por Nuna y @Jeannelok
So Yeon todavía no tenía ni idea de lo que hacía allí. Siguiendo un impulso, se había dirigido directamente al club, y por más que quisiera negárselo a sí misma, el motivo era aquel hombre que bailaba en el escenario.
Ni siquiera había llamado a sus amigas, y mucho menos a Seungho. Se moriría de la vergüenza si alguno de ellos se enterara (aunque a Seungho se lo contaría más tarde), y tampoco sabría explicar por qué había salido a comprar al 24 horas, y en lugar de llenar su cesta de la compra, había terminado volviendo allí.
Misterios de la mente humana. So Yeon no solía dejarse llevar por impulsos, pero allí estaba, mirando al Jinete Ardiente como si fuera la primera vez que lo viera en su vida. Era magnético, hipnotizante, irresistible y atrayente.
Con mucho esfuerzo, logró quitarle la vista de encima para mirar a su alrededor. Era extraño, pero mientras con los demás bailarines las mujeres del club se volvían bocinas humanas, gritando toda clase de piropos y palabras subidas de tono, con el Jinete Ardiente parecía que todas entraran en trance.
Si se levantara ahora mismo de su silla e intentara salir, probablemente resbalaría mortalmente con la ingente cantidad de babas que todas (incluída ella) estaban soltando.
¿Qué tenía aquel hombre?
Conocía a muchos chicos guapos y con un cuerpo de escándalo, pero aquella sensualidad suya era única.
Y no la había mirado ni una sola vez. Ni siquiera se había dado cuenta de que ella estaba allí. Desde el punto de vista de las expectativas que se había formado sobre él la primera noche, cuando la miró como si fuera una hamburguesa doble, su vuelta allí estaba siendo un fracaso total.
So Yeon se sirvió un vaso de la botella de soju que había pagado a precio de escándalo, y se lo bebió de un trago. En aquel momento estaba empezando a ser consciente de que, probablemente, el Jinete Ardiente miraría como si fueran hamburguesas dobles a muchas mujeres, tantas, que no era muy factible que las recordara a todas. Y claro, ella sólo era una más.
Este hecho, tratándose de un hombre que podía conseguir lo que fuera de cualquiera de las que estaban allí, sólo con chasquear los dedos, no era nada extraño… pero esa que estaba allí, y que debería encontrarse comprando verduras y leche, en lugar de en un club para mujeres, se había sentido especial durante un instante bajo su mirada. Y ahora se sentía frustrada, herida en su orgullo, en su vanidad, y además, totalmente avergonzada.
Cuando su número acabó, So Yeon ni siquiera pudo mirarle. Estaba claro que él no sabía lo mal que se estaba sintiendo en ese momento, y mucho menos imaginaba que era por su culpa, pero saberlo ella era más que suficiente.
Sin embargo, había pagado aquella botella, y lo menos que podía hacer era terminarla. Suerte que había cenado fuerte… aunque seguro que acabaría algo chispada. Mejor así, no podría enfrentarse a su propia voz interna gritándole lo estúpida y ridícula que era estando serena.
Todavía le quedaba un poco cuando él salió de los camerinos y se dirigió a la barra a charlar con el camarero. Había un poco menos cuando las mujeres comenzaron a agolpársele alrededor. Y casi había terminado con la botella cuando constató el hecho de que esta vez no habría invitaciones visuales ni miradas por debajo de la mesa. Él ni siquiera se había enterado de que estaba allí, y regalaba sus sonrisas por doquier a cualquiera que se le acercaba.
Humillante…
Qué estúpida había sido.
Al levantarse, dispuesta a marcharse, se sintió algo mareada. El soju comenzaba a hacer efecto, quizás había bebido demasiado rápido. Necesitaba ir al servicio, pero para ello tendría que pasar junto a la barra y junto a él, y esa perspectiva no le resultaba agradable.
Qué demonios… ni siquiera sabía de su existencia.
So Yeon venció dignamente el desequilibrio inicial provocado por la bebida, y se dirigió hacia el servicio. Las manos le sudaban cuando pasó junto a él, pero no tardó en sentir un calor apabullante subir por su estómago cuando, al llegar justo a su altura, él le dedicó una mirada… Una mirada leve, casual… probablemente sólo había percibido movimiento y eso le llevó a levantar sus ojos hacia ella desde su taburete. Sin mostrar reacción alguna, se inclinó ligeramente hacia una mujer que le decía algo al oído. So Yeon, más humillada que nunca, se dirigió con paso decidido hacia los servicios. Lástima que su digna actitud hubiera pasado también desapercibida para él…
Al salir, comprobó que estaba de espaldas. Ni siquiera la vería si se escabullía afuera, alejándose lo más posible de él, y ocultándose en la oscuridad rojiza del club. Subió por las escaleras, salió al exterior, y respiró hondo.
Sacó su teléfono móvil y, por un instante, pensó en llamar a Seungho para contarle su reciente locura y posterior humillación, pero ni siquiera estaba de humor para hablar con él, así que, llamó a un taxi.
Un tono, dos tonos… De repente el móvil voló de sus manos, y So Yeon se dio instintivamente la vuelta. ¿Le estaban robando de aquella manera tan estúpida?
– ¡Eh! ¿Qué diablos… – la pregunta, la expresión enfurecida, y su propio aliento se extinguieron cuando le vió a él delante suya. Miraba la pantalla de su móvil, que le acababa de arrebatar, y sonreía.
– Pensaba que habías venido a verme – le dijo -. ¿Por qué te vas tan pronto?
– Yo… eh… tengo prisa. Devuélveme mi móvil– mierda, ¿esa voz trémula era suya?
Él sonrió de nuevo y le devolvió el teléfono, después de cortar la llamada.
– Mmmmm… no necesitas llamar a nadie. Te llevaré a casa.
***
La llegada de Thunder con la pieza que les faltaba para terminar el inhibidor fue recibida con gran gozo. Finalmente, él y CyberDanger fueron capaces de darles una buen anoticia al anunciar que lo habían terminado con éxito. Durante la prueba y comprobación de su funcionamiento no encontraron errores, y si todo iba bien, el inhibidor podía abarcar muchos kilómetros a la redonda y únