“거짓말” kojitmal – Mentira. Parte 23

by @Jeannelok y Nuna

Sun Rae se limitó a marcharse a su habitación con la excusa de que quería cambiarse de ropa.

Cerró la puerta y se dejó caer de espaldas sobre ella, con un profundo suspiro.

Tenía que tranquilizarse. La estrategia de Joon parecía haber funcionado, y él no sólo había aparecido de nuevo frente a ella, en su propio apartamento, sino que por lo que había podido entender, el gran Ares estaba sufriendo un ataque de celos.

En realidad había estado todo el camino de vuelta arrepintiéndose de las últimas palabras que le había dicho en la fiesta, y ahora su corazón saltaba de alegría al comprobar que él no las había tomado en cuenta. Por lo visto, la psicología inversa funcionaba hasta con los dioses.

Ahora tenía que calmarse. No sabía qué le había llevado a colarse en su apartamento, y conociéndole, era posible que aquello se debiera más a uno de sus impulsos incontrolados, que a algo premeditado.

Ares estaba donde ella quería, pero ¿podría retenerlo allí?

Se cambió de ropa, sustituyendo el vestido por una camiseta gastada y unos tejanos. Después, fue al cuarto de baño y se quitó el maquillaje. Su aspecto era totalmente el opuesto al que había tenido hacía un rato, y esto la hizo sonreír con satisfacción.

La ropa bonita y la cara maquillada habían servido para captar su atención, pero si él tenía que quedarse, lo haría por la chica que ahora veía reflejada en el espejo.

Sun Rae suspiró, intentando contener su pulso y sus nervios, y salió.

Se quedó totalmente helada cuando vio que él permanecía allá donde lo había dejado minutos antes, pero no se había quedado ocioso. Al contrario. Aunque se encontraba sentado en el sofá y en la misma postura, ahora jugueteaba con una de las medias que ella se había quitado al entrar al apartamento.

– Antes no utilizabas estos juguetes – comentó, irónico, cuando la vio llegar.

– Antes no iba este tipo de galas. Me limitaba a contemplarlas entre bastidores – contestó Sun Rae, con tono neutro.

– Mmmm… si hubiera sabido que eras de las que disfrutan de esas cosas, te habría llevado a alguna.

– Sabes que tus fans me habrían despellejado. Y sabes que no soy de las que disfrutan de esas cosas.

Ares arrojó la media a un lado y la miró con severidad.

– No era esa la impresión que dabas.

– ¿Y qué impresión daba? ¿Me lo puedes decir? Ah… sí… en realidad me lo dijiste. La de una furcia inteligente, ¿no?

Sun Rae sabía que aquel insulto había sido producto de su carácter explosivo, pero la ofensa permanecía, y no estaba dispuesta a olvidarla así como así.

Sus palabras dieron en el blanco. Keun Suk volvió la vista a un lado y durante unos segundos, Sun Rae percibió una chispa de culpabilidad en él.

– Respecto a eso… Ya sabes, Sun Rae que…

– Oh, no hace falta que digas nada… me lo sé bien – su tono seguía siendo ofendido -. Yo no quería, es mi carácter, nunca te haría daño, Sun Rae… lo sé perfectamente bien. Pero lamento informarte que sí me lo has hecho. ¿No eras un hombre de palabra? Por lo menos esperaba algo más de ti en ese sentido.

– Si lo que buscas es una disculpa, no me importaría…

– ¿Una disculpa por qué? ¿Por haberme insultado? La verdad es que no fue nada agradable escucharte decir eso, pero como comprenderás, después de los tres meses que he pasado, uno de tus arranques infantiles no puede tener demasiada importancia comparado con el silencio que has impuesto entre nosotros.

Él entendió entonces a qué se había referido cuando hablaba de haberle hecho daño, porque se la quedó mirando sin saber qué hacer. Después de unos segundos, su rostro se torció en una sonrisa falsa.

– También puedo disculparme por eso.

– No quiero que te disculpes. Quiero que lo arregles – exigió ella.

– ¿Arreglar? ¿Arreglar qué? Sabes que no hay nada que arreglar. Quedó claro la última vez que nos vimos, ¿no?

Sun Rae se acercó con decisión.

