«비밀» Bimil – secreto. Capítulo 0. PRÓLOGO.

por Nuna y @Jeannelok

“El cuartel”, como se conocía entre el grupo de agentes especiales, era un edificio sobrio pero elegante, emplazado en el centro de Seúl.

El cartel rezaba “Syncromatic & CIA”, pero estaba muy lejos de ser una compañía tecnológica. Era un edificio camuflado del Gobierno. Un edificio donde operaban los mejores entre los mejores. Los agentes más habilidosos y capacitados del país.

La mayoría del personal laboral entraba por la puerta principal, con sus pases de seguridad y bajo la estrecha vigilancia de los guardias de seguridad. A cualquiera podría parecerle que había demasiados de ellos a simple vista, pero no era de extrañar que una supuesta compañía de desarrollo tecnológico extremara las medidas para evitar el espionaje industrial…

Los agentes entraban por el sótano. Accedían al complejo por la barrera de seguridad del exterior, en la parte trasera del edificio, donde había una simple cabina con un vigilante… a simple vista. El acceso estaba plagado de cámaras y de sistemas de aislamiento, que frenarían cualquier intento no deseado de entrar al edificio. Además de que el vigilante tenía a unos cuantos amigos siempre alerta, esperando para entrar en acción si hacía la señal indicada desde su cabina blindada.

Tras él, había otros filtros… gases somníferos en el ascensor, dobles puertas acorazadas en el pasillo que te dejaban encerrado si no te identificaban desde dentro, y otros miles de inventos dignos del mismísimo Inspector Gadget. El lugar era una fortaleza, sin aparentar serlo.

Los agentes, aquellos hombres grandes, fuertes y con cara de haber visto mucho más que el resto de la humanidad, no habrían pasado jamás por desarrolladores o por programadores, además de que se protegía su identidad, así que utilizaban la puerta trasera para entrar. No era una cuestión de físico. Sus miradas, su forma felina de caminar, su actitud en constante alerta… todo indicaba que no eran personas normales y corrientes.

Aquella mañana, Seungho siguió al Jefe del Grupo de Operaciones Secretas Especiales (GOSE) a través del acceso de seguridad trasero, mientras éste le iba explicando las medidas de seguridad que tendría que salvar a partir de ahora para acudir a su puesto de trabajo.

El hombre tenía fama de inflexible, exigente y metódico, y era el encargado de dirigir todo el complejo. Sus compañeros le conocían por el sobrenombre de “Mastermind”, o a veces le llamaban simplemente “Jefe”.

Llegaron al último piso, donde se suponía que Seungho trabajaría a partir de entonces. El lugar era espacioso, y había muchos despachos o cubículos separados por mamparas de cristal. No había intimidad. Sólo la oficina de “Mastermind” tenía paredes normales. Seungho lo supo cuando pasaron por la puerta y leyó el cartel con “Jefe Mastermind” escrito en él.

Lejos de lo que pensaba, no entraron allá. Avanzaron por el pasillo, mientras el Jefe iba con paso decidido y él observaba de soslayo a su alrededor, grabando cada una de las caras que se encontraba, e intentando familiarizarse con la distribución del espacio.

Terminaron frente a una puerta de metal junto a la que había una pequeña pantalla electrónica con un marcador de números.

– Puedes meter tu clave de acceso, que te será facilitada, o simplemente apoyar tu dedo índice en la pantalla. – dijo Mastermind mientras acercaba su dedo al mecanismo. Éste emitió un pitido leve y la puerta se abrió.

Nada más atravesar la puerta, Seungho se encontró con más oficinas, pero esta vez no había cristales, sino paredes.

– Esta es la sala de reuniones – indicó “Mastermind” deteniéndose y señalando la primera puerta de la derecha, después se volvió a la de la izquierda -. Esta es la sala de informática. Vuestros despachos están a continuación, y al final del pasillo, el arsenal, que está bajo el control de Armaggedon.

“Un nombre muy apropiado”, pensó Seungho.

