“비밀” Bimil – secreto. Capítulo nº 12

por Nuna y @Jeannelok

El color del cielo era de un profundo azul oscuro. Era difícil ver las estrellas desde la ciudad, pero desde allí brillaban con furia. Les vigilaban, les amenazaban y ellos se reían ante sus silenciosos gritos.

Pronto no tendrían derecho a observarlos desde allí arriba con invisibles ojos acusadores. Pronto, ellos serían realmente eternos y ellas ya habrían desaparecido, ¿con qué derecho entes desaparecidos a millones de años luz burlescamente los encontraban inferiores por tenerlos bajo su luz?

No, no le gustaban las estrellas. Tampoco le gustaba tener que estar allí, en esa cárcel abandonada, teniendo que estar pendiente de ellas. Oh, no, no de las estrellas. De ellas, las gumiho.

No le gustaban un pelo, pero las necesitaban y tenían que someterlas a una extrema vigilancia. Aparentaban ser inocentes y desvalidas, pero en realidad eran todo lo contrario: arpías que disfrutaban de los hombres, zorras de siete colas dispuestas a robarles el aliento a quienes se acercaran para seguir viviendo eternamente. Cual amazonas de la antigua Grecia, solo se tenían y querían a sí mismas, y no necesitaban a nadie más.

Y por eso merecían ser castigadas, además, ¿por qué ellas tenían el derecho a la inmortalidad y no ellos? Cuando lo descubrieran, se dedicaría a matarlas sin descanso, hasta que ni una más poblara la tierra.

Por desgracia, parecía que no todos sus compañeros tenían las mismas intenciones. Eran débiles y se dejaban llevar por el deseo, sin embargo cuando tuvieran lo que querían estaba seguro de que se desharían de esos bajos instintos.

Y si les costaba, ya se encargarían los mayores de devolverles a la realidad.

Escuchó un ruido. Era un poco temprano para que sus compañeros acudieran a sustituirle.

***

Dejaron los coches bastante lejos del pueblo incluso, para no ser detectados fácilmente. Las estrellas los alumbraban incluso demasiado para su gusto. Tenían que pasar desapercibidos, al menos hasta haber rescatado a las gumihos. Debían ponerlas a salvo, aquella era su prioridad ante todo, y cualquier paso en falso sería fatal. Si entraban desde un principio como bestias salvajes, todo acabaría mal, lo sabían.

El primer paso lo tenían que dar Joon y él mismo. Se acercaron a las paredes de la cárcel, sin vigilancia por fuera pero con cámaras apostadas en todos lados. Las habían estudiado bien y conocían su ubicación, y hasta ellas querían acercarse. Mientras que Seungho vigilaba, Joon se subió por los muros de alambre y abrió la tapa de la primera capa, introduciendo con cuidado uno de los chips que Thunder les había dado. Repitieron el proceso con las seis cámaras que recorrían la zona.

A partir de ahí, debían acceder al cuarto de vigilancia, el cual estaba por suerte cerca de la entrada. De la mochila extrajeron unos guantes especiales que les ayudarían a escalar por la pared y acercarse hasta la ventana adecuada. Decidieron que Joon iría solo para tener más flancos cubiertos, y que sería mejor que pillaran a uno que no a dos, si eso tenía que suceder.

Seungho, con el arma en alto, escuchó a Joon escalar mientras miraba hacia todos lados. Le escuchó descolgarse de un bolsillo el láser con el que quemaría el cristal para hacer un hueco por donde introducir la mano y abrir la ventana. Sí, un trozo de cristal cortado perfectamente redondo cayó cerca de él, amortiguando el ruido de la caída gracias a la hierba.

Menos mal que cerraron esta cárcel… ventanas sin barrotes, ¿en serio? No hay que fiarse, ni en los pasillos de los despachos.”

Esperó pacientemente el regreso de su compañero, contando los segundos mentalmente. Según el mapa que tenían, se acababa de meter en un despacho a 7 minutos del cuarto de vigilancia. Tenía entonces alrededor de 20 minutos, entre ir, colocar los chips y regresar hasta allí. Si tardaba ni siquiera un segundo más, debería marcharse dejándolo allí solo. No podían arriesgarse.