– Oh, sí, amiguito. Tienes mucho que arreglar. Debes solucionar todos los estragos que has causado en mi vida. Yo no te llamé, tu apareciste, y no me diste ni un respiro hasta que conseguiste lo que querías de mí. Pues bien, arréglalo. Arréglalo todo. Y hazlo rápido, porque puede que tú tengas todo el tiempo del mundo para perderlo en arrebatos infantiles, pero el mío es limitado.

El ser al que todos llamaban Keun Suk se levantó y se dirigió a la ventana, intentando escapar de la intensa mirada de la chica.

– Lo arreglé, Sun Rae. La noche que te dije que me marchaba, estaba haciéndolo.

Escuchó la dura voz de ella claramente desde atrás.

– Esa era la solución más fácil. Pero no la mejor. Y ni se te ocurra decirme que lo hiciste por mi bien, porque soy capaz de romperte esa perfecta cara divina que tienes. Ni siquiera me dejaste tomar parte en la decisión.

Keun Suk se dio la vuelta y la enfrentó.

– No me habrías escuchado.

– ¡Por supuesto que no!

– Era lo mejor que podía hacer por ti – insistió él.

– ¡Entonces qué demonios has venido a hacer esta noche aquí, maldita sea!

Él estuvo a punto de responder, pero en el último momento se contuvo, y Sun Rae se sintió frustrada.

– Tienes razón, no sé qué hago aquí, ha sido un error venir – murmuró, haciendo ademán de marcharse.

Apenas había dado un par de zancadas cuando Sun Rae se interpuso en su camino.

– No huirás, Ares.

Al escuchar su verdadero nombre en los labios de la chica, el Dios de la Guerra volvió a experimentar las sensaciones que ello le provocaba, y temió flaquear.

Si no hubiera sido tan débil, si verla en la fiesta no le hubiera afectado tanto… Debió tragarse su ímpetu y abandonar la celebración sin siquiera hablar con ella, pero se había dejado llevar por los celos, y ahora se encontraba allí, en su apartamento… ¿por qué había ido? Se estaba debilitando a cada segundo que la tenía delante. Tenía que salir de allí o Sun Rae acabaría por romper la barrera que había levantado contra ella.

De hecho, ahora era tan frágil, que tenía miedo de alargar el brazo y atraerla hacia sí mismo si no se alejaba físicamente de la chica. La había echado tanto de menos…

La apartó a un lado y se encaminó con decisión hacia la puerta.

– ¡Ohhhh, el gran dios Ares! Huyendo ante una mujer mortal. Lástima que nadie me creyera si lo contase – él se detuvo, con sus hombros subiendo y bajando con rapidez; trataba de contenerse para no estallar -. Espero con impaciencia que llegue el fin de mis días, para poder conocer a Diomedes y compartir experiencias.

Diomedes… aquel nombre se coló en la mente de Ares nublando todo pensamiento. Ese maldito… el único humano que había sido capaz de herirlo en batalla alguna vez. Y Atenea había sido su cómplice.

El dios estaba herido, muy herido por aquel comentario. Y que Sun Rae, precisamente ella, le hubiera recordado la que era su mayor humillación sufrida, era imperdonable.

Se dio la vuelta lentamente y la miró con ojos asesinos, pero lejos de lo que esperaba, la muchacha no se encogió asustada, sino que levantó todavía más el mentón hacia él.

La chica percibió su cólera, y supo que había dado en el blanco. Ares estaba furioso, pero ella no se echaría atrás. Necesitaba liberarlo de su máscara de frialdad, y la única forma que conocía para lograrlo, era destrozando su tranquilidad y enfureciéndolo.

– No existe ser humano o divino que crea que viviría tras decir algo así – dijo él muy lentamente, mientras se daba la vuelta y avanzaba hacia ella, apartando los muebles a su paso y arrojándolos a un lado.

Sun Rae no retrocedió ni un paso, sino que le esperó plantada en el mismo sitio donde estaba, mirándolo a los ojos con desafío. Sintió crecer su poder, lo percibía, tan claramente como su furia. Ares era un ser extremadamente orgulloso, y el incidente de Diomedes era algo que todavía no había podido encajar, y probablemente no lo hiciera jamás.

Notó cómo la mano que él levantó se cerraba sobre su mandíbula.

– Qué, ¿vas a matarme? ¿Eso es lo que vas a hacer? – dijo, casi sin poder vocalizar -. ¿Volverás a manifestar tu poder y también harás lo mismo que hizo Eris?

