Autores invitados @Jeannelok
Capítulo 04: What My Heart Tells Me To Do.
“¿Te has lastimado mucho? ¿Estás cansado/a? ¿Hice las cosas muy difíciles para ti? Estaba acostumbrado/a a recibir amor.”
Ha Neul llegó a casa cansada, agotada, derrotada. Le pesaba el cuerpo, aunque sabía que no era de haber hecho ejercicio. Tenía la cabeza llena de una espesa niebla que no le permitía pensar con claridad. Nada más llegar se fue a la ducha. Rome la había acompañado hasta allí, y había pensado que tenía que agradecérselo, pero no había sido capaz. Yong Guk tenía novia. Por alguna extraña razón, esa noticia le estaba afectando demasiado. Conocía al chico desde hacía… ¿una semana? ¿Por qué debería importarle lo que hiciera o dejase de hacer con su vida? Y sin embargo, le afectaba. Se zambulló dentro del agua para intentar enfriar su cabeza, pero tuvo que salir a respirar cuando notó que se quedaba sin aire. Bang Yong Guk era un buen chico. Diferente a los que había conocido hasta entonces. Le había sorprendido la manera en la cual la trataba, ¡le echaba la bronca! No recordaba que ningún otro lo hubiera hecho antes. Sólo Hee Chul le decía las cosas claras, y por eso era el único al que respetaba a parte de sus padres. Sin embargo, el resto de la gente sólo la alababa hiciera lo que hiciese. Porque era diferente, le había llamado la atención. Sólo eso. Sus relaciones íntimas y personales le deberían dar absolutamente igual. No tenían nada que ver con ella.
—No, no tiene nada que ver… Estoy bien. Ahora tengo un amigo, de esos de verdad… No es por el dinero, porque Hee Chul oppa no dejaría que se acercase a mí.—se dijo a sí misma. Recordó los pies heridos del chico y volvió a esconderse bajo el agua, sin entender por qué se sentía de aquel modo.
Cuando salió del taller por la tarde, se encontró con Rome esperándolo. Su amigo lucía su amable sonrisa cuando se encontraron y chocaron manos y hombros. Nada más verlo, en la mente de Yong Guk apareció una pregunta, pero no sabía cómo formularla y se sentía incluso mal de pensarla. Sabía que si Ha Neul estaba enfadada, era su culpa por dejarla plantada de repente, aunque al menos tuvo suerte de que allí estuviera su amigo. Se quedó observándolo mientras caminaban hasta su casa, pues le había dicho que le invitaba a cenar antes de que fuera a reunirse con Min Jung y Seung Ho. Tras llegar a su destino, saludar al padre de Rome, descalzarse y entrar en su cuarto, éste al fin sacó el tema que le carcomía por dentro.
—Deja de poner esa cara de susto, porque no, no parecía enfadada.
—Me extraña, porque tiene facilidad para exaltarse. —En realidad sabía que sobre todo, la chica se sentía preocupada por la manera de marcharse de él, pero no se había sentido capaz de llamarla para disculparse la noche anterior.
Rome, al mismo tiempo que hablaba, estaba preparando una mesa en medio de la habitación para la cena.
—Le dije quién creía que te había llamado. Creo que se sorprendió bastante.
— ¡¿Que le dijiste qué?!—Yong Guk se puso en pie, alarmado por la noticia— ¡¿ Por qué le dijiste nada?!
— ¿Desde cuándo es un secreto que tienes novia? ¿O habéis roto?
—No, no es eso, pero… ¿Cómo se lo tomó?
—Ya te lo he dicho. Se sorprendió. Pero no me preguntó nada al respecto, sólo la acompañé a casa y ya está. —Yong Guk se relajó, sentándose de nuevo. —Es guapa, y parece simpática aunque un poco… ¿infantil? Y eso que es un par de años mayor que nosotros.
— ¡¿En serio?!
— ¿No lo sabías? Vaya chico, ¿hace más de una semana que os conocéis y no sabías que es tu noona?
—Nunca le pregunté… siempre he creído que sería de mi edad, o incluso más joven. Pero la verdad es que…—se quedó en silencio y pensativo durante unos segundos— A veces parece que tenga una doble cara. No… no estoy diciendo que lo haga con malicia, la utiliza para protegerse de los demás. Tendrías que haberla visto actuando frente a gente de alta sociedad, no tiene nada que ver con lo que me muestra a mí. Estaba impresionante, cada movimiento planeado, incluso las miradas o sonrisas calculadas con precisión.