– Frente al arsenal, está el laboratorio. Insanity estará encantado de trabajar con vosotros.

– ¿Insanity? – no pudo evitar preguntar.

– Sí… mmmm… Insanity es nuestro forense, médico, científico… una mezcla de todo ello. Quizás es mejor que lo conozcáis personalmente. Es el encargado del análisis de pruebas.

– ¿Y su nombre?

– Insanity, a secas. A él le gusta que le llamen así. Respetamos las pequeñas manías de nuestros agentes.

– ¿Se puede confiar en alguien a quien le gusta que le llamen loco? – murmuró Seungho.

Mastermind se volvió hacia él.

– Insanity es el mejor en su campo – lo defendió -. No encontrarás a nadie más brillante que él. Sin embargo todas sus neuronas están dedicadas a la ciencia y el funcionamiento de su cerebro sigue una lógica particular. Como te he dicho, es mejor que lo conozcas, agente.

– Yo nunca he dudado de…

– Sígueme. Vas a conocer a tus compañeros.

Y sin dar más explicaciones, abrió la puerta de la sala de juntas.

Allí dentro había varios hombres más, pero lo realmente impresionante era el soporte tecnológico de la habitación. Una mesa enorme, con forma ovalada, tenía ranuras que Seungho adivinó como pantallas retráctiles. También había teclados individuales integrados en la madera.

Estaban rodeados de multitud de pantallas, donde se proyectaban imágenes de todo tipo. De las cámaras de seguridad de la ciudad, de noticiarios en todos los idiomas, radares vía satélite de todo el mundo…

Seungho siguió a Mastermind mientras observaba impávido la tecnología desplegada a su alrededor. Aquel sitio era algo serio.

Por fin se acercaron al resto de hombres que les esperaban. Había cuatro además de Mastermind y él. El Jefe tomó su lugar presidiendo la mesa e indicó a Seungho que se sentara a su derecha. Después, invitó a los demás a tomar asiento, y los presentó.

– Estos son G.O., Mir, Joon y Thunder – dijo, mientras señalaba a cada uno de ellos -. Caballeros, les presento a Seungho, el líder de esta unidad.

Seungho los observó uno a uno.

Sus ojos los analizaron por el mismo orden en que se los habían presentado. Debía grabar perfectamente en su retina a cada uno de esos muchachos que iban a estar bajo su mando.

Por lo que dedujo de G.O. sentado, es que era más o menos de su altura. Llevaba el cabello teñido de un castaño claro que rejuvenecía su rostro y sus ojos eran pequeños, muy perfilados. Parecía lanzar puñales desde ellos, intimidando a sus enemigos. Interesante, algunas batallas se ganan con la fuerza de la mirada y la mente, pensó.

Se fijó en que era el único que no llevaba chaqueta de traje, con la camisa arremangada mostrando unos brazos peludos. Parecía estar diciendo “aquí estoy yo, no tengo nada que ocultar. Vamos a enfrentarnos.”

Mir tenía cara de niño. Sonreía ligeramente, formando unas arrugas alrededor de la boca. Su cabello era extravagante, rubio acastañado en la parte superior y negro en la inferior. Tenía unos buenos hombros, seguramente era un chico bastante resistente.

Si Mir tenía cara de niño, Joon no se alejaba de lo mismo. Parecía entusiasmado mirando a su alrededor, disfrutando de lo que los rodeaba. Su cabello y sus ojos eran completamente negros como el agua estancada de un pozo. Muchos pensarían en aquella metáfora como que el chico escondía algo oscuro en sí, pero Seungho prefería pensar que significaba que ese chico era el tipo de persona que sabe protegerse mentalmente. Le gustaba la idea de tener a alguien así respaldándolo, se imaginaba que aunque lo pillaran no cantaría fácilmente.

Finalmente Thunder, probablemente el más alto de todos. Llevaba el cabello de color castaño, revuelto y miraba fijamente la mesa, perdido en su propio mundo o quizá escondiéndose sin perder detalle de lo que dijeran. Podían adivinarse largas piernas y brazos en él.