La mano del dios la aferraba, y sus ojos eran como dos chispas luminosas, pero Sun Rae no tuvo miedo. No tenía nada que perder. Quería llevar todo aquello hasta el final.

– Te has metido con algo que nunca debiste siquiera mencionar – silbó él.

– ¡Con qué! – gritó Sun Rae – ¿Con tu trauma? ¿Con tu mayor humillación? ¿Con tu más doloroso instante? ¡Tu hiciste lo mismo, Ares! ¡LO MISMO!

Él la soltó, impresionado por sus palabras, pero todavía enfadado.

– ¡Quién te pidió que lo hicieras! – siguió ella, pero ahora las lágrimas asomaban sin que pudiera evitarlas -. ¡Tú me obligaste a enfrentarme a ello! Me liberaste, y luego me dejaste sola. Me hiciste creer que había otra forma de vivir, para luego condenarme al infierno de nuevo – comenzó a sollozar -. Habría sido mejor quedarme tal y como estaba al principio… puede que no hubiera vivido una vida feliz, pero tampoco me habría visto obligada a sufrir así de nuevo. Y esta vez es peor… es peor…

Ares la observó mientras se derrumbaba, y la furia comenzó a disminuir. Ella tenía razón… por todos los dioses, sus situaciones no eran siquiera comparables. Una simple herida física de guerra, no era nada si pensaba en el daño que Sun Rae recibió…

– ¿Peor…?

– ¡Es peor! – repitió ella -. ¡Porque tú me quieres, y yo te quiero, y no sé qué hacer para evitar que te vayas! ¡Maldito cobarde engreído!

– Sun Rae… – levantó una mano y la posó sobre su hombro.

– ¡Suéltame! – se apartó de él, dándole la espalda.

– Sun Rae… eres humana, yo soy un dios… no puede salir bien…

Escuchó la risa de la chica.

– Salir bien… – repitió, con ironía entre sollozos -. ¿Hay alguna garantía? ¿Siempre que comienza una relación se sabe que va a terminar bien? ¿No te enamorarás de otra? ¿No me enamoraré de otro?

– ¡No digas eso! – se acerco con una zancada y la agarró de los hombros. Esta vez ella no se apartó, pero siguió dándole la espalda.

– No hay garantías… – repitió ella tristemente -. Bienvenido al mundo humano, Ares. Ninguna relación tiene garantía de tener final feliz. Se disfruta mientras dura, y punto. Da igual si dura diez años o cien, todas terminan. Puede ser la muerte, puede ser que te llamen los de arriba, puede ser que alguno deje de querer al otro, o puede ser cualquier otra cosa.

Ares apoyó la barbilla sobre su cabeza.

– Más motivo para no continuar con esto.

– No – Sun Rae sacudió la cabeza -. Es el motivo de que nosotros, los humanos, que sabemos que todo es efímero, vivamos todo más intensamente. Nuestra vida, nuestra familia, nuestro amor… sabemos que en cualquier momento pueden desaparecer, así que luchamos a toda costa por retener aquello que nos da algo de felicidad, porque sabemos que el instante presente es único, y que jamás volveremos a vivirlo de nuevo.

– También es único cada instante para nosotros. Que nuestro tiempo sea ilimitado no implica que podamos repetir lo vivido… Y los recuerdos, Sun Rae… a veces los recuerdos son lo peor de todo. ¿Si continúo con esto, qué haré cuando te vayas? ¿Recordarte?

Ella se dio la vuelta lentamente.

– Eso debiste haberlo pensado al principio. ¿Me olvidarás si me dejas ahora? – preguntó -. Yo no lo haré, y creo que tú tampoco. ¿Dolerá menos si te vas ahora? Tampoco lo creo… Siempre te quedará la duda de qué habría pasado, siempre te arrepentirás por no haberte dado la oportunidad de… – se detuvo -. Y por lo menos, yo tendré el consuelo de haberlo intentado hasta el final. No tendré ningún arrepentimiento, y luego, una vez muerta, lo olvidaré todo. Pero tú no. ¿Podrás vivir con ello? ¿Podrás continuar siendo el orgulloso dios que eres, sabiendo que fuiste un cobarde?

Sun Rae estaba haciendo enmudecer al Dios de la guerra. Ella siempre lograba reacciones en él que ningún otro ser había podido nunca. Parecía haber nacido para eso, ni como diosa ni como inmortal, sino como el ser más pasional: el humano. No le temía, no le respetaba. Le amaba, y por eso se sentía con el poder de ser capaz de echarle todo aquello en cara. Incluso las estrategias que utilizaba eran peligrosas, si hubiera sido cualquier otro Ares ya habría terminado con su vida. Le darían igual los castigos, su orgullo siempre había estado por encima de todo..