—Yong Guk, es la primera vez que te fijas tanto en alguna chica. Nunca antes lo habías hecho. —Sin mediar palabra, Rome salió del cuarto para ir a buscar los vasos y la bebida, mientras que él lo siguió para ayudarlo con la comida.
No fue hasta que se sentaron frente a la mesa ya equipada con los alimentos y dispuestos a comer, que volvieron a sacar el tema.
—No puedo evitar fijarme en lo que hace o deja de hacer. Tiene algo que hace que me preocupe por ella…—Rome le llenó el vaso de agua antes de hablar.
—Pues si quieres, ya me encargo yo de cuidarla y tú ocúpate de tu novia. —Esa frase le hizo levantar la cabeza, sorprendido. No sólo por lo que le había dicho, sino por el tono de voz. Parecía… molesto, enfadado.
—Rome, tú no…
—Es guapa y parece simpática, ya te lo he dicho. Podría sentir interés por ella.
—¡Tienes enamoradas a chicas mucho más guapas y simpáticas que ella!— le echó en cara, sorprendido de su propia explosión. No le gustaba la idea de que Rome intentara nada con ella. No temía que su amigo fuera a jugar, siempre las había rechazado… en realidad, era de lo contrario. Temía que fuera en serio, y de repente, que ambos se alejasen de su lado. Al darse cuenta de lo infantiles y egoístas que sonaban sus propios miedos intentó relajarse. — ¿Por qué ella?—Rome sonrió. Una sonrisa de medio lado, nada amable, ni feliz. Extraña, pero no maliciosa…
— ¿Por qué ella?—volvió a preguntar. — ¿Crees que todo el mundo tiene un por qué para estar con alguien, como tú?—eso fue un golpe bajo. Sabía que se lo merecía, porque no tenía ningún derecho a estar dudando de las razones de su amigo para interesarse por Ha Neul, pero desde luego no se esperaba que lo atacase de esa manera. — Será mejor que empecemos a cenar, Yong Guk. Has quedado con Min Jung noona y Seung Ho hyung, no te retrases. Y Yong Guk… siento eso último, no quería decirlo a malas. Es solo que no entiendo por qué te tiene que molestar que me interese por Ha Neul. Parece que pienses que voy a hacerle algo malo.
—No… lo siento, Rome. No es eso. Venga, tienes razón, cenemos.— Mientras cenaban, como si la conversación anterior no hubiera tenido lugar, Yong Guk no podía dejar de pensar que algo iba mal en todo aquello. La repentina confesión de su amigo le había cogido de imprevisto. Pero sabía que al día siguiente, se habría hecho a la idea y sería el primero en apoyarle si de verdad le gustaba Ha Neul… ¿no?
Yong Guk no podía evitar contarle todo lo que le pasaba a Min Jung, por eso, en cuanto se encontraron y metieron en el local para tomar algo, le explicó todo lo que había sucedido el día anterior, y lo que Rome le había dicho esa noche. Estaba confuso todavía. Su amigo nunca antes había mostrado interés por ninguna chica, y él mejor que nadie debería alegrarse de que al fin una le gustara y que, además, fuera Ha Neul. Cuando acabó de soltarlo todo, se bebió de un solo golpe todo el contenido de su vaso y lo rellenó. Min Jung estaba callada y analizando lo que acababa de escuchar, mientras que Seung Ho la observaba sabiendo por completo qué era lo que pasaba por su cabeza en esos momentos. Al fin se dignó a decir esta boca es mía.
—Yong Guk, ¿de verdad no sabes por qué te molesta que Rome se interese por ella?—la chica alargó los brazos por encima de la mesa y le cogió las manos, mirándolo con cierta preocupación— Sé mejor que nadie lo inocente que eres, pero esto es pasarse de castaño oscuro, que tampoco eres idiota. Piensa un poco.
—En serio, no tengo ni idea de a qué te refieres. —Seung Ho colocó una mano sobre el hombro de su novia y negó con la cabeza.
—Es algo que tienes que descifrar por ti mismo, Yong Guk. Nosotros quizá sólo te damos pistas falsas basándonos en lo que creemos. — Esta vez fue Seung Ho el que decidió meter baza.
