Though I know the end, I keep falling for you, capítulo 1

Por @Jeannelok y @Ari2PMAM

VIXX

Hacía un año que había llegado a su empresa, un año desde su reencuentro después de haber estado separados durante tanto tiempo, y cada día seguía mostrándose sorprendido al verla.
Iseul, la niña con la que había pasado su infancia, se había convertido en una mujer en la que no quedaba rastro alguno de su antiguo yo.
No había crecido demasiado, poco más de metro sesenta, era rellenita, cara redonda, rasgos no muy destacables, y una melena morena hasta media espalda cortado en capas, dándole un aspecto moderno y fresco.
Recordaba que de pequeña solía vestir con vestidos de aspecto anodino, un corte de pelo recto que no concordaba con sus rasgos, y que no tenía demasiada seguridad en sí misma.
Se había tenido que ir a Japón con su familia por el trabajo del padre, y habían perdido el contacto.
Sin embargo, ahora era una mujer con un gusto exquisito, tanto para la ropa como para los complementos.
Sabía que había estudiado diseño de moda en Nueva York, porque así se lo había dicho el CEO de la empresa cuando se la presentó como su nueva estilista, pero ella nunca había hablado de su vida tras marcharse de Corea.

Recordaba el día que habían sido llamados al despacho del CEO, al parecer habían logrado contratar a una de las mejores estilistas y diseñadoras de moda recién llegada de Nueva York.
Cuando entraron en el despacho, la vieron sentada en una silla con las piernas cruzadas y luciendo una sonrisa educada. Le había llamado la atención el aplomo y la gran confianza en sí misma de aquella mujer, sin olvidarse de su buen gusto a la hora de vestir.
—Señorita Park Iseul, le presento a VIXX, el grupo del que a partir de ahora estará a cargo.
La mención de aquel nombre provocó una descarga de adrenalina en Hak Yeon, el líder de VIXX. Había tenido una leve sensación de reconocimiento al entrar y ahora quedaba claro, era su vieja amiga.
— Encantada. Espero que juntos podamos hacer un gran trabajo. — Y extendió la mano para presentarse uno a uno.
— Vamos chicos, presentaos, no os quedéis ahí como pasmarotes. — El CEO sonrió divertido y eso los espoleó.
— Oh, sí, claro. Encantado, me llamo Han Sang Hyuk, el maknae del grupo. — Ella le dedicó una sonrisa educada mientras le estrechaba la mano con firmeza.
Así fueron uno por uno, hasta que llegó al líder del grupo.
— Ha pasado mucho tiempo Iseul, estás muy diferente. La verdad es que me ha costado trabajo reconocerte. — Su voz estaba teñida de diversión e intriga.
— Espero que sea para bien, Hak Yeon. — La sonrisa irónica que le dedicó le hizo sonreír divertido.
— Por supuesto que es para bien. Estás muy guapa.
— Muchas gracias. Por cierto, será mejor que les expliquemos lo que está pasando aquí, porque se están muriendo por preguntar. — Se giraron a la vez y vieron cómo tanto los chicos como el CEO los miraban intrigados y muertos de curiosidad.
— Iseul y yo nos criamos juntos. A los diez años, por motivos laborales, tuvo que trasladarse con su familia a Japón y perdimos el contacto. Creí que nunca más nos volveríamos a ver, pero aquí estamos otra vez, juntos, como cuando éramos niños.
— Entonces podrás contarnos cosas vergonzosas de hyung, y así nosotros podremos atormentarlo. — La gran sonrisa de Hongbin la hizo sonreír resignada.
— Para tu más absoluta desolación, no tengo nada que contar. Fue mi mejor amigo y es algo que siempre le agradeceré.
— ¿En serio? Vamos, algo habrá. — Le volvió a dedicar una gran sonrisa intentando conquistarla y que así le contase todo lo que supiese sobre el líder.
— Hongbin, deja de intentar conquistarme con esas sonrisas, no harán efecto. — Aquello lo turbó sobremanera y dejó de sonreír.
— ¿Que no surten efecto? Pero… Pero… — Dae Gi siempre le había dicho que su sonrisa era un peligro para cualquier mujer.
— Difícilmente puede surtir efecto, cuando me crié con el maestro de las sonrisas asesinas. — Y le dedicó una mirada de lo más elocuente a Hak Yeon, que se mostró ufano por ello. Hongbin, por su parte, los miró con ceño y rencor.
— No importa, seguiré intentándolo y algún día lograré conquistarte.
— Inténtalo todo lo que quieras, no lo lograrás.
— Siento interrumpir vuestra animada charla, pero creo que sería mejor que le enseñase su nuevo puesto de trabajo. Aunque si queréis, podéis acompañarnos.
— Sí, por supuesto, nos apuntamos. — Hak Yeon respondió por todos y salieron juntos de allí.

Volvió al presente, y se dio cuenta de que a pesar de ese año, apenas había logrado averiguar nada sobre esos años en blanco que tenía de su amiga. Ella siempre le respondía lo mismo: “Es el pasado, ya no importa, céntrate en el presente.” Tras eso le dedicaba una sonrisa cariñosa y volvía a su trabajo.
Tenía que reconocer que le frustraba. Quería saber de ella, pero nunca le dejaba entrar en su mundo. Sin embargo, ella estaba al tanto de todo sobre él. Aquello era increíble. La niña sin personalidad se había vuelto dura de roer, aunque tenía que reconocer que los duelos verbales con ella eran la mar de divertidos.

— ¿Chopin? — Hak Yeon sonrió divertido al ver cómo Iseul pegaba un bote y se llevaba una mano al pecho.
— Sí, Chopin. Y la próxima vez avisa que estás ahí o me provocarás un infarto. — Iseul se acercó al MP4 que tenía sobre una de las mesas conectado a unos altavoces portátiles, para apagarlo mientras hablaba con él. — ¿Qué te trae por aquí? Aparte de tu deseo de mandarme a cardiología.
— Auch, eso ha dolido. No quiero matarte de un infarto, sólo que me gusta observarte trabajar. Te enfrascas de tal manera, que ni cuenta te das de si hay alguien observándote.
— Amo lo que hago. Y en estos momentos estoy dibujando los bocetos para vuestros nuevos trajes. — Se volvió hacia la mesa para agruparlos y darles la vuelta, y que así él no los viese.
— ¿No piensas hacer una excepción conmigo? — Y se acercó hasta ella sonriéndole para intentar así convencerla.
Iseul, por su parte, puso los ojos en blanco y suspiró cansada.
— No, ni siquiera a ti. Y deja de intentar hacerme cambiar de idea sonriéndome. No lo lograste nunca de crío, así que ahora, menos todavía.
— Bueno, quién sabe, si lo intento puedo acabar lográndolo. — Su excesiva confianza la hizo resoplar. Se dio media vuelta y se apresuró a guardar los bocetos en su maletín, cerrándolo de inmediato.
— Hak Yeon, tus torpes técnicas de seducción no tienen nada que hacer conmigo. Y es algo que te tengo que recordar una y otra y otra y otra vez. Verás, supongo que a las coreanas que no han estado en el extranjero, las puedes conquistar con facilidad con tu sonrisa y un par de palabras. Pero en mi caso, no es así. He estado viviendo en Nueva York, y he viajado a Londres, París y Milán, así que créeme, en cuanto a haber conocido hombres con un magnetismo y un poder de seducción arrolladores, estoy harta. Tú serías el último en esa larga lista. — Eso hizo que Hak Yeon se pusiese serio y la mirase de manera escrutadora.
— ¿Qué quieres decir con eso? ¿Tantos novios has tenido? — La reprobación en su voz era patente y ella sonrió con ironía.
— Piensa lo que te dé la gana Hak Yeon. — Y se encogió de hombros. — Creo que es hora de que vuelvas a la sala de ensayos y me dejes seguir trabajando.
— ¿Volver a la sala de ensayos? Estamos en medio de una conversación importante.
— Creo que Taek Woon no piensa lo mismo, ¿no es así? — Y le dedicó una gran sonrisa a uno de los vocalistas del grupo.
— Ella tiene razón, te necesitamos en la sala de ensayos. — Su voz era baja y se mostraba inexpresivo, pero las miradas que les dedicó fueron de lo más elocuentes. Había escuchado lo suficiente para saber que allí pasaba algo, pero no diría nada.
— ¡Maldita sea! Seguiremos esta conversación más tarde. — Y la apuntó con un dedo para que no creyese que se libraría con tanta facilidad.
— Ni lo sueñes, la conversación acaba aquí y ahora. Vuelve a la sala de ensayos y déjame con Chopin mientras planeo vuestros nuevos estilismos. — Y sin esperar respuesta, puso otra vez la música, y se volvió hacia su mesa, mientras Taek Woon se llevaba a Hak Yeon.

