“거짓말” kojitmal – Mentira. Capítulo nº16

by @Jeannelok y Nuna

Las molestas luces intermitentes de la discoteca, le hiceron ir a refugiarse nada más llegar en el reservado que le siempre ponían a su disposición en cuanto entraba por la puerta.

Ninguno de aquellos que llamaban sus amigos mortales estaban allí ese día, y Keun Suk lo agradeció. Ellos eran divertidos, eran buenos hombres, y sinceramente disfrutaba en su compañía, pero aquella noche sólo quería beber y beber hasta que los efectos del alcohol nublaran su conciencia.

Durante todo el día, las palabras del copero habían estado resonando en su mente.

Sun Rae es una buena chica… sería muy cruel hacerla sufir”.

Y él, con su maldita obstinación por conseguirla, era eso precisamente lo que estaba consiguiendo, que ella sufriera.

Llevaba un par de días sin verla. Dos días en los que pretextando cualquier excusa había rehuido aparecer por el trabajo. El primero por lo menos lo aprovechó bien. Bi y él habían conseguido aplacar de momento a la prensa… y luego… luego había estado a punto de matar a Eris, y de no ser por Ganímedes, quizás lo hubiera hecho, metiéndose en el lío más formidable que recordaba desde su remoto nacimiento.

– Maldita sea… ¿tendré que añadir eso también a tu lista de fantásticas intervenciones, copero? – masculló, mientras bebía de un trago el vaso de soju que acababa de servirse.

Sí. Ganímedes era una molestia… en principio. Ahora estaba siendo muy útil, tanto para sí mismo como para Sun Rae… lástima que fuera el espía de su padre. Quizás incluso podrían haberse divertido juntos aquí abajo si las cosas hubieran sido de otra manera.

Y Sun Rae… por todos los dioses, ¿cómo podía echarla tanto de menos?

El recuerdo de aquella mirada que le dedicó, justo antes de salir corriendo, no abandonaba su cabeza. Vio decepción, tristeza, abatimiento. ¿Por qué? Si como él pensaba, había escuchado parte de la conversación, sólo podía sentir temor por tener a otro de los de su especie cerca.

Pero no era posible que hubiera escuchado todo lo que hablaron sobre ella… Sun Rae acababa de llegar justo cuando él pronunció el nombre de su hermana. Se habrían dado cuenta si hubiera llegado antes. De hecho, sólo por la ofuscación de la conversación no había notado que ella se acercaba.

¿Por qué le había mirado de aquella manera y había salido corriendo después? Por qué se había refugiado en su apartamento en aquel estado? No era miedo lo que vio cuando la espiaba desde el exterior.

¿Es que la muy loca había pensado que Atenea y él…?

Pensándolo bien… ¿no eran Zeus y Hera hermanos? Y Vulcano y Afrodita también…

Ares levantó la mirada que tenía perdida en su vaso y gritó el nombre de su hermana. Todavía no tenía los sentidos tan embotados como para saber que algo ocurría allí. Sun Rae ni siquiera le había aceptado, y no se la imaginaba teniendo un ataque de celos sólo por haberlo visto hablando con una mujer.

La bebida te hace ser escandaloso, hermano.

La voz en su cabeza sonaba indiferente, pero a él no le engañaba. Atenea estaba tensa, podía percibirlo.

– Vamos a dejarnos de jueguecitos, Atenea. Quiero saber qué pasa. Quiero saber por qué Sun Rae reaccionó de aquella manera cuando nos vio juntos en el aparcamiento.

Los instantes en silencio que siguieron a su pregunta, fueron suficientes para que él supiera que no andaba desencaminado.

Ella… ella me conoce, Ares

Sus ojos se abrieron como platos.

– ¿Te conoce? ¿Cómo que te conoce? ¿Qué quieres decir con eso? ¿Sabía ella quien eras? – la cascada de preguntas fue frenética, Ares las disparó una tras otra con desesperación.

No. No me conocia como diosa. Nosotras… éramos algo así como… ¿amigas?

Ares se levantó con un movimiento rápido. En un momento, lo entendió todo. Entendió por qué Sun Rae le había mirado de aquella manera. Les había escuchado, sabía quién era Atenea y esto la había dañado profundamente. Probablemente, creía que ambos la habían estado engañado. Conociéndola, ahora mismo estaría pensando que sólo había sido su juguete y el de su hermana.

– Baja ahora mismo, Atenea – dijo, con voz gutural.

No estoy loca, Ares, y no me manifestaré en tu presencia en este momento. Estás demasiado alterado y sé muy bien de lo que eres capaz cuando te pones así.

Medio enloquecido, Ares barrió el contenido de la mesa con su brazo mientras gritaba:

– ¡Entonces explícame aquí y ahora, en este momento, por qué clase de mandato divino bajaste aquí sólo para hacerte amiga – pronunció la palabra con sorna – de la mujer que precisamente me gustaba! ¡Tú ya no haces amigas mortales, Atenea! ¿Qué creías que estabas haciendo? ¡Me has traicionado, Atenea!

¡Sabes que yo nunca hubiera bajado si no hubiera sido por una buena razón! Sólo quería ayudar. Te dije que conocía el secreto de Sun Rae, te pedí que la dejaras en paz… ¿sabes lo asustada que estaba? ¿Sabes el miedo que te tenía, Ares? ¿Lo desvalida que estaba? Y sí, si quieres saber si la intenté convencer de que te rechazara, es cierto, lo hice. Ella no necesitaba ser una más de tu colección. No merecía eso. Intenté evitarlo, igual que intenté persuadirte para que dejaras de perseguirla, pero NO. Tú tuviste que pensar con lo que te cuelga entre las piernas y no me hiciste caso. ¡Ella necesitaba ayuda! ¡Y tú también! ¡Sólo pretendía ayudar!

La carcajada de Ares resono por toda la habitacíón. Él rió histérico mientras se dejaba caer al suelo.

– ¿Ayuda? ¡Estoy cansado de que me ayudéis, de que no dejéis de interferir en mis asuntos! Tú, Ganímedes, Zeus, Eris… ¡estoy harto! – hundió la cabeza entre sus rodillas. Era curioso cómo el alcohol estimulaba su lengua y hacía que sus emociones fluyeran al exterior con tanta facilidad… Ares siempre se había maravillado del efecto que la bebida de los humanos provocaba, tanto en ellos mismos, como en los dioses -. Estoy harto, Atenea… ¿Ayuda? Mira la ayuda que me habéis prestado todos. Las cosas no pueden estar peor. Y mira la ayuda que ha tenido Sun Rae de todos nosotros… no hay ni una sola personba a su alrededor que no le esté mintiendo como un bellaco… Sólo os pediré una cosa: No volváis a ayudarnos, ¡a ninguno de los dos!

Trabajosamente, se puso en pie. Necesitaba hablar con ella, aclararle, explicarle que él nada sabía de lo que su hermana andaba haciendo…

Ares… – la voz sonó tierna y cariñosa -. Hermano, si vas a verla ahora, y en ese estado, ni tú podrás dominarte, ni ella querrá escucharte.

– ¡Maldita sea, Atenea, te he dicho que no me ayudes! – gritó, mientras se dejaba caer en el sofá donde había estado sentado hacía un momento -. No me ayudes – susurró -, pero por todo lo que es divino, que me destierren del Olimpo para siempre si no tienes razón…

***

Sun Rae había perdido la noción del tiempo mientras se deshacía en lágrimas en brazos de Joon. Afortunadamente, él había sido gentil hasta el final. Había aguantado pacientemente hasta que ella pudo dejar de llorar, y después no la había juzgado.

Cualquiera a quien se le contara que alguien como ella se había enamorado de un ser tan brillante y exitoso como Jang Keun Suk, la habría reprimido duramente. Pero Joon no había hecho preguntas, ni comentario alguno al respecto. De hecho, ni siquiera pareció demasiado sorprendido por su repentina confesión.

Se limitó a sonreír, a consolarla, y a decirle que todo iría bien.

Una vez que Sun Rae pudo calmarse, y tras preguntarle repetidas veces si se encontraba mejor, Joon se marchó a cumplir con sus obligaciones de ese día. Y en cuanto él desapareció por la puerta, Sun Rae comenzó a sentirse sola.

Era extraño. Hasta aquel momento, estar sola se había convertido en su estado natural, en algo que la hacía sentir cómoda y segura, pero ahora lo estaba viviendo como un profundo y desgarrador sentimiento.

Pasó el tiempo cambiando canales en la tele, sin saber siquiera qué andaba buscando en el monitor. Intentó leer, pero repetía los párrafos una y otra vez al darse cuenta de que sólo pasaba la vista sobre las letras impresas, incapaz de procesar su contenido.

Con un ojo puesto en el teléfono móvil, creyendo que sonaría en cualquier momento para reclamarla, era incapaz de concentrarse. ¿Por qué nadie la llamaba? ¿Por qué Keun Suk había cancelado su agenda?

Finalmente, se decidió a limpiar la casa en profundidad, y esto la mantuvo ocupada y relativamente entretenida el resto del día, hasta que llegó la noche, y exhausta tanto física como mentalmente, se desplomó sobre el sofá tras darse una ducha y ponerse el pijama.

Dormitó durante un rato antes de que sonara el timbre de la puerta. Estaba tan cansada que fue a abrir inmersa en una nube soporífera, que se disipó al instante cuando vio a Atenea delante de ella. Sus ojos se abrieron de golpe, y sus sentidos se pusieron alerta.

– ¿Qué haces aquí? – preguntó, con rencor.

El semblante de la mujer era sereno, como de costumbre. Esbozó una ligera sonrisa antes de responder:

– Tenemos una conversación pendiente, Sun Rae, y esta vez me vas a escuchar.

– No tengo nada que escuchar – afirmó la chica con dureza -. ¿No es suficiente con todo lo que habéis hecho? ¿No os parece bastante haber jugado con mi vida y mis sentimientos, que ahora me quieres obligar a soportar tu presencia?

Atenea suspiró.

– Si quisiera obligarte, querida niña, no habría tocado a tu puerta ni esperado pacientemente a que la abrieras. ¿Crees que algo me habría impedido entrar aquí si yo hubiera deseado hacerlo contra tu voluntad?

Sun Rae bajó la cabeza… solía olvidar con demasiada facilidad quiénes eran, tanto ella como Keun Suk.

– Vengo en son de paz Sun Rae. Hay cosas que debes saber – insistió la señora amablemente -. Te lo estoy pidiendo con cortesía.

La parte más rebelde de Sun Rae se negaba a claudicar, pero su curiosidad por saber qué era eso que creían que ella debía saber, pudo más que todas sus ganas de cerrarle la puerta en las narices. Abrió un poco más y se apartó, indicándole con ese gesto que podía pasar.

– No caeré de nuevo en vuestros jueguecitos – le dijo -. Así que, di lo que tengas que decir rápido, porque estoy cansada y quiero irme a la cama.

Atenea se dio la vuelta y le dirigió una larga mirada escrutadora mientras se quitaba su abrigo y lo depositaba en el respaldo de una silla.

– Jueguecitos… – repitió, pensativa -. Sí, supongo que eso es lo que puede parecerte.

– ¿Es que no lo son?

Atenea sonrió.

– No, en realidad no – dijo, tranquilamente -. Tengo mis motivos…

– ¿Motivos para qué? – interrumpió la chica – ¿Para venir de vez en cuando a pasar un rato divertido a costa de los insignificantes humanos? Ares y tú lo habréis pasado muy bien, pero yo no.

– ¿Eso es lo que crees? – la mujer rió -. Es ridículo. Puede que otros dioses tuvieran alguna vez tales intenciones, pero no es mi caso. Me gusta pensar que estoy por encima de esas vanalidades. ¿Es que no sabes nada sobre nosotros? ¿No sabes nada sobre mí? – la chica no le contestó -. Oh, me decepcionas. Pensaba que tendrías más interés por conocer a la familia de tu amante. Hay mucha literatura sobre eso.

– ¡Ares no es mi amante!

La diosa volvió a reír.

– Amante, enamorado, pretendiente… es una forma de hablar Sun Rae, no te pongas a la defensiva. Además, Ares no tuvo nada que ver con lo que yo hice.

Sun Rae la miró con la boca abierta.

– Siéntate, Sun Rae – dijo Atenea -. Tienes un aspecto horrible, niña, seguro que no has dormido bien. Prepararé un café mientras tú te pones cómoda y te relajas un poco.

– No tienes por qué hacerlo – espetó la chica.

– Compláceme – respondió la mujer volviéndose hacia ella y sonriendo -. Siempre he querido hacer algo así.

Si ella quería tomarse la molestia, no iba a ser Sun Rae quien se lo impidiera. Se sentó en el sofá y se puso cómoda, tal y como ella le había pedido. Incluso sonrió maliciosamente al pensar que una diosa tan importante del panteón griego estaba a punto de servirle una bebida…

Al poco rato, junto con el sonido de los cacharros, la voz de Atenea le llegó desde la cocina.