—Tengo muchas ganas de conocer a esa chica y hablar con ella. Espero que la próxima vez que quedéis, me dejes conocerla.— Min Jung le soltó las manos, y cambió de tema. Él no entendía con exactitud qué había sido todo aquello, ni qué conclusión debía sacar a parte de la de buscarse la vida y entender por sí mismo por qué se había sentido así ante la confesión de su amigo.
La noche pasó tranquila con conversaciones y risas. No fue hasta que llegó a casa que recibió un mensaje de Ha Neul proponiéndole quedar para cenar juntos al día siguiente, que ella escogería sitio. A los pocos segundos recibió otro diciéndole que no se preocupara pues no iba a ser caro. Sonrió para sí mismo, arrepintiéndose al instante porque por un momento, la idea de que él era su favorito sobre ningún otro le había cruzado la mente.
El día fue bastante tranquilo y no hubo trabajo en exceso, así que por la noche cuando se reunió con Ha Neul, no estaba para nada cansado. La chica esta vez se había puesto unos pantalones cortos y una camiseta de tirantes. No llevaba zapatos altos de tacón, por lo que cuando se reunieron le llegaba por la barbilla. Yong Guk se echó a reír incluso antes de saludar al darse cuenta y ella puso morros, entendiendo qué le sucedía.
—Cuando acabes, me avisas.
—Perdona… perdona… ¿cómo estás?
—Bien, y tú veo que también, así que venga, vamos a cenar. Tengo mucha hambre, y no puedo volver tarde a casa.
— ¿Por qué no?—preguntó, comenzando a seguirla. Cuando se dio cuenta, le había llevado hasta un coche negro y le hizo entrar. Le dijo al chófer que conducía que ya podían ir a su destino.
—Porque madrugo mañana, tengo varias reuniones. Quería pasar un rato contigo antes de comenzar a estar tan ocupada. —Yong Guk la observó de arriba abajo, como si no hubiera entendido lo que le decía.
—Pues sí que…
—¡No me malentiendas!—gruñó antes de dejarle acabar la frase— Es solo que creí que me echarías de menos, y como eres divertido pues me irá bien reírme un poco antes de empezar el tedioso trabajo. Eres algo así como… la mascota que no puedo tener.
—Guau, ¿soy tu mascota?—Ha Neul no respondió. Volvió la cabeza hacia el cristal tintado del coche y se dedicó a observar las calles que pasaban. Yong Guk no sabía dónde estaban yendo, pero tampoco quiso preguntar y por alguna extraña razón, tuvo la sensación de que ella no quería seguir hablando. Llegaron al lugar pocos minutos después, y se le desencajó la boca al darse cuenta de que estaban en la casa de Ha Neul.
— Te dije que no sería caro. En realidad, va a ser gratis. —le explicó, mientras bajaban del coche. Aún de noche, la enorme mansión y el inmenso jardín eran impresionantes. Se dejó guiar por la chica, mientras atravesaban un camino en el jardín que los llevaba a la casa. A pesar de lo grande que era, estaba cuidado con la mayor delicadeza y no había ninguna mala hierba. Al fin llegaron hasta una pequeña casita de cristal, dentro de la cual podían observarse una mesa con sillas. Le habían puesto un bonito mantel, cubiertos y una vela. La iluminación era tenue.
Entraron y la chica le hizo sentarse, tras lo cual apareció un camarero llevando un carrito. El lugar se impregnó del olor de la comida.
—Puedes irte, gracias—le dijo Ha Neul al camarero con una sonrisa, y éste obedeció tras una reverencia—. Verás, Bang Yong Guk, a continuación vas a probar una comida que nadie más, nunca, ha podido saborear. Ni todo el oro del mundo podría pagarla, ¿te imaginas lo que significa eso?
—No tengo ni la más remota idea, ¿es de mentira o algo?
—No. La he preparado yo. Así que más te vale no desperdiciar ni una sola miga.
Yong Guk no añadió nada más, alternando la mirada entre Ha Neul y los platos que fue revelando. Desde luego, la presentación era… especial. Sólo esperaba que el aspecto y el sabor no tuvieran nada que ver el uno con el otro. Así fue como la chica, con delicadeza, fue cubriendo la mesa con los platos. Eran platos sencillos, pero había bastantes como para comer más de dos personas, desde luego.
