아무도 몰래 사랑해 Amudo mollae saranghae, capítulo 1

Autores invitados @Jeannelok

TE AMO SIN QUE NADIE LO SEPA

YoungjaeCapítulo 1:

3 meses más tarde

Young Jae dejó los papeles sobre la mesa y se masajeó las sienes. Llevaba ya tres meses en Tailandia, y se había convertido en uno más del grupo. Hasta entonces no habían comenzado a confiarle qué hacían o por dónde se movían. Pero esa misma mañana le habían dicho que tras comprobar que podían confiar en él, le dejarían unirse a un “trabajito” que tenían entre manos.

Se trataba de un robo. Le contaron que era una banda tailandesa que estaba metiéndose en su territorio (eso no era algo de lo que él debiera haberse enterado, pero se le escapó a Dae Hyun), y que como muestra de su poder iban a robarles. El plan era sencillo, llevaban tiempo pensándolo. Y cuando consiguieran el dinero, iban a comprarse un barco e ir a pasárselo bien por ahí con bebida y chicas guapas.

En cuanto llegó a casa tras haberse enterado del plan, comenzó a investigar a la otra banda. El resultado no fue para tirar cohetes. Los típicos matones dedicados a la usura y la prostitución, que poco a poco se habían ido haciendo con uno de los barrios más marginales, pero que habían sabido mantenerse al margen de las operaciones llevadas a cabo por las mafias más poderosas del lugar.

Ellos, al igual que los animales carroñeros, esperaban siempre al momento más oportuno para hacerse con lo que pudieran sin sufrir bajas.

Young Jae no creía que fuera demasiado difícil robarles. Y una vez lo hicieran, sus compañeros policías desmontarían todo el tinglado de esa banda. Al final, gracias a esos chicos, podrían desmantelar otros negocios turbios a parte del suyo propio. Resultaban útiles.

Hasta entonces, Dae Hyun era con quien mejor se llevaba. Era abierto, simpático y sincero. En realidad, era difícil pensar que ninguno de ellos fuera traficante. Eran jóvenes a los que le gustaba pasárselo bien y ya está. Pero sería de ingenuos creer que vivían en ese local, con su comida y demás, sin trabajar. De algún lugar tenían que sacar el dinero, y él se hacía el tonto, como si no supiera nada ni tuviera dudas al respecto. Sobre él mismo, decía haber encontrado un trabajo en una revista online y que por eso pasaba muchas horas encerrado en casa frente al ordenador. Pero que eso no le daba para mucho más que para pagar el piso y un poco de comida, y que por eso le iba bien quedar con ellos. Podían compartir gastos de comida, y así no se encontraba tan solo.

En tres meses, no habían sospechado de él para nada. Dae Hyun le contaba anécdotas sobre todos, como por ejemplo la vez que Jong Up se había creído que existía el agua de colores y había estado preguntando a todo el mundo al respecto. Una semana más tarde, tuvieron que confesarle que sólo hacía falta echar unas gotas de colorante para hacer que adquiriera color. Zelo, el más joven, siempre ganaba en competiciones de patinete contra chicos de otros barrios, aunque ninguno de sus rivales le guardaba rencor por eso. Him Chan cada día les hablaba de una chica diferente, a veces de dos. Young Jae nunca había conocido a nadie tan pagado de sí mismo como él.

Y Yong Guk… ya se había acostumbrado a ello, pero al principio le sorprendió mucho. La primera vez lo había visto en fotos, y tras conocerlo en persona, se había imaginado que sería un chulo, el típico cabecilla que no veía más allá de sí mismo y no le importaba el resto de humanidad.

Se equivocaba. Yong Guk era el tipo de persona que en la calle, se detenía a ayudar a los ancianos, conversaba con los niños y alimentaba a los animales. Siempre sonreía y pocas veces, quizá ninguna, le había visto enfadado. Cualquier error se lo atribuía antes a sí mismo que a cualquiera de los otros chicos, era fácil gastarle bromas y no resultaba difícil conversar con él.

No podía creerse que ese tipo fuera el hijo de uno de los mayores narcos de Corea, y que no le importase llenarse los bolsillos con dinero sucio. Pero era así, y con lo de esa mañana le había quedado más que claro. Un buen tipo no se metería en jaleos de robos. Pero estaban seguros de ello, como si lo hubieran hecho más veces. Si en algún momento Young Jae dudó de que esos tipos estuvieran relacionados con drogas, fue un instante efímero.

Se levantó de la silla y fue a la cocina a buscar un vaso de agua. Cenar solo en el piso se había convertido en algo insípido y aburrido tras haberse acostumbrado al bullicio de las comidas con los chicos.

