“비밀” Bimil – secreto. Capítulo nº 17

por Nuna y @Jeannelok

El siguiente capítulo, da igual si es bueno o malo, estamos seguras de que a una de nuestras asiduas lectoras le encantará. Ya sabréis por qué cuando lo leáis.

Menuda manera de vestirse. No había sido tan rápido ni aquella vez que el marido de la tía con la que estaba llegó de su viaje de negocios un día antes. En aquella ocasión pudo escapar sin que el pobre hombre se enterara de nada (aunque ese salto por la ventana requirió de todas sus habilidades de agente especial), pero sin embargo, en esta ocasión no podría escapar de lo que acababa de hacer.

¡Había besado a Thunder!

Vale, había sido un error, y el pobre estaba tan sorprendido como él, pero c*ño, ¡lo había besado! Mientras se calzaba los zapatos, le echó una rápida ojeada. Todavía seguía de rodillas, con cara de alucinado y tocándose los labios. Las chicas no estaban menos sorprendidas que él, pero ya comenzaban a darse cuenta de lo que había pasado y las primeras sonrisas socarronas aparecían en sus caras.

Tenía que salir de allí.

Terminó de ponerse los zapatos y salió de allí zumbando, subió las escaleras y salió a la calle, donde el aire frío le golpeó la cara despejándolo. Quizás, si no hubiera bebido tanto soju…

– ¡G.O.! – oyó la voz de Thunder a su espalda. Se giró y le vió acercarse mientras se ponía la camisa.

– Aléjate de mí, ¿vale? – levantó la mano con la palma estirada -. Estoy tan enfadado que podría hasta pegarte.

– Eh, yo no tuve la culpa. Tampoco sabía que eras tú – respondió el chico, parando en seco.

– Lo sé. Jod*r, ¡lo sé! Pero tengo el impulso de darme de cabezazos contra la pared más próxima o de partirte la cara, ¿lo entiendes? Dame un respiro y creo que se me pasará – sin poder evitarlo, recordó el sabor del tío que tenía delante… en su boca -. ¡Mier*a! – Dió una patada en el suelo, apoyó los brazos sobre las piernas flexionándolas y comenzó a escupir.

Thunder permanecía en el sitio donde se había detenido.

– No sé qué decirte tío, en serio – murmuró.

– Podrías parecer enfadado, eso me ayudaría.

Si poder creer lo que escuchaba, la risa de Thunder llegó a sus oídos.

– Vamos, hombre, que no es para tanto – bromeó el chico -. Estabas ahí dentro besando sin problema a unas tías a las que ni conoces, y te escandalizas por haber probado a tu mejor amigo.

Thunder estalló en carcajadas. Y G.O. se incorporó dudando entre cumplir con su deseo de partirle la cara o reírse con él. Lo habría hecho si eso le hubiera pasado a otro tío, pero no, era él quien se había morreado asquerosamente con su compañero de trabajo y de juergas.

No le veía la maldita gracia por ninguna parte. Y así se lo dijo a él, gritando.

Pero sólo consiguió hacer que Thunder se doblara de la risa mientras él lo miraba impávido.

– ¡Te he dicho que me ayudaría que parecieras enfadado! ¡Podrías fingir por lo menos!

– Piénsalo – contestó Thunder, entre carcajadas -. Es que es de chiste tío.

– Te estoy hablando en serio -. No quería perder los nervios, pero la actitud de Thunder no mejoraba las cosas. ¿Cómo podía reírse? Él todavía no tenía claro que pudiera mirarle a la cara después de aquello.

– Vamos… ¿por qué te afecta tanto? Tú sabes que no querías hacerlo, yo sé que no querías, y sé que yo tampoco quería… ¿Cuál es el problema? Riámonos de esto y olvidémoslo – de lejos se notaba que intentaba parecer serio, pero no pudo. Volvió a estallar en carcajadas -. Es que no puedo creerlo, jajajajajajajaaa.

– A la mier*a – gritó G.O. mientras se daba la vuelta y le dejaba allí.

Con cada carcajada que escuchaba de Thunder a sus espaldas, parecía que a sus pies le iban saliendo creciendo las alas.

***

Mastermind había estado varios días pensando que hacer con los recién llegados. No había dejado que las gumihos rescatadas y los inmortales se vieran, antes quería interrogarlos por separado y ver cómo actuaban. No podían fiarse por las buenas.

Pero después de varios días pensando qué hacer y contactando con el grupo de neutrales, había decido qué hacer. Seguramente las gumihos y los inmortales se opusieran al principio, pero era eso o nada.