—Come. —como siempre, sonó a orden. Ha Neul pareció darse cuenta, porque cuando se sentó y acomodó, carraspeó un poco y lo repitió con voz más suave. Yong Guk valoró qué era lo que más le apetecía probar primero, y escogió un plato de fideos de color marrón, el cual supuso que sería jjajangmyun. Cogió un poco con los palillos y se lo llevó a la boca. Masticó en silencio y se metió un poco más. No dijo nada. No podía. Si lo hacía, heriría los sentimientos de la chica, pero… ¿cómo evitar que ella lo probase? Comenzó a comer como si no hubiera mañana, deseando que al verlo tan famélico se abstuviera de probarlos ni siquiera.
— ¡Vaya, debe estar muy bueno! Déjame probar…—Ha Neul alargó los palillos para coger un poco del plato, pero él los apartó sin cuidado y negó con la cabeza, incapaz de abrir la boca— ¡Eh, sólo un poco, también quiero cenar! Yong Guk… ¡eh, no seas bruto! ¡No comas tan deprisa!—la chica se puso de pie para intentar quitarle el plato, pero él intentó impedírselo, levantándose también.
— ¿No lo has…preparado para mí? ¡Pues déjame comer!
—¡¡Para, Yong Guk!!—exclamó Ha Neul, todavía intentando arrebatarle el plato— ¡¡Para!!—gimió. De repente, todo el contenido se volcó sobre el suelo y ambos se quedaron de pie mirando el estropicio y agarrando el plato con ambas manos. Yong Guk esperó un grito enfurecido de ella, pero no fue así. Durante unos instantes, se quedó estática, con los ojos clavados en la comida. Por un momento creyó ver que le brillaban, pero supuso que era cosa de su imaginación porque enseguida se volvió hacia él y tenía los ojos secos.
—Lo siento, Ha Neul…
—¿Por qué lo has hecho? Yo sabía… sabía que estaba asqueroso. A pesar de haber estado toda la noche cocinando…—soltó el plato y se alejó de él, dándole la espalda. Yong Guk se mordió el labio, confundido— Pero tenía curiosidad por saber cómo ibas a reaccionar al probarlo, y no me has defraudado. Sabía que sería así. Pero tenía la esperanza de confundirme… ¿por qué eres tan bueno, Yong Guk?—se volvió de nuevo hacia él. Era la primera vez desde que la conocía que le veía aquella expresión en el rostro, y no supo cómo describirla o identificarla— ¿Sabes que a veces la bondad en exceso puede herir a las personas?
—Ha Neul, lo siento…
—¿Por qué te estás disculpando? ¿Por esforzarte en comerte esa bazofia para hacerme sentir mejor? ¿No has hecho lo que creías correcto, anteponiendo mis sentimientos a tu propia salud? El mundo necesita más gente como tú, Bang Yong Guk.
—Pero estás enfadada. Debería haber sido sincero contigo.
—Yo te he metido en un aprieto, así que estamos igual. No estoy enfadada porque hayas intentado, otra vez, ser bueno conmigo.
—¿Entonces?
—No estoy enfadada. No tengo por qué estarlo.
—Ha Neul es… ¿es por cómo me fui el otro día? Yo…
—Ya me lo explicó Rome. Lo entiendo, era tu novia, ¿cómo no ibas a acudir a su llamada?
—Da igual quién fuera, no debería haberme marchado de ese modo cuando te había prometido pasar la tarde contigo. Estuvo mal por mi parte. —Ha Neul sonrió. Esas sonrisas falsas que ponía para la gente que se acercaba a ella con segundas intenciones. Esas sonrisas que a él no le gustaban nada.
—En serio, no estoy enfadada. No quiero que comencemos a discutir… sólo quería verte y pasar un rato agradable. Siento haberte probado. Sólo quería comprobar si eres tan bueno como me pensaba y… ¡vaya si lo eres! Perdona por el mal trago. Los platos de la parte baja del carrito son comestibles, de verdad. Todo eso que he preparado…
—Me lo voy a comer. —la sonrisa falsa se borró de su rostro para dar paso a la de sorpresa.
— ¡No puedes hacerlo! Cogerás una indigestión.
—Has estado esforzándote para prepararlo, ¿cómo podría no comérmelo? Me siento muy, pero que muy agradecido, Ha Neul.