Tras tres meses, por suerte había podido ir abandonando poco a poco el papel de chico tímido y ya se mostraba más relajado, aunque no del todo avispado. Así sería más creíble que hubiera cosas que dejase pasar sin darle demasiadas vueltas ni hacer preguntas al respecto. Debían creerse que eran lo mejor que le había pasado en mucho tiempo.

Su teléfono comenzó a sonar. El número de Yong Guk aparecía en la pantalla. Atendió la llamada sin dudar. Al otro lado sonó la voz grave y amable del chico.

— ¿Has acabado el artículo de hoy?—le preguntó. Young Jae no respondió— Íbamos a una fiesta. Era por si querías apuntarte.

— ¿Ahora? Bueno… vale, sí. No hay problema.

— ¡Genial!—debía obligarse a creer que la voz de Yong Guk no era tan sincera como sonaba. Quedaron frente a una tienda que solían visitar y poco después allí estaba, esperándoles. Estaban en pleno Enero, pero el calor era sofocante. Los habitantes estaban acostumbrados y para ellos esos 15º eran la gloria, pero él estaba muy agobiado.

Sacó las manos de los bolsillos y se quedó mirando la pulsera que llevaba. Había sido un regalo de Dae Hyun en Navidad. Él casi ni se acordaba de la llegada de un día tan especial. Estaba acostumbrado a comer con los chicos, así que no era ninguna novedad que le invitasen. Pero al llegar, vio una enorme mesa puesta con un montón de alimentos. Aparecieron con sombreros rojos y blancos y le pusieron uno a él.

— ¡Feliz Navidad!—le dijo con felicidad Dae Hyun— Estábamos esperándote, ¡vamos a cenar!

—Pe… pero…

—Pero pero nada, ¡vamos!—le cogió del brazo y lo arrastró hasta la mesa. Le hizo sentarse y pronto estuvieron comiendo y haciendo ruido como siempre, sin embargo esa vez había más comida, tardaron más tiempo y sacaron un pastel de postre. Young Jae intentó recordar cuándo había sido la última vez que había pasado una velada como aquella y se dio cuenta de que el recuerdo era muy, muy lejano.

Cuando acabaron de cenar, empezaron a repartir regalos. Él no tenía ninguno, y comenzó a sentirse nervioso. De repente, cada uno de los chicos le dio un paquete. Him Chan le regaló una maquinilla de afeitar y le dijo que un hombre siempre debía llevar el rostro perfecto, Jong Up un par de pesas para animarlo a sacar un poco de brazos porque estaba muy debilucho, Zelo una gorra. Dae Hyun le regaló la pulsera que llevaba puesta. Y Yong Guk…

—No sabía qué podía gustarte. Le he estado dando muchas vueltas…—le dio una película. No era nueva y por la portada supo que era de aventuras— Es mi película favorita. Por aquí no he podido encontrar una copia… así que espero que no te importe que sea de segunda mano. —le dedicó una de esas sonrisas con las que podía verle hasta las encías. Young Jae sólo recordaba que se quedó unos instantes sin saber qué responder a aquello. En algún momento se preguntó por qué alguien con tanto dinero, recurría a objetos usados para regalar. Yong Guk no era tacaño y él lo sabía, entonces… ¿Por qué?— No solo es mi película favorita, también significa mucho para mí. La vi cientos de veces con mi madre…—había explicado sin que le preguntase siquiera. Su madre había muerto tres años atrás, según la información.

¿Por qué ese tipo era tan sentimental? ¿Cómo podía desprenderse de algo tan importante para él con tanta facilidad? Más tarde, Dae Hyun le contó que él era así. Que había estado dándole muchas vueltas porque como no se conocían demasiado, no sabía qué podría gustarle a diferencia de a los demás. Y que por eso, supuso, al final se había inclinado por entregarle una pequeña parte de sí. Young Jae no lo entendía. No entendía nada de lo relacionado con esos chicos.

Sabía que al día siguiente debía presentarse con algo para no quedar mal. Él no les había regalado nada, y tampoco podía hacer nada impresionante ya que se suponía que no tenía dinero. Así que hizo una fotografía grupal con el teléfono móvil y al día siguiente fue a revelarla y enmarcarla.

Aún permanecía en una repisa del local, la primera que se veía al entrar. Había pensado que no le darían mayor importancia, pero al verlo se habían emocionado mucho. Eran un grupo confuso e inusual.

Levantó la cabeza cuando el recuerdo sobre la pulsera acabó. Se restregó las manos sudadas en el pantalón, deseando regresar a Corea y sentir un poco de frío en la piel.