– Debo decirte que estás totalmente equivocada en lo que has estado pensando. Por lo menos en lo que a mi hermano se refiere – se oyeron algunos ruidos más antes de que continuara -. Él no sabía que tú y yo éramos… bueno, que nos conocíamos. Actué a sus espaldas. No puedes culparle de nada.

– ¿A sus espaldas? – se asombró Sun Rae.

– Sí, a sus espaldas – afirmó Atenea -. Y por Zeus, que cuando se enteró hace un rato tuvo un arrebato bastante feroz…

Sun Rae se incorporó alarmada. Conocía la clase de arrebatos que podía sufrir Ares.

– ¿Te hizo daño? – se interesó, aún sin querer. También se le olvidaba con bastante facilidad que debía estar enfadada con ella, no preocupada.

La mujer salió por fin de la cocina, llevando un par de tazas humeantes en sus manos. Después de darle una a Sun Rae, se sentó con la suya al otro lado del sofá, observándola directamente y de frente, con aquella mirada pura que siempre tenía.

– ¿Que si me hizo daño? – rió -. No, no me hizo daño, pero si me hubiera manifestado físicamente en su presencia, dudo que ahora pudiera decir lo mismo. Estaba furioso.

– ¿Cómo puedes tomarte esto con tanta… ligereza? Cuando Ares se enfada…

Atenea tomó un sorbo de café.

– Sí, lo sé – dijo mirándola divertida por encima de la taza -. Pero entiende que he presenciado muchas veces sus estallidos. Cuando le confesé que fui yo quien me acerqué a ti, sabía que tendría exactamente la reacción que tuvo, pero era necesario contárselo. Estaba demasiado alterado pensando en aquel momento en el aparcamiento. No entendía nada.

Sun Rae imitó su gesto y probó el café. No era todo lo bueno que esperaba, pero imaginaba que Atenea no habría tenido demasiadas oportunidades en su vida para andar preparando cafés por ahí. Así que, bebió agradecida. Estaba caliente y era reconfortante. Además, algo de aquella intranquilidad que sentía, estaba desapareciendo a medida que la diosa hablaba.

– Me intrigas, niña – dijo Atenea de repente, sorprendiéndola -. Me has creído con tanta facilidad que me parece imposible. Esperaba otra clase de reacción.

Ahora fue Sun Rae quien sonrió.

– Simplemente te estoy escuchando – contestó -. Aunque confieso que todavía no puedo decir que te crea, he aprendido que los dioses no tenéis necesidad de mentir.

Atenea soltó una sonora carcajada.

– Oh, sí. Lo hacemos. Sobre todo los más traviesos – afirmó -. Lo hacemos cuando es necesario para evitar un mal mayor, por lo menos en mi caso. Y otros lo hacen por simple diversión. Pero te aseguro que en esto no te estoy engañando, y si estás pensando en Ares en este momento, he de decirte que ese muchacho considera la mentira como un deshonor. No conozco muchas situaciones en las que haya mentido, es demasiado impulsivo y pasional como para eso… aunque sí conozco alguna en la que ha callado la verdad. ¿Crees que eso se puede considerar como mentir?

– Supongo que depende de las circunstancias – contestó Sun Rae después de meditarlo un momento -. Como tú has dicho, si se trata de evitar un perjuicio mayor… en ese caso estaría justificado.

Atenea sonrió complacida por su respuesta, y Sun Rae se sintió como si estuviera siendo sometida a algún tipo de prueba.

Iba a preguntar sobre ello, cuando Atenea continuó hablando.

– Entonces te será más fácil comprender lo que hice si piensas así. En realidad, Sun Rae, me acerqué a ti a causa de mi hermano, esto es innegable. Pero mi intención era buena. Quería que te alejaras de él. Ya sabes, siempre ha sido un mujeriego, y tú eres tan delicada e inocente, que no soportaba que mi hermano te corrompiera ni te causara pesares.

Mientras hablaba con una tranquilidad que a Sun Rae le pareció inusitada, la fue sorprendiendo más y más:

– Tampoco podía llegar y decirte: hola, soy Atenea y quiero alejarte del bruto de mi hermano – bromeó la mujer, haciendo que Sun Rae sonriera de nuevo -. Por lo tanto, tuve que callar la verdad. Espero que mi falta de claridad no oscurezca mis buenas intenciones.

“El caso es que mi hermano andaba descontrolado de un lado para otro, persiguiendo a una niña que nada quería saber de él y que, aún antes de saber incluso quién era – algo que en realidad jamás debiste descubrir, Sun Rae, de no ser por su torpeza -, le tenía un miedo atroz.

Es posible, Sun Rae, que conserves esa capacidad de intuición que la mayoría de humanos tenían en nuestros tiempos de gloria, y que les hacía descubrir cuándo estaban en presencia de alguno de nosotros… quién sabe”.

Sun Rae sopesó sus palabras. Sí. Ella siempre había sabido que había algo extraño en Jang Keun Suk, pero jamás se habría imaginado la realidad. Su actitud siempre le resultó distinta, demasiado perfecta, todo le era demasiado fácil… En un principio sólo le llamó la atención lo tremendamente efectivo que era con las mujeres, pero si lo pensaba detenidamente, Ares era tremendamente efectivo en todo.

Atenea siguió hablando:

– Era peligroso para nosotros que tú supieras de nuestra existencia. Y era peligroso para ti. También era peligroso para el propio Ares. No se puede permitir el lujo de meterse en más problemas con Zeus… y entonces vino aquel episodio en que te reveló su verdadero ser.

“Algo había que hacer. Razonar con mi hermano a veces es del todo imposible, es tozudo hasta límites insospechados… y tú estabas tan asustada y tan sola… Necesitabas algo que te anclara a la realidad, una palabra amiga que te hiciera ver que no te estabas volviendo loca”.

Sun Rae estaba de acuerdo en eso. Recordó el miedo que pasó en aquella ocasión, y cómo su conversación con esa señora la ayudó a aceptar la realidad. También recordó cómo ella la animó a confesarle a Ares de una vez por todas y de forma directa, que no estaba interesada en él.

Pero seguía sin entenderlo bien. Podía comprender que Atenea estuviera intentando proteger a su hermano, al resto de dioses quizás, pero no acertaba a explicarse por qué fue tan amable con ella.

– ¿Por qué tomarte tantas molestias por una simple mortal? – preguntó, Sun Rae, directamente.

Atenea volvió a sonreír con una sonrisa cálida y reconfortante.