De todo, menos ella.

-¿No eres capaz de responderme?-reprendió ella, levantando el brazo y golpeándolo insolentemente en el pecho con un dedo- ¿Dónde queda el Dios valiente y bravucón? Venga, Ares, responde, ¿es el Dios de la Guerra un maldito cobarde?-como toda respuesta, él agarró el dedo de la chica para apartarlo de sí y la empujó hasta la pared más cercana- ¿Te gusta acorralarme? ¿A pesar de abandonarme, todavía te gusta sentirme cerca? Maldito capullo.

-¿¡Es que no puedes entenderlo!? ¡Lo nuestro es peligroso! Mi padre, los dioses..

-¡Haberlo pensado antes de enamorarte y hacerme enamorarme! ¡¡Tú me metiste en esto!! ¿Pretendías dejarme sola? ¿Después de tanto luchar, simplemente…lo ibas a dejar todo así?

-Sun Rae, no puedes entenderlo, porque tú…

-Porque soy humana, eso es lo que más importa en todo esto, ¿no? Que tú eres un Dios, y yo una simple humana. Que mis conocimientos nunca abarcarán toda tu magnificencia, que esta humana es un pequeño bebé que no ha vivido lo suficiente y por lo tanto, no sabe nada del mundo… ¿Es eso, Keun Suk, Ares?

-¡No! ¡Claro que no…

-Me das lástima. Habré vivido un suspiro comparado a tu existencia, pero al menos yo sé lo que quiero y no me muevo perdida de un lado hacia el otro. Hay muchos tipos de lucha, pero parece ser que tú solo conoces la lucha de las armas y en tantos siglos no te has detenido a entender las demás. Venga, Ares, tómate tu tiempo y aprende, descubre el mundo. Esta humana te ofreció vivir la vida y la lucha que nunca has tenido. Arriesgó todo por creer en ti, decidió no temer si te tenía a su lado… pero le has fallado.

Las últimas palabras lo golpearon en la mejilla como la más dolorosa de las bofetadas. Se apartó de ella, liberándola de su cuerpo y la pared.

No esperó más palabras. No hacían falta. Dio media vuelta y lentamente se dirigió a la puerta y salió por ella.

Sun Rae se dejó caer al suelo, suspirando con dificultad. Sabía que le había herido, no quería ser tan dura, pero… pero…

-Maldito Dios idiota…

***

Keun Suk estaba totalmente confundido. Por más que lo pensara con detenimiento, no recordaba ningún momento en toda su existencia en que nadie le hubiera hecho marearse tanto mentalmente (quizá su hermana Atenea…). Se detuvo frente a un bar y se metió dentro. El efecto del alcohol que había tomado en la fiesta hacía tiempo que se le había pasado, y necesitaba emborracharse de nuevo.

Al entrar no tardó en acercársele una chica con un sugerente vestido. Miró alrededor y se percató de que aquello más que un bar era una especie de pub donde la gente se movía con la música.

-¿Qué quieres?-le preguntó a la muchacha, cuya pregunta ni siquiera había escuchado.

-¿Tú eres Keun Suk-sshi, verdad?-ladeó la cabeza ligeramente, clavando sus poderosos ojos en aquella desconocida.

-Puede ser…

-¡Sí, estoy segura, eres él! Mm… ¿y no te apetecería divertirte…un rato?-la desconocida se acercó a él descaradamente, agarrándolo de la corbata y estirando ligeramente de ella para hacerle bajar la cabeza.

– ¿Divertirme… contigo?-ella ronroneó más que respondió- Siento decirte que no conseguirías ni mantenerme con los ojos abiertos.-murmuró, separándose de ella y alejándose mientras la chica intentaba reponerse de su descaro.

Ares no había mentido. Le gustaban las mujeres, seguramente en el pasado una chica despampanante como aquella (seguramente había pasado por el bisturí para arreglarse unos pechos que en el futuro le traerían severos problemas de espalda) le hubiera entretenido incluso más de una noche, no obstante Sun Rae… primero consiguió que se obsesionara tanto con ella que no le interesaran otras, y después ya no fue capaz de ver a ninguna otra mujer que aquella sencilla estilista, cabezota y trabajadora.