Fue fácil adaptarse a tenerla de nuevo cerca. Sin lugar a dudas, el carácter sumiso y tranquilo de la chica había cambiado mucho en aquel tiempo. Pero era normal, teniendo en cuenta que había estado viviendo en el extranjero, conociendo gente nueva y aprendiendo lenguas. Eso debía haberla curtido, junto al conocer otro tipo de vida y culturas. Ahora, Iseul era más habladora, echada hacia delante y sincera. Recordaba cuando de pequeña, si no le gustaba algo, era incapaz de decirlo y él tenía que dar la cara por la niña.
Ahora, era toda una mujer. Se sentía orgulloso de ser su amigo y haberla reencontrado.
Aquella mañana la grabación era en exteriores. El tiempo era nublado, en contra de lo que habían pronosticado toda la semana en televisión, pero de todos modos siguieron hacia adelante con la agenda esperando que no lloviera. Iban a realizar algunas de las fotografías que acompañarían al nuevo álbum.
Estaban muy contentos con el estilismo que la muchacha había escogido para la ocasión. Colores de cabello oscuros con algunas mechas, pantalones negros ajustados, mientras que las camisetas blancas, anchas y sin mangas, proporcionaban el contraste perfecto. Quería explotar su lado masculino y sensual pero sin volverse exagerado. Tal y como suponía Hak Yeon, los demás se adaptaron bastante bien al estilo, sólo Taek Woon pareció algo incómodo con ello al principio. Le recordó que cosas peores le habían hecho a su pelo y vestuario y el otro no pudo negárselo.
Una vez estuvo todo dispuesto, el fotógrafo comenzó con su trabajo. La luz artificial que enfocaban sobre ellos era mayor de la que hubieran requerido en un principio, por la falta de claridad solar, con lo que sudaban más de lo normal e Iseul y las otras chicas estaban todo el rato secándolos y retocándoles el maquillaje y el cabello. Por eso, la sesión se alargó bastante más de lo esperado.
Cuando acabaron, estaban todos hambrientos. La hora de comer hacía rato que había pasado y comenzaron a despedirse y agradecer con el único pensamiento y deseo de llevarse algo a la boca.
Hak Yeon se acercó a Iseul, seguro de que iba a despedirse pero dispuesto a impedirlo. Quería que los acompañase a comer. Ya que tanto ellos como ella no tenían más trabajo pendiente, la invitaría a comer, porque después de todo no era tan raro. Además, siendo amigos desde niños, no habría ningún problema en que los acompañase a su casa. Satisfecho con su razonamiento se lanzó a la piscina.
—Te lo agradezco, pero no. —Fue, para su desgracia, la respuesta de ella.
— ¿Por qué no?
—Nos hemos retrasado mucho y aún tengo trabajo por delante. Así que no podré ir con vosotros a comer. —Y sin darle tiempo a añadir nada más, se dio media vuelta y fue hasta otra de las estilistas para comentarle alguna cosa. Hak Yeon se quedó se pie, con la boca desencajada ante la respuesta, y le costó darse media vuelta e ir hasta sus compañeros de grupo.
Ya que ella no había querido apuntarse, la comida y el resto de la tarde los pasó taciturno. Tenía ganas de reunirse con su amiga de la infancia y hablar con ella como hacía tiempo que no lo hacían. Quería saber qué había sido de su vida y también contarle cosas acerca de él. Sin embargo, de momento tendría que contentarse con ser un colega de trabajo y nada más. O al menos, esos deberían ser sus pensamientos, porque en cuanto se hizo de noche cogió el teléfono y la llamó.
— ¿Diga?
—Iseul, ¿dónde estás?
—En la empresa, trabajando, ¿por qué?
—No has cenado, ¿verdad?
—No, no he tenido tiempo ni de acordarme de ello.
— ¡Está bien, pues no te muevas de ahí!
Y colgó. La chica no debió darle demasiadas vueltas al asunto porque no intentó contactar de nuevo con él, lo cual le dio tiempo. Pidió algo de comida china y cuando se la trajeron, fue en taxi hasta la compañía. La muchacha estaba diseñando sobre el papel con la música clásica puesta de nuevo. Se acercó a ella despacio y sin hacer ruido para sorprenderla.
—Estoy viendo tu sombra, Hak Yeon.
— ¿Y cómo has sabido que era la mía?
—…Por tu cuello de jirafa.—Bromeó volteándose. Tenía aspecto de estar cansada, con los ojos rojizos y la piel blanquecina. Llevaba todo el día trabajando sin descanso, y estaba seguro que no había probado bocado a la hora de comer.
—Qué simpática. Y yo que he venido a alimentarte—alargó el brazo para mostrarle la bolsa con la comida—, ¿cenamos?
—No tenías por qué hacerlo…—Musitó ella, levantándose y yendo a apagar la música. Como se esperaba, ya que había ido hasta allí a llevárselo, la chica no podría negarse a cenar con él.
— ¿Tienes dos reproductores de música?—le preguntó el muchacho.
—Sí—la chica se los enseñó antes de guardarlos—. Uno blanco para el pop y uno negro para la música clásica, que es el que uso para trabajar.
—Ah, ¿pero escuchas pop? ¿Alguna canción nuestra?
—Trabajo aquí, ¿cómo no iba a tenerla?—Sintiéndose complacido por sus palabras, comenzaron a comer. Aunque al principio Hak Yeon estaba muy animado, fue decayendo su actitud alegre al ver lo poco que Iseul comía. Al final, no pudo resistirse y le preguntó si no le gustaba lo que le había traído. La chica pareció reticente a responder durante unos minutos, pero al final dijo esta boca es mía tras un largo suspiro.
—Porque estoy gorda—a Hak Yeon se le cayeron los palillos de la mano al escucharla decir eso—. No me mires así. Hasta ahora me daba igual pero… las demás trabajadoras de la compañía son todas delgadas y estilizadas. Me perdí tanto en poner guapos a los demás, que se me olvidó cuidarme a mí misma. Teniendo en cuenta cuál es mi trabajo, la imagen es lo primero.
—Iseul, tienes estilo vistiendo a los demás, y a ti misma. Vas siempre impecable, con el maquillaje justo y la ropa bien combinada. Además, yo encuentro que así estás perfecta, ¿por qué perder tus curvas para parecerte a los demás? Por lo que sé, mientras aquí la gente se obsesiona por adelgazar, fuera lo importante es… cómo fue lo que le escuché decir a Won Sik una vez… ah, sí, tener de dónde agarrar. No soy el mejor para hablar, pero está en mi constitución no engordar. Lo que quiero decirte, Iseul, es que comas de una vez porque estás perfecta tal y como estás ahora.
Iseul apartó la mirada, azorada, y aunque intentó disimularlo, Hak Yeon sonrió contento al darse cuenta de que ella empezaba a llevarse comida a la boca.

Tras acabar y recoger las cosas, ella le anunció que iba a seguir trabajando, no obstante él hizo pucheros y la agarró de la muñeca para obligarla a mirarlo.
—¿Te crees el protagonista de un drama?—Le preguntó ella, arqueando una ceja para indicarle con la mirada que le soltase. Hak Yeon siguió sujetándola, rogándole con la mirada.
—Hablemos un rato. Es injusto que sepas todo de mí y no me cuentes qué ha sido de ti durante todo este tiempo, por qué estás tan cambiada, en qué momento decidiste que ésta sería tu profesión…
Iseul permaneció en silencio clavando su mirada en la del chico. Los segundos comenzaron a pasar y Hak Yeon la soltó, poniéndose nervioso. Se sonrojó sin percatarse mientras se pasaba una mano por detrás de la cabeza.
—Deja de… mirarme así…—Al escucharlo, de repente una dulce sonrisa se formó en el rostro de ella, quien pareció aceptar su petición y se sentó de nuevo.
—No es nada interesante en realidad—Hak Yeon se acomodó también para escucharla—. Cuando me fui con mi familia a vivir a Japón, la verdad es que me costó mucho acostumbrarme. Sin embargo, al año de estar allí conocí a una chica… que quería ser modelo. Nos hicimos amigas enseguida gracias a su desparpajo y simpatía. Me llevaba con ella de compras, me maquillaba… y yo comencé a interesarme, hasta tal punto que me compraba revistas y veía programas de moda. Cuando quise darme cuenta, no sólo ella, quien por cierto cumplió su sueño, sino otras compañeras de clase, me preguntaban al respecto. Me di cuenta de que el estilismo… quería que formase parte de mi vida. Por eso, en cuanto pude conseguí una beca para marcharme a estudiar a Nueva York. Allí fue donde tuve mi formación y logré trabajar en otros países. He de reconocer que he tenido mucha suerte, aunque me dicen que es gracias a mi talento—su sonrisa se ensanchó y Hak Yeon no pudo evitar imitarla—. Tras años dando tumbos… decidí regresar aquí, porque mis padres ya lo habían hecho y yo añoraba mi lugar de nacimiento. Y por casualidades del destino… he acabado aquí, contigo y el resto de VIXX.
—Me alegro de que el destino haya intervenido.—Añadió Hak Yeon.
Vio cómo se sonrojaba y desviaba la vista hacia la mesa de trabajo.
— ¿Y ahora puedo seguir trabajando? — Había conseguido recuperar la compostura, dotando a su voz de un tono maternal.
— De acuerdo, no te molesto. Esperaré a que acabes y te acompañaré a casa. — Le dedicó una gran sonrisa mientras se acomodaba en la silla.
— ¿Cómo? — Su azoramiento era más que patente. — Nunca has hecho algo así y mira que me he quedado hasta tarde trabajando.
— Que te acompañaré y no admito réplicas. Simplemente me dio por ahí. — Se encogió de hombros quitándole hierro al asunto. Aunque tampoco es que él quisiese ahondar mucho en el porqué de aquella decisión. Era verdad, muchas veces se había quedado hasta muy tarde pero nunca la había acompañado hasta casa.
— Como quieras. — Se encogió de hombros y fue hacia el reproductor de música para poner la música.
— Por cierto, ¿hace mucho que tienes ese reproductor de música? — Y con un gesto de la cabeza señaló al que había encima de la mesa. — Me he dado cuenta de que siempre tienes mucho cuidado con él.
— En realidad no hace mucho. — Guardó silencio durante un momento y sonrió con cariño y melancolía. — Pero fue un regalo de alguien muy especial para mí.
Puso la música sin mirarlo, por lo que se le escapó la mirada de sospecha que le dedicó.

Estuvo trabajando durante otra hora y cuarto. Durante ese tiempo, Hak Yeon aprovechó para mover su silla hasta tenerla al lado de la de ella y observó su trabajo con detenimiento y admiración. Ella, al verlo tan interesado, se lo fue explicando todo, dejándolo aún más interesado en el tema.
— Bueno, por hoy está todo listo. Hora de irse a casa. — Sonrió satisfecha, al tiempo que se levantaba y estiraba los brazos hacia arriba para deshacer la tensión.
Hak Yeon, aprovechó para ponerse tras ella y empezar a masajearle los hombros y la espalda.
— Relájate anda, que no es gran cosa. Sólo un remedio de emergencia para que te encuentres algo mejor. No has parado en todo el día.
Lo que Hak Yeon no sabía, es que ese masaje que él consideraba inocente, a ella la estaba haciendo pasar un suplicio y llevando sus emociones al límite.
— Bueno, creo que como ayuda de emergencia, ya está. ¿Te encuentras mejor? — Le dio la vuelta mientras le sonreía satisfecho por haber hecho bien su trabajo.
— Sí, muchas gracias. Ha sido de mucha ayuda. — Iseul no sabía cómo podía aguantar el tipo tras aquello, pero lo hizo y se felicitó en su interior.
— De nada. Venga, vámonos, que necesitamos robarle cuantas horas podamos al sueño.
Cogió la chaqueta de ella y la sostuvo mientras se la ponía.
— Gracias. Puede que después de todo, la caballerosidad no haya muerto. — Y lo miró divertida haciendo que él pusiese los ojos en blanco.
— Esa desconfianza ha dolido. — Y se llevó la mano al corazón mientras le ponía pucheros, haciendo que ella se riese.
— Anda, vamos. — Y abrió el paso hacia la salida del edificio.
Hak Yeon paró un taxi y ambos montaron en él. Le dio la dirección de ella al taxista y con ello la dejó sorprendida.
— ¿Cómo has sabido dónde vivo? Nunca te lo dije.
— Hice uso de mi encanto. — Y la miró dándose aires de importancia. Iseul jadeó con incredulidad ante aquello.
— Eres increíble.
— Lo sé.
— No lo decía en el buen sentido.
— Pero yo prefiero pensar que sí. Por cierto, ¿puedo escuchar qué tipo de música tienes en el doctor Jekyll?
— ¿Doctor Jekyll?
— Es como he decidido llamar a tu reproductor de música blanco. Mientras que el negro es el señor Hyde. Como nuestros MV’S. — Se encogió de hombros y la retó con la mirada a intentar llevarle la contraria.
— Como quieras. Me rindo. — Y levantó las manos en señal de rendición. A continuación abrió la cremallera que llevaba su bolso en la parte de atrás y sacó al doctor Jekyll. Le pasó uno de los auriculares, ella se puso el otro y lo encendió. Dio la casualidad de que era una de las canciones de VIXX y él la miró divertido, pero ella se limitó a mirarlo con indiferencia.
Ninguno dijo nada, se limitaron a escuchar la música hasta que llegaron a la casa de Iseul.
Cuando llegaron, ella sacó la cartera para pagar, pero Hak Yeon no la dejó.
— Ya pago yo, tranquila.
— De eso nada. Puedo permitírmelo, así que a callar.
— Pero si de todas maneras tengo que seguir camino a casa.
— Me da igual. Tú puedes pagar la carrera desde aquí a tu casa, pero hasta aquí pago yo y punto.
— De acuerdo, de acuerdo. Mira que puedes ser cabezota.
— No lo sabes tú bien. — Se lo dijo sin mirarlo mientras sacaba el dinero para pagar.
Tras salir del taxi, Hak Yeon le pidió al taxista que esperase que bajaba enseguida.
— No me mires así, pienso acompañarte hasta la puerta de tu casa.
Iseul suspiró y se dirigió hacia la entrada del edificio.
Al entrar en el ascensor y ver el número del piso que ella marcaba frunció el ceño extrañado.
— De pequeña no te gustaban las alturas.
— No me quedó más remedio que superar ese miedo. — Y suspiró cansada.
— Al parecer no queda ni rastro de la antigua Iseul.
— Algo sí que queda.
— ¿Qué es?
— No te lo pienso decir y no preguntes Hak Yeon.
— ¿Por qué?
— Porque no es algo que tenga demasiado interés. Sólo una tontería, nada más.
— Oh vamos, venga, cuéntamelo.
— Ni poniéndome ojitos lo lograrás. — Le dedicó una mirada de advertencia y él decidió guardar silencio. Ya lo intentaría en otra ocasión.
Volvieron a guardar silencio y poco después llegaron a la planta donde ella vivía.
— Bien, hemos llegado. Muchas gracias por la cena, por el masaje y por acompañarme hasta aquí. — Y señaló la puerta de su casa con una mano.
— No ha sido nada. La verdad es que me lo he pasado bien esta noche. Ha sido interesante. Pude saber cosas sobre ti que te resistías a contarme y aprendí cosas sobre moda y estilismo.
— Vaya, me alegro. Y será mejor que te vayas ya o la carrera te saldrá por un ojo de la cara. — Lo miró preocupada pero él sonrió para tranquilizarla.
— Tranquila. De todos modos no vivo muy lejos de aquí.
— Vaya, no lo sabía. — Se había sorprendido y él la miró decepcionado.
— Y yo pensando que lo sabías. Eso ha dolido. — Su falso tono trágico la hizo sonreír.
— Supéralo.
Él, por toda respuesta, la atrajo hacia sí y la abrazó con fuerza. Iseul se tensó, pero poco después se relajó. Aquello era un abrazo de amigos, no había nada más, pero aún así, dolía.
— Gracias por regresar a mi vida. — La voz de él era apenas un susurro y eso la emocionó.
— No me harás llorar por mucho que lo intentes. — Sintió su sonrisa sobre su cabeza y ella quiso que aquel abrazo nunca acabase. Por desgracia él se separó de ella, pero sin soltarla del todo. Había perdido su fuente de calor. Pero a continuación hizo algo que la dejó conmocionada, la besó en la frente. Un beso largo y delicado.
— Y ahora a descansar. No quiero que mañana parezcas un panda.
— Lo mismo te digo. — Su corazón estaba a punto de salírsele del pecho ante aquellas muestras de cariño y preocupación.
— A sus órdenes. — Hizo un saludo militar, le sonrió y salió de allí corriendo.
Tras entrar en casa, Iseul se recostó contra la puerta y empezó a llorar en silencio.
— Iseul, confórmate con esto, no tienes derecho a nada más. Para él sólo eres una amiga, jamás te verá como mujer. — A pesar de que sabía que era verdad lo que se decía, dolía y las lágrimas siguieron inundándole el rostro.