– Por lo que se refiere a ti, en realidad, lo que hice es impensable para una diosa como yo. Mis hermanos no habrían movido un dedo por ayudarte, y mucho menos habrían interferido en un asunto que considerarían demasiado trivial y mundano – no podía decirle que conocía sus secretos y que se había apiadado de ella. Era incapaz de herirla más y de destrozar su orgullo -. Digamos que me caías bien, que me pareció interesante la forma que tenías de resistirte a mi hermano, y que quise ayudarte a librarte de sus embates. Ares es demasiado persistente a veces… – en realidad le estaba diciendo la verdad. Esta niña le había resultado siempre agradable e interesante.

– Dímelo a mí – rió Sun Rae.

La chica no sabía por qué, pero aquella mujer era capaz de transmitirle mucha tranquilidad. Siempre se había sentido a gusto y segura en su presencia, y quizás necesitaba volver a recuperar aquello. No había encontrado muchas personas en su vida que la hicieran sentir así. Definitivamente, su majestuosidad era tanta, que debió haberse dado cuenta antes que tampoco ella pertenecía a su mundo.

En cuanto a lo que le había contado, no sabía si la creía, o por el contrario quería creerla.

Ella misma había reconocido que a veces mentían, que había callado parte de la verdad en lo que a ella le concernía, pero sus palabras le habían parecido lógicas, aunque aún dudaba sobre los motivos que le había dado para intervenir. ¿Cuántos humanos habría en el mundo mucho más interesantes que ella?

Vale, estaba el detalle de que de todos esos humanos, Ares se había emperrado precisamente con ella. Y también el otro pequeño detalle de que siempre había resistido sus intentos, cosa que no era nada común, por lo menos en las mujeres que él solía frecuentar… pero a Sun Rae no le parecía motivo suficiente como para que una diosa como Atenea, tan respetada por todos entre sus semejantes, hubiera tenido la deferencia de bajar a interesarse por una humana cualquiera.

Era hasta cierto punto descabellado pensar que Atenea se hubiera fijado precisamente en ella, pero lo era mucho más pensar que la Diosa de la Sabiduría había entrado en un juego tan cruel como el que ella imaginó.

Sí. Quería creerla con todo su corazón. Porque si lo que decía Atenea era cierto, entonces Ares dejaría de ser ese hombre monstruoso que había jugado con sus sentimientos, y que se había mofado de ella con la complicidad su hermana.

Quería creerla e iba a hacerlo… si tan solo pudiera dejar de escuchar esa pequeña vocecilla interior advirtiéndole que algo no estaba completamente claro…

– ¿Y qué se supone que debo hacer ahora? – preguntó -. Supongamos que te creo, que no estabas jugando en complicidad con Ares, y que tu intención era la de ayudar. ¿Por qué exactamente debería una diosa como tú aclararle las cosas a una humana como yo?

– No es que lo haga simplemente por ti, aunque por la cara que pusiste, creí que te ayudaría saber la verdad. Deberías haberte visto… – dijo ella -. También se trata de mi hermano. No sé si te habrás dado cuenta, pero siento un aprecio especial por él. No puedo consentir que lo malinterpretes, ya causa demasiados problemas por sí mismo como para ser yo quien añada uno más.

Lentamente, y con movimientos muy elegantes, Atenea dejó la taza vacía sobre la mesa.

– Y ahora creo que es hora de que te deje. Mi conciencia ha quedado liberada, el sentido de lealtad que le tengo a Ares satisfecho… lo que hagas o pienses después de nuestra conversación es cosa tuya.

Se levantó, y Sun Rae la imitó. La acompañó hasta la puerta después de que ella cogiera de nuevo su abrigo. Antes de salir, Atenea le dirigió unas últimas palabras:

– Tu camino es difícil, niña… no sé si querrás utilizarlos, pero estoy dispuesta a ofrecerte mis consejos si lo necesitas – su gesto era serio, incluso apesadumbrado -. Es difícil lidiar con Ares… y mucho menos cuando está… – se interrumpió -. En fin, Sun Rae, espero que este pequeño incidente no haya echado por tierra esa amistad que empezaba a surigir entre nosotras.

Sun Rae la miró impresionada. ¿Amiga de una diosa?

Atenea volvió a reír.

– No te sorprendas – dijo -, he tenido amigos humanos, aunque hace mucho de eso. Puede ser una simple cuestión de egoísmo. Creo que lo echaba de menos. Vosotros no sóis tan simples y predecibles como los dioses. Después de tantos siglos no suponen misterio alguno ni aportan nada nuevo para mentes inquietas como la mía. Para variar, establecer lazos con los humanos es agradable.

Y tras esto la dejó sola.

Simples y predecibles… ella no definiría así a los dioses. Eran aterradores, su poder daba miedo. Pero en el fondo, debajo de toda esa capa de majestuosidad y de infalibilidad, no eran tan distintos de los humanos. También tenían emociones, sentimientos y pasiones.

Sun Rae estaba agotada, y sólo quería dormir. Todavía no había decidido si iba a creer a Atenea o no, aunque estaba claro que sus palabras habían conseguido aplacar el torbellino que había en su corazón. Por el momento, se limitaría a dormir, y mañana sería otro día.

Se dirigió a su habitación y se metió en la cama. No tardó demasiado en dormirse con una sonrisa en el rostro.

***

Jang Keun Suk se sorprendió cuando vio a la chica en el plató. No por su presencia, porque la esperaba con ansia, sino por la actitud de ella.

Sun Rae se movía de un lado a otro como siempre, lo trataba con normalidad, y no había rastro de nada que se pudiera interpretar como extraño en sus expresiones o movimientos.

Suspiró mientras fingía memorizar un guión que ya podía recitar sin problemas.

Aquella mañana, había despertado con una tremenda resaca. Pero después de una ducha, de unos tratamientos faciales y de un buen afeitado, su imagen volvió a ser la misma pulcra e impecable de siempre.

Era una suerte que tuviera la facultad de recuperarse con tanta facilidad. Ya no había ojeras ni bolsas bajo sus ojos tampoco.

Se visitió eligiendo con cuidado la ropa. Tenía que estar más atractivo que nunca. Debía encontrar la forma de deslumbrarla, de poder llegar a ella. Sabía que Sun Rae no era ajena al efecto que provocaba en todas las mujeres su presencia, pero él quería ir más allá de la mera atracción física, aunque mostrarle lo que podía obtener si se dejaba de remilgos, tampoco estaba de más.

Sabía que no iba a ser fácil. Si como él creía, la chica había malinterpretado toda la situación con Atenea, estaba seguro que hacer que ella le escuchara le iba a costar mucho más que buscar un traje que le sentara bien o un perfume que la embriagara.