En aquellos momentos, y aliviado por el despertar de Seungho quien en aquellos momentos se encontraría agobiado por sus compañeros (aunque les habían avisado de que le dejasen descansar), se encontraba esperando en su despacho de la comisaría central la llegada de un par de neutrales que le ayudarían a hablar con las gumihos y los inmortales, contándoles su propia experiencia.

Perdido en sus pensamientos, finalmente les vio llegar. Se bajaron de un automóvil sencillo y oscuro. Eran dos adultos y un crío de unos cinco años, cogido de la mano de la mujer.

El hombre era alto y delgado. Los rasgos de su rostro eran finos y quizá podrían resultar incluso femeninos, pero su manera de caminar y moverse demostraba que era un hombre de pies a cabeza. Llevaba el cabello oscuro, con el flequillo tapándole ligeramente un ojo. Era fácil perderse en su mirada: una vez te atrapaba, era tarea ardua escaparse. Sus labios parecían pintados de color rosado aunque no era así, y su barbilla era pequeña y redondeada.

Podía llevar a confusión con su aspecto delicado y bello como la hermosura de una mujer, pero solo unos pocos, como el mismo Mastermind, habían sido capaz de ver lo mortal que podía resultar aquel hombre. Un vez ponía sus ojos en un objetivo, éste no iba a tener más remedio que dejarse llevar por su destino.

O al menos así había sido en el pasado. En la actualidad seguía siendo parte de la organización, no obstante estaba entregado a la vida con su mujer y su hijo.

Su mujer, con una sonrisa eterna en el rostro, le saludó alegremente con la mano y ánimo a su hijo a hacer lo propio. Llevaba el cabello largo, castaño y ondulado recogido en un moño alto, dejando despejado su rostro redondo. Unos hoyuelos adoraban su boca, ofreciéndole un aspecto juvenil. Tenía un cuerpo envidiable y un gusto exquisito la hora de vestir (Mastermind no sabía de moda, pero había conocido podas mujeres en su vida a las cuales todo lo que se ponían realzara su belleza).

De haber tenido un hijo propio, hubiera sido una criatura increíble mezclando la belleza salvaje y exótica de ambos padres. El uno, con su elegancia felina y la otra, con su característico rostro, sin embargo y tras mucho pensárselo habían optado por adoptar a un niño de rasgados y profundos ojos oscuros y rostro redondo de tez blanca. No podían arriesgarse a tener un hijo propio, o los inmortales irían a por él. Sería otro posible candidato, dijo de gumiho e inmortal, a ser parte de la profecía.

Mastermind se acercó a ellos. Hacía varios meses que no les veía, y las últimas veces habían intercambiado escuetas palabras, así que se sentía algo extraño. Cuando les había llamado, sin duda se debieron haber sorprendido pero accedieron afablemente a su petición.

-Min Woo, Min Ah… Gracias por haber venido, además tan rápido.

-Aunque últimamente no estemos tanto en la organización, seguimos al tanto de todo lo que sucede. Estábamos seguros de que acabarías llamándonos cuando dijiste que gumihos e inmortales posiblemente enamorados estaban en medio de todo esto-sonrió el hombre. Mastermind fue a saludarle con la típica inclinación de cabeza, pero cuando quiso darse cuenta No Min Woo le estaba abrazando efusivamente-, ¿somos dos desconocidos, andando con reverencias? ¡Te echábamos de menos!-Mastermind sonrió afablemente, y pudo ver a Shin Min Ah haciendo lo mismo tras la espalda de su marido. Sin duda, necesitaba algo cálido como aquello con tanto nubarrón frío que llevaba viviendo las últimas semanas.

-No os quedéis aquí, pasad dentro, tomad algo y conoced a esos jóvenes…

Sería la primera vez desde que habían llegado allí que los inmortales y las gumihos se reunirían. Desde luego, parecían ansiosos separados de aquella manera, e incluso ellas parecían más furiosas que ellos.

Un amor que había crecido en extrañas circunstancias, desde luego. Capturadas para ser tratas como objeto de estudio, con el deseo de utilizarlas para desarrollar una raza superior, inmortal de verdad, más fuerte, habían sido encerradas en celdas y obligadas a sufrir golpes y pruebas. Algunos incluso habían tratado de abusar sexualmente de ellas, sin embargo parecía ser que el equipo había llegado justo a tiempo.

Y no obstante, unas sobrevivían por sí mismas, y otras porque habían encontrado a inmortales que solo cumplían un papel allí dentro, y que se enternecieron gracias a ellas. Inmortales que abandonaron sus ideales al conocerlas, dejándose llevar por un sentimiento que seguramente antes nunca habían sentido.