Seungho sabía que algo así no iba a suceder.

Joon debía recordar controlar su respiración, relajarla lo máximo posible. Desconocía todas las capacidades de los inmortales, y quién sabía si podrían percibirlo solo por cómo respiraba. Sabía cómo controlar eso y parecer prácticamente muerto, así que relajo sus pulmones mientras caminaba sobre hielo a punto de resquebrajarse. No se escuchaba ni un alma en aquel piso, casi todos estaban con las gumihos en las celdas o apostados cerca de éstas, sin embargo uno de ellos se encontraba en la sala de vigilancia.

Guardó el aparato que detectada a gumihos e inmortales. Era el único que tenían de momento y debía guardarlo lo mejor posible.

Sacó su pistola y fue a cargarla cuando escuchó un chirrido al otro lado del pasillo y se apartó.

El inmortal salió de la sala de vigilancia.

-Eh, ¿estáis ahí?-preguntó el susodicho, dirigiéndose a la oscuridad. Joon guardó su arma, y cuando lo vio lo suficientemente alejado se introdujo en la sala. Bien, desde ahí también tenía visión de aquel pasillo y se percataría de si el inmortal regresaba, así que se dedicó a hacer lo que había ido a hacer.

No era fácil, debía ir con cuidado de recordar cómo estaba todo cuando había llegado para dejarlo en el mismo estado, sin hacer ningún ruido y colocando los chips perfectamente en los lugares debidos.

Levantó la cabeza al colocar el último, y se percató de que el inmortal no estaba donde debería haber estado. Se alarmó, recogiendo todo y observó en el detector que estaba peligrosamente cerca de la sala, así que no le quedó otra que meterse debajo de la mesa sobre la cual estaban todos los televisores. Apagó el retransmisor y activó los chips.

Acababa de dejar a sus compañeros sin el detector, pero al menos tendrían las cámaras de vigilancia.

-Otra maldita rata…-musitó el inmortal, entrando en la sala y sentándose en una silla frente a las pantallas. Le huyó refunfuñar en voz baja y Joon tuvo que aguantarse las ganas de acabar con él en aquel mismo momento. No podía hacerlo, porque si llegaban otros inmortales delataría a toda la unidad y el plan de asalto se iría al traste.

Debía aguantar… y dar a esos mal nacidos su merecido más tarde.

Lo que estaban haciendo allí… no existían palabras para describir cuando vio lo que estaban haciendo en aquel lugar.

-No regresa-comunicó Seungho, marchándose de allí. “Mierda, mierda, mierda” se decía por dentro, maldiciendo tener que abandonar a su compañero a su suerte. Sabía que no le habían capturado, porque habría escuchado algún tipo de revuelo, pero había apagado el retransmisor para evitar sonidos que pudieran descubrirle, y Thunder acababa de comunicarle que ya tenían acceso a todas las cámaras-. Os espero en la entrada.-como hacía rato que habían arreglado el circuito cerrado de la parte exterior, G.O., Armaggedon y Seung Min debían estar esperándolo ya allí.

Como esperaba, al llegar los demás le esperaban preparados. Los notó tensos y con cara de desagrado.

-Recordad-comenzó a decirles-, intentaremos entrar sin que se enteren. Si nos descubren, no tengáis piedad porque ellos no la tendrán, sin duda. Como os dije, no necesitamos rehenes, así que no se trata de herir. Su vida o la vuestra, supongo que sabéis cuál es la opción adecuada.

-Me encanta reventar cabezas-gruñó Armaggedon, apretando el puño frente a su cara-, no habrá piedad para esos desalmados, tranquilo líder. –G.O. escupió en el suelo a su vez, como si se le hubiera atorado en la garganta un pedazo de comida realmente agrio y asqueroso.

-Seungho-la voz de Seung Min era fría como el acero, desprovista de cualquier emoción. Su mente parecía estar muy lejos, tenía los brazos tensos a ambos lados del cuerpo y temblaba ligeramente. Se preguntó por qué estaban así-, son peor de lo que me imaginaba. Se merecen sufrir, sufrir mucho. Solo imaginar que podrían estar haciendo lo mismo con Sun Nyu, conmigo misma o con… o con Soo Min…-había estado hablando sin mirarle, pero finalmente clavó los ojos en los suyos y Seungho se dio cuenta de que a diferencia de su voz, sus ojos estaban prendidos en furia.

-No hay tiempo para hablar. No sé qué os habrán mostrado las cámaras para poneros así, pero sea lo que sea, vamos a evitar que lo sigan haciendo.

No, no sabía qué sucedía ahí dentro… pero fuera lo que fuese, tampoco le gustaba imaginarse a Soo Min involucrada en ello.

***

Mir estaba nervioso, Sun Nyu lo sabía. El chico ya podía estar en el comedor con normalidad, y junto a Soo Min y otro guardia que les habían apostado mientras los demás no estaban, miraban la televisión. O al menos, lo hacían ver. El guardia no les quitaba ojo de encima, Soo Min parecía ensimismada en un punto perdido detrás del aparato, en la pared. Mir se mordía las uñas y el labio a la par, cambiando todo el rato de posición y ella estaba totalmente pendiente de los movimientos del chico.

Se rascaba la espalda, suspiraba porque le molestaban todavía las costillas, se hurgaba la nariz y lanzaba lo que sacaba en forma de pelotilla, se volvía a morder el labio, miraba el reloj, se removía, apretaba los puños, volvía a rascarse la espalda.

No le gustaba estar allí sin hacer nada. Querría haber ido a donde fuera que los demás habían acudido, no estarse allí sentado sin hacer nada.

Sun Nyu sintió lástima por él, y nuevamente algo de culpabilidad.

***

Entraron en el edificio esta vez por la entrada principal. Thunder y CyberDanger iban informándoles de si el camino estaba despejado. Seungho estaba cada vez más seguro de que los inmortales podían ser todo lo fuertes y veloces que quisieran, pero eran rematadamente idiotas.

Estaba siendo demasiado fácil acceder al lugar, y desde luego no tenía aspecto de que fuera a causa de que les preparaban una emboscada.

Señaló con la cabeza hacia dónde tenían que dirigirse y pegados a la espalda, comenzaron a caminar. Hasta la siguiente puerta no se encontrarían a dos inmortales solos.

-Seung Min.-susurró. Movió los dedos en dirección a la puerta y después unos diferentes en dirección a los otros chicos.

Abrieron la puerta despacio, justo cuando uno de los inmortales se daba la vuelta, sorprendiéndolos en el momento justo. La chica saltó sobre él tan rápido que sus compañeros casi ni se percataron, así que al instante decidieron ocuparse del otro inmortal. Para su desgracia, parecía haber desaparecido de su vista hasta que apareció a los segundos al lado de G.O. y le atestó un golpe, enviándolo al otro lado de la sala. El chico rebotó contra el suelo varias veces antes de darse contra la pared.

Seungho lo escuchó maldecir por lo bajo, justo cuando Armaggedon usaba su enorme brazo para atrapar al inmortal por el cuello antes de que desapareciera de nuevo. G.O. se levantó y levantó el arma, con un hilo de sangre cayéndole por la boca. Cojeando y jadeante se fue acercando hacia ellos, sin querer disparar pues los tres sabían que si quisiera, el inmortal se escaparía en el preciso momento en que apretase el gatillo y la bala le daría a su compañero.

El líder escuchó un golpe seco a su lado y estuvo a tiempo de coger a Seung Min al verla volar por los aires. Decidió que debía ayudarla contra su oponente, a pesar de que justamente ella era la que más posibilidades tenía de ganar una pelea contra los inmortales. La dejó en el suelo justo cuando el inmortal desaparecía de su vista y recibió un puñetazo en el estómago que le cortó el aliento. Le tembló la pierna y estuvo a punto de caer al suelo.

