Autores invitados, @Jeannelok
“Encontraré a mi yo perdido […] Ésa es la diferencia entre tú y yo. Yo sigo corriendo sin tiempo para descansar.”
Tenía el número de teléfono de Ha Neul, pero no la había llamado. Había logrado convencerla para quedar de nuevo, pero no quería desperdiciar la oportunidad. A Yong Guk le caía bien la chica, opinaba que había en ella mucho más que una niña rica, creída y pedante.
Acabó de lavar los platos de la cena y se despidió de su familia al salir. Había quedado con su mejor amiga y el novio de ésta, para ir de copas un rato. Se encontró con ellos en la puerta de un local.
Lee Min Jung era amiga suya desde que él tenía cinco años, y ella diez. Su noona había pasado la infancia en el extranjero, y cuando regresó, sus familias, que eran amigas, habían retomado la vieja amistad que tenían. Min Jung se llevaba bien con los tres hermanos, pero desde siempre había tenido un afecto especial por él y al ser mayor, tendía a actuar como una madre y sobre protegerlo. Hablaba diversos idiomas gracias a su estancia fuera y era zoóloga. Declaraba que era el mejor trabajo del mundo porque así tenía que tratar lo menos posible con personas, a parte de él y su novio. La pareja de Min Jung, Yang Seung Ho, era un buen chico: inteligente, educado, divertido… El tipo de persona con la que es imposible aburrirse. Accesible, aunque era mejor no hacerle enfadar. Al inicio su relación había sido un poco difícil a causa de su estatus. Él pertenecía a una familia adinerada y con muchas influencias, por lo que al principio se habían negado a que la chica fuera su pareja. Sin embargo, no había nadie que pudiera resistirse a los encantos de Min Jung, y no tardaron en adorarla y tratarla como a una hija más. Yong Guk había vivido los duros momentos con ellos, y se sentía muy feliz al ver que su relación avanzaba favorablemente.
Después de saludarse, entraron, se sentaron y pidieron las bebidas. Aunque le gustaría, no podía salir de fiesta teniendo que trabajar al día siguiente por la mañana. Sin embargo, hacía días que no veía a la pareja y tenía ganas de hablar un rato con ellos. Al menos por teléfono le había explicado a Min Jung lo sucedido con Ha Neul, y lo único que ella le había dicho es que quería conocerla.
— ¿Una semana y aún no habéis vuelto a quedar?—preguntó Min Jung, sorprendida. Él asintió, explicándole sus razones— Quizá se ha olvidado ya de la promesa.
—No creo. De todos modos, su hermano no le dejará escapar de mí con tanta facilidad. —rió. Seung Ho dio un sorbo a su bebida antes de decir esta boca es mía.
— ¿Cómo se llama la pareja de hermanos?
— ¡Ah, es cierto! Aún no os lo he dicho. Deben sonarte de algo, hyung, ya que son muy ricos. Mis hermanos me dijeron que sus padres son dueños de una cadena de hoteles.
—Vale. No me digas más. Los hermanos Kim, Kim Hee Chul y Kim Ha Neul, ¿verdad? Madre mía Yong Guk, te has ido a topar con los grandes—silbó—. Les conocí hace algún tiempo en persona, no creo que se acuerden de mí. Es imposible no notar su presencia allá por donde pasan, por lo guapos que son y el porte que tienen. Tengo entendido que Kim Hee Chul acaba de regresar de su servicio militar, ¿qué tal está?
—Muy… ¿impresionante?—Yong Guk enarcó una ceja.
—Oye, tengo una idea—dijo de repente Seung Ho—. El sábado tengo que tocar en una fiesta importante, y estoy seguro de que los hermanos acudirán. Podrías ir como mi invitado. Así no gastarás ese favor que te debe.
— ¡Muy buena idea!—apoyó Min Jung contenta y dándole un beso a su novio en la mejilla.
—Eh, podríais hacer eso cuando no estoy mirando…
—Venga, los niños deben irse pronto a la cama, ¿no? Acaba de beberte eso, y vete a casa.
—Guau noona, ¿desde cuándo eres tan cruel conmigo?—se quejó en broma, obedeciendo y terminándose el contenido de su copa. La idea de su amigo le había, sin lugar a dudas, animado.
Llegó el sábado, y por suerte Seung Ho le había dejado un traje, porque él no tenía ninguno. El problema es que no habían pensado en la camisa y él no tenía, así que tuvo que ponerse una camiseta negra bajo el traje del mismo color. Por suerte, le iba bien. Se preguntó si en ese tipo de fiesta desentonaría mucho con el cabello rubio, y cuál sería la reacción de Ha Neul al verlo.