Pero aunque resultara difícil de creer, una vez más veía a Min Woo y Min Ah, y nuevamente sentía que sí, que podía confiar en que aquel amor naciera. Era cierto que ellos dos no habían llegado a tal punto, simplemente se encontraron y pelearon algunas veces, hasta que cuando él estaba a punto de matarla, lo que hizo fue besarla. Él estaba allí, lo vio todo, esa pelea que más bien parecía una danza, golpes suaves como la caricia de una madre pero que sin embargo intentaban parecer aterrados, y finalmente aquel desenlace que los descolocó a todos, menos quizá a ella. Ambos parecían haber estado ansiando aquello, deseándose el uno al otro.

Sin duda, ese inmortal y esa gumiho habían estado hechos el uno para el otro desde que habían nacido.

-Por aquí-al otro lado se encontraban los inmortales, vigilados por diversos guardias y otros sistemas de seguridad. En cuanto hiciera pasar a las gumihos se desharía de la protección y se encontrarían tal cual todos intentando confiar los unos en los otros-. Bien, hacedlas pasar y marchaos.-dijo, sin perder detalle a la investigación con la mirada que hacían los dos jóvenes inmortales a la pareja. Habían dejado al niño fuera, jugando con una agente.

Las chicas pasaron, y al hacerlo el ambiente oscuro y tenso pareció cambiar. Olvidándose de dónde se encontraban, la situación y las demás personas en la sala, los dos inmortales se levantaron de un salto y fueron hacia ellas. Mientras que uno agarró a una joven en volandas y rodó con ella en brazos, llenándose mutuamente de besos, la otra pareja fue más recatada y se fundieron en un profundo abrazo.

Si no fuera por todo lo que había detrás de aquello, la situación hubiera sido realmente hermosa.

-Por favor, tomad asiento.-dijo finalmente, sin querer que aquello se extendiera más rato del necesario. Debía mostrarse duro e impasible.

-Es agradable ver más jóvenes gumihos-sonrió amigablemente Min Ah, intentando crear cierto grado de confianza con ellos-. Aunque me hace sentir algo mayor.-rió.

-¿Sois…?-comenzó a preguntar una de las jóvenes. La sonrisa de la mujer se amplió.

-Sí, este es mi marido, No Min Woo, un inmortal. Y mi nombre es Shin Min Ah, y soy una gumiho.

El rostro de los cuatro jóvenes se desencajó al escuchar aquello. Realmente no se hubieran esperado encontrarse con una pareja tan curiosa como ellos mismos eran.

-Los he traído porque quiero que demostréis que estáis de parte de los neutrales. Dada su experiencia en… en este tipo de relaciones, creo que lo más adecuado era presentároslo y que os guíen o ayuden.

-Pero antes de eso-comentó Min Woo-, nos has prometido que íbamos a tomar algo. Bebamos algo de cerveza y destensemos todos esos hombros.-a Mastermin le sorprendía el cambio radical de aquel hombre. Al principio era silencioso, tranquilo y nada bromista, pero desde luego la relación con Min Ah le había cambiado radicalmente.

Obediente, Mastermind llamó para hacer traer algunas bebidas y comida. Sin duda dejó confundidos a sus agentes ante tal petición, pero obviamente ninguno dijo nada al respecto y obedecieron.

-Mastermind nos ha puesto al día de cómo os…conocisteis-comenzó a decir Min Woo-, curioso la verdad. Pero sin duda ha sido una suerte. Para vosotras, y para vosotros también. Y a nosotros nos vendréis de perlas. Pero de eso hablaremos después, primero quiero preguntaros… ¿sabéis qué significa lo que estáis haciendo?

-Dejar de lado a los nuestros-respondió uno de los inmortales-, ponernos en peligro, arriesgar nuestra vida… sabemos todo lo que conlleva, y estamos dispuestos a ello. Por ellas.

-No es solo eso. Tendréis que aprender a convivir. Todas las parejas humanas tienen problemas con eso, ¿os imagináis cómo será para un inmortal y una gumiho?-Min Ah se inclinó hacia delante mientras hablaba con voz dulce a la par que profunda.