“Un soldado no se postra en el suelo ni aunque le falten ambas piernas.”

Enderezó la pierna, dio una vuelta sobre sí mismo y golpeó la cara del inmortal, quien debía esperar verle caer. Sin embargo, el golpe pareció hacerle poco más que cosquillas. Iba a maldecir cuando Seung Min pasó por su lado, abalanzándose nuevamente contra su enemigo y ambos cayeron al suelo, volviéndose un revoltijo de piernas y brazos y golpes dados a diestro y siniestro.

Alzó la cabeza y vio a sus dos otros dos compañeros enfaenados también. Se hartó de la situación, además ese era el momento oportuno.

Levantó el arma, cerró un ojo y disparó. Lo único que pudo escucharse fue el grito ahogado del inmortal cuando la bala llegó a su cabeza y el posterior golpe del cuerpo inerte cayendo contra el suelo.

La pelea que tenía lugar en el suelo pareció detenerse un momento.

-Pues vaya, sois más mortales de lo que os hacéis llamar.-musitó Seungho, a la vez que Seung Min, quien se encontraba encima del otro inmortal, le agarraba la cabeza y se la estrellaba contra el suelo.

Sangró un poco, pero lo impresionante fue el boquete que abrió en el suelo.

-No tengo más tiempo para ti-masculló la agente, sacando su arma rápidamente y disparándole también en la frente. La sangre la salpicó-. Pero si lo tuviera, os haría sufrir a todos vosotros.

Sin detenerse ni un segundo más, avanzaron hacia la siguiente sala, desierta. Y ya, al otro lado, comenzaría la verdadera lucha.

-No se han dado cuenta de nada-informó Thunder, Seungho pudo escuchar el sonido del teclado-, a continuación hay dos puertas para separaros de las celdas, pero casi no hay espacio así que tendréis que pasar de uno en uno. Después os encontraréis con varios inmortales vigilando a las chicas y…-enmudeció.

-No lo digas.-suplicó Seung Min. Seungho creyó que era cosa de su imaginación, pero juraría haberla visto temblar ligeramente… de rabia.

El líder suspiró. Estaba empezando a preguntarse si quería saber qué hacían allí dentro, pues todos parecían tener una idea y él no había tenido oportunidad de preguntar, ni ganas en realidad.

Se puso al frente, y abrió la puerta en cuanto Thunder le avisó de que la había desbloqueado. Lo mismo con la siguiente, en cuanto le avisó de que no había ojos puestos sobre ella.

Al abrir, se encontraron con un par de inmortales apostados ante unas celdas, otro riéndose de alguien que había dentro de una de éstas, gritos y súplicas con las respectivas respuestas a éstos, y el suelo lleno de sangre.

-El cabrón que solo escuchamos es mío.-antes de poder darse cuenta, Seung Min pasó rápida como una bala por su lado hasta el fondo del pasillo y de una patada, abrió la puerta de una celda.

Enseguida tuvieron a los inmortales encima, y solo pudo preguntarse cómo iban a derrotarlos.

***

– No lo soporto más – dijo Mir levantándose con ímpetu.

Su idea era coger su chaqueta y lanzarse a través de la puerta a reunirse con sus compañeros. No podría luchar, pero podría echar una mano a Cyber y a Thunder, o quedarse con uno de ellos mientras el otro reforzaba a los que en este momento estarían dentro luchando.

Sin embargo, la brusquedad con la que se levantó hizo que quedara doblado por el dolor apenas dio unos pasos. Y en cuestión de décimas de segundo, Sun Nyu estaba agarrándolo firmemente y llevándolo de vuelta al sofá.

– Si no te portas bien, tendré que retenerte por la fuerza, y sabes que no me costará demasiado – le regañó ella, con dulzura.

– Sun Nyu, no puedo quedarme aquí quieto sabiendo lo que ellos están haciendo – protestó él – no puedo.

– Lo que no puedes hacer, porque te resulta físicamente imposible, es unirte a ellos. Estás herido, Mir. Sabes que no te permitiré ir.