Ni siquiera sabía qué iba a decirle. Tampoco sabía si ella querría escucharle. Simplemente improvisaría.

Pero todo el espectro de posibilidades que se formó en su cabeza mientras acudía al trabajo aquella mañana, se le derrumbó de repente cuando la chica optó por mantener una actitud de aparente normalidad.

Eso sí que no se lo imaginó.

Sí. Había contado con que ella fingiera indiferencia, con que lo ignorara, como muchas otras veces antes… pero es que no lo estaba haciendo. Sun Rae estaba siendo normal. No había miradas de soslayo, sino directas, no había intentos de esconderse entre los demás, no había guerra de voluntades entre los dos…

¿Por qué siempre reaccionaba justo de la forma que él no esperaba?

– Tienes la ropa preparada en el camerino – le había dicho ella, nada más le vio entrar -. Si hay algún problema con ella, avísame, estaré ocupándome de la agenda. Hay que recomponerla otra vez. A tu mánager le dará un infarto si sigues cancelando cosas.

Y dicho esto se fue, dejándolo totalmente desarmado. Todas sus estrategias se acababan de ir al traste.

Durante el resto del día, el ambiente de trabajo fue normal, las intervenciones de la chica en el transcurso del día fueron normales, y la forma de llevarle el café, la agenda, o cualquier cosa que ella tuviera que hacer, fueron irritantemente normales.

Así transcurrió la jornada.

Pero lo que le dejó totalmente esfupefacto, fue encontrarla en el camerino cuando salió de la ducha después del trabajo. Con una toalla enrollada a la cintura, y secándose el pelo con otra, salía del cuarto de baño cuando la vio allí, de pie junto a la puerta, mirando al suelo y apoyada en la pared. ¿Esperándole?

– ¿Sun Rae? – preguntó, como si quisiera asegurarse de que fuera ella.

Ella levantó la cabeza y lo miró directamente. Sí, era ella.

– ¿Me estabas esperando por algo? – preguntó él, totalmente desconcertado.

– Creí que querrías hablar conmigo.

Keun Suk abrió unos ojos como platos.

– Dame dos mintuos – dijo, mientras recogía su ropa a toda prisa y se metía en el baño.

Poco después, ambos volaban por la autopista en su Audi azul. Ella no había dicho ni una palabra, ni siquiera le había preguntado dónde la llevaba, pero la vio sorprenderse ligeramente cuando reconoció el viejo almacén al llegar a él.

Bajaron del coche. Keun Suk iba delante, abrió el candado, y al entrar encendió las luces. Todo era como aquella vez, pero ahora era distinto.

– No esperaba que me trajeras aquí – reconoció Sun Rae, paseando entre los trastos -. Pero me parece muy adecuado.

– Es el lugar más adecuado que se me ocurre – dijo él -. Apartado, tranquilo… y familiar.

Sun Rae se sentó en un sofá después de sacudirle el polvo. No parecía asustada ni enfadada, sino muy tranquila. Se dijo que debía llevar mucho cuidado. Quería mantener aquella atmósfera entre los dos tanto como le fuera posible.

– Dijiste que teníamos que hablar – comenzó él, sentándose junto a ella, pero no demasiado cerca.

– Sí. Me pareció lo correcto después de estos dos días.

– La última vez que te vi… parecías enfadada.

– Oh… eso – Sun Rae miró hacia otro lado -. Fue sólo una tontería. Recibí una visita que me tranquilizó mucho. Ahora ya no me parece tan importante.

Keun Suk inclinó la cabeza mientras la observaba con detenimiento. ¿Una visita tranquilizadora? ¿Ya no le parecía importante? ¿Le daba igual?

Maldito Joon… ¿tanto se había metido entre los dos que ahora Sun Rae era indifente incluso a lo que creía un engaño suyo y de su hermana? Esperó unos segundos para valorar mejor la situación. La última vez que estuvieron allí, fue porque ella quería que la dejara en paz. Se enfadó muchísimo por ello y metió la pata. Aunque estaba comenzando a enfadarse de nuevo, se esforzó por controlarse. Si ella realmente quería decirle lo que él suponía, necesitaría de toda su fuerza de voluntad para no estallar y convencerla de que estaba equivocada con sus propios métodos. Estaba claro que con Sun Rae sus métodos no funcionaban.

– ¿No te importa? – preguntó.

– No. He estado pensando, y creo que ahora tengo bastante claras las cosas.

Por todos los dioses, sus palabras sonaban tan seguras, que Keun Suk creyó que se iba a morir de la angustia. ¿Quería rechazarlo otra vez?

– Sun Rae… me he estado esforzando mucho – dijo, intentando no imprimir a su voz el torrente interno de emociones -. He hecho todo lo que querías que hiciera. No te he acosado, te he intentado ayudar…

– Sí. Lo sé. Y te lo agradezco – la muchacha sonrió -. No creo que te lo haya dicho nunca, pero te lo agradezco mucho.

¿Agradecimiento? Oh, no, no, no, aquello iba de mal en peor.

Juro por dios que si me va a decir que podemos continuar siendo amigos, le romperé el cuello a Ganímedes”.

– No creas que no me he dado cuenta de las cosas que has hecho… también sé cómo me ayudaste con el asunto de Joon y la prensa – continuó ella, esta vez a trompicones.

Sí. Era Joon. Habían hablado y él se lo había contado. ¿Le había elegido a él? ¿Eso era lo que quería decirle? Keun Suk apretó los dientes.

– El chico es muy espabilado… no ha tardado en irte con el cuento.

– Sí. La verdad es que es alguien muy especial… ¿pero por qué estamos hablando de él?

Ares se levantó y le dio la espalda mientras apretaba fuertemente los puños.

– Dímelo tú. Yo sólo lo conozco por encima, eres tú quien piensa que es especial – respondió ácidamente.

Oyó cómo la chica se movía a su espalda. Se había levantado y se había acercado a él.

– He venido a hablarte de lo que pienso, sabes que estas cosas me cuestan mucho, pero no me lo estás poniendo nada fácil – dijo ella.

– ¿Fácil? – dijo él volviéndose para encararla -. Tú tampoco me has puesto las cosas fáciles, Sun Rae. Lo he intentado de todas las maneras, y ahora tú… tú…

Se interrumpió. No podía ni decirlo.

Sun Rae apartó la vista y comenzó a caminar de nuevo entre los trastos.

– Supongo que me lo merezco… – dijo -. Me lo advertiste. Me dijiste que estuviera atenta a las señales a mi alrededor, que desconfiara de todo aquel que irrumpiera en mi vida de golpe, o que comenzara a hacer preguntas. No te hice caso… Creo que no confié en ti lo suficiente, Keun Suk.