Sonrió satisfecho con su aspecto al evaluarse en el espejo, y al salir del cuarto, su familia aplaudió alucinada. Su hermano le agradeció que le mostrase cómo se vería él en caso de ponerse un traje también, y que estaría muy guapo. Al fin y al cabo, eran gemelos idénticos.
Salió de allí contento. Sabía que no era muy agraciado de cara, pero le decían a menudo que era atractivo. Nunca se lo acababa de creer, pero por primera vez en su vida consideró que esa idea fuera real. Vaya, lo que podía hacer un simple traje.
Se detuvo ante la puerta de la casa de Min Jung. Como Seung Ho había tenido que adelantarse, él iría con su amiga hasta el evento. Al verla aparecer, sonrió complacido. Hasta el momento, le había visto usar muy pocas veces vestido, y ésa no iba a ser la oportunidad para verla hacerlo.
Llevaba un traje pantalón negro por completo (iban, sin lugar a dudas, conjuntados) sin mangas pero que llegaba hasta el cuello, con una pequeña abertura a la altura del cuello hasta el nacimiento del pecho. Aunque llevaba tacones no eran en exceso altos, y prescindía de grandes complementos a parte de alguna pulsera y unos pendientes de color aguamarina a conjunto con sus uñas. Un cinturón de metal, delgado, colgando de un lado, le ajustaba el traje a la cintura. En el pelo, oscuro y corto hasta la mejilla, no tenía ningún tipo de adorno.
—Estás muy guapa, noona.—le dijo, tendiéndole el brazo para que se agarrase a él. Tan elegantes que iban y cogerían un autobús para ir al lugar.
—Tú estás impresionante. Me siento orgullosa, nunca creí que te vería vestido así.—se agarró de él. Era cierto que estaba emocionada y eso le hizo sonreír todavía más.
—Parecemos una pareja.
—Entonces espero que Seung Ho no se ponga celoso… Aunque somos una pareja un poco tétrica. ¿Por qué no le pediste una camisa a Seung Ho? Suerte que nos acordamos también de los zapatos. De todos modos, vas perfecto. Creo que las niñas de esa fiesta tendrán sueños interesantes esta noche.—bromeó, arrancándole una carcajada. No tardaron demasiado en llegar al lugar. Era un edificio alto, lleno de luces adornando el exterior. Los coches llegaban y se iban, dejando a elegantes personas ante la puerta. Yong Guk comenzó a sentirse nervioso, pero contento de no estar solo. Min Jung estaba acostumbrada a eso, y cuando llegaron a la puerta sólo tuvieron que enseñar las invitaciones y decir sus nombres para poder entrar.
El lugar era tan inmenso por dentro, como lo parecía por fuera. El techo era alto, y el color predominante, el dorado. Las paredes estaban decoradas con elegantes grabados, y había mesas con pequeños manjares y degustaciones mientras esperaban a que les dejasen entrar. La gente era del todo distinta a la que solía ver, otro mundo. Ha Neul había brillado en el taller, pero allí dentro todas esas personas lo hacían. Trajes y vestidos caros, collares y relojes caros, maquillaje y operaciones estéticas caras… Distinguió un par de rostros conocidos de televisión, alguna actriz y presentadores.
—Te estás mareando, ¿verdad? Me pasó lo mismo la primera vez. Pero te tocará hacer un poco el paripé. No podemos dejar mal a Seung Ho, ¿no crees?
—No lo haré, noona. Sólo estoy sorprendido. ¿Me puedes decir dónde me he metido?
—En el mundo del pajarillo. Si quieres hacerla salir a descubrir el mundo, no estará mal que te metas a ver cómo es la jaula para encontrar una salida. —tenía razón. Estaba haciendo eso para ayudar a Ha Neul. De repente, un par de personas se acercaron a ellos y se pusieron a conversar con Min Jung como si la conocieran de toda la vida. Él se despidió con educación, alegando que iba a traer algo de beber. En realidad, y estaba seguro de que ella lo sabía, comenzó a buscar a los dos hermanos. No tardó mucho en localizarlos.