—Yong Guk, en serio…—pero él ya no escuchaba. Se sentó a la mesa, y siguió comiendo. No le gustaba desperdiciar la comida. Sabía lo difícil que era a veces poder llevar un plato de comida a casa. Por eso, comió de cada uno de ellos hasta que la barriga comenzó a dolerle. Comió mientras Ha Neul le observaba de pie en silencio, sin saber qué hacer o cómo reaccionar. En algún momento se dejó caer, derrotada, sobre la silla. Y casi dos horas más tarde, acabó, con casi todos los platos vacíos y dibujó una enorme sonrisa en el rostro.
—Muchas gracias por la cena, Ha Neul. En serio, muchísimas gracias. Espero que podamos repetir algún día.
Poco rato más tarde, un coche regresaba a Yong Guk a su casa a pesar de haber insistido en que podía ir caminando y así bajaría la cena. Cuando llegó a su hogar, se metió directo en el cuarto de baño y vomitó. Le dolía el estómago y le ardía la garganta. Estuvo allí metido más de cinco minutos, hasta que fue capaz de levantarse a coger algo de medicina. Mientras lo hacía, le sonó el teléfono para avisarle de que estaba recibiendo mensajes. Lo cogió y leyó cómo Ha Neul se disculpaba por esa pequeña trampa, por ser una chiquilla maliciosa que le había hecho pasar por todo eso. También le daba las gracias. Yong Guk se dejó caer al suelo mientras tenía la espalda pegada a una de las paredes del cuarto de baño.
La casa estaba en silencio, su familia estaba durmiendo. Respiró hondo, y se preguntó qué le pasaba en realidad a Ha Neul, por qué se había comportado así. Sabía que podía ser una chica infantil, pero desde luego lo que había visto esa noche es que estaba molesta por algo, y no quería decirle el qué. No respondió a los mensajes, porque estaba muy confundido y sólo sabía una cosa: quería volver a ver a Ha Neul, cuando antes, mejor. Quería volver a quedar con ella, y hacerla sonreír y reír de verdad, no como esa noche, y disfrutar de una tarde juntos jugando con un balón invisible. En pocos días, la presencia de la chica se había convertido en algo sin lugar a dudas agradable y necesario.
Rome cogió las llaves y salió de casa. Había recibido un pequeño mensaje de auxilio que no podía ignorar, y aunque debería haberle pillado por sorpresa, no fue así. Sabía que en algún momento pasaría, y también que sería pronto. La encontró en la cancha donde la había conocido cuando jugaba con su amigo. Estaba sentada en el suelo, con los hombros hundidos y la cabeza baja. Una estampa que sabía que no mucha gente sería capaz de ver en su vida. Se acercó hasta ella y la llamó con suavidad cuando estuvo a su lado. Ha Neul ni siquiera levantó la vista para saludarlo.
— ¿Por qué tuve que conocerlo?—le preguntó la chica. Rome se sentó a su lado y le acarició el cabello.
—No lo sé.
— ¿Por qué tiene que ser tan bueno?
—No lo sé.
Los hombros de ella comenzaron a sacudirse.
— ¿Qué me está pasando? ¿Por qué me hace sentir tan miserable alguien tan bueno? ¿Por qué, desde que sé que tiene novia, no puedo dejar de… de sentirme tan mal? ¿Tampoco lo sabes?
—Lo sé. Y tú también. No hace falta que te lo diga.
— ¿Qué tiene este imbécil, que no tengan todos los demás imbéciles?
—No intentes buscar un por qué. —Ha Neul, al fin, alzó el rostro. Las lágrimas surcaban sus mejillas. Rome sabía que ésa también era una imagen que muy pocas personas podrían llegar a ver nunca, y se sintió especial por ello. Siguió acariciándole el pelo.
— ¡No sé qué hacer!—exclamó, con toda la confusión y el dolor reflejados en su rostro. Se lanzó a su cuello, casi logrando hacerle caer. Pero Rome fue rápido, y la abrazó con suavidad. Se quedaron así, abrazados en el suelo, mientras ella lloraba, exteriorizando lo que sentía en su interior. Rome quería reconfortarla y ayudarla, sin embargo lo único que fue capaz de hacer fue abrazarla con más fuerza. ¿Sería capaz de olvidar a Yong Guk, o Ha Neul seguiría viéndose arrastrada por su amigo, hasta caer cada vez más y más en esa trampa, y al final, acabar enamorada?
K triste kiero llorar, es lo mas feo k t puede pasar en la vida
Pero aun asi me esta encantando sigan deleitandome plise