Había pasado una semana desde aquella noche, y por alguna razón que no acaba de comprender, Hak Yeon había estado cada noche con ella hasta que terminaba de trabajar y luego la acompañaba a casa. Se había peleado con ella para que comiese, pero apenas lo había logrado por el estrés del trabajo.

La fecha del lanzamiento se iba acercando e Iseul estaba cada vez más nerviosa. Un nerviosismo acentuado por la manera tan cariñosa que tenía Hak Yeon de tratarla. Apenas dormía, comer le costaba muchísimo y al final lo único que lograba tranquilizarla, era sumergirse cada vez más en el trabajo para no pensar en él.
Estaba tan inmersa en el trabajo, que en un primer momento, cuando le dijeron que un amigo de Nueva York quería verla, se sintió desorientada. Fue al salir del despacho cuando se dio cuenta, y entonces se apresuró a bajar a recepción para ver si su corazonada era certera, y no se había equivocado. Allí estaba él, su viejo amigo, más guapo que nunca, enfundado en un traje y con un abrigo tres cuartos. El cuadro que presentaba quitaba la respiración.
— Dios, tienes unas ojeras kilométricas. — David Kim, hijo de padre coreano y madre estadounidense, la miró con una sonrisa de consternación al verla después de tanto tiempo.
— Yo también me alegro de verte. — A pesar de su sarcasmo se notaba bien a las claras que estaba feliz de volver a ver su amigo.
— Anda, ven aquí y deja que te abrace como es debido. Sí, sé que estamos en Corea, pero me da lo mismo. — Ella sonrió y se dejó envolver en un fuerte abrazo.
— Echaba de menos estos abrazos que me hacen sentir que desaparezco del mundo.
— Vale, no sé si estamos atrayendo la atención por el abrazo o por ser el gemelo perdido de Kim Woo Bin, pero creo que lo mejor será que vayamos a un sitio con menos gente y hablemos con tranquilidad, ¿te parece?
La escuchó rezongar y sonrió divertido.
— Está bien, vamos a mi oficina.

— ¡Acabo de ver a un tío igual que Kim Woo Bin abrazando a Iseul noona en la entrada! — Jae Hwan había entrado corriendo en la sala de ensayos gritando la noticia. Todos se sorprendieron, aunque Hak Yeon se sintió molesto al escuchar aquello.
— Puede que sea su novio. — Hongbin lo miró y le quitó importancia al asunto.
— Iseul no tiene novio. — El tono seco de Hak Yeon atrajo la atención de todos.
— ¿Cómo lo sabes, hyung? — Sang Hyuk lo miró buscando una respuesta.
— Yo lo sabría.
— Hyung, puede que Iseul noona no te lo cuente todo. — Won Sik trató de hacerle ver el fallo en su razonamiento.
— Estoy seguro de que no tiene novio.
— ¿Y qué si lo tuviera? Tiene todo el derecho del mundo. — Taek Woon miró a Hak Yeon y se preocupó al verlo tan serio. Aquello no estaba yendo bien.
— Pues vayamos a verla y que nos saque de dudas. — Jae Hwan volvió a salir de la sala de ensayos y tras él fueron los demás.

— Dime, ¿cómo lo llevas? — David se había sentado a su lado, y la miraba preocupado.
— Ahora mismo atacada de los nervios por el lanzamiento del próximo disco.
— Sabes que no me refiero a eso. Sé de sobra que podrás cumplir con creces con el proyecto. Pero tu aspecto actual, me tiene preocupado. Ni el maquillaje ha logrado ocultar tus ojeras y tu expresión cansada. — Le cogió ambas manos y las apretó con delicadeza mientras la invitaba a que le contase todo lo que pasaba.
— Este último mes ha sido una tortura. Ha estado viniendo todas las noches a verme después de terminar los ensayos. Me trae la cena, pelea para que coma, me acompaña a casa, me abraza, me besa en la frente… Me trata con tanto cariño y cuidado… Y aunque es maravilloso, al mismo tiempo me siento morir por dentro, porque sé que para él no soy más que la niña a la que siempre le sacaba las castañas del fuego. — Agachó la cabeza y miró al suelo en silencio.
— ¿Tan ciego está que no puede verte?
— No soy su tipo de mujer. Soy sólo una amiga. Y la verdad, tampoco es que peguemos mucho. Mírame a mí y míralo a él. No estoy ciega. — Trataba de sonar divertida, pero eso sólo logró que él la mirase con reprobación.
— ¿Quieres hacer el favor de dejar de minusvalorarte? Vales mucho, eres maravillosa y eso te convierte en una de las personas más hermosas que haya conocido jamás. — Le había soltado las manos para cogerle el rostro con delicadeza y así lograr que lo mirase de frente.
— Sabes cómo dejarme sin palabras. Pero aunque ésa es la visión que tienes tú de mí, no es la que él tiene. Sí, me considera buena en mi trabajo y dice que mi físico no le importa… Pero seamos realistas, JAMÁS me verá como mujer.
— Me parece que voy a tener que darle una buena somanta para abrirle los ojos a ese cegato. — Tenía el ceño fruncido. Estaba cabreado por su situación.
— No hagas nada. No quiero estropear el ambiente de trabajo. Además, si se conociese la verdad y hubiese problemas, lastraría mi futuro de manera considerable. — Y se encogió de hombros con resignación.
Ante eso, David, se levantó, la levantó a ella y la abrazó con fuerza.
— Ahora me tienes a mí aquí cielo. Pase lo que pase, te apoyaré en todo.
Iseul hundió la cara en su pecho y se abrazó a él con fuerza.