¡No! Joon… ¿se lo había dicho?

Ares acortó la distancia que los separaba con un par de zancadas, la agarró por los hombros e hizo que se diera la vuelta.

– ¿Qué estás diciendo, mujer? – preguntó, colérico.

– ¡Suéltame! ¡Me haces daño! ¿Qué te pasa?

Ares la miró a los ojos. Ella parecía confundida, pero no la soltó.

– ¿Te gusta ese niñato? – volvió a preguntar, gritando -. Es eso, ¿verdad? ¿Qué argucias ha utilizado para embaucarte? ¿Su humanidad?

Sun Rae sacudió la cabeza e intentó librarse de él, pero no estaba dispuesto a soltarla. No, no iba a soltarla jamás. Ella se quedaría con él aunque tuviera que obligarla.

– ¿Pero qué diablos estás diciendo? – gritó ella también -. ¡Me haces daño, Keun Suk!

– ¡Llámame por mi nombre! Por lo menos, haz eso por mí cuando estemos solos.

Sun Rae dejó de forcejear. No iba a servirle de nada tampoco. Su fuerza era irrisoria comparada con la de él.

– Ares… – dijo, en un murmullo – suéltame…

Pero él no lo hizo. La miró duranto unos segundos, y después bajó la vista hacia su boca. Aquellos labios… ¿iba ella a darle la espalda y a negarle que los saboreara como se moría por hacer?

Se lanzó hacia ellos y los tomó con violencia. Ella se resistió en un principio, pero no tardó demasiado en responder a su beso. Y no sólo eso, cuando soltó sus hombros para agarrarla por la nuca y la cintura, y así apretarla más contra él, Sun Rae alzó los brazos y le rodeó el cuello.

La muchacha dejó que profundizara su beso. Ahora ya no había resistencia, sino una entrega que a Ares no le costó reconocer.

La soltó, exasperado, y la separó de él.

– ¿Podrás volver ahora junto a Joon y aceptar sus besos después de lo que acaba de pasar?

Sun Rae frunció el ceño, y lo miró con ojos interrogantes.

– ¿Joon? ¿Quién ha hablado de volver con Joon? – se detuvo un momento -. ¿Crees que tengo interés en él? ¿Es eso?

Ares la atravesó con la mirada.

– ¿No es eso lo que querías decirme? Creí que habías recibido su visita especial – espetó él con ironía -. Aprecio la capacidad de tranquilizarte que tiene… ¿qué dijo para engatusarte?

Ahora fue ella quien acortó la distancia que les separaba para poner una mano sobre su brazo.

– Ares, no sé qué diablos te ha hecho llegar a la conclusión de que Joon era algo más para mí que un amigo, pero estás equivocado. Él simplemente me habló de tu maniobra con la prensa… la visita a la que me refiero, me la hizo Atenea.

Él la miró con incredulidad.

– ¿Atenea? ¿Quieres decir que ella habló contigo?

– Sí, vino a verme anoche. No quería que malinterpretara la situación. No estoy de acuerdo con lo que hizo, sobre todo porque de alguna forma me engañó, pero ella quería que supiera que tú no habías tenido nada que ver. Pensé que era de eso de lo que debíamos hablar, que tenía que decirte que no estaba enfadada y que…

No pudo seguir hablando, porque él volvió a abrazarla y a cubrir su boca con otro largo beso. Sun Rae le correspondió de nuevo, y él disipó todos sus temores.

– Atenea por fin ha hecho algo bien – dijo, sonriendo cuando volvió a separarse de ella, sin dejar de abrazarla.

– ¿Pero por qué pensaste eso de mí y de Joon?

– No hablemos del niñato ahora – respondió él, con voz melosa.

– Me interesa saberlo.

Ares chasqueó la lengua.

– Sabía que iría a verte, pensé que hablabas de él. Nunca imaginé que se trataría de Atenea.

– ¿Lo sabías?

– Si lo que vas a hacer es preguntarme es si te espié, la respuesta es sí – levantó un dedo hacia su boca para hacerla callar, ya que ella iba a hablar –. Ah, no, no, no. No voy a consentir que estropees el momento. Te espié y volvería a hacerlo. Estaba preocupado por ti. Ese idiota parece tener muy buena mano contigo, estabas más tranquila después de su llamada.

– ¿Estabas allí?

– Sí. Afuera, escuchando. Ya sabes – levantó su mano y señaló su oreja -. Poderes limitados, pero muy útiles. No hace falta estar muy cerca para que pueda escucharte.

– No puedo creerlo – sonrió ella.

– ¿No estás enfadada?

– Debería. Pero creo que no me apetece volver a estar enfadada o intranquila. No me gusta la sensación.

Ares sonrió estrechándola todavía más fuerte.

– Conozco una manera estupenda de quedar contento y tranquilo… o sería más exacto decir relajado – dijo, mientras dirigía una mirada pícara hacia la réplica antigua de la cama, la misma sobre la que Sun Rae cayó aquella otra vez, estando también en ese almacén.

Ella siguió la dirección de su mirada, y sonrió.

– No hablarás en serio, Ares. No creo que sea el lugar adecuado para… – no pudo terminar la frase, y se sonrojó, haciendo que él soltara una carcajada.

– Tienes razón. No es lo suficientemente bueno para ti. Buscaremos un lugar mejor – la tomó de la mano y tiro ligeramente de ella – Vamos.

Sun Rae se dejó llevar. Se sentía en una nube de felicidad. Cuando él sonreía de aquella forma, cuando la miraba como si fuera la cosa más valiosa del mundo, experimentaba unas emociones que nunca antes había sentido.

Sí. Ella estaba enamorada de aquel ser. Él nunca le había dicho que la amara, pero tampoco le importaba demasiado. Mientras siguiera haciéndola sentir de aquella manera, podía darse por satisfecha.

No sabía si todo sería para Ares un capricho momentáneo o algo más duradero, pero él ya le había dicho una vez que ninguno de los dos podía saberlo, y en eso tenía razón. Sun Rae se había decidido. Si desde un principio se lanzaba de cabeza sabiendo que todo podía terminar, probablemente sufriría menos cuando ese momento llegara. Pero lo que no podía hacer era seguir permaneciendo en su concha, con una existencia cómoda y aislada del dolor, pero totalmente superficial e insulsa.

Quería seguir sintiendo las emociones que Ares despertaba en ella. Y poco importaba ya cuándo durasen.