La había echado muchísimo de menos aquel tiempo, incluso aunque para él hubiera sido un suspiro. Tenía que controlarse para no ir a espiarla, y seguía los pasos de Mblaq únicamente para controlar que la chica estuviera bien. En su mente rememoraba cada una de las imágenes que tenía de ella, desde el primer instante en que había reparado de ella, hasta cada recodo de su piel.

No se dejaba nada, y a cada recuerdo más ganas tenía de verla. Sin embargo cuando al fin la había vuelto a ver… dejándose llevar por su lado más bestial… había logrado que ella se cabreara. Se sincerara, y le hiciera ver que no valía nada.

Dio un trago al vaso que tenía delante y pidió que volvieran a llenárselo hasta arriba. A los minutos le dijo que le diera la botella directamente.

Sun Rae estaba cabreada, mucho más que nunca. Y él era el culpable. No solo eso. Ella estaba en lo cierto, era un cobarde… ¿por quién actuaba realmente así? ¿Por ella, por protegerla? ¿O por sí mismo, por no saber cómo hacerlo si de verdad se encontraba en peligro?

Le ardía la garganta. Pero no era el alcohol.

El Dios Ares sentía que estaba perdiendo la más importante de las guerras en las que había combatido.

Fue a dar otro trago a la bebida, no obstante notó un cosquilleo en los ojos y algo caliente cayendo por ellos. Se llevó la mano al rostro, y sorprendido atrapó algo húmedo de ellos.

Se quedó absorto, observando aquella gota en la yema de sus dedos mientras sentía cómo seguía cayendo más por sus mejillas. Las notó saladas al rozarle los labios, y las lamió para confirmar que no eran parte de su imaginación.

Había visto a miles de personas derramarlas. Incluso había deseado que jamás volvieran a asomar los ojos de Sun Rae al menos que fueran de felicidad.

No podía ser… estaba… ¿estaba llorando?

***

– Maldita sea, ¡no lo entiendo! – bramó Joon.

Miró a la chica, que todavía tenía los ojos hinchados. Había estado llorando.

– Pues puedes verlo bien claro en la pantalla – suspiró ella, tendiéndole su teléfono móvil.

Joon examinó el contenido del texto. Era escueto, pero directo.

Me voy a Japón. No he cambiado de opinión. Esto es lo mejor para los dos

– ¡Será idiota! – estaba indignado -. ¿Y dices que se presentó en tu apartamento? ¡Lo sabía! Sabía que después de verte en la fiesta iría a por ti. Pero no me esperaba esto. ¿Qué pasó?

– Lo intenté todo. Intenté razonar con él, lo enfurecí, lo saqué de sus casillas… nada funcionó. Está totalmente cerrado.

– Si no le importaras no huiría de esta manera – Joon dio un pequeño puñetazo en la mesa. Estaban solos en la sala de reuniones de la empresa, así que ahora no tenía que contenerse para no parecer demasiado emocional -. ¿A qué hora sale su avión?

Sun Rae sacudió la cabeza.

– No lo hagas, Joon, por favor. ¿Vas a ir a suplicarle por mí? Aún me queda algo de orgullo, ¿sabes?

– ¿Suplicarle? Lo que voy a hacer es partirle la cara – se levantó, dispuesto a hacer lo que decía.

Sun Rae lo detuvo.

– No vayas, Joon, por favor – lo agarró del brazo -. Por favor…

– ¿Vas a dejar que se vaya? – la miró él, apesadumbrado.

– No tengo otra alternativa. Ya sabes lo que dicen, ¿no? Una pelea es cosa de dos, y esta guerra está perdida. Él se ha rendido.

Las últimas palabras fueron casi un susurro. Sun Rae había estado tratando de contener las lágrimas todo el rato, pero ahora salían sin control.

Joon la abrazó.

– Quién sabe – dijo él mientras se balanceaba suavemente con ella -. Quizás, dentro de algunos años, cuando hayas rehecho tu vida y estés en el altar de la mano de otro hombre, aparezca una sombra negra que te lleve a la fuerza… Ares no olvidará esto. Yo lo sé. Para él, estés lo lejos que estés y hagas lo que hagas, siempre serás suya. Y ese día, quiero estar delante para darle todos los puñetazos que le debo.