Al primero que vio fue a Hee Chul. Le reconoció enseguida, y aunque llevaba un traje de lo más sencillo, destacaba. Sonreía a todo el mundo de manera amable, hablaba con varias personas a la vez y era el centro de atención. Se había cortado todavía más el pelo, lo cual destacaba sus grandes ojos. Yong Guk buscó con la mirada a Ha Neul, y cuando la vio quiso salir huyendo de allí. Se había equivocado. A pesar de todo, ella sabía destacar. Elegante, femenina, con una pose perfecta. No intimidaba y daba pie a querer hablar con ella, pero a la vez ponía un límite, sin dejar que nadie se acercase demasiado. Llevaba un vestido de colores magenta, palabra de honor, con unos tirantes finos, y una cinta que se convertía en un lazo al costado de la cintura. Debajo del lazo, la tela se abría y se transformaba en una más clara de pliegues. En el cabello, el cual se había ondulado un poco, llevaba un lazo del mismo color que el vestido. Los zapatos eran negros, y el collar y las pulseras perlas blancas. A diferencia de muchas invitadas, su vestido era juvenil, sencillo, y a pesar de todo, pocas iban tan guapas como ella.
Lo de esos dos hermanos no era normal.
Se quedó allí quieto, mirándolos, sin estar seguro de qué hacer. No podía acercarse sin más, pero había ido hasta allí para encontrarse con Ha Neul, así que tampoco era viable regresar al lado de Min Jung con la cola entre las piernas como un cachorro asustado. Por eso, esperó hasta que sucedió lo que le pareció la mejor solución. En algún momento dado, la muchacha levantó la cabeza y se encontró con él. Se quedó petrificada, observándolo. Desde luego, nunca se imaginó el ir a encontrárselo allí. De todos modos, no se acercó a hablar con Yong Guk porque enseguida alguien le salió al paso. Se notaba que toda esa gente sólo quería mostrarse amable con los hermanos por lo que significaba tenerlos contentos, y se preguntó si sus padres estarían allí o les dejaban esas tareas a ellos.
Se dio media vuelta, dispuesto a ir a buscar algo de beber y regresar al lado de Min Jung. Ya estaba sola, así que le tendió la bebida y apuró de un trago la suya.
— ¿Ha pasado algo?
—La he visto.
—Y…
—Y estaba preciosa. Es decir, sabía que era guapa, de sobras. Pero no sé qué tendrá esto de ponerse trajes y vestidos elegantes, que nos transforman a todos en… en…—no encontraba la palabra adecuada para describirlo.
— ¿En cisnes? Lo tuyo no son las metáforas, Yong Guk.
—Tendrías que haberla visto.
—Es que espero que luego me la enseñes, canalla. Quiero ver a esa princesa. De todos modos, me preocupa que tú no estés llevando esto demasiado lejos.
— ¿A qué te refieres, noona?—la observó curioso, sin acabar de entender sus palabras, todavía con la imagen de Ha Neul en la cabeza.
—Nunca te había visto tan interesado en ninguna chica. Nunca. Eres un buen chico y muy inocente… no la conoces mucho, pero creo que te está empezando a gustar.
—No digas tonterías, noona—rió divertido ante esa ocurrencia—, ¿cómo iba a suceder eso? Sólo estoy sorprendido, ¿no lo estabas tú la primera vez que fuiste a una fiesta de éstas? Además, sabes que yo…—no pudo seguir hablando, porque de repente unas puertas se abrieron y unos hombres trajeados reclamaron la atención de todo el mundo. No tardaron demasiado en tener que pasar a la sala donde tendría lugar el concierto. Estaban en las primeras filas, pues al fin y al cabo se trataba de la novia de uno de los pianistas más famosos e importantes del país. Yang Seung Ho era, sin lugar a dudas, un genio del piano.
Las luces se apagaron y la música comenzó a sonar. Diferentes instrumentos. No era el tipo de música a la que él estaba acostumbrado, pero a fin de cuentas, a eso quería dedicarse él en realidad. Su gran afición no eran los motores ni el baloncesto. A él lo que le encantaba, era rapear. Desde pequeño había tenido una voz particular, profunda, que fue acentuándose en su paso por la adolescencia. Había aprendido a controlarla y sin darse cuenta, había llegado a no poder pasar ni un solo día sin rapear un poco. No conocía a nadie del barrio interesado en hacer una banda, y aunque se había planteado ir a alguna que otra audición, al final siempre se echaba hacia atrás. No tenía la suficiente confianza como para hacer aquello. Por eso, a pesar de no estar acostumbrado a la música que estaban escuchando, se dejó llevar por ella y comenzó a imaginar versos que la acompañasen, acelerando tempos, quitando y añadiendo notas. Cerró los ojos y se dejó llevar, hasta que escuchó el nombre del novio de su amiga y ésta le pellizcó el brazo para devolverlo a la realidad.