-Quizá a vuestros ojos-esta vez fue la otra gumiho quien habló- somos unos fantasiosos, jóvenes con idealismos absurdos en la cabeza, pero… hemos vivido encerradas, sufriendo, deseando la muerte solo para escapar de la tortura. Hemos gritado, llorado, huido, peleado. Olvidamos cómo es la luz del sol, el caminar. Estas marcas seguramente no vayan a desaparecer ni siquiera usando nuestros poderes de regeneración-mostró sus muñecas, con la marca de las argollas que las mantenían atadas en las celdas-. Para alguien, gumiho, humano o inmortal, que se ha sentido poco más que un objeto hecho para sufrir, el poder enamorarse, vivir y seguir avanzando… ¿por qué debería haber dudas? Yo lo tengo muy claro-agarró firmemente la mano de su pareja-, da igual quién se oponga a nosotros. Vamos a estar juntos.-los otros tres se aferraron a sus palabras, mostrando una mirada desafiante. Mastermind tuvo que disimular la sonrisa que iba a formarse en su rostro, mientras que Min Ah aplaudía felizmente por la respuesta.

-¡Me gusta escucharte decir eso! Nosotros sí tuvimos dudas, pero desde luego no pasamos tanto como vosotros. Por suerte, ahora disfrutamos de una feliz vida de casados y tenemos un precioso niño.

-Un… ¿Un hijo?

-Sí, pequeña. Adoptado. Es totalmente humano.

-¿Humano? Pero…-parecían confundidos con aquella información, sin embargo la mujer había conseguido que nuevamente se relajasen- Vosotros seguiréis viviendo, y él…

-Él tendrá mejor vida de lo que podría haberle esperado en el orfanato, tiene dos padres que lo adoran y lo adorarán por siempre. Crecerá, le explicaremos por qué no envejecemos al mismo paso que él, por qué no podrá presentarnos a sus amigos. Por qué su vida será diferente, pero la disfrutará, será feliz. Crecerá más, sufrirá como cualquier joven, se hará fuerte, se enamorará también. Se casará, tendrá hijos. Envejecerá, estaremos a su lado, ayudándole, y…-se vio incapaz de seguir hablando. Mastermind sabía lo mucho que habían estado dándole vueltas a aquello, sin embargo y a pesar de todo seguía siendo un hecho igual de duro.

-Formaréis parte de la organización, Min Woo y Min Ah os ayudarán en todo lo que sea necesario-intervino Mastermind, cambiando de tema radicalmente-. Dudas, problemas… se han ofrecido a responderos lo mejor que puedan. Ahora pasemos a hablar de lo que realmente nos interesa. La que será vuestra primera misión, y seguramente la más importante que nadie dentro de la organización haya realizado nunca. Vais a arriesgar vuestras vidas de lleno. Queremos que os infiltréis entre los inmortales. Que sigáis sus pasos, qué hacen después de lo sucedido, sus planes. Averiguad todo lo que no hayáis averiguado estos años siendo parte de ellos, cualquier lugar por donde podamos acceder, lo que sea que nos pueda servir de ayuda.-dado que los inmortales no sabían nada del lugar donde se encontraban, y solo recordaban el rostro de Mastermind y los de No Min Woo y Shin Min Ah —él no había querido dar sus nombres, pero ellos se mostraron reacios a ofrecerle a los cuatro jóvenes unos falsos-. Si les delataban, simplemente se desvincularían de ellos.

No tenían nada que perder y sí mucho que ganar.

-Tomad vuestra decisión.

-Pero eso…-fue a decir una de las gumihos. Se calló. Apretó nuevamente la mano de su pareja y alzó el rostro, con los ojos anegados a lágrimas-Lo van a hacer.-su voz sonó rota, dolorida. Pero transmitió las palabras que los dos chicos querían hacer llegar.

-Pero si lo hacen-apuntó la otra joven-, tenéis que prometernos que cuando regresen nos daréis un lugar seguro.

-Obviamente. Y se os dejará decidir si queréis formar parte de la organización central-no pasaba nada porque supieran aquello, seguramente los inmortales ya estuvieran informados al respecto de su existencia- o preferís manteneros al margen.-dijo Mastermind.

-¿Y cuándo…?-fue a preguntar uno de los chicos, pero la frase quedó en el aire.

-Aún no. Todavía debéis recuperaros plenamente de vuestras heridas. Al igual que nuestros agentes. Necesitamos un tiempo de calma, montar planes… un mes. También quiero formaros un poco, por lo que sé tenéis mucha fuerza pero os falta técnica, y quizá necesitéis hacer uso. No tengo confianza todavía en vosotros, así que solo vamos a iniciaros un poco.

-¿Y cómo haremos para meternos dentro?

-Fácil. La verdad, más o menos. Os llevamos con nosotros, al igual que los cuerpos de vuestros compañeros y las gumihos. Os apresamos y… conseguisteis escapar. Cuanto más sinceras sean vuestras palabras, más difícil será que no os crean.