— ¿Hace mucho que esperas?—Yong Guk había llegado, pero estaba solo— Los demás ya han ido a la fiesta. Pero tenía miedo de que fueras a perderte si ibas solo. Quizá te daba por encontrar otro grupo de amigos. —se rió. Young Jae dibujó algo parecido a una sonrisa tímida, intentando recordar su papel. Ese chico era tan raro.

—Gra… gracias…—musitó.

—No se dan las gracias entre colegas. —le dijo. Comenzó a guiarlo y él se dejó. Llegaron hasta la orilla de una playa. La verdad es que si Tailandia tenía algo bonito, eran sin duda alguna, las playas. Se quedó un rato fascinado por las olas, el ir y venir, y sin que se diera cuenta poco a poco se fueron acercando a la orilla. No se percató de que Yong Guk lo observaba contento y lo maldijo cuando al despistarse, recibió un montón de agua en la nuca.

Young Jae hacía años que no jugaba ni iba a la playa. Recordaba que de pequeño le había gustado mucho. El contacto del agua, la arena entre los dedos… pero todo aquello era cosa del pasado, pues él había crecido y no existía necesidad alguna de entretenerse en ese tipo de situaciones. Sin embargo, debía seguirle el juego a Yong Guk así que devolvió el ataque sacándose los zapatos y hundiendo los pies en la arena húmeda. Comenzaron a lanzarse el uno al otro agua salada hasta que comenzó a notar los brazos pesados del cansancio. Escuchó la risa de Yong Guk en la oscuridad y acabó contagiándolo. Pudo oír algo que no recordaba: a sí mismo riendo. Fue algo torpe y menos alegre que la del otro chico, pero le nació del alma y la dejó fluir, pensando que quizá no estaría tan mal dejarse llevar un poco…

Estuvieron un poco más jugando. Yong Guk sacó el teléfono móvil: al parecer le habían estado llamando los otros chicos durante un buen rato. Young Jae miró el reloj y se dio cuenta de que con la tontería, habían pasado casi dos horas. Cuando retomaron el camino se mantuvo con la cabeza baja y evitando entablar demasiada conversación con el otro chico.

No estaba seguro de hasta qué punto estaba manteniendo el papel que interpretaba, o se trataba de sí mismo, confuso por su comportamiento.

Llegaron a la fiesta poco después. El local estaba a rebosar de gente y la música demasiado fuerte para su gusto. Se preguntó si ningún vecino se quejaría de todo ese escándalo porque se les escuchaba desde bastante lejos. Las personas sacudían sus cuerpos extasiados, con movimientos que le resultaban imposibles de imaginar, ojos a veces en blanco, como si los dueños estuvieran muy lejos de allí. Las luces cambiaban, bailaban también, y a él todo eso le resultaba incómodo, incomprensible. Los cuerpos se pegaban unos a otros, chicos restregándose contra chicas, brazos intentando alcanzarlos a Yong Guk y a él como si fueran amigos de toda la vida. Se estaba agobiando, y a pesar de todo mantuvo la compostura hasta que localizaron a los demás. Him Chan y Dae Hyun estaban contoneándose contra un par de muchachas, pero éste último en cuanto los vio se acercó a ellos. Jong Up y Zelo en cambio estaban en su salsa, bailando solos y ganándose la atención de muchos chicos y chicas por igual.

Dae Hyun fue hasta ellos con una gran sonrisa dibujada en el rostro.

— ¡Habéis tardado mucho! Y mirad que os he estado llamando…

—Ya te he dicho antes que lo sentimos—tanto Dae Hyun como Yong Guk tenían que gritar para hacerse oír entre tanto ruido—. Esto está más animado de lo que me esperaba. Venga, Young Jae, —el aludido notó cómo tiraba de él para acercarlo más—vamos a bailar. —sabía que ellos salían bastante de fiesta y que por lo tanto, no tendrían problemas en hacerlo. Pero él no había ido a ningún evento de aquel tipo en su vida, y mucho menos había bailado.

— Yo no sé…—intentó decir, pero la música tapaba su voz. La mano del otro se soltó de él, y le vio alejarse y comenzar a moverse en la pista. El chico se puso a bailar, y Dae Hyun después de dedicarle una amplia sonrisa, también lo acompañó. Young Jae, de repente, se sintió un poco solitario. Estaba plantado de pie, quieto, recibiendo empujones por todos lados mientras los demás se contoneaban al ritmo de la música. En él ni un solo átomo quería unirse a aquello.

Cada vez le desagradaba más ese lugar.

Unos tres minutos más tarde, se hartó y decidió salir a la calle. En sus manos todavía notaba el frío del agua, y aunque él mismo encontraba infantil haberse puesto a jugar con ella, se preguntaba por qué preferían embutirse allí dentro a mover el cuerpo como si estuvieran dándoles ataques, que salir al exterior y disfrutar del aire puro.