Mir le lanzó una mirada cargada de odio. No dejaba de recordarle su inferioridad física… y no dejaba de recordarle la realidad. Y la realidad era que ella tenía razón, y que él no podría siquiera conducir hasta la furgoneta camuflada desde donde Thunder y Cyber debían estar en estos momentos dirigiendo la operación.

– ¿Tú… podrías llevarme? – intentó engatusarla -. Sólo hasta el centro de control. Sustituiré a Thunder… él sabe luchar, está entrenado, y habrá uno más ahí dentro apoyando a los demás… ni siquiera tienen refuerzos, Sun Nyu. Están solos.

– No pueden tenerlos. Es una misión secreta. Nadie sabe de nuestra existencia ni de la de ellos, y el mundo vive más feliz sin tener constancia de ello -. Replicó Sun Nyu -. Podría llevarte, sí – Mir abrió los ojos como platos, lleno de esperanza – … ¿pero entonces qué? Si les ves en peligro entrarás. Lo sé. Y entonces te matarán. No tienes ni una sola posibilidad contra ellos si no tienes armas… y eso en condiciones normales. No puedes ni levantar el brazo para apuntar, Mir, no serás nada útil allí, a no ser que pretendas asustarlos de muerte con tus gritos de dolor cada vez que te muevas. Oh, también puedes matarlos de la risa con tus bromas.

– ¿No estás siendo un pelín cruel? – dijo Mir, con rabia.

– Es la única manera de que me entiendas. Y que sea cruel no significa que sea mentira.

Mir la miró algo asombrado. Aquella chica inocente, cándida y bienintencionada, también tenía su carácter…

Pero por más que todos sus instintos le gritaran que debía acudir a ayudar a sus compañeros, por más que su cuerpo quisiera luchar contra el dolor y salir corriendo hacia ellos, no podía negar el hecho de que ella tenía razón.

Suspiró y acomodó la cabeza entre las manos, lamentándose por su estado físico, que lo había reducido a la condición de inútil total.

– ¿Estás bien? – preguntó ella, poniéndole una mano sobre el hombro.

– No, no estoy bien. Yo no debería estar aquí, esto no está bien… pero maldita sea, tienes razón. Sólo sería un estorbo…

Sun Nyu, acostumbrada a que él la rechazara, a que intentara quitársela de encima, y a que algunas veces descargara parte de su mal humor con ella, se sorprendió mucho cuando él le dio la razón.

Pero verle deprimido le partió el corazón.

– ¿Puedo hacer algo? – preguntó con un poco de desesperación.

– No. No puedes. Bueno sí, ya lo estás haciendo. Si no fuera por ti, ya habría ido allí a hacerme matar tontamente.

– Y me odias por ello, sin embargo – concluyó ella, resignada.

Mir levantó los ojos hacia ella.

– ¿De dónde sacas esa idea? – preguntó, desconcertado -. No, no te odio, simplemente estoy frustrado y… y… mierda, y lo estoy pagando contigo. Desde el principio. Debería odiarme a mí mismo por ello, no a ti. ¿Te puedo dar un consejo? Ahora que sé que tienes carácter, no me lo permitas, podría acostumbrarme a ello y terminar siendo un maldito c*brón.

A Sun Nyu le brillaron los ojos, y antes de que él pudiera darse cuenta, la tenía rodeándole con sus brazos, acurrucada contra él. Le dolió un poquito, pero la chica era tan adorable, y tan pura en sus intenciones, que se mordió el labio para no dejar escapar un gemido.

¿Desde cuándo se mostraba tan considerado con ella? La respuesta llegó tan rápido a su mente como la pregunta: “desde que ella se desvive por cuidarme, por protegerme y por agradarme en todo, sin importar lo dura que pueda ser mi reacción…”

– Gracias, Mir – suspiró ella -. Lamento no poder ayudarte mejor, a veces me siento un poco inútil.

De repente, ella lo soltó y se sentó en el sofá, pensativa.