La tensión regresó a la sala, e incluso pareció oscurecerse ligeramente. Mastermind quería pone fin a eso, ir a ver a Seungho y alegrarse un poco con el líder ya despierto. Hablar con él, preguntarle por qué narices le había costado tanto abrir los ojos.

-Bien, una vez discutido todo esto… ¿qué tal otra ronda de cervezas?

***

A pesar de todo lo que había estado durmiendo, Seungho estaba cansado y dolorido. No obstante, no le molestaba el que sus compañeros estuvieran allí rodeando la cama sobre la cual descansaba e incluso lo agradecía.

Hasta Armaggedon, con la ayuda de una silla de ruedas o Joon de sus muletas estaban allí. Prácticamente no cabían en la habitación. Mastermind también permanecía allí de pie observándolo.

Su padre se había marchado nada más verle abrir los ojos, pero en vez de molestarle que no se encontrara allí lo agradeció. Todavía no sabía cómo actuar delante de él después de haberle visto tan descompuesto, a pesar de sus duras palabras. También faltaba Insanity, perdido en sus investigaciones.

Soo Min, quien sabía aunque no se lo dijeran, había estado allí día y noche, velando por él y sin separarse de su lado, había sido sacada a rastras del cuarto por su hermana.

-Líder-dijo de repente Thunder-, casi se me olvida. Ten, lo he ido cargando. No has dejado de recibir llamadas de Cabeza de piñón.

-¡¡Oh, no!!-musitó. So Yeon estaría seguramente muerta de la preocupación ante su repentina desaparición. Agarró el aparato entre los dedos y la cabeza le dio vueltas al ver la cantidad de llamadas perdidas que tenía de su amiga- Thunder, tendrás que hacerme un pequeño favor.

-¿Qué favor, líder?

-Ella…-se mostró incómodo- No puedo hablar con ella, me conoce demasiado y notaría enseguida que algo ha pasado. Ponte tú y dile… que me he ido de viaje de negocios y que me he dejado el teléfono, o algo así.

-¿En serio?-sabía que era una excusa ridícula, ¿pero qué otra cosa iba a decirle? Thunder no preguntó nada más y llamo. Giró la cabeza y se acercó a un rincón del cuarto para poder hablar mejor, cruzándose en su camino con G.O. Su compañero soltó una respiración fuerte y se apartó bruscamente como si tuviera algo infeccioso. Tendría que haberse sentido ofuscado por eso, pero lo único que le provocó fue risa.

-¿¡SEUNGHO!?-gritó una voz al otro lado de la línea nada más descolgar. La voz sonaba algo distorsionada, seguramente la mujer estaba conduciendo cerca de algún túnel o las afueras de la ciudad- ¡¡ME CAG…!!-una retahíla de maldiciones e insultos que pudo ser escuchada por toda la sala salieron de su boca. Gritaba tanto que el chico se apartó ligeramente el aparato de la oreja.

-Esto…disculpa, soy…un amigo del lí… de Seungho…

-¿Eh? ¿Oh? Ah, sí, lo siento, perdona pero… ¿por qué tienes el teléfono de Seungho? ¿Por qué no responde a mis llamadas? ¿Le ha pasado algo?-su voz cambió de preocupación a ansiosa.

-No, no. Es que él… se fue de viaje de negocios y se olvidó el teléfono aquí. He decidido llamarte en su nombre al darme cuenta…

-¿En serio? ¿Y no me dijo nada? Será bobo…- parecía hablar más para sí misma que con su interlocutor. Seungho sintió que se empequeñecía cada vez más, avergonzado- Gracias por avisarme, entonces. Dile que en cuanto regrese me llame, que le patea… que me llame, sí, por favor.

-De acuerdo. Buenas tardes.

-Buenas tardes.-y colgaron. Thunder parecía nervioso, y no era para menos: cuando So Yeon se enfadaba daba miedo. Con lo tímido que era el muchacho y lo poco que se relacionaba con mujeres, Seungho se preguntó si no tendría que haberle pedido a otra persona que hiciera aquello.

De repente la puerta se abrió y una enfermera emitió un chillido parecido al sonido de una rata al ver la habitación atestada de gente. Su compañera y ella comenzaron a echarlos uno por uno, recriminándoles el poco respeto para con el enfermo.

***

– Mírate, estás hecha un Cristo – dijo Seung Min con desaprobación.

– Estoy bien – respondió su hermana con una decisión que no era costumbre en ella -. No te preocupes.