– Se encargarán de casos importantes, secretos, ya me entienden. O de casos que la policía no puede resolver pero que son un grano en el culo para el Gobierno.

– ¿Tenemos sala de interrogatorios? – preguntó Joon.

– Sí. Pero no está en el edificio – respondió Mastermind -. Jamás traeríamos a los sospechosos a “El Cuartel”, por razones de seguridad, obviamente. Trabajarán con ellos en la comisaría central de la ciudad. Están destinados allí, pero la mayor parte del tiempo trabajarán aquí.

Joon pareció decepcionado.

– ¿Qué privilegios tenemos y cuáles son nuestros límites? – preguntó G.O.

– ¿Perdón? – por primera vez, Mastermind pareció confundido.

G.O. se inclinó hacia adelante, y lanzó una mirada amenazadora.

– Quiero decir, ¿cuántos informes tendremos que rellenar cada vez que mandemos a uno de los malos al otro barrio? Es lo que más odio de este trabajo… dar explicaciones por cada puñetazo que doy o por cada bala que sale de mi arma.

Seungho lo miró con los ojos entrecerrados. Había más de un Insanity en el edificio.

– Tío, a ti te maltrataron de pequeño o algo, ¿verdad? – dijo Mir, antes de emitir una pequeña carcajada.

Nadie más se rió, así que Mir miró a cada uno de los hombres con los que estaba.

– ¿Qué? Es gracioso, ¿no? – todavía tenía una sonrisa en la cara.

– Quizás sería mejor para ti no hacer ese tipo de bromas – dijo G.O. con un tono inconfundiblemente hostil –, por lo menos no conmigo.

– Eh, tío. Bastante mierda vemos ya todos los días en la calle. Un poco de sentido del humor no viene nunca mal.- se defendió Mir.

– No conmigo. – repitió GO.

“Mmmmmm, el gracioso del grupo y el psicópata”, pensó Seungho, “la fauna es variada”.

Seungho observó al que se hacía llamar Thunder. Estaba algo intimidado. Escondía sus manos bajo la mesa y mantenía una actitud tímida.

Después dirigió su mirada a Joon. Este no parecía afectado por el momento de tensión entre los otros dos hombres. Miraba a su alrededor con cierto grado de felicidad, como si la cosa no fuera con él.

– Jefe, ¿por qué estamos aquí y por qué nosotros? – preguntó.

– Son una unidad de élite, los mejores agentes reunidos en un equipo formidable – explicó el Jefe con orgullo.

– Guau…– exclamó G.O. con sarcasmo.

El Jefe le dedicó una mirada inquisidora y carraspeó antes de continuar:

– G.O. es experto en armamento y en el manejo de todo tipo de explosivos. Trabajará con el apoyo de Armaggedon, el encargado de arsenal. Armaggedon puede identificar o proporcionar cualquier arma, bomba o dispositivo electrónico que puedan necesitar.

– Armas, arsenal… Armaggedon. Ahora sí hablamos en el mismo idioma. – dijo G.O., evidentemente satisfecho.

– Mir, número uno en su promoción. No ha sacado una nota inferior a la máxima en su vida. Será el encargado de las pruebas. Insanity será su mayor aliado.

– ¿Insanity? – preguntó el aludido con una sonrisa socarrona -. ¿Qué clase de sobrenombre es ese?

El Jefe no le prestó mayor atención a su comentario.

– Joon. Otro cerebro privilegiado, experto en el análisis de las escenas del crimen. Cualquier detalle que para otro pueda pasar desapercibido, él puede encontrarlo sin esfuerzo. Es como si hubiera nacido para ello. También tiene un radar mental para saber si los sospechosos mienten… y es un interrogador persuasivo como pocos.

Joon sonrió e hizo un gracioso saludo militar con el dedo índice y corazón de su mano.

– Se le olvidó decir que soy un excelente negociador, Jefe. – añadió.