— ¡Oh, vaya, creo que llegamos en mal momento! — Jae Hwan había sido el primero en entrar y encontrarse con aquella escena. Tras él estaba Hak Yeon que le dedicó una mirada incendiaria a David.
— Tranquilo, no pasa nada. Sólo la estaba animando. Por cierto, me llamo David Kim y soy amigo de Iseul. — Se separó de ella, y con una sonrisa se presentó a cada uno de ellos, dejando a Hak Yeon para el final. El saludo, aunque amable fue muy frío, lo que hizo sonreír divertido a David.
— ¿Está de vacaciones? — Sang Hyuk, el maknae del grupo se dirigió a él con la máxima formalidad, mientras se iban poniendo cómodos en la oficina de Iseul.
— Ante todo podéis hablarme de manera informal que no me escandalizaré por eso. Es más, me gusta tener trato cercano con la gente y me da igual la edad que tengan. — La despreocupación de David hizo que todos menos Hak Yeon se asombrasen.
— Pues aquí en Corea la manera en la que nos dirigimos a las personas está muy determinada. No puedes hablarles a todos de manera informal. — Su tono de superioridad hizo que Iseul pusiese los ojos en blanco, los demás lo mirasen azorados y David lo mirase de manera especulativa.
— Lo sé muy bien. Pero incluso si le hablas a alguien con el tono más respetuoso, puedes darle un toque de informal con una sonrisa. Ah, — no dejó que Hak Yeon lo llevase a la discusión y cambió de tema con rapidez — Sang Hyuk, no estoy aquí de vacaciones, he venido a quedarme. A partir de mañana seré el nuevo responsable de Armani en Corea.
— Espera, espera, espera, ¿qué es eso de que has venido a quedarte? — Iseul que estaba a su lado, se volvió para mirarlo asombrada.
— Bueno, verás, gracias a mi padre logré también la nacionalidad coreana y después de lo que lograste y cómo me abriste los ojos, pero sobre todo porque te echaba de menos a rabiar, logré cumplir mis planes de venirme a vivir a Corea y trabajar aquí en algo que me gusta. — La miró con una sonrisa de satisfacción, pero enseguida se le borró al ver cómo el impacto de aquella noticia la hacía sentarse en la silla.
— ¿En… en serio vas a establecerte aquí? — No se lo creía, tenía que estar soñando.
— Sí, en serio. Así que prepárate porque me vas a hacer de guía y llevarme a TODOS los lugares de los que me estuviste hablando durante los años que pasamos juntos en Nueva York.
— Oh Dios mío, no me lo creo. ¿Y qué opinan tus padres al respecto? — En aquel momento, era como si los demás hubiesen desparecido y sólo estuviesen ellos dos, por lo que no pudo ver el mosqueo que tenía Hak Yeon y cómo Taek Woon lo pinchaba para llamarle la atención y decirle que se relajase.
— A papá le encanta, casi se puso a dar saltos cuando se lo dije. A mamá le costó hacerse a la idea… Pero es mi decisión.
— Siento interrumpiros, pero has dicho que Iseul noona logró algo, ¿nos puedes contar qué fue? — Hongbin lo miraba esperanzado. No sabía casi nada de la vida de Iseul, sólo lo que les había contado Hak Yeon, y eso se reducía a su infancia en Corea.
— Como es una historia muy larga, os la resumiré. Yo siempre quise estudiar diseño de modas, pero mis padres se mostraron en contra. Me dijeron que si quería hacer eso, primero tenía que hacer otra carrera con más salida y que me sirviese, porque no todos triunfan en ese mundo. Así que estudié Dirección y Administración de Empresas. Mis padres creyeron que tras eso renunciaría a mi sueño, pero no fue así, lo que provocó una bronca monumental y que mi padre dejase de hablarme. Al final logré cumplir mi sueño de estudiar lo que quería, conocí a Iseul, que sin proponérselo fue poco a poco dándome a conocer la otra mitad de mis raíces, que siempre había ignorado. Me enseñó coreano y me obligó a reconciliarme con mi padre. Aunque ella fue de gran ayuda, porque el día que fuimos a verlo, se puso un hanbok, llevó comida coreana y le hizo tal reverencia que casi le da un ataque de la emoción. Se pasaron todo el tiempo hablando en coreano, por lo que mi madre y yo estábamos perdidos. Al final y gracias a lo bien que ella le habló de mí, mi padre me perdonó y retomamos nuestra relación. Me puse a estudiar coreano en serio y ésa es toda la historia.
— Noona, eres increíble. — Jae Hwan levantó ambos pulgares en señal de aprobación.
— No hice nada. Sólo que este idiota es más tozudo que una mula. — Y le dio un golpe en el brazo.
— Auch, eso duele. — Y se frotó la zona dolorida.
— Te aguantas.
— Por cierto, ¿dormimos juntos esta noche? — Aquella pregunta hecha de manera divertida escandalizó a VIXX.
— ¿Cómo podéis hablar de sexo con tanta libertad y con espectadores delante? — Won Sik fue el primero en reaccionar, mientras que Hak Yeon pasaba ganas de partirle la cara a David, aunque Taek Woon lo estaba sujetando por la ropa sin que nadie se diese cuenta.
— ¿Quién ha hablado de sexo? — Iseul lo miraba asombrada, al igual que David.
— ¡Vosotros con eso de dormir juntos! — Won Sik seguía escandalizado, mientras los apuntaba con un dedo.
— Won Sik, — David lo trató con paternalismo — hay una gran diferencia entre dormir con alguien y acostarse con alguien. Nosotros sólo dormimos juntos, nunca nos acostamos. Yo no la veo como mujer, nunca la vi como tal. Y ella no me ve como hombre. Siempre quise tener una hermana pequeña e Iseul hizo realidad mi sueño. Es mi hermana pequeña y para ella soy su hermano mayor, eso es todo, no hay nada más.
— Bueno, en realidad nunca dormimos juntos, más bien dormimos uno enfrente del otro. — Iseul lo miró con el ceño fruncido porque no lograba recordar ningún momento en que hubiesen dormido juntos.
— Ahora que lo dices es verdad, fue así como dormimos. — Y sonrió divertido.
— ¿Dormir uno enfrente del otro? — Hongbin los miró con curiosidad.
— Solíamos estudiar y hacer los trabajos juntos. Al final, estábamos tan cansados que nos acabábamos durmiendo encima de la mesa, uno en frente del otro.
— Dios, no me hagas recordarlo. Al día siguiente no nos aguantábamos de dolores. — A Iseul la recorrió un escalofrío recordando aquello.
— Por cierto, ¿cómo os conocisteis? — Por fin Hak Yeon se había decidido a hablar.
— Oh, fue de lo más divertido. — David sonrió al recordarlo. — Fue en nuestro primer día, los dos llegábamos tarde e íbamos corriendo. Al verme se llevó tal susto que se le cayeron todos los libros y se cayó de traste. Su reacción me molestó, porque vale, no soy guapo pero tampoco pensaba que diese tanto miedo. A pesar del cabreo, me agaché a ayudarla, ella se dio cuenta de lo que pasaba y me explicó que se había asustado al pensar que era un actor coreano. Mi asombro fue mayúsculo, pero tras la primera clase, que dio la casualidad de que nos sentamos juntos, me enseñó la foto y quedó todo claro. Y hasta ahora. — Se encogió de hombros mientras Iseul lo miraba con cariño y diversión.
— Vaya, una manera accidentada de conocerse. — Sang Hyuk seguía sorprendido.
— Pues sí. Pero bueno, ahora tengo que irme, que ya entretuve demasiado a Iseul y yo aún tengo una casa que poner en orden. — Puso los ojos en blanco y se masajeó el cuello.
— Puedo ir a ayudarte si quieres.
— Cielo, tú estás para meterte en una cama y dormir durante una semana, porque a la mínima te caerás redonda al suelo. Esas ojeras no hay corrector que las disimule y tu cara de cansancio ni tres kilos de maquillaje la podrían ocultar. — Al ver que iba a protestar levantó una mano. — Nada de protestas porque sabes que tengo razón. — Vio cómo cruzaba los brazos enfurruñada y le dedicaba una mirada asesina. — Por cierto chicos, mientras me pongo al día con todo, ¿podríais cuidarla por mí? — Los miró a todos, pero al llegar a Hak Yeon su mirada se detuvo más tiempo.
— Por supuesto que lo haremos. Yo personalmente me encargaré de ello. En realidad ya lo estoy haciendo.
— Muchas gracias, pero esta pequeña necesita más atención.
— ¡No soy una cría!
— Pero sí que eres muy cabezota. — Le dedicó una mirada elocuente y ella no pudo replicar. Ante eso, sonrió, la atrajo hacia sí y la abrazó con fuerza. — Trabaja duro pero cuídate mucho. Y en cuanto lo tenga todo arreglado y estés libre, te secuestraré para que me sigas enseñando muchas cosas, ¿entendido?
— De acuerdo, de acuerdo, pero tú también cuídate y en cuanto puedas, llámame.
El cariño entre ambos era más que patente y todos sonrieron al ver a aquellos dos. Bueno, todos menos Hak Yeon que seguía con el ceño fruncido.
— Y ahora sí que me voy aunque no quiera. — La besó en una de las mejillas, intensificó su abrazo durante unos segundos y la soltó. Se despidió de los chicos con un gesto de la mano que ellos devolvieron y se marchó.
— Vaya noona, parece una gran persona. — Jae Hwan la miró sorprendido.
— Lo es. Cuando me marché, me regaló ese reproductor de música. — Señaló hacia su mesa de trabajo. — Me lo llenó de mi música clásica favorita y me dijo que ya que no podía estar conmigo en Corea el reproductor de música sería su sustituto.
— Guau, increíble. — Won Sik miraba hacia la puerta vacía pensando en el hombre que se acababa de ir.
— Sí, lo es. Y ahora panda de cotillas, ¡volved a la sala de ensayos, venga! — Aquel cambio de Iseul les hizo pegar un bote del susto que se llevaron.
— Ya te duraba demasiado la dulzura. — Hongbin protestó pero supo que Iseul tenía razón, se habían escaqueado demasiado tiempo.
— Oye, que puedo ser muy dulce. Pero ahora a ensayar. Venga, largo de aquí que también tengo trabajo. — Empezó a hacer gestos para echarlos y fueron saliendo uno por uno, quedando Hak Yeon para el final.
— Esta noche vendré a buscarte para acompañarte a casa y no admito un no por respuesta.
— Oh, por favor. Está bien, pero ahora vamos, venga, que tienes que enseñarles a bailar. — Le dedicó una gran sonrisa que lo dejó descolocado durante un momento, pero enseguida se recuperó y le devolvió la sonrisa.
— A tus órdenes. — Y salió de allí feliz al haber logrado que ella sonriese.