El equipo en pleno del GOSE había aprovechado un descuido de los médicos y había entrado a ver al líder, que se recuperaba a grandes pasos en su habitación. Seung Min también había aprovechado la ocasión para sacar a su hermana de allí, aunque fuera por un rato, e intentar hacerla entrar en razón.

– No es necesario lo que estás haciendo, Soo Min – le dijo -. El líder está fuera de peligro, los médicos dicen que va a salir de esta, las pruebas no arrojan ningún problema añadido… ¿por qué malgastas tu energía vital de esta manera? – su tono reflejaba la profunda desaprobación que también mostraba su rostro -. Si al menos descansaras un poco, y te recuperaras entre lo que sea que hagas cada noche y la siguiente, no me quejaría, pero cada día estás más pálida y más ojerosa.

Soo Min sonrió y colocó afectuosamente una mano sobre el brazo de su hermana.

– Tranquila, estoy bien, déjame hacerlo sólo un poco más.

– ¿Qué te ocurre con ese hombre? – preguntó Seung Min. Era algo que llevaba tiempo deseando preguntarle, pero nunca había encontrado el momento adecuado para hacerlo, por no hablar de que hasta entonces no habían tenido la confianza suficiente para hablar de cosas como aquellas.

– No sólo es por él. Es por todos. Los chicos necesitan que él salga de aquí. Joon no tardará demasiado en poder caminar sin muletas, Armaggedon recibirá en algunos días el alta médica… si aceleramos el ritmo de la recuperación de Seungho, el GOSE podrá retomar su actividad.

– ¿Tienes tanta prisa por que eso suceda?

– Te dije que iba a luchar. Si Sun Nyu lo hace, y no olvides lo mucho que le debemos todos, ¿por qué no iba a hacerlo yo?

Seung Min sacudió la cabeza.

– Porque al margen de compartir tu energía vital con un ser humano, no has recuperado ninguna otra capacidad que nos pueda ser de ayuda contra esos mamones – dijo, duramente.

– Ese es otro de los motivos por los que hago esto. Cada vez que utilizo mi talento soy mejor, y mi poder crece… es posible que, si sigo así, pueda volver a hacer las cosas que hacía de pequeña – afirmó Soo Min -. Como te dije, no es sólo por él.

– No todo el mundo tiene la capacidad de brillar de Sun Nyu – replicó su hermana -. Y mucho menos su potencia. He visto los vídeos y créeme que es impresionante. Además, cada vez que lo hace acaba exhausta. Y eso significa que el poder de compartir tu energía vital no nos sirve en el campo de batalla como sí lo hace el suyo…

– Creo que de pequeña podía hacerlo, ¿no?

– No estoy segura, no lo recuerdo bien.

– Yo tampoco, pero lo mismo hay alguna otra cosa…

– Sí, levantar mis lápices a un palmo de la mesa, eso sí lo recuerdo. Y a no ser que pretendas fastidiar a un inmortal con tendencia a la pintura artística, eso tampoco nos sirve.

– Pues habrá que descubrir qué más puedo hacer. Y sólo se me ocurre esta manera de hacerlo, así que, seguiré como hasta ahora.

Seung Min chasqueó la lengua con fastidio. Ahora aquella hermana moldeable y obediente se había transformado en alguien con mucha más decisión de lo que a ella le habría gustado, y mucho menos en aquellas circunstancias. Pero se estaba dando cuenta de que no podría convencerla por más que lo intentase, a no ser que la encerrara en una celda, cosa que en alguna ocasión se había planteado de una manera muy seria.

– Dime que tendrás cuidado y que no abusarás de tus fuerzas – suplicó.

Soo Min sonrió.

– Tranquila, no quiero matarme o caer en estado latente. Confía en mí.

Seung Min iba a protestar, pero entonces la puerta de la habitación de Seungho se abrió y todos los compañeros empezaron a abandonarla en bloque, protestando a la enfermera que los estaba echando de allí.

Al salir, algunos las miraron con curiosidad, y otros con cautela. Todavían no se habían acostumbrado a verlas de aquel modo, y seguro que la mayoría de ellos se preguntaba qué era capaz de hacer Soo Min. Pero lo que más les costaba a algunos, era perder ese molesto hábito de tratar de ocultarle las cosas… a veces olvidaban que Soo Min ya no estaba en blanco, pero poco a poco iban superándolo.

El único que, cada vez que las veía, sonreía de oreja a oreja satisfecho, al margen de Mastermind, era Joon.