– Espera, puedo ayudarte…

***

Joon no aguantaba más estar en aquella postura. Tenía calambres en las piernas y se le dormían los brazos. Dado el tiempo que había pasado sin que nadie se acercara a sustituir al inmortal, supuso que la pelea ya había comenzado, así que decidió hacer lo propio. Empujó la silla del inmortal haciendo que rodara hacia atrás y éste cayera, a la vez que salía de su escondite, dolorido cuando la sangre comenzó a circular normalmente por su cuerpo. Maldijo para sus adentros, sacando una navaja. Una navaja cuyo filo quemaba y cortaba absolutamente todo lo que tocaba, según había explicado Innsanity.

Me dolió tener que comprobarlo con mis cadáveres.” Había comentado el loco.

Saltó hacia delante sin dar tiempo al inmortal de reaccionar e intentó cortarle el brazo, sin embargo recibió un golpe en el abdomen cuando estaba junto encima que le hizo caer sobre las pantallas, destrozándolas. Se mordió la lengua y sintió el sabor de la sangre en su boca. Escupió cuando pudo enderezarse, pero al instante recibió un golpe en plena cara que le hizo caer de nuevo, esta vez en el suelo. Esta vez la sangre le nublaba la vista y había perdido su arma.

-Maldito humano-escuchó mascullar al inmortal- y maldito yo.-Joon se rió. Claro, el estúpido inmortal no se había percatado en todo aquel rato de la presencia del maldito humano. Apoyó una rodilla en el suelo y volvió a escupir, encajándose la mandíbula. Esta vez una patada, de nuevo en la cabeza. Resonó al golpearse contra la pared más cercana y perdió el conocimiento unos instantes. Si los recuperó a los segundos, fue porque el pie del inmortal apretaba con fuerza su pecho.

Sabía que si no actuaba rápido, le partiría la caja torácica. Desangrar, disparar… corazón o cabeza… puntos vitales…

Cogió la pierna del inmortal, y con toda su fuerza retorció cada brazo hacia un lado hasta hacerle perder el equilibrio. No podía perder el tiempo, sin saber cómo, quién era o qué hacía allí, sus manos se movieron por sí solas y agarraron la silla del suelo, estampándola sobre el inmortal con fiereza. Al instante, sacó la pistola.

-Me has pegado en la cara. You shouldn’t do that, baby.

***

La sangre caliente caía por su brazo, lamiendo sus dedos y cayendo con fuerza contra el suelo. Tenía el brazo derecho totalmente inutilizado, así que estaba haciéndolo todo con el izquierdo. Lo levantó y disparó, acertando en la pierna del inmortal que iba a por él. Con eso logró entretenerlo unos segundos, en los cuales aprovechó para acercársele corriendo, saltar y darle una patada en la cara.

Como suponía, no sirvió de mucho así que mientras caía le propinó otra. Dos patadas seguidas sí pareció hacer algo de efecto.

Seung Min apareció de repente a su lado, ayudándole al disparar al inmortal mientras éste se recomponía. En pleno corazón. Se desplomó sobre el suelo, y Seungho optó por mirar el panorama.

Era totalmente sorprendente. G.O. y Armaggedon estaban inmovilizando al último inmortal y terminando con él, mientras el cuerpo del otro permanecía tirando en una postura imposible al otro lado de la sala, y otro descansaba seguramente en la celda donde Seung Min lo había atrapado, hasta donde podía alcanzar a comprender, pegando a una gumiho. La misma que ahora permanecía, con morados y heridas, agazapada junto a las otras gumihos liberadas mientras los dos inmortales restantes…

No podía creerlo todavía. Mientras dos inmortales las protegían, como si ellos fueran el peligro. Se imaginó que aquello sería una trampa, pero los dos jóvenes se mantenían al margen de la pelea y quisiera o no, de momento habían tenido suficiente con aquellos.

La herida del brazo ardía terriblemente.

El sonido de un cuello partiéndose sonó a gloria, cuando Armaggedon y G.O. lograron finalmente terminar con aquel inmortal.

-Líder, Joon ha reabierto la comunicación. Está yendo a vuestra posición.-comunicó Thunder. Seungho suspiró aliviado. Joon estaba sano y salvo. Mientras esperaban su llegada y recuperaban el aliento, se acercó a los otros dos inmortales.