***

El avión de Jang Keun Suk despegó mientras él miraba con nostalgia por la ventana, observando cómo se alejaba de la ciudad, del país, y de Sun Rae.

Se había intentado convencer desde el mismo instante en que la vio en aquella fiesta, de que debía alejarse de ella, y aunque había flaqueado, por fin había encontrado las fuerzas que necesitaba para hacer lo correcto.

Ya no se trataba sólo de Sun Rae, sino de él mismo… y del resto del mundo.

Era cierto que, con aquella decisión, había querido protegerla por encima de todo, pero también era cierto que no le gustaba nada el nuevo cariz que habían tomado las cosas.

Aquel dolor profundo y lacerante que sentía, era más intenso que nada que hubiera podido experimentar con anterioridad.

Y para colmo de males, su situación, y sobre todo su debilidad, era tan clara y patente, que hasta le habían llevado a un estado anímico que era totalmente inaudito para alguien de su naturaleza.

Los dioses no lloraban. No conocía a ninguno que lo hubiera hecho, y mucho menos por amor. Quizás Afrodita, en algún momento, había soltado alguna lágrima de esas de cocodrilo, que eran tan falsas como su propio aspecto virginal… pero ¿llorar?

No. No podía consentir que su amor le convirtiera en algo que no podía ni necesitaba ser. El mundo seguía adelante con sus problemas, él era el Dios de la Guerra, y necesitaba ser lo que era antes de caer bajo en influjo de ese extraño sentimiento. Sobre aquella tierra no sólo estaban él y Sun Rae. Había millones de personas cuyas vidas o muertes dependían de su existencia, y que necesitaban algo más que una piltrafa sentimental que se dedicara a llorar por los rincones.

Necesitaba proteger a Sun Rae, y necesitaba protegerse a sí mismo para ser de alguna utilidad.

Y Sun Rae… ella antes o después lo entendería.

El avión tomaba altura. Abrió los guiones que su mánager le había proporcionado, intentando concentrarse en su lectura, mientras una pequeña voz en su interior se preguntaba si en realidad estaba seguro de sus motivaciones.

Listado de capítulos.

15 respuestas a “거짓말” kojitmal – Mentira. Parte 23

  1. zhio dijo:

    dios miooooo!!!!!! ARES!!!!!!!!!!! no aguanto hasta el miércoles … pobre Sun rae! ya es mucho para ella U_U … les quedo bueno este capítulo chicas!

  2. fumoffu dijo:

    ¡¡¡Chicas, de verdad!!..no sé cómo PUÑETAS lo vaís a cerrar, a poner fín, ending, the end…es que no soy capaz de imaginármelo..y mira que yo tengo imaginación. A esperar..eso sí..una cosa os digo..como no sea un happy end…os ¡¡¡deletereo!!! os ¡¡¡eraser!!… asi es que …a poneros las pilas con el final…

    Un besote a las dos..paisana..es que te sales de los esquemas…somo de una tierra muy, pero que muy creativa…y eso, se nota.

    • La PeTii dijo:

      Unnieeeeeeeeee! te extraño! ya no veo tus coments T_T ando algo perdida yo tambien xD ,, espero q estes bien! muchos saludos desde Argentina! ^___^

      • fumoffu dijo:

        ¡¡¡maknae!!…es verdad, es verdad…estoy un poquito liada y comento menos..pero siempre , siempre , siempre..entro y miro si has puesto algo, aunque sea incoherente…¡¡¡jajajja!!!!…Un besote para tí también…¡¡¡corazón!!!

        • La PeTii dijo:

          jajajajajaja xDDDD lees mis incoherencias >.< .. Unnie abrigate! *_* en las noticias de por aqui dice q esta haciendo mucho frio en Europa T_T .. y aqui con mas de 40º gradoss aiiinsss que calor , que caloorrrrr xDD

  3. sandy dijo:

    estoy totalmente de acuerdo con fumoffu….q sea final feliz por fa q xa finales tristes ya tenemos las pelis y doramas…y gracias x el esfuerzo y dedicacion, esta muy pero muy buena la historia….

  4. nanita dijo:

    Ahhhhhhhh ya va a terminarrrrrrrrrr…nooooooooooo….pedimos capitulos extras tipo Playful Kiss…
    Esta vez Sun Rae se lanzó al todo por el todo. Estuvo super emocionante, chicas. Felicidades!!!