Soo Min se despidió de su hermana afectuosamente y volvió a entrar al cuarto de Seungho, mientras Seung Min la miraba marcharse con una sonrisa en la cara. Cuando la puerta se cerró tras ella, desvió la vista al bulto que avanzaba dando pequeños saltos. Joon, apoyado en sus muletas, se dirigía hacia ella, y como siempre, también sonreía.

***

– Ah… Soo Min, ¿vas a quedarte esta noche también? – dijo Seungho desde la cama, mirándola con ojos cansados.

Soo Min se encogió ante su comentario. ¿Es que no quería que lo hiciera? ¿Le molestaba acaso?

Por suerte, Seungho, que estaba agotado, pero no ciego, notó el cambio sutil en su expresión, y adivinó rápidamente lo que pasaba por su cabeza.

– Soo Min, no es que no quiera que te quedes, en realidad me gusta tener compañía, pero mírate. Llevas días aquí maldurmiendo y seguro que tampoco comes como deberías, y yo estoy mucho mejor. Los médicos dicen que mi recuperación es asombrosa. Si necesito algo, puedo apretar este botón de aquí yo solo y pedir ayuda al personal médico.

La chica lo miró con dudas. Si pensaba en lo que acababa de decir, a él también podría sonarle como una excusa adornada para sacarla de allí.

– Soo Min, quiero que descanses, por favor – insistió -. Puedes venir por el día, quedarte todo el tiempo que quieras, me encanta que estés aquí y paso las horas buscando la manera de agradecértelo… pero tienes que descansar. Mírate.

Ella acercó una de las sillas para las visitas y se sentó junto a la cabecera de la cama.

– Déjame sólo un par de noches más – murmuró.

– Ya te he dicho que no es necesario. Estoy bien, fuera de peligro, me voy a recuperar. Escucha… sé por qué estás haciendo esto, y no es necesario. No consentiré que perjudiques tu salud por mí.

Sé por qué estás haciendo esto…

¿Lo sabía? Bueno, la verdad es que después de su comportamiento de los últimos días, desde que él cayó herido, todos andaban comentando lo apegada que estaba a él, sobre todo porque sólo Seung Min consiguió que saliera de aquella habitación por espacios de apenas minutos y obligada, pero Seungho estaba inconsciente durante ese tiempo, y durmiendo la mayoría del tiempo desde que salió del coma… Aunque a lo mejor se refería a lo otro… a esa fantástica recuperación con la que todo el mundo se quedaba pasmado, y de la que sólo ella y su hermana sabían el motivo.

Si poder evitarlo, Soo Min se sonrojó.

– ¿Y por qué supones que lo hago?

Seungho suspiró.

– Creo que te sientes culpable por lo que ha pasado y déjame decirte, Soo Min, que los culpables son los que os atacaron a ti y a tu madre. Lo que nos ha pasado a nosotros, es parte de otro caso que llevábamos contra unos traficantes y que se nos fue de madre en un asalto, ¿sabes? No tiene nada que ver contigo ni puedes hacer más de lo que estás haciendo, que es suficiente con creces, y …

– ¡Basta Seungho! – no quería que siguieran mintiéndole. Ya se había librado de ese yugo, y aunque Seungho a todas luces todavía no lo sabía, no quería más mentiras o medias verdades ni omisiones. Y mucho menos si venían de él -. Basta de mentiras, ¿vale?

Seungho frunció el ceño y la miró con curiosidad.

– No esperarás que siga creyendo que es totalmente normal que a la víctima de un simple asalto le dé protección un grupo de agentes de operaciones especiales, ¿verdad? – protestó ella -. No intentes convencerme de que Sun Nyu y yo sólo somos las víctimas de un loco psicopático peligroso para la sociedad.

Seungho casi pierde el aliento. Una historia parecida era la que estaba elaborando mentalmente su cabeza. Pero detrás de las palabras de Soo Min había algo más.

– Sea lo que sea lo que estás pensando, no puedes hacer nada para ayudarnos, y mucho menos sentirte culpable por ello.

– ¿No? – Soo Min se levantó y se sentó en la cama, con cuidado de no enredarse con el tubo de la intravenosa -. Puedo hacerlo, y debo.

– No digas tonterías, Soo Min, ¿qué podrías hacer tú? Que nos dejes a nosotros encargarnos de ello es lo mejor para todos, ¿me entiendes? – había intentado imprimir a sus palabras un tono autoritario, pero su voz sonó cansada. No estaba de humor ni en condiciones para afrontar ahora mismo que la más débil de todos ellos quisiera inmiscuirse en algo que le venía demasiado grande. Y por dios esperaba que a ella no se le ocurriera comenzar a hacerle preguntas. La próxima vez que viera a Mastermind le diría que tenían que hacer algo con ella, esa decisión y esa seguridad que mostraba no le gustaban nada.