Seung Ho estaba en lo alto del escenario, sentado frente a un inmenso piano. Él no tenía ni idea de cómo se llamaba esa pieza, aunque le sonaba de haberla escuchado, y Min Jung le aclaró que se trataba de “Claro de Luna” de Beethoven. Era un sonido suave, profundo y delicado. Había visto a Seung Ho tocar el piano varias veces, pero no era algo de lo que uno pudiera cansarse. Por eso, disfrutó de la pieza al completo y se levantó a aplaudir extasiado mientras entregaban un ramo de flores a su amigo, como agradecimiento por haber participado. Él lo alzó en su dirección. Había localizado a Min Jung y se lo estaba dedicando, en silencio. Algunas piezas más tarde, todos los participantes del concierto salieron de nuevo para tocar una pieza en conjunto como una orquestra.
Cuando salieron de allí, Yong Guk estaba maravillado. Había sido más interesante de lo que se pensaba, y así se lo hizo saber a su amigo cuando se encontraron.
— ¿Sabes qué? Varias muchachas me han preguntado quién era el chico tan apuesto que iba con mi novia. Creo que varias damas te pedirán tu número de teléfono. —al escuchar eso, Yong Guk no pudo evitar sonrojarse.
—Pues él sólo parece interesado en una de esas damas, y lo tiene encandilado.—escuchó que Min Jung le medio susurraba a Seung Ho.
—Sólo estoy haciendo esto porque su hermano…
—A mí no me tienes que explicar nada. Y ahora, ve a ver si la encuentras y podéis charlar un rato. Yo tengo que acompañar a Seung Ho a saludar a mucha gente mientras volvemos a hacer otro picapica.—le aclaró. Cierto, ahora les habían hecho pasar a un lujoso e inmenso jardín, para ofrecerles otra vez todo tipo de manjares exquisitos. La próxima vez le pediría a Min Jung que se llevara algo para traerle un poco de esa comida.
Se paseó entre las mesas llenas de gente, buscando a Ha Neul. La encontró de pie en un rincón, despidiéndose de gente que se había acercado a hablarle. Volvió a quedarse estático, inseguro de si acercarse a ella o esperar a que reparase en su presencia. No tuvo que pensárselo mucho, porque la chica lo localizó casi al instante. Se quedaron observándose el uno al otro de lejos. Notó que Ha Neul intentaba mostrarse impávida pero que se sonrojaba, y él no pudo evitar que sus propias mejillas adquiriesen un ligero tono rojizo. Se comenzaron a acercar entonces el uno al otro, por desgracia nuevas personas se pusieron frente a la chica. La sorpresa fue que a él también lo detuvieron un par de jóvenes, con sus vestidos de fiesta largos y sus rostros maquillados. Se tensó. Por alguna razón, con Ha Neul se sentía cómodo, quizá porque ella también se ponía nerviosa cuando le hablaba o por lo que le transmitía, pero le costaba relacionarse con facilidad con chicas. Sobre todo, si le hablaban con la voz de niñas monas que estaban empleando aquellas.
— ¿Cómo te llamas?—le preguntaba una. Él intentó sonreír lo más normal posible, mientras buscaba asustado con los ojos a Ha Neul. La chica estaba saludando con cordialidad a dos hombres trajeados.
— ¿Vienes solo, o acompañado? ¿A qué familia perteneces?
—Nunca te habíamos visto en una fiesta de éstas.
—Yo…—comenzaba a estar acalorado. Se pasó una mano por el cuello sudado, lo que hizo a ambas muchachas suspirar con exageración. Las mujeres no solían reparar en él, aunque sí lo hacían en su hermano, que tenía más desparpajo y era mucho más sociable, así que no tendía a encontrarse en ese tipo de situaciones.
— ¿Quieres ir a algún lugar luego… cuando acabe todo esto?—preguntó una de ellas. Sus intenciones eran demasiado claras hasta para él y se sonrojó.
— ¡Guau, qué mono!—volvió a alzar la cabeza, deseando que Ha Neul hubiera acabado ya. La muchacha los había alcanzado y estaba detrás de las chicas que le atosigaban. Les sacaba una cabeza a ambas, y era mil veces más refinada y elegante. Incluso él podía notar eso con un simple vistazo.