Se introdujo en el coche, y sonrió agradecida cuando él le colocó el cinturón de seguridad. Sus miradas se encontraron. Él también parecía feliz.

Se quedó unos segundos mirándola, y Sun Rae se sonrojó por enésima vez y bajó la mirada.

– Me encanta cuando dices mi nombre – le oyó susurrar -. Que tú precisamente seas la primera persona que lo pronuncia en mucho tiempo es… agradable.

– Supongo que tendré que acostumbrarme a llamarte así entonces… Ares – murmuro Sun Rae, sin poder mirarle a la cara todavía. Le era más fácil enfrentarlo cuando estaba enfadada… qué curioso.

Él emitió una carcajada sonora y plena.

– En la intimidad – matizó.

– Sí, en la intimidad.

– Mmmmm… me encantará volver a escucharlo dentro de un rato.

Después de darle un beso en la frente, Ares accionó la llave del contacto.

23 respuestas a “거짓말” kojitmal – Mentira. Capítulo nº16

  1. La PeTii dijo:

    ZLÑKÑXKAÑSDKLÑASKDLÑASKDLÑASKDLÑASKDLÑASKDLÑAKSDÑAK!!!!!!!!!!!!! por dioooo me mueroooooooooo! pero que bonito capituloooooooooooooooo!!!! .. me EN CAN TO! GRACIAS POR ESTE REGALO DE FIN DE AÑO! .. Así que ahora unas palabritas finales: Nuna y queridas chingus.. que decirles? GRACIAS.. muchas gracias por hacer este blog, por ser como son, por dejarme entrar a «su bosque» por hacer que me sienta como en casa, por ser tan buena onda, por aceptarme como soy sin criticarme ni juzgarme.. Este año ha sido el mejor, poder encontrarlas y compartir tantos momentos con ustedes, tantas risas, emociones.. espero que el año que viene sea mucho mejor (se puede ser mejor?) pues SI, GRACIAS.. ahora tengo muchas chingus en diferentes partes del mundo, y ya no me siento sola.. y sé que no estoy loca, que hay muchas chicas mas a las que le gustan los asiáticos y que tienen pensamientos pervertidos con ellos (?) xDDD .. jajaja, LAS QUIERO CHINGUS!! Que tengan todas un feliz año nuevo y que se diviertan a lo grande.. yo lo pasare en el avion rumbo a Perú, asi que en las proximas entradas les comentare desde allá 😀 .. FELICIDADES CHINGUS! Gracias Nuna y Zoak por el blog y a todas las otras chicas que escriben las entradas..Fumoffu unnie querida QUE TENGAS UN MUY FELIZ AÑO! que te llegen cosas buenas y todos tus deseos y anhelos se cumplan, que tus planes salgan muy bien! Esta pequeña dongseng te agradece en el alma todos los coments que me dejas (sobre todo el del lider «el impaler» muahaha xD ) GRACIAS! .. creo que he dicho muchas veces esa palabra y no me cansare de decirlas, soy muy feliz por haberlas encontrado.. Saludos y cariños desde Argentina!

    • fumoffu dijo:

      Gracias cariño…. y tú que lo leas…¡¡¡jajjajajaj!!! Feliz 2012!!! ¡¡¡disfruta tus vacaciones!!!. Muchos besotes para ti.

  2. hayjubb dijo:

    kawaiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii
    OH.QUE BELLO ,QUE HERMOSA HISTORIA ,muero de la felicidad ,hasta que al fin paso lo que tanto esperaba

  3. zhio dijo:

    ME MUEROOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!!! que tal capítulo nos han dado!!! no aguantaré ahsta el meircoles!!! gracias y Feliz Año Nuevo para todas!!!! =)

  4. ARI8 dijo:

    DOBLE MATRÍCULA DE HONOR CUM LAUDE POR ESTE CAPÍTULO CHICAS.

    Esta vez, aunque me quedo algo nerviosa por saber lo que pasará, no es como otras veces, porque me deja muy satisfecha. El desarrollo fue estupendo. La presentación de Ares enfurecido, Atenea intentando aplacarlo y él que se viene abajo y ella esperando a que recapacite.

    El encuentro de Atenea con Sun Rae en un principio me puso nerviosa, porque parecía que ella iba a armar la de Dios es Cristo y se negaría a escucharla, pero no, cedió y lo hizo. Destacar ese momentazo de Atenea preparando café, qué bueno por Dios, una diosa andando en la cocina XDDDDDDDDDDDD.
    La conversación entre ellas dos, más que entre dos amigas, la actitud de Atenea recuerda más a la de una madre que no quiere que su hija sufra. Le da la libertad para actuar pero cuando ve que las cosas pueden empezar a torcerse, interviene pero de tal manera que lo que intenta es hacerla razonar y no prohibir pero como se suele decir: «El corazón tiene razones que la razón no entiende».
    Ese tono suave que utiliza con ella, la delicadeza e incluso en algún momento, ese tono de broma que utiliza, trata de darle la fuerza, el ánimo y el valor que le faltan a Sun Rae por su pasado. La cuida, está atenta, ya no sólo por su hermano, sino por ella. Esa delicadeza de proteger el orgullo de Sun Rae, esa manera en la que la reconforta y anima, es más la actitud de una madre, que tras decir lo que tenía que decir, lo deja todo en sus manos, porque sabe que vuelve a ser una muchacha fuerte que podrá encarar el futuro con valentía pero se mantendrá siempre en la sombra para ser su punto de apoyo.

    Ares, pues el pobre al principio todo atacado, como un jovencito con su primer amor al que trata de reconquistar por una equivocación pero que ve cómo todas sus tácticas se van al garete, dejándolo tan indefenso como un niño pequeño.
    Me encanta su reacción cuando sale de la ducha, de nuevo se queda indefenso pero a la vez está feliz de que quiera hablar con él.
    Increíble que la lleve al almacén pero bueno, supongo que es una manera de empezar de cero y crear un buen recuerdo de ese lugar, aunque a punto está de fallar todo, cuando él cree que ella está así por Joon y que le dará puerta, así que hala, los celos intervienen y le planta un señor beso, que lo vuelve a dejar descolocado cuando ella le responde.
    Menos mal que Sun Rae es capaz de mantener la mente lo suficientemente despejada para aclarle todo el tema y claro, estalla de felicidad y hala, otro beso más que esta vez sí, es más delicado. Esa manera de abrazarla, de sonreírla, me encanta pero lo mejor es que no se deje llevar y que quiera que el momento con ella sea especial.
    El pobre que quiere que la relación profundice más y que sólo es feliz cuando ella pronuncia su verdadero nombre, haciéndole sonreír de felicidad. Me encanta ese gesto de abrocharle el cinturón de seguridad y hacerle la promesa de que esos dos besos llevarán a algo más muy pronto.
    Estaré esperando impaciente el miércoles para leer el capítulo, donde espero que ella le revele qué es lo que le pasó en el pasado y ver cómo se comporta Ares y si Atenea tiene que intervenir de nuevo.