– Sí, eso también…. Ejem… Thunder… es un agente recién licenciado. Pero tiene unas habilidades en el terreno de la informática que le permiten sacar información de cualquier parte. Es capaz de reventar cualquier sistema de seguridad y de crear los más complejos y seguros. Su agente de apoyo será CyberDanger, el responsable de la tecnología del complejo.

Thunder hizo una reverencia sin mirarles y sin levantar la vista. El chico sería muy capaz, pero parecía extremadamente tímido y retraído.

– Y para terminar, tenemos al líder de la unidad, Seungho. Como ya se imaginarán, él reúne las características psicológicas necesarias para dirigirles a todos ustedes. Además de eso, tiene una visión de conjunto de los casos que se le asignan que le permite reunir todas las piezas del puzzle y llegar a la conclusión final. Todos ustedes compartirán sus descubrimientos con él. Es más, todos ustedes se reunirán diariamente en esta sala para compartir sus avances, y cuando sea necesario, incluso trabajarán juntos aquí o saldrán juntos a la calle. Queremos que sean una unidad cohesionada, y Seungho también puede conseguir esto. Tienen que confiar unos en los otros y hacer que la información entre ustedes circule de forma perfecta. ¿Alguna pregunta más?

– ¿Tenemos cafetería? – preguntó Mir.

– ¿Alguna vez te han dicho que no eres nada gracioso? – replicó G.O. Sólo lo conocía desde hacía dos minutos, y ya tenía al idiota bromista entre ceja y ceja.

– Sólo los aguafiestas aburridos. – respondió Mir.

– ¡Silencio, caballeros! – gritó Mastermind -. Les pido que guarden las formas e intenten que esto funcione. Sus ciudadanos les necesitan unidos – suspiró -. Y sí, hay una cafetería, en la planta baja, pero está reservada al personal laboral. Sin embargo, junto al laboratorio y al arsenal hay una pequeña sala que podrán utilizar como cafetería. Ya saben, hay nevera con bebidas, no alcohol, por supuesto, hay comida y hay máquinas de café y ese tipo de cosas. Es mejor que no se mezclen demasiado con el personal del edificio, más que nada por su intimidad y la preservación de su identidad.

– Ok, me vale. – sonrió Mir.

– ¿Alguna pregunta más?

– ¿De qué casos nos ocuparemos? – dijo Seungho.

– Primero familiarícense con las instalaciones y con el resto del personal asignado a su unidad – Mastermind apretó uno de los botones que había junto a su teclado integrado, y habló dirigiéndose a la mesa –. Insanity, Armaggedon y CyberDanger, acudan a la sala de juntas, por favor.

No pasaron más de treinta segundos cuando se escucharon unos golpes en la puerta.

– ¡Adelante, caballeros! – dijo Mastermind.

Tres hombres entraron en la sala de juntas.

El primero de ellos no tenía rasgos asiáticos, Seungho se preguntó de dónde sería. Su tez era algo oscura y tenía una cicatriz surcándole todo un costado de la cara, de un color rosado blanquecino en total contraste con el resto de la piel. Su cabeza brillaba por la ausencia de cabello. Era grande como un armario y cada brazo era prácticamente más grande que su cabeza. Sus piernas no se quedaban atrás, grandes y fuertes. Parecía sacado de una película de Rambo.

“Armaggedon”, pensó Seungho.

El segundo vestía ropa totalmente informal, y llevaba una pequeña cresta, con el pelo rapado a los lados. No casaba con la imagen de un agente especial, y menos con esa pinta. Tenía una mirada inteligente, como si solo moviendo los ojos un poco estuviera analizándolos a todos y lo que los rodeaba. Parecido a lo que había hecho Joon, pero moviendo los ojos como un desquiciado, de un lado hacia el otro, ligeramente inyectados en sangre. Ese tipo no estaba viendo personas, estaba viendo números que le describían cómo era cada uno de ellos.

“Este debe ser CyberDanger”, supuso el líder.