—Chicas, por favor, lo estáis agobiando—dijo, llamando la atención de las aludidas. Cuando se volvieron a ver quién estaba hablándoles y descubrieron a Ha Neul, se deshicieron en reverencias y se marcharon sin necesidad de que dijera nada más—. Puff… tampoco me como a nadie.
—Mujer, cuando pegas das algo de miedo.
— ¿Se puede saber qué haces aquí? Te he visto del brazo de la novia de Yang Seung Ho… La gente lo está comentando bastante.
—Me han invitado ellos. Min Jung… su novia es amiga de la infancia. Antes de que preguntes, sí, les comenté que os había conocido a tu hermano y a ti y me propusieron venir por si te veía.
— ¿Por qué querías verme? Dijimos de quedar, pero no me has llamado ni una sola vez. No entiendo para qué tienes que recurrir a venir hasta aquí…—miró alrededor, agobiada. Alargó la mano y lo agarró del brazo, sacándolo del lugar. Yong Guk se dio cuenta de que el solo hecho de tocarlo la ponía nerviosa. No debía estar acostumbrada al contacto físico. Se lo llevó hasta un lugar del jardín donde se mantendrían a cubierto de las miradas indiscretas, y por si acaso, él se colocó a espaldas de la multitud para ocultarla.
—Siento no haberte llamado, pero… ¿tenías ganas de que lo hiciera?—logró sonrojarla. Era mucho más cómodo hablar con ella que con otras chicas. Sonrió con dulzura sin poder evitarlo.
—Me he aburrido. Tras conocerte pensé que… no sé, que lograrías distraerme un poco.
— ¿Me has tomado por una mascota?—preguntó burlón. Ella le clavó la mirada— Estaba bromeando, ¿cuándo te va bien que nos veamos?
— ¿Mañana?—Yong Guk se tensó.
—Lo siento, mañana no puedo—intentó no sonar demasiado serio. Por un momento había olvidado que él…— ¿Te va bien pasado mañana?
— ¿Me vas a volver a llevar a comer a aquel sitio…?
—Sólo si te gustó—sabía que la chica no iba a admitirlo, pero con su reacción pudo adivinar enseguida cuál era la respuesta—. Pediré la tarde libre, así que tendrás que reservar la tuya para mí, ¿tienes ganas de ir a algún lugar en especial?
—Te dejo sorprenderme—respondió la chica—. Ah, mira, por ahí viene mi hermano. —comentó, asomando la cabeza por detrás de él. Yong Guk se hizo a un lado y Hee Chul se acercó a ellos sonriendo. Era impresionante que un chico pudiera ser tan guapo, femenino y masculino a la par. Sus pasos le recordaron a los de un gato, precisos y elegantes. Cuando llegó hasta donde se encontraron se colocó junto a su hermana.
—Me alegra volver a verte, Yong Guk. He escuchado que has venido de la mano de la pareja de Yang Seung Ho.
—Sí, aunque el que me invitó fue él, claro.
—Vaya, es sorprendente que seas amigo del genio del piano. Creo que te tendré que pedir… otro favor—bajó la voz, haciendo que las dos últimas palabras adquiriesen un toque misterioso—. La verdad es que siempre he querido tocar con él. Pero hasta ahora aunque hemos coincidido en diferentes fiestas, sólo hemos podido hablar cara a cara una vez.
— ¡Pero hermano!—exclamó de repente Ha Neul, como si hubiera escuchado una barbaridad— Tú ya no tocas el piano…
—Podría volver a hacerlo si es para tocar junto al gran Yang Seung Ho, Ha Neul—sorprendente, y Seung Ho creyendo que Hee Chul ni se acordaría de él. Se sintió orgulloso por aquel al que llamaba cuñado, aunque no tuviera lazos de sangre con Min Jung—. Ah, Yong Guk, siento decirte eso pero creo que por ahora, tendrás que disculparnos. Dado que mis padres no han podido asistir, a mi hermana y a mí nos toca seguir dando la cara por la familia. Supongo que lo comprenderás, ¿verdad? Espero que nos volvamos a ver pronto.
—Yo también lo espero. Ha Neul, te espero el lunes. No faltes, ¿eh?
—No lo haré. No falto a mis citas… espera, que no es una cita.
—Venga, si te hace ilusión esta vez lo será. —rió, sabiendo que eso molestaría a la chica. Sin embargo, lo único que hizo fue sonrojase con timidez.
—Eres un engreído. Te veo el lunes.
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