Desde la llegada de David habían pasado varios días. Hak Yeon se sentía algo incómodo ante su presencia, aunque al ver que sus compañeros se sentían cómodos con él alrededor cuando iba a visitar a Iseul y se reían con sus bromas, se vio obligado a disimular lo mejor posible.
Hak Yeon tuvo una reunión en solitario un par de semanas más tarde. Al parecer querían que hiciera una colaboración en el álbum de un solista. Cuando llegó, cuál fue su sorpresa al ver a Ailee, una cantante en pleno auge en Corea y una de las mejores voces femeninas del país.
Se quedó parado unos instantes sin poder creerse que iba a colaborar en su álbum. Viéndola de cerca (habían coincidido en algún programa pero no habían entablado conversación nunca) y fijándose, se dio cuenta de que no era del todo guapa pero poseía una especie de aura fuerte y atractiva bastante inusual. Lo que nadie podía negar es que tenía uno de los mejores cuerpos que había visto. Además, por lo que tenía entendido era una chica extrovertida y divertida. No le extrañaba que tantos hombres suspirasen por ella. Al fin se decidió a acercarse a Ailee y al resto de presentes antes de tomar asiento.
—En un principio—comenzó a decir el representante de la chica cuando todos estuvieron colocados— habíamos pensado que la colaboración fuera una de las canciones dentro del álbum. Sin embargo y tras mucho estudiarlo, creemos que sería interesante convertirla en el single promocional y que por lo tanto grabéis juntos el vídeo.
Hak Yeon recibió las palabras con alegría. Había pasado de ir a hacer una simple colaboración con ella a convertir la canción en la principal del álbum. Desvió la mirada hacia ella y al darse cuenta, Ailee le sonrió confidente.
Tras ultimar detalles le enseñaron la melodía y la letra de la canción, en la cual la chica había ayudado con la letra. Aunque no lo dijera en voz alta, comenzó a sentir la presión de trabajar con una artista de una capacidad vocal como la suya. La había escuchado tanto en grabado como en directo y no era ningún chiste.
—Me alegro mucho de que vayas a participar en mi álbum—le comentó la chica cuando al fin pudieron acercarse el uno al otro para charlar—. No estoy siendo educada—aclaró antes de dejarle añadir nada—, soy sincera. Aunque no seas la voz de tu grupo, me gusta tu tono. Y tu baile… hipnotizas cuando estás sobre el escenario. Me alegré mucho de que te escogieran porque nunca creí que iba a poder hacer una colaboración contigo.—Hak Yeon sintió que algo en su pecho se calentaba y notó las mejillas enrojeciéndose.
—Muchas gracias… pero soy yo el que está agradecido por haberme ofrecido participar en tu álbum.
La conversación tras estas palabras no se extendió mucho más, porque enseguida regresaron los mánagers a su lado y estuvieron ultimando algunos detalles más. Hak Yeon siguió repasando la canción mientras iba en la furgoneta de regreso a casa. Comería en el piso y después se uniría a los demás para las actividades de la tarde. Tenía ganas de contarles a los chicos y a Iseul la nueva noticia. Estaba seguro de que se alegrarían mucho por él.
Tras prepararse la comida, se puso delante del portátil y mientras comía se dedicó a ver actuaciones de la chica, quedándose sorprendido de nuevo.

Tal y como esperaba, cuando poco después les contó a sus amigos con quién iba a colaborar todos le felicitaron. En realidad Won Sik le golpeó en las costillas como queja porque tenía envidia de que fuera a actuar con tal mujer.
—Nos la tienes que presentar—le pidió el más joven del grupo—. Me alegro mucho por ti, hyung. —Hak Yeon le removió el cabello como si de un niño pequeño se tratase, recibiendo por ello una queja por parte del muchacho.
A Iseul no pudo contarle la buena noticia hasta que fueron a peinarse y maquillarse. Mientras la chica le estaba aplicando el delineador de ojos se lo comentó entusiasmado:
—¿Sabes que esta mañana tenía una reunión?
—Estuviste toda la semana recordándonoslo, ¿cómo no iba a saberlo?
—Como no me has preguntado nada…
—Sabía que tú me lo contarías.
—Increíble, qué bien me conoces—sonrió el chico con picardía. Iseul arrugó la frente—. Pues verás qué notición… ¿sabes con quién voy a colaborar? Con una de las mejores voces de ahora y una de las mujeres más guapas que hay, Ailee.
Durante un instante le pareció que a Iseul le temblaba el pulso, pero lo atribuyó a su imaginación.
—Me alegro por ti…—Murmuró la chica, con una voz apagada y más seria de lo que era usual en ella.
—Acabas de recordarme demasiado a Taek Woon.—Musitó el chico.
— ¿Por qué?
—Has usado el mismo tono que él al hablar. Tan… da igual, no sabría explicarlo, ¿estás bien?
— ¿Por qué no iba a estarlo?—Dijo ella, tajante, antes de darle la espalda—. Ya he acabado.— Hak Yeon se sorprendió. Sólo le había hecho los ojos. Sin embargo, como les llamaron para que se dieran prisa, no añadió nada más y se puso la chaqueta que le esperaba en el perchero, perdiéndose la mirada lastimera que le dirigió la chica al verlo marchar.
Iseul suspiró, intentando borrar de su pecho esa sensación que tan bien conocía y que no le gustaba nada. La envidia y los celos no era algo que quisiera que formasen parte de su vida.

Hak Yeon sabía que estaba más nervioso de lo normal. Cuando preparaba los últimos detalles de su nuevo mini álbum con los chicos estaba bastante tranquilo, pero en cuanto cambiaba de chip y pasaba a la canción que iba a hacer con Ailee, se ponía nervioso. No podía dejar de darle vueltas a si su nivel vocal encajaría con el de la cantante. Dos días después de la primera reunión tuvieron otra, para después seguir poniendo de acuerdo algunos puntos y empezar la primera grabación. Iba a ser sólo una práctica para acabar de ultimar algunos detalles, así que en otro momento no le hubiera dado mayor importancia, pero en esos podía sentir las manos sudorosas. Además, había otro asunto que le incordiaba. Iseul estaba comportándose de modo muy extraño, o al menos eso le parecía a él. Sobre todo, el día anterior, cuando se había acercado a ella para decirle que durante la siguiente semana no podría esperarla por la noche a que acabase de trabajar. Sabía que ella respondería de manera seca, estaba acostumbrado. Pero lo que no se esperaba era la respuesta casi ácida de ella:
—Tampoco hace falta que vengas las siguientes, me las arreglo bien sola.
En ese momento, Hak Yeon quedó tan impresionado por la respuesta que no fue hasta más tarde que se dio cuenta de lo herido que se sentía. Sin embargo, prefirió dejarlo pasar suponiendo que Iseul estaría estresada por el trabajo o tendría un mal día.