-¿Quiénes sois?-preguntó uno de ellos, apretándose más contra las chicas como si Seungho y los demás agentes fueran el peligro.

-No les… hagáis daño-suplicó de repente una de las gumihos-, son inmortales, pero no son malos… por favor… -su voz era lastimera, y lágrimas caían de sus ojos.

Seungho fue a responder, pero las demás Gumihos, al menos las que tenían fuerzas, se unieron a esa voz.

No las tenía todas consigo, pero si ellas lo decían debía confiar en sus palabras. Las contó. Había seis.

-Hay más-dijo en ese preciso momento Thunder-, tienen a tres… sedadas, en lo que parece un laboratorio. Y otra apartada. Esa parece estar muy mal, líder. Si queréis salvarla creo que tenéis que daros prisa.

-Bien, pues-musitó, sacando la navaja que llevaba al cinto colgada y sesgando un trozo de tela para frenar la hemorragia del brazo-. Mientras Joon llega, vamos a reorganizarnos.

Listado de capítulos

8 respuestas a “비밀” Bimil – secreto. Capítulo nº 12

  1. Agra dijo:

    Oh, ho, ho! Me encanta, acción y adrenalina a tope!
    Pero como siempre, lo cortáis en lo mejorrr, jajajaja.
    Y ahora bien, las gumihos que protegen inmortales, ¿serán una trampa?, y el jinete, ¿de qué bando está?, esto y mucho más, la próxima semana en el mismo canal XDDD.
    Está genial chicas, como siempre, intrigada y esperando por más.

  2. ARI8 dijo:

    Otra vez, cada semana lo mismo, nos dejáis con la miel en los labios y mordiéndonos las uñas esperando el siguiente capítulo.

    Ese CHP que aparecer al principio, la verdad, que tengo ganas de que se encaren con él y lo torturen hasta que pida clemencia y ruegue que lo maten para librarse del dolor.

    Me encantó este capítulo, estuvo genial, porque por fin los podemos ver en acción repartiendo leña a diestro y siniestro, cargándose al personal sin contemplaciones, que es lo que hay hacer, Lo que me intriga son esos dos inmortales y lo que harán con ellos.

    Pobre Joon y Seungho, mira que recibieron leña y que no sangran bastante. A ver si se les puede curar pronto.
    Me gusta ella, que ya puede dar rienda suelta a la furia y hala, ahí va, disparo a la cabeza y adiós muy buenas, sin contemplaciones. Es la leche.

    Pobre Mir, qué mal lo está pasando y qué caña le da ella, pero claro, tiene que darse cuenta de las cosas cómo son en realidad, aunque esa solución que le puede ofrecer ella, mejor me callo pero creo saber por dónde van los tiros XDDDD.

    • Nuna dijo:

      Que sepas que fue porque se nos fue de madre la extensión del capo, pero la idea original era hacer el asalto todo en uno… mianhé!!!

  3. fedgtf5tr dijo:

    me encata tu novela

  4. Alusiana dijo:

    Muy emocionante^^

  5. fullvcia dijo:

    Bueno, me había estado haciendo la loquita hasta que el siguiente capítulo estuviera listo pero como he visto el pío del pajarito con el avíso de «ya está listo», pues haya que me he puesto a leer…conclusión: me he adelantado. Ahora estoy otra vez tóa nerviosa por el siguiente capítulo. ¡¡qué emocionante!!…¡¡¡cúanta acción!!!…¡¡¡y qué bien hiladito toooooodo que lo teneís!!!…¡¡¡enganchada total!!!…¡¡¡a esperar!!!…Nenas…que digo yo…que …bueno…como ya esta listo…pues eso…que…¿por qué no lo poneís ya?…¡¡¡jejejjeje!!!…las ansias.

  6. ahhhhhhhhhhhhh no te pases!!! amé el dialogo de Joonie!
    este fic me encanta!!!
    muchas gracias!!!
    ^^

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