– No. Eres tú el que no me entiendes a mí – levantó una mano y la puso en su frente.

Seungho primero notó una cálida sensación, después un ligero cosquilleo, y segundos más tarde, incluso percibió una suerte de resplandor por encima de sus ojos.

– ¿Qué… qué estás haciendo?

La debilidad estaba desapareciendo, sentía la sangre fluir por su cuerpo y escuchaba en sus oídos los fuertes y vigorosos latidos de su corazón. En realidad, podía oír hasta las conversaciones susurrantes de las enfermeras ahí afuera, en el puesto de control.

– Soo Min, ¿qué diablos..? – se incorporó, pero una mano suave lo empujó sobre la cama de nuevo, con una fuerza totalmente impropia de su tamaño y delicadeza – Dios mío, Soo Min… tú… tú.

– Te lo explicaré más tarde, ahora sólo tienes que relajarte y descansar. Duerme, Seungho.

Y mientras ella susurraba palabras que él no entendía y que llegaban a sus oídos como una letanía hipnótica, Seungho se quedó dormido.

Cuando el cayó en el profundo sueño reparador que le había inducido, Soo Min sonrió.

– Podría levantar sus pinturas un palmo de la mesa – bromeó para sí misma, divertida -. O podría dormirles también.

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3 respuestas a “비밀” Bimil – secreto. Capítulo nº 17

  1. ARI8 dijo:

    SÍIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII LOS QUE TANTO DESEABA QUE ENTRASEN EN ESCENA LO HICIERON. MILLONES DE GRACIAS CHICAS, DE VERDAD.

    Toma ya, la gumi por excelencia y el inmortal que nos trajo a todas locas entran en la historia al grito de paso que arraso. Si es que ya al leer se nota que se los comen a todos con patatas, ensalada y postre, así que si fuese un drama, estaría pegando saltos de felicidad.
    La pareja que tendría que haber sido y no fue, ahora sí que lo es y además, padres de una niña, toma ya. Aunque a la nena le va a costar asimilar la verdad sobre sus padres, pero bueno, es lo que dicen podrá vivir una vida plena, feliz y sin preocupaciones de ser cazada por los inmortales.
    Si es que son una pareja de cine, que te dejan los dos sin neuronas porque tanta belleza junta es muy perjudicial para los demás. Hasta Mastermind, que normalmente se muestra impasible se derrite ante Min Ah y claro, ver a Min Woo en plan colegueo con Mastermind me hace querer ponerme a aplaudir.
    Tengo ganas de verlos interactuar con el equipo de Seungho y ver cómo reaccionan ellos ante la belleza de Min Ah y si Min Woo entra en modo cavernario marcando el territorio, porque claro, ellos ya tendrán a sus chicas, pero va a ser inevitable que le presten atención a Min Ah y que por un momento se queden embobados cual niños pequeños ante un banquete de chucherías.
    Me pregunto si además Min Woo les dará clases a los del equipo del GOSE y si Min Ah las entrenará a ellos. Dios, qué de ideas en la cabeza, leñes.

    Lo de Thunder y GO, la verdad, es que es para partirse la caja, sobre todo viendo lo mal que lo pasa el segundo, mientras el primero se parte la caja a base de bien.

    Ays, por fin Seungho está recuperado y se dio cuenta de que la mosquita muerta dejó de serlo y que además, tiene el poder de dejar dormido al personal. Así que a ver cómo evoluciona la cosa.

    Pero nada, este capítulo es íntegro de la Shi Min Ah y No Min Woo, una de las parejas más hermosas que pueda haber y que seguro que darán mucho juego en el fic.
    Leñes, tocho comentario que me quedó, pero es que me entusiasmé al verlos a ellos en el fic.

  2. ClAudiaL dijo:

    Contigo Ari… que emoción al ver aparecer en este fic al hermoso veterinario caza gumis ^^
    Excelente capi.. aturdida por mi pobre G.O. pero muerta de risa con su reacción jajajajaja
    a ver como sigue esta historia que no desciende en emoción!!!

  3. Agra dijo:

    Joooo! Suerte que ahora tengo menos tiempo para hacer montajes, porque incluso había estado buscando fotos para convertir a No Min Woo en el jinete XDDD… Supongo que pronto desvelaréis quien es ¿no? Ya estoy ansiosa por saberlo.
    De todos modos, me ha gustado mucho la entrada en escena de la pareja invitada. Y ahora, pues a esperar como siempre…

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