La siguiente semana comenzó la grabación del vídeo. Éste trataba sobre una pareja de recién casados sobre la cual caía la desgracia. La historia era triste, pero tierna. Al final, Ailee y él debían besarse. Hak Yeon no era la primera vez que grababa una escena de beso, además en ese caso pedían algo suave y dulce, así que no creía que fuera a ser difícil.

Cuando el día de grabación del vídeo llegó, se dio cuenta de repente de que estaba más nervioso de lo que se había pensado en un principio. No recordaba haber grabado antes ningún vídeo con historia, y se preguntaba si tendría las cualidades necesarias para hacerlo. Con este pensamiento, se puso a buscar a algún conocido en los alrededores hasta que se dio cuenta de que se encontraba con los trabajadores de la compañía de la chica, y que incluso su mánager no había podido acompañarlo por tener que quedarse con los otros chicos.
— ¿Si escribo a Iseul para pedirle que me tranquilice, me matará?— Pensó en voz alta, sin darse cuenta de que alguien le escuchaba.
— ¿Iseul?— Ailee sonreía con simpatía y curiosidad.
—Es una amiga de la infancia—le explicó—. Nos reencontramos hace poco, pero sigue teniendo siempre la palabra justa en el momento preciso.
—Vaya, qué bien suena eso—rió la chica, sentándose a su lado. Ya habían terminado de arreglarla, y lucía el aspecto de una joven normal, sencilla, y a pesar de todo muy guapa—. Ojalá yo tuviera a alguien así, ¿pero hay algo más que amistad entre vosotros? — ¡No, claro que no!—Negó él con vehemencia. — Nos apreciamos como amigos, hermanos quizá. Pero no podemos vernos de ese modo…
— ¿Estás seguro?
— Claro, ¿por qué?
Ailee se encogió de hombros, volviendo a levantarse.
— No sé, sólo… ya sabes, intuición de mujer. No me hagas demasiado caso… ¡Me voy a grabar mis escenas!— Comentó antes de darse la vuelta y dirigirse a donde le tocaba.

Una estilista se acercó al fin a Hak Yeon y comenzó a maquillarlo, mientras él se preguntaba qué le había dicho la intuición a su compañera. Se pasaron desde primera hora de la mañana hasta bien entrada la madrugada grabando. Fuera, comenzó a llover, pero por suerte los exteriores hacía rato que habían acabado de grabarlos. Ya sólo quedaba la escena final, la del beso. Al principio, ambos se echaban a reír cuando sus narices se tocaban, pero tras dos o tres intentos lo lograron. Tras separarse, ambos sonrieron con dulzura, y en ese momento se escuchó en el plató el sonido de algo chocando contra el suelo. Por suerte ya habían cortado la escena y la grabación no se vio perjudicada. Cuál fue la sorpresa del chico al levantar la cabeza y ver a Iseul recogiendo una caja del suelo. El director del vídeo fue a echarle la bronca por el jaleo que había montado pero él se adelantó en dos zancadas.
—Lo siento, me disculpo por ella.— Sonrió, sabiendo que así se ganaría con facilidad dicho perdón.
— No necesito que nadie se disculpe por mí—le susurró su amiga—. Lo lamento, se me ha resbalado de las manos. La compañía me envía a entregar estas cajas de comida—dijo, señalando un par de bolsas que había tras ella— para el equipo, como agradecimiento por el duro trabajo.— Ante eso, el director no pudo hacer otra cosa que restar importancia al asunto y agradecer la comida.
— ¿Has venido sola cargando eso?
— Tu mánager me trajo, pero tuvo que marcharse de nuevo. Me dio dinero para que cogiéramos un taxi.— Explicó ella, con sequedad. Hak Yeon fue a responder, pero la notó ponerse tensa. Ailee llegó hasta ellos.
—Tú… debes ser Iseul, ¿no?
— ¿Cómo…?— Comenzaron a decir los dos a la vez, cada uno con una pregunta distinta en la cabeza. Se detuvieron al darse cuenta y arrancaron una carcajada de la cantante.
— Sólo una amiga de la infancia puede soportar sus sonrisas sin tambalearse.—Lo señaló con la cabeza, sin borrar la sonrisa.
—Pues tú has aguantado bastante bien. — Siguió él el juego.
—Bueno… debo tener algún tipo de poder. — Ailee se encogió de hombros. Los dos cantantes rieron juntos esta vez, mientras que Iseul apretaba los puños, esforzándose en no soltar ninguna grosería.
— Yo ya he cumplido, así que si me perdonáis me marcharé…
—Me alegro de haberte conocido, Iseul. — Sonrió Ailee. A Iseul no le gustó para nada esa mirada de sabiduría que le leyó cuando fue a responderle.
—Lo mismo digo.— Usó una voz más agria y dura de lo que la chica se merecía, pero no tuvo tiempo para disculparse. Se dio media vuelta y pronto Hak Yeon estuvo pisándole los talones mientras se inclinaba hacia todos agradeciendo el duro trabajo.

Cuando salieron a la calle, Hak Yeon recordó de repente que llovía. Sin embargo, Iseul no pareció notarlo, ni tampoco recordar que llevaba el dinero para que pidieran un taxi. Hak Yeon intentó hablarle para hacerla reaccionar, suponiendo que la muchacha buscaba algún taxi mientras caminaba:
— ¿Sabes? El vídeo que acabamos de grabar es muy triste. Ailee y yo se supone que somos una pareja de recién casados, pero ella tiene un accidente y se queda postrada en cama… Deberías haberla visto llorar, ¡parecía que hubiera sucedido de verdad! Y aunque su marido… o sea, yo, no se separa de su lado, ella cada día está más deprimida… al final nos hemos peleado, ¡hasta hemos roto un jarrón! Eso ha sido improvisado, menos mal que no nos han dicho nada… Bueno, pues el chico, o sea yo, me voy y ella llora pensando que la he dejado… y regreso al rato con un cachorro al que le falta una pierna… no sé mucho de perros, creo que era un boxtón o Boston terrier… en mis brazos, y le digo “Me quedé el otro día mirándolo en una perrera… ¿No ves que, a pesar de todo, es feliz?” No sé si lo has visto, pero el perrito estaba junto al director, lo tenía sujeto una chica del equipo, su dueña y la que le dio la idea al director. Se habrá asustado cuando se te ha caído la caja—rió—. Mira Iseul, allí hay un taxi… Iseul… ¡eh!
La aludida caminaba deprisa y Hak Yeon tuvo que forzar sus piernas para agarrarla del brazo y detenerla, porque ella parecía no escucharle cuando la llamaba. A pesar de haberla parado, ella se mantuvo de espaldas.
— ¿Qué te pasa?
— Nada. Sólo estoy cansada.
—Vamos Iseul, no me vengas con excusas baratas. Explícame qué te sucede antes de que acabemos hechos una sopa. —Además, comenzaba a pesarle el abrigo largo que llevaba. Se dio cuenta de que toda la ropa era de la grabación, aunque por suerte la había proporcionado su propia compañía así que no tenía de qué preocuparse. Jersey de lana, camisa, pantalones y botas… todo de buena marca, y negro como la noche. Hak Yeon sabía que con ese aspecto parecía más adulto, delgado y alto de lo que ya era.
— No tengo ganas de hablar ahora. Vamos a resfriarnos.
— ¡Mira, pues me da igual!—Gruñó él al fin, forzándola a darse la vuelta. Iseul podía ser terca y tener una gran fuerza, pero él podía ser peor así que al final logró girarla. La muchacha tenía el ceño fruncido y la vista perdida en algún punto fijo y desconocido para él. — Llevas días rara, pero hoy lo estás mucho más. No sé si estás enfadada, o qué, pero…
— Suéltame mientras te lo pido por las buenas… —Musitó la chica.
— Iseul…
— ¡Te he dicho que me sueltes! ¡Maldita sea, ¿es que no me entiendes?!— Los gritos de la muchacha atrajeron la atención de una pareja que pasaba por allí cerca. Hak Yeon rezó por no ser reconocido. Por suerte, a causa de la lluvia y las altas horas, no había casi nadie por la calle.
—¡¡Iseul!!—Intentó traerla de regreso a la realidad. — ¿Qué narices te sucede?—Fue a poner las manos sobre los hombros de su amiga, pero ésta lo esquivó.
— ¿De verdad quieres saberlo? ¡¿Estás seguro, Hak Yeon?! Porque luego podrías arrepentirte…
— Te aseguro que no lo haré. —Ante esta afirmación, Iseul sonrió con acidez.
— No me gusta que dejes de acompañarme a casa, no me gusta que estés tan feliz por grabar con una mujer, me da rabia que te esforzaras tanto y practicases más que de costumbre sólo por una chica… no me gusta que me hables de ella. No me gusta que grabéis un vídeo como una feliz pareja y mucho menos que os beséis. Y sobre todas las cosas, no me gusta ser tu amiga de la infancia…
— ¿Por qué…?
— No me gusta, porque llevo demasiado tiempo amándote a sabiendas de que tú jamás lo harás.—Hak Yeon al principio había creído que era lluvia, pero no, lo que resbalaba por el rostro de Iseul mientras le confesaba sus sentimientos eran unas grandes y dolorosas lágrimas que intentó ocultar usando el brazo.
— ¿Qué…?
— Que desde hace tanto tiempo que no sé cuándo comenzó siquiera, te he amado. Alejándome de ti, debería haberte olvidado, ¡pero no! Cuando nos reencontramos, esos sentimientos que creía que se estaban apagando al fin, se reavivaron de nuevo. Maldita sea, Hak Yeon, ¿tanto te cuesta salir de mi vida?— Su voz se quebró al decir la última frase. El chico dejó los brazos caídos a ambos lados del cuerpo, inutilizados, sin saber qué hacer con ellos o qué decir.
— Yo…
— Tú, nada. — Dijo una voz. Ambos se voltearon para buscar al dueño.
— David…— Susurró Iseul.
— Me dijeron que habías ido a buscarlo, pero llevo un buen rato buscándote y llamándote —explicó acercándose a ellos—. Mira cómo estás, toda empapada. Vas a ponerte enferma.
— David… — Volvió a decir ella, esta vez rompiendo en un llanto más profundo. El aludido fue hasta la chica y le pasó un brazo por los hombros.
— Vamos, te llevaré a casa. Tienes que darte una buena ducha y tomar algo caliente. Tengo el coche aquí cerca. — Mientras hablaba, clavó los ojos en Hak Yeon. Éste, al instante supo que no tenía nada que decirle. Todo se lo estaba dejando claro con la mirada. Que le despreciaba por poner así a Iseul, por hacerla llorar, porque la chica estaba sufriendo por su culpa y a saber cuánto tiempo llevaba haciéndolo.
Hak Yeon sabía que no tenía la culpa, y de todos modos no pudo evitar sentirse culpable. Porque Iseul lloraba en brazos de otro hombre por su causa, y él, que tanto se jactaba de ser su amigo, no sabía qué hacer. Por eso se quedó bajo la lluvia, quieto y empapado, mientras las espaldas de David e Iseul se alejaban y desaparecían.
— No entiendo… qué acaba de pasar. — Se dijo a sí mismo. Aunque lo entendía a la perfección.