El tercero era sin duda Insanity. Lo supo porque llevaba una bata blanca, totalmente reluciente e impoluta, con un bolsillo a la altura del corazón del que sobresalían varios bolígrafos. Lo que más llamaba la atención de él, sin embargo, era el gorro de baño color azul con formas de peces que llevaba en la cabeza, recogiéndole el cabello y no dejando escaparse ni un solo mechón. Era muy delgado, con barbilla puntiaguda y dedos esqueléticos. Seungho se imaginaba que a veces incluso se le olvidaba que tenía que comer, encerrado en su propio trabajo. Llevaba unas gafas de pasta enormes con un esparadrapo en una de las patillas.

“Ahora están de moda” se dijo Seungho, “pero apuesto que el tipo lleva esas cosas desde su mismo nacimiento”.

Mastermind les presentó a todos ellos. Seungho comprobó que había acertado totalmente con sus suposiciones en cada uno de los tres casos.

Mir se levantó y les dio la mano, pero se detuvo cuando llegó a Insanity.

– Me han dicho que vas a trabajar conmigo. – dijo, sonriente.

– ¿Trabajar contigo? – repitió Insanity -. La única forma en que trabajaría contigo sería si entraras aquí con los pies por delante y las constantes vitales a cero… ¿tengo que analizarte o algo así?

– No lo tomes como algo literal – corrigió Mastermind –. Trabajaréis juntos con las pruebas.

– Ah, se refiere a compartir datos – el hombre sonrió y estrechó la mano de Mir con vigor -. ¿Eres biólogo?

Mir sacudió la cabeza.

– ¿Médico quizás?

El agente volvió a negar.

– ¿Químico? ¿Científico?

– Soy agente especial. Déjalo así. Discutiremos mi currículum más adelante. – sonrió Mir.

– Pero… – levantó la mirada por encima del hombro de Mir y la dirigió a Mastermind – ¿qué significa esto, Jefe?

– Confía en mí – aseguró éste -. Estás ante un prodigio. Os llevaréis bien.

– Pero, ¡es un profano! ¡No puedo trabajar con un profano! No entenderá nada de lo que le digo.

– Sólo se lo tendrás que explicar una vez – respondió Mastermind -. Confía en mí, chico loco.

Insanity se resignó.

– De acuerdo, Jefe – parecía decepcionado. Se dirigió a Mir de nuevo -. Espero que puedas seguirme, agente.

G.O. se levantó y se dirigió a Armaggedon.

– Vamos a tu arsenal. Estoy deseando saber lo que tienes ahí para mí.

Armaggedon esbozó una gran sonrisa. Sólo había tenido que echar un vistazo al arma que G.O. llevaba en la sobaquera para saber que estaba ante alguien que hablaba su idioma. Los dos se fueron sin siquiera despedirse.

– ¿Quién es Thunder? – preguntó CyberDanger.

El muchacho tímido levantó la cabeza, a la vez que su dedo índice.

– Ven conmigo a la sala de informática. Vamos a ver de lo que eres capaz.

Thunder miró a Seungho esperando confirmación. Este asintió levemente y el muchacho se levantó para seguir a CyberDanger.

– Hechas las presentaciones, les dejo, señores – anunció Mastermind, levantándose de su asiento -. En breve les reuniré para hablar de sus misiones. Vayan explorando las instalaciones a su placer.

– Yo vuelvo al laboratorio – dijo Insanity, después se dirigió a Mir – ¿Me sigues?

– Sí, por mi propio pie, nada de camillas ni bolsas de plástico.

– Eso espero – respondió el científico, pero su voz era neutra, sin rastro de emoción -. Es realmente desagradable hacerle la autopsia a un compañero. Realmente desagradable…

– ¿Este tío es siempre tan literal? – preguntó Mir, antes de salir tras él por la puerta.

Al cabo de unos segundos, Seungho y Joon se miraron fijamente…

– Bueno, pues aquí estamos… – murmuró Joon.

– ¿Te apetece un café? – propuso el líder.

– ¡Hecho!

EN EL PRÓXIMO CAPÍTULO:

Mir: «-¿No hay cadáver? A Insanity le va a dar la rabieta del siglo…«

Listado de capítulos.