“거짓말” kojitmal – Mentira. Capítulo nº15

@by Jeannelok y Nuna

Estaba sentada en una silla del comedor, con las piernas sobre ella, abrazándose y temblando. No quería ir al sofá, ni a la cama, ni a ningún sitio que él hubiera pisado o tocado. Se conocían, habían estado riéndose de ella a sus espaldas.

Lo sabía, lo sabía. No tendría que haber confiado en ellos dos, no tendría…

La mujer, ¿Atenea se llamaba? La agarró del brazo en medio de la calle. Era prácticamente el doble de mayor que ella, llevaba tacones de vértigo y sin embargo, la había alcanzado sin problemas, sin demostrar el mínimo rasgo de cansancio en su hermoso rostro.
Porque ella tampoco era humana.

Sun Rae se volteó lentamente, intentando mantener la compostura y guardar dentro de sí las lágrimas que le ardían en el pecho. El corazón, el cual latía desbocado, estaba a punto de partirla por la mitad. Realmente no quería creer lo que sus ojos le habían mostrado y lo que sus oídos habían escuchado, sin embargo estaba todo tan claro

Los dioses se habían divertido jugando con ella, pero ¿por qué?

-Suéltame.-exigió. No le tenía miedo, no iba a tenérselo. No había nada de lo que tenerlo.

-No, Sun Rae. Tengo que hablar contigo.

-Perfecto, ¿me contarás por qué te acercaste a mí? ¿Cuál es vuestro plan? ¿Qué narices pinto yo vuestros tejemanejes? Quiero que me dejéis en paz. No soy nadie, solo una chica que quiere tener una vida tranquila-dio un estirón y logró soltarse de la mano que se aferraba a ella-. Por muy dioses que seáis no tenéis ningún derecho a torcer esa vida, ¿entiendes? Díselo a Keun Suk, Ares o quien sea. No quiero saber nada de vosotros nunca más. No soy vuestra muñeca.

-Sun Rae, deja que te lo explique.

-No.-sentenció. No tenía fuerza para escuchar nada de nadie.

Le dio la espalda de nuevo, y no corrió. A pesar de todo, intentó mantener el poco orgullo que le quedaba. Sería humana, una triste, simple, sencilla y poco poderosa humana, pero al menos no se dedicaba a jugar con los sentimientos de nadie.

A cada paso que dio, sin embargo, notó que el corazón le pesaba cada vez más y que los ojos de la mujer no se apartaban de su espalda.

Se agarró el cabello y apretó con fuerza. Estaba confusa, dolida. Aún le ardía el brazo donde la mujer la había tocado, y tenía tentaciones de encontrarse con Keun Suk y pedirle explicaciones, porque de verdad había querido confiar en él. Poco, pero algo quiso abrirse a un hombre y…

Confiar, nunca más tenía que confiar en nadie. Lo sabía, ¡pero era tan difícil! Le cansaba estar sola, siempre sola. No pedía mucho, solo apoyarse en alguien en situaciones como aquella, poder contar con alguien sinceramente, sin necesidad de temer que la apuñalase.
Todavía le quedaba una persona, ¿verdad? Joon estaba ahí, ¿la estaría engañando también? No podía ser, él no.

Si él también la estuviera engañando…posiblemente se moriría de pena.

Se dio cuenta de que no había hablado con él. Pero el chico no tenía número de teléfono móvil, y obviamente llamar a la compañía no iba a servir de nada. Se sintió impotente, cuando justamente su propio teléfono comenzó a sonar en el bolsillo del pantalón. Cuando respondió, al otro lado sonó la voz del muchacho y tuvo que ser más fuerte que nunca para no echarse a llorar de nuevo.

-Joon…-musitó débilmente.

-¡Sun Rae! ¡Lo lamento tantísimo! ¿Cómo estás? Uff…no te preocupes por nada, en serio. Esto no va a transcender más allá. Nos vamos a encargar de todo, no dejaré que te molesten ni que te hagan daño, ¿de acuerdo?-se aferró al teléfono como si estuviera atrapada por arenas movedizas y aquella fuera la única cuerda que pudiera salvarla.