  5. ARI8 dijo:

    DOBLE MATRÍCULA DE HONOR PARA ESTE CAPÍTULO.
    Dios Mío, nenas, menuda intensidas le habéis dado, es que casi se podía cortar con un cuchillo. Me encantó, de verdad que me encantó cómo lo tratasteis todo, de principio a fin. Ese golpe de Diomedes, toma ya, directo al centro de su orgullo. Cómo lo disfruté, aunque él vuelva a ser un maldito capullo arrogante y cobarde que no se atreve a vivir la vida con la intensidad que ella le quiere dar.
    Al final acaba llorando y no se lo cree pero no, en vez de enfrentarse y ser valiente, es un cobarde que acaba huyendo. Espero que lo acabe pagando y que sufra mucho, que se lo merece.
    Me encanta Joon, sin duda es maravilloso, es perfecto. Lástima que sólo la vea como amiga, porque la verdad, que juntos no estarían nada mal, pero claro, el prota es Ares y Joon no es toallero. Me voy a volver loca pensando en posibles finales, aunque eso de que pase el tiempo y que ella se case con otro y en la boda él se la lleve, la verdad es que no es mala idea y me encantaría que Joon le zurrase en condiciones a Ares, porque se lo merece.
    Pobre Sun Rae, qué manera de sufrir. Menos mal que tiene a Joon para ayudarla y estar pendiente de ella en todo momento, porque ahora ni siquiera cuenta con Atenea,
    Deseando que llegue el próximo miércoles para saber lo que pasará.

  6. makino dijo:

    Noooooooo! No se puede acabar, ¿que voy a hacer ahora? Siempre espero los Miércoles con tantas ansias OTL.
    Les ha quedado excelente este ca pi, y al igual que las chicas arriba estoy esperando Happy ending, que para finales tristes tenemos algunos drams y a la vida misma. Así que me uno a la misiva Final feliz!! Sun Rae lo merece y nosotras también, que hemos estado pegadas a este fic muchos meses jejejeje 🙂

  7. cekila85 dijo:

    ME MUERO!!!!!!!!!!!!!!!!!!
    estaba leyendo en el sillón y casi me he caído, cada que leía un párrafo me acercaba más a la orilla; y casi me he quedado sin uñas por que las he mordido como no tienen idea , estuvo buenísimo el capi, y sin embargo estoy triste ¿CÓMO QUE YA SE ACABA??????????????????
    y ahora que haré los miércoles???? NUNA muchas gracias por esta super fantástica historia , no me hagas sufrir más y dale un final feliz e igual de emocionante que han sido uno a uno los capitulos
    GRACIAS!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

  8. Tamaragua dijo:

    Sun Rae eres todopoderosa tía!! ^^
    Q forma de plantarle cara al dios de la guerra!! o_O Sí Señor!! Te aplaudo!!! 🙂
    Me ha encantao este nuevo capitulazo sólo por ver como ella cogía el toro por lo cuernos y lo ponía en su sitio. Tb el ver q Ares es cada vez más humano que dios, si al final, en el fondo, es un cachito-pan. Lástima q kiera poner tierra de por medio entre él y Sun Rae. Pero ella tiene toda la razón del mundo mundial: pa q cojones empiezas algo q no vas a terminar??? Si tantas molestias te has tomado a lo largo de este tiempo para finalmente enamorarla y liberarla d su dolor, pq webs ahora te rajas como un cobarde?? >.<
    Sip, es q me enciende q sea así d capullo!! grr!!

    Gracias chicas por este nuevo capo de Kojitmal, ^^
    Lástima q ya kede poco para q esta bonita y alocada (?) historia llegue a su fin. Sea como fuere a mi me tenéis akí puntual a la cita semanal para leeros desde hace ya 23 capis!!! Y eso me hace I lovearos cada día más!! De kokoro, GRACIAS!!! ♥_♥

  9. Agra dijo:

    Ohhhh! Que grande! Así se hace Sun Rae, se puede decir que ella ha sido la campeona en esta batalla. Me ha encantado esa pelea.
    Pero el final de la guerra aun está por llegar, y este dios no haría honor a su nombre si no da la cara y huye como un cobarde. Ares, el dios de la guerra, tiene que presentar batalla junto a ella, ya que esta lucha es la más importante de todas.
    ¡Que nervios por leer el final!

  10. rosaday dijo:

    super woman , me quedo to loca hasta la proxima semana.

  11. Alusiana dijo:

    Me envanta!!!^^

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