho. Una vez dentro, Sun Young le preguntó si se encontraba bien y él sólo asintió con la cabeza.
—Ji Min… hace algo que hace tiempo… que quería decirte. Pero… creo que sólo voy a ser capaz de decirlo ahora gracias al alcohol. Eso ha sonado un poco feo… en fin…
—¿Sí?—preguntó él, intentando aguantar con los ojos abiertos.
—Ji Min… joder…eer… ¿sabes? Me gustas.
—Tú también…me gustas…
—No de esa manera, me refiero a gustar como a Ra Yoo le gusta Nam Joon. Me refiero, a que quiero que salgamos juntos, como pareja.
—Pues entonces, salgamos juntos.
Sun Young observó a Ji Min sin entender lo que acababa de decir. Sin embargo, el chico la agarró del hombro con suavidad, y la besó. Fue un beso con sabor a alcohol y simple. Sin embargo, sí fue lo bastante largo como para que, al no responder a los demás llamarlos desde fuera, cuando éstos abrieron para hacerlos salir, se los encontraran todavía besándose. Se hizo un silencio sepulcral, porque a diferencia con la anterior pareja, nadie se esperaba eso. Cuando se separaron, Ji Min sonrió a Sun Young, se dirigió a su sitio y al instante, cayó dormido.
Yoon Gi se llevó de nuevo el vaso lleno a la boca. Tenía que vigilar con lo que bebía, pero al parecer, aquella noche había muchas cosas que celebrar.
Al día siguiente, cuando se despertaron, se encontraron con Seok Jin muy enfadado al haber encontrado las botellas de alcohol por el lugar y aceptaron sus culpas. Sin embargo, éste dijo que como por lo general no daban problemas, y que no había sucedido nada, iba a perdonarlos aquella vez. A cambio, les tocaba recoger todo el estropicio de la noche anterior, mientras que sus otros compañeros podrían marcharse a casa. Al final, éstos decidieron quedarse también a ayudar, sobre todo al ver los estragos del alcohol en los otros.
—Creo que me va a explotar la cabeza…—comentó Sun Young por enésima vez, apoyándose en la fregona.
—Pero creo que te vale la pena.—comentó Ra Yoo, divertida, sobre todo cuando la otra chica se sonrojó. Ye Gi, que estaba con ellas pasando el trapo por una mesa, había estado en silencio todo el rato. Era normal en ella, así que no le dieron mayor importancia. Sin añadir nada a la conversación, salió del cuarto a hacer cualquier otra cosa. Por el camino, se cruzó con Ji Min. De todos, el que tenía sin lugar a dudas, peor aspecto, era él.
Se detuvieron el uno frente al otro, y se miraron en silencio. No había sucedido nada entre ellos, la noche anterior habían hablado como siempre. Nada había cambiado en su relación, y sin embargos, ambos se sintieron incómodos al cruzarse. Ji Min tragó saliva, notándola como si fuera cemento.
De la noche anterior, recordaba dos de las cosas más importantes. Que Tae Hyung no parecía dispuesto a perdonarlo, y el beso con Sun Young. Y, aunque no se hubiera acordado de esto último, ya se hubieran encargado de hacérselo saber los demás, que no dejaban de darle codazos diciendo lo celosas que estarían muchas chicas de Sun Young.
Ye Gi decidió seguir caminando, pasando por su lado sin cruzar miradas. Ji Min se quedó estático, hasta que una necesidad repentina llegó y fue corriendo al cuarto de baño más cercano para vomitar.
Cuando la chica llegó a la cocina, se encontró con Yoon Gi sirviéndose un vaso de agua. Al verla, lo alzó como muda pregunta de si quería un poco y ella asintió con la cabeza. Cuando se lo dio, se apoyó en la encimera, bebiendo. Ella le observó.
—Creo que eres la más sorprendida por lo que sucedió anoche.— comentó el chico.
—No te entiendo.
—Por Ji Min y Sun Young… de todos, eres la única que aún no los ha felicitado.
—Ah… sí. Estoy sorprendida, ¿tú no lo estás? Al fin y al cabo, salisteis juntos.
—Así que lo sabes—sonrió, sin molestarse por lo que Ye Gi le había dicho—. Fue hace mucho. Me sorprende que te lo dijera, pensaba que no quería que nadie se enterase. Sobre todo Ji Min, claro.
—Así pues, ¿no estás sorprendido? ¿Ya lo sabías?
—No, no estoy sorprendido. Estaba claro que a Sun Young le gustaba Ji Min. Y él… bueno, quizá oculta mejor sus sentimientos. No… no es sorprendido lo que estoy…
—¿Entonces?—Yoon Gi volvió a llenarse el vaso de agua, sin responder. Parecía estar meditando su respuesta, pero al ver que no llegaba, Ye Gi añadió algo más— Tú tampoco les has felicitado.
—¡Vaya! No sabía que te habías fijado en eso. Quizá deba ir ahora a felicitarlos, ¡gracias por hacerme darme cuenta de eso!—y tras acabarse el vaso y limpiarlo, se despidió de ella acariciándole el cabello. El chico pocas veces era así de cariñoso.
Ye Gi le siguió con los ojos salir de la puerta, preguntándose si lo que estuviera pensando el chico, sería igual de confuso que lo que ella sentía.