Se agachó y cogió un poco de arena del suelo. La dejó resbalar por entre los dedos. El agua lo llamaba, incitándolo a seguir jugando con ella. Se preguntó por qué, teniendo unas playas tan bonitas, no salían del local y bailaban fuera. Después creyó que era mejor que no lo hicieran o podrían ensuciarlas.

— ¿Por qué has salido?—escuchó a su espalda, mezclándose con el bullicio que en el exterior se escuchaba fuerte, pero lejano. Se levantó, sorprendido y se limpió la mano en el pantalón. Dae Hyun tenía pinta de preocupado—Ah… hoy también llevas la pulsera. —sonrió, complacido y emocionado. No era demasiado difícil saber qué pensaba en cada momento.

De todo el grupo, era con él con quien mejor se llevaba. Siempre le buscaba, sacaba conversación y le dedicaba sonrisas. En cierto modo, le recordaba a Hyo Sung. No quería admitirlo ni para sí mismo, pero sentía nostalgia cuando en su mente aparecían esas comparaciones.

—Es muy bonita—sacudió la muñeca para ver mejor los colores de los hilos. Dae Hyun llevaba sólo una camiseta de tirantes negra ajustada a su delgado cuerpo, pegada a la piel a causa del sudor—. Te caen gotas de sudor hasta de la punta del pelo.—la respuesta fue una nueva sonrisa.

—Te vi marcharte así de repente, y me preocupé. Yong Guk también se ha quedado extrañado. Hemos creído que quizá hay algo que te haya molestado.

—No, no es eso. Es que… bueno yo…—bajó la mirada, preguntándose qué era mejor decir: que no sabía bailar, o que odiaba ese tipo de lugares. Dae Hyun esperaba su respuesta, la cual se estaba haciendo de rogar. Se sacó un pañuelo del bolsillo y se lo tendió, para que al menos se secase el sudor.

—No es necesario…

—Pues entra y sigue sudando allí, estoy bien. —sonó un poco más brusco de lo que pretendía en un principio, sin embargo Dae Hyun no pareció percatarse.

—Me quedaré un rato contigo. —cogió el pañuelo ofrecido y se lo pasó por la frente y el cuello.

Ambos acabaron apoyados en una pared del local. En su espalda notaban el sonido y fue un poco incómodo durante unos minutos, hasta que se acostumbraron a ello. No hablaron, se mantuvieron en silencio el uno al lado del otro. A veces Dae Hyun resultaba muy pesado, otras, agradable. Tres meses después de conocerlos, Young Jae a veces se sentía todavía confundido con esos muchachos. Había visto con sus propios ojos (aunque eso ellos no lo sabían) los tejemanejes que se traían con los vehículos, que era la prueba que le confirmaba el robo que llevarían a cabo.

Young Jae estaba mirando cautivado el cielo oscuro. Le vino a la cabeza la risa de Yong Guk y el buen rato que habían pasado. Era una lástima que le cayera tan bien alguien a quien iba a meter en la cárcel.

4 respuestas a 아무도 몰래 사랑해 Amudo mollae saranghae, capítulo 1

  1. ¡Hola!

    Me gusta mucho el estilo del fanfic, está muy bien escrito. Suelo leerlos en inglés porque la mayoría que están en español tienen muchas faltas ortográficas, pero éste da gusto leerlo (las descripciones, etc.).

    El fanfic me tiene enganchada desde la introducción >.< Creo que al final lo pasaré mal porque todos se llevan ¡tan bien!, pero a la vez son ladrones… aigo. Menudo dilema tiene que tener Young Jae. Tengo curiosidad por saber qué ocurrirá jeje.

    Decir que estoy aquí por la influencia de mi eonni suprema ❤
    Gracias al fic voy conociendo un poquito más a los chicos de B.A.P y creo que he enganchado a mi compi de piso Ana, a ver si se anima también a comentar jujuju.

    Se despide una fiel seguidora esperando paciente el próximo capítulo ^^

  2. 재 동아 공원 dijo:

    * – * 아름다운 이야기

    • ari2pmam dijo:

      Muchas gracias por comentar sobre el fic, aunque tuve que usar el traductor XD. A la autora le ha encantado y le ha hecho gracia encontrarse con un comentario en coreano.
      Las dos esperamos que sigas disfrutando del fic, porque créeme, merece mucho la pena.
      Nos iremos preparando para tu siguiente comentario en coreano, aunque miedo nos da lo que pueda salir del traductor XD. ¿Te importaría mucho traducírnoslo después de ponerlo en coreano ^^?

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.