  5. Agra dijo:

    Waaaaaaa! Cerráis el año con un broche de oro!
    Yo también os quiero dar las gracias, con regalos así no necesito Reyes.
    Eso sí, ya estoy esperando el 2012 con ansias porque la escena a la que apunta todo puede ser antológica, XDDDD, y si hasta ahora no podía tener malos pensamientos con Jang Keun Suk, creo que a partir de éste fic ya no voy a poder decir lo mismo. Maldito sea el día en que ví mi primer dorama (si tuviera mil vidas repetiría ese día en todas XD).
    Feliz 2012 a todas! Que el nuevo año esté lleno de ilusión.

  6. melysa24 dijo:

    Me encanto este capitulo, muchísimas gracias chicas.
    Por un momento pensé que el iba a arruinar las cosas…………Más, pero no, todo salio bien, ya ansió «ver» como se desarrolla ese romance.
    Me agrado mucho esta Sun Rae valiente y decidida y el enamorado es un tierno.
    FELIZ AÑO NUEVO CHINGUS espero que pasen super bien, brinden mucho, que este año que viene sea aun mejor y que sobre todo nos encuentre compartiendo más cosas juntas.
    Gracias por este cierre de año, nada podia ser mejor………..A brindar!!!

  7. La' Vete dijo:

    Ahhh!!! que emocion!!! bueno, al menos ahora es menos tiempo que esperar… Gracias de nuevo por compartirnos este emocionante fic ^^ Gracias unni… y nuna XD

  8. larosae dijo:

    Lol increíble y emocionantes tal cual como me la esperaba esta historia hace que me sumerja en ella que suerte que tiene Sun Rae, chicas no me canso ni me cansare de decírselos se la comen con esta historia ^^ sigo en la dulce espera de la historia!!

  9. anais dijo:

    hahahahahaha m sientooo sun raee y creoo q se cual es su scretoo ya kiero el otro cap hahahah las felicito q capitulazo lobas q regalooOO de año nuevo son las 3am de el 1 de enero y yo leyendo kotjimal es que solo ares causa esto en mi hahaahaha el mejor fic

  10. Jeannelok dijo:

    Chicas, este capitulazo agradecérselo a Soniaaaa (l)

  11. Liiz dijo:

    Capitulazo!! de verdad muy inesperado.
    Muchas gracias por compartirlo y Feliz año nueevo!!

  12. rosaday dijo:

    Como me podeis dejar a si en fin de añoooooooooo xddd noooo .

  13. marybv dijo:

    gracias por dejarnos este capitulazo , Ares con su enojo y su confusión con Sun Rae. Atenea siendo tan amable . un gran trabajo de ambas.
    Chingus aunque yo por mi diferencia horaria mis conversaciones con ustedes solo se limiten a Twitter y al Blog realmente han hecho que este año haya sido mas soportable y muy ocurrente, con sus entradas, sus Fanfics. sus recomendaciones de dramas, musica, etc. siempre me sacan una sonrisa.
    ya estamos en 1 enero del 2012 asi que a prepararnos a un año mejor que el que paso. lleno de Kpop y ojala lleno de encuentros con muchas chingus.

  14. nanita dijo:

    Ahhhhh que bien empiezo el añoooooooooooooooo!!!
    EMOCIONANNTEEEEEEEEEE…….
    como saben darnos en la vena del gusto chicas!!!!
    las queremos, las queremos muchisimo
    miercoles/miercoles/que venga el miercoles!!

  15. saiquitos dijo:

    Holis perdón por escribir recién pero no me pareció justo hacerlo sin haber leído todos los capítulos(de corrido y encima un 1 de enero), la verdad me dejan sin palabras y con unaas ganas locas de cambiar mi lugar con Sun Rae. Lo confieso yo si tenía pecaminosos pensamientos cuando veía a nuestro santo patrón y me daba vergüenza ahora la vergüenza ya se fue y los pensamientos pecaminosos aumentaron.
    Gracias a Nuna y a Jeannelok por compartir con nosotras esta historia maravillosa y a todas las chingus que participan del blog por tratar de desasnarme y mostrarme que no soy la única «rara» que mira a esos «chinos»(en palabras de mi mamá)

  16. Alusiana dijo:

    Me encanta!!!!…Gracias!!

  17. tenmachan dijo:

    Morida de gusto en serio!!!!! Ainssssss, como siempre en mi parra personal y esta maravilla esperando a ser leida desde el sábado!!! Menos mal que me he acordado, si no, me temo que el miércoles (useasé pasado mañana XD) no me habría enterado ni de la mitad de lo que estaba pasando XDDDDD

    Muchas gracias chicas, muy interesantón el nudo y el desenlace interesantón del tó!!! XDDDD Menos mal que no queda nada para el miércoles, porque aqui me teneis, mordiéndome las pezuñas!!!!

  18. thaniayamato dijo:

    que mas puedo decir adore este capitulo creanme que casi me mato cuando supe k el sabado bahria cap pero dije pues ia ni k hacer aun asi adore cada parte la explicacion de atenea a sun rae la intervencion de joon k es la de un amigo fiel y genial y por si fuera poko esta chika con lo k haya sufrido siempre tiene la mente abierta para aceptar lo k viene
    y keun suk mi ares presioso wooo este chiko k hace k sea fic sea drama sea foto sea video sea hablando español sea riendo sea lo k sea k haga lo adoro cada vez mas y en este historia komo no adorarlo si es komo un hermoso perrrito k despues de regañarlo regresa para hacerte caras lindas y tu no evitas abrazarlo y sonreir aaaaa perdon por mi explicacion del perrito pero komo no lei kojitmal a tiempo por cuidar dos perritos ji solo eso se vino a mi mente
    graxias
    GRACIAS
    GRACIAS
    GRACIAS
    por este hermoso fic estoy feliz leyendo cada semana bueno esta vez media semana pero agradezco este hermoso regalo de año nuevo

  19. NIC dijo:

    OMO! Yo esperando la HOT SCENE y nos dejáis así, ¡seréis malvadas!
    De cualquier manera, ¡me encantó el final! el fic completo estuvo genial, fue muy original e interesante, escribís muy bien chicas. Gracias por este regalito tan fantástico.
    ¡Un beso!

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