Iseul se dejó caer abatida sobre el sofá, sin dejar de llorar. No recordaba cuándo había sido la última vez que se había sentido tan deshecha e inútil. David la obligó a levantarse e ir a la ducha, mientras él se movía por la cocina. Supuso que la chica no querría cenar nada, así que le preparó una tila para cuando saliera de bañarse. Él decidió despojarse también de algunas prendas, quedándose en pantalones y secándose los pies con una toalla. Cuando Iseul salió tras secarse el cabello, ni siquiera se percató del percal que era su amigo y volvió a encogerse en un rincón del sofá. Él suspiró y se vio obligado a llevarle la tila, la cual había tenido que recalentar.
— Bebe. —La instó. Iseul levantó la vista hacia la bebida y se dio cuenta de que no valía la pena discutir, así que la cogió. David acercó una silla y se sentó frente a ella.
— Cuando te acabes la tila, ve a dormir. Es posible que no lo consigas, pero al menos necesitas descansar.
— Soy idiota, David… llevaba tanto tiempo ocultándolo para… así de repente… Soy idiota…
— No eres idiota. Llevabas demasiado tiempo guardándotelo, es normal que al final hayas explotado.
— No me costaba nada aguantar un poco más. —Sollozó, comenzando a temblar.
— ¿Hasta cuando, Iseul? No creo que haya sido un error que te hayas confesado. Estaba cansado de verte padecer en silencio. Al menos ahora si quieres, puedes seguir avanzando.
— ¿Cómo puedes estar tan seguro? No sé… no sé ni cómo mirarle a la cara.
— ¡Pues mirándole! ¿Acaso eres una cobarde, Iseul? No, yo sé que no lo eres. Puedes ser cabezota e irascible, pero desde luego no cobarde. No después de lanzarte a la aventura por cumplir un sueño. No muchos se atreven a hacerlo, a pesar de tener el talento. ¿De qué tienes miedo? ¿O es que te avergüenzas de tus sentimientos?
— No… no es eso…
— ¿Entonces?— David se puso en pie y se acercó a ella. Estaba agobiándola y lo sabía, pero necesitaba hacerlo. Sabía que después, Iseul se sentiría mejor, pero si no llegaba a su límite lo único que haría sería ahogarse en su propia lástima.
— Yo… ¡no quería que él lo supiera!— Dijo, a medio gritar. — ¡¿Por qué tiene que ser tan insistente?! Y yo… ¡¿Por qué soy una maldita celosa?! No debería importarme con quién canta, graba o se acuesta. Es cosa suya, y sin embargo me duele. No tengo derecho a enfadarme, pero no puedo evitarlo. Maldito sea el día en que decidí enamorarme de él como una tonta.
David se sentó esta vez a su lado. Iseul se había bebido ya la tila y la había dejado a un lado, pero ésta parecía no hacer efecto en ella pues no dejaba de temblar. Él sabía que no era a causa del frío.
— Pase lo que pase, Iseul, en un tiempo te sentirás mejor— dijo, agarrando las manos de la chica entre las suyas—. Aunque ahora todo parezca un desastre insalvable.
— No quiero tener que esperar. No quiero volver a verle. No quiero amarle tanto.
— Por desgracia, no es algo que puedas evitar. Vas a tener que enfrentarte a lo que sientes, a él, y a quien se ponga por delante. Pero recuerda que no estás sola. Yo seré tu apoyo. No te rindas, pequeña.
—No puedo contar toda la vida contigo…— Musitó ella, rompiendo de nuevo en llanto.
—Puedes hacerlo hasta que nosotros decidamos. —Sonrió él, atrayéndola con suavidad contra su cuerpo. La rodeó en un tierno abrazo, olvidando que su cabello todavía goteaba y los pantalones estaban empapados. Ella pareció no percatarse tampoco. Poco después, la muchacha caía dormida sobre David. El chico se levantó con cuidado de no despertarla y la cogió en brazos, llevándola hasta su cuarto. La metió en la cama y salió en silencio, regresando a su casa.

 

4 respuestas a Though I know the end, I keep falling for you, capítulo 1

  1. Ays este hombre es más lento… ¿Alguien le puede decir que lo que ha sentido al ver a David son celos? Bueno ya se dará cuenta… o no… Seguramente se lo tendrá que decir alguien (que mala soy)

    Pobre iseul, lo que sufre, si es que encima el otro portándose muy bien con ella, abrazándola, haciñendole masajes, besándole en la frente… y ella queriendo… algo más.

    Por cierto Iseul, no le tengas tanta manía a Aliee que la chiquilla es super maja, super mona y super todo… a ver si vamos a terminal mal, ¿eh?

    Chicas genial como siempre ya lo sabeis, y bueno me mandará el mensaje a spam pero que sepais que me ha encantado este primer capi.

  2. viviana dijo:

    muy bueno!!!!

  3. andrestey dijo:

    Buen capitulo!! demasiado largo para ser el primero, pero por eso me encanta *_____* aunque prefiero las historias de rollo bollo entre miembros del mismo grupo, como su anterior fic. las historias hetero están bien, al menos son mejores que esas burradas de tu oppar y tú.
    espero el próximo capitulo pronto @___@

  4. Rox dijo:

    muy bueno me gusto mucho esperando ya el 2do cap. 😉

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