-Está bien-logró decir al fin-. Joon…gracias.

Gracias por estar ahí, dijo su mente.

***

Encendió la televisión justo para ver las noticias. La presa se arremolinaba frente a la compañía de Rain y hacía fotos desquiciadamente, hasta que finalmente él y Joon se dignaron a aparecer como si nada. El más joven hizo una profunda reverencia como saludo mientras el hombre simplemente inclinaba la cabeza con una estupenda sonrisa.

Las preguntas no tardaron en estallar, sobre si estaba manteniendo una relación con esa muchacha, salió el nombre de él mismo ya que trabajaba como su estilista, mil y una cosas estúpidas hasta que finalmente les dejaron hablar.

Tal y como habían pactado, Rain dejó claro que todo aquello era una estupidez. Simplemente habían ido a tomar algo juntos aprovechando que tenían que contarse unas cosas del trabajo. La imagen comprometida era simplemente un ángulo mal escogido.

Reconocieron que Joon y ella eran amigos, pero desmintieron que hubiera ningún tipo de relación sentimental entre ellos, apostillando que el muchacho además no tenía tiempo para pensar en mujeres cuando justo acababan de debutar y había tanto trabajo por hacer.
Keun Suk sabía, al igual que Rain, que aquello acallaría muchas bocas aunque no todas, pero con un poco de tiempo todo volvería a su cauce.

Se sirvió un poco de leche y se la bebió de un golpe. Ganímedes era un buen actor, sin duda.
Se puso más leche.

Debía vigilar. Sabía que Sun Rae confiaba en él. La había visto, la noche anterior cuando ella estaba intentando ordenar el puzzle en su cabeza tras verle con Atenea, él la había estado observando desde el balcón, aunque obviamente ella no se había percatado.

Tuvo la tentación de entrar, besarla, disculparse, acunarla entre sus brazos para demostrarle que podía estar segura entre ellos, sin embargo sabía que no podía hacerlo.

La escuchó hablar por teléfono. Era Joon. Podía verlo en sus palabras, en su mirada. Ella confiaba en Joon, en Ganímedes. Era lo único que le quedaba, no quería saber nada de sí mismo, ni de Atenea, ni de nadie…no obstante, necesitaba algo que la mantuviera respirando.

Y aquello era Joon.

Se maldijo, ¿en qué punto el niñato, el copero, había terminado siendo tan importante para ella?

Realmente era una duda que no tenía ganas de resolver. Debía agradecer que al menos en aquel momento algo la mantuviera a flote (lo cual no quitaba que odiara que fuera otro hombre).

Por lo tanto, debía proteger aquella amistad que había nacido entre los dos. Tenía que hablar con Ganímedes, sin descubrirse encontrar las razones por las cuales el copero había comenzado aquella amistad con la muchacha, ¿había sido porque intuía la verdad o una coincidencia? Una cosa u otra, no podía permitir que Sun Rae volviera a sufrir. Porque si lo hacía, si volvía a sentir el dolor…Ares se daba cuenta de que finalmente, se rompería.

***

Mientras despedían a la prensa, la cual se iba disipando, Ganímedes suspiró agobiado. No le gustaba sentir aquel acoso y presión, sin embargo era necesario actuar de aquella manera por su propio bien y sobre todo, por el de Sun Rae.

Mientras regalaba amables y falsas sonrisas, algo a lo lejos le llamó la atención y al percatarse de lo que era sintió que la sangre ardía dentro de sí. A los cinco minutos, esquivó a la prensa elegantemente dirigiéndose hasta el lugar donde Eris reía con sorna.

Había sido ella. Lo sabía. No era complicado, la Diosa de la discordia bien podría haber tentado a una muchacha celosa a armar todo aquel escándalo.

-Oh, Ganímedes. Tan guapo como siempre.-ronroneó. No podía permitirse más problemas, así que comenzó a caminar ignorándola a sabiendas de que ella le seguiría a donde fuera.

Finalmente estuvieron en un callejón lo suficientemente oculto de miradas indiscretas, aunque la estrechez les obligaba a estar más pegados de lo que a él realmente le gustaría.

-Has sido tú, ¿verdad? Maldita zorra.

-¡Oh! ¡Esa lengua, copero! Aún sigo siendo una diosa.-el chico entornó los ojos, deseando terminar con ella simplemente con la mirada.

-Te avisé, Éris. No juegues conmigo.-él podía ser un simple copero, pero todos sabían que Zeus veía en él mucho más que eso y podía jugar esa carta a su favor.

-Venga…-la mujer se acercó a él, los dos sencillos pasos que dio fueron lentos y sensuales, hechos de manera que al moverlos las piernas quedaran totalmente visibles a ojos del chico- Sabes que me encanta jugar…-alzó el dedo, acariciando el rostro de Joon. Él le agarró la mano, enfadado.

-Pero no lo vas a hacer conmigo.

-Mm…aprieta más, me gusta.-intentar razonar con Éris era imposible, eso estaba claro. Tuvo que soltarla, pero no se apartó un ápice de ella y le clavó el dedo en el hombro, deseando realmente herirla aunque sabiendo que no lo lograría.

-Escúchame, maldita. Me da igual que seas una diosa, la Diosa de la Discordia. No quiero que vuelvas a meter las narices en mis asuntos. Estoy aquí por algo, y te aseguro que si vuelves a cagarla no vas a quedar impune.

-¿Todo por esa humana?-por un instante, sintió la rabia fluir de ella. Cuando fue a responderle, escuchó la voz de Ares hablándoles. Intensa y amenazante.

-¿Fuiste tú?

Antes de que pudiera darse cuenta, Joon no era quien estaba cerca de la diosa, sino que observaba a los dos dioses enfrentándose. Ares agarraba a la mujer del cuello y la alzaba, a punto de destrozárselo- Esta vez no dejaré de apretar. Voy a romperte el cuello. Voy a matarte, primero de esta manera, para que sufras un poco, y después lentamente, a tu yo de verdad, voy a…

Ganímedes se dio cuenta de que debía reaccionar. Ares no podía matar a la diosa, porque entonces las cosas se torcerían de tal manera que nadie ni nada podría arreglarlas. Se lanzó sobre él y agarró su brazo para llamar la atención del Dios.

-No lo hagas-dijo-. No puedes, y lo sabes.

-Me importa más bien poco-dijo sin mirarle-. Va a morir. Ella misma sentenció su muerte en el mismo momento en que…

-¡No puedes!-gritarle a Ares…nunca se imaginó haciendo tal cosa, sin embargo la situación lo requería. Apretó más la mano- Suéltala, o el mismo Zeus vendrá a buscarte y entonces…-dejó las palabras en el aire, no obstante estaba seguro de que el las había entendido a la perfección.

“…Y entonces, sí que no podrás ver a Sun Rae nunca más.”

***

El hecho de dejar escapar de nuevo a aquel asqueroso ser que por desgracia, era de su misma categoría (pero sin duda, nunca llegaría a su altura), hacía que el interior le ardiera, sin embargo sabía que no podía despedazarla por muchas ganas que tuviera.

Ya más tranquilo, se encontraba en una azotea observando al copero, quien parecía tener muchas ganas de hablar con él y era obvio sobre qué. El deseo de conversar era mutuo.

Ares se sentó, con las piernas cruzadas y la espalda apoyada en la pared, esperando que fuera primero Ganímedes quien preguntase. Se imaginaba cuáles eran sus dudas y pensaba responder a ellas.

-No voy andarme por rodeos. Me parece muy extraño que tú, el Dios de la Guerra, a quien tan poco le importan e interesan los humanos, se haya puesto de esta manera por una simple humana. Podría haberme visto enfadado yo, porque estaba metido de lleno en esto, ¿pero tú?-Ares levantó la cabeza despacio, clavando una profunda mirada en el otro muchacho, quien no pudo sostenerla más de unos segundos. Ambos sabían que por muy bravucón que se pusiera Ganímedes, por mucho que fuera el protegido de Zeus, todavía existía una diferencia radical entre ellos.

-No malinterpretes las cosas, copero. No es por esa humana. Bien, en parte quizá porque me ofrece un buen servicio, en lo suyo es la mejor que he encontrado y sería una lástima perderla por una cosa como esta…pero obviamente, no iba a ponerme así por eso. Piensa un poco, no es tan difícil entenderme.

-Pues no lo hago, explícamelo.-sabía que le diría eso. Se puso lentamente en pie, con las manos en los bolsillos del pantalón. Aunque estaba prácticamente tranquilo, todavía mantenía los puños apretados con fuerza.

-Estoy harto de la Diosa de la Discordia. Entiendo que su esencia recae en ser una molestia, pero no tengo por qué seguir soportándola. Ella aclama las ganas de morir a cada segundo.

-¿Pero qué tenía que ver todo esto contigo?

-¿No lo entiendes?-lo rodeó, como si le examinara, demostrándole que era un ser diminuto en comparación con su magnificencia y haciéndole ver que su lugar estaba muy por debajo de él, con los humanos. Humanos como Sun Rae. Humana que le necesitaba mucho más de lo que le necesitaba a él…- Ella se cree que esa humana-humana, humana…debía usar la voz más desprovista de amabilidad al utilizar esa palabra, ensuciarse la boca con ella, demostrar que un dios no tenía que preocuparse por seres insignificantes- me importa, e intenta buscar maneras de enloquecerme. Bien, podría parecer que lo ha conseguido, pero no es eso…estoy cansado de que se crea que soy su maldito juguete desde que el tiempo es tiempo, me ronde siempre e intente utilizarme cuando es obvio que jamás lo conseguirá.

-Parece que ha estado a punto de hacerlo.

-No te creas. Simplemente, soy temperamental-se encogió de hombros-. Tú deberías saberlo ya. Tengo ganas de matarla, y aunque sé que no debería hacerlo, ¿cómo puedes intentar impedirle al Dios de la Guerra que juegue a guerrear? Es un sin sentido.

-Quieres que la diosa de la discordia deje de…

-Vuelves a confundirte-le interrumpió, volviéndose hacia él. Desapretó el puño, lo sacó del bolsillo y velozmente alzó el mentón del otro joven, dirigiéndole una sonrisa de medio lado mientras le obligaba a no apartar la vista de sí-. Me da igual dónde haga sus tejemanejes, mientras a mí me deje en paz. Una vez es hasta divertido, dos pasable…pero ha conseguido acabar con la paciencia de un dios, y estoy seguro de que tú sabes a la perfección cuán difícil es eso-le soltó-. Bueno, y si ya no tienes más que decir…

-Sabes que no te creo.

-Haz lo que quieras, como si me importara.

-Sun Rae es una buena chica.

-Bueno, muchas lo son.

-Sería muy cruel hacerle sufrir.-lo consiguió, Ganímedes le hizo sentirse ridículo y despreciable. Antes que él, se fue, dejándolo con la palabra en la boca, siendo el último en hablar. Dejó a Ares en aquel tejado, odiándose porque sí, era cruel, rematadamente cruel.

***

Sun Rae atendió corriendo su teléfono. La habían llamado del trabajo diciendo que podía tomarse el día libre, sin embargo estaba atenta a que le dijeran que había un cambio de planes (prefería que no fuera así). Atendió la llama y quiso gritar de júbilo al escuchar la voz de Joon. El muchacho le pidió encontrarse, y aunque ella dudó porque era peligroso necesitaba tanto verle que le ofreció encontrarse en su casa, a donde por suerte los periodistas no habían llegado.

El chico apareció al rato con unos cuantos bollos y un par de cafés para desayunar, sorprendiéndola gratamente. Bromeó diciéndole que iba a engordar por su culpa, y le hizo pasar, preparando la mesa para que comieran.

Hablaron durante un rato de temas banales, él halagando su casa, ella diciéndole que le sentaba muy bien aquella chaqueta…hasta que finalmente el chico fue el primero en sacar el tema que realmente desearían poder aparcar cuanto más rato, mejor.

-Por cierto, no sé si habrás visto las noticias.

-No, no he encendido el televisor.-sabía por dónde iba el tema, y realmente aunque sabía que iban a tocarlo, no tenía ganas de hacerlo.

-Keun Suk-sshi-se mareó ante la simple mención del hombre e hizo todo lo posible para que no fuera evidente su estado delante del chico- llamó a Rain hyung. Pensaron que lo mejor era hacer ver básicamente que todo se ha salido de madre, que tú y yo somos amigos y nada más.

-Es lo que somos.

-Sí, pero hacía falta remarcarlo. Ya sabes, tu jefe- ¿su jefe? ¿Por qué le llamaba de repente así? Se mordió un labio, visiblemente incómoda. No le gustaba que le llamara su jefe…la incomodaba escuchar su nombre… ¿Por qué Joon tenía que sacar su persona a colación? Sería mejor ni acordarse de él- creyó que lo mejor era ser sinceros y sobre todo, transmitirle la poca importancia del tema a la prensa. Que no se inventen cosas.

-Me parece estupendo-le cortó ella en seco-, ¿se lo han creído?

-La mayoría al menos, parece ser que sí.

-Ajá…-se quedaron en silencio. Habían estado conversando tan cómodamente, y ante dos simples palabras…su mente se había quedado totalmente en blanco.

Joon estiró el brazo de repente, acariciando con suavidad una de las mejillas de la muchacha y sonriéndole amigable.

-Ahora en serio, ¿cómo estás?-ella apartó el rostro, sonrojada.

-Bien.-mintió.

-Mientes realmente mal.-le reprochó él, sin dejar de sonreír. Ella volteó la cabeza despacio hasta mirarle nuevamente.

-Joon-musitó su nombre con profundidad, solo para comprobar, para verificar que de verdad él se encontraba allí con ella, que no era un espejismo creado por la necesidad de su mente-. Joon, no estoy bien. Pero tengo que dar las gracias, porque al menos te tengo a ti… ¿sabes cuánto me ayuda eso?

-Me alegra que me digas eso…y a la vez me parecen muy tristes tus palabras. No me tienes solo a mí, Keun S…

-¡No! Él…no puedo confiar en él. Es un mentiroso. Todo lo que sale de su boca, de sí mismo, son mentiras. Me hiere estar cerca de él-comenzó a temblar débilmente, sin embargo sabía que el muchacho lo había notado. Por debajo de la mesa apretó una mano sobre la otra, intentando tranquilizarse-. De verdad que creí que…podía…con él…que podía ser bueno, pero él… no deja de hacerme daño. No me importa para nada alguien como él…

-Te estás contradiciendo, Sun Rae…si él te hace daño, si tiene ese poder, ¿no será porque sí te importa?-ella calló, queriendo odiar a Joon pero sin lograrlo. Quería odiarlo por poder leer a través de ella, descubriendo cosas que no quería desvelar.

-Yo…

-Tú…-la instó a continuar. Ella no lo soportó más, y se echó a llorar. Antes de darse cuenta tenía al chico a su lado, agarrándola por los hombros en un tierno abrazo.

-¡Le quiero! ¡Aunque le tuve miedo, él realmente…fue amable conmigo! No es como los demás, pero me hiere…y sin embargo…yo… ¡necesito tenerlo a mi lado! –con cada palabra comenzó a llorar con más fuerza, como si se las estuvieran arrancando del mismo centro de su ser- ¿Por qué, Joon? ¿Por qué tuve que enamorarme?-jadeó como si perdiera el aliento- ¿¡Por qué tuve que enamorarme de Jang Keun Suk!?

Listado de capítulos.

AVISO IMPORTANTE: esta semana Kojitmal publicará dos capítulos. Ha sido idea de @Jeannelok, que quiere que empecéis bien el año, así que, el sábado día 31 saldrá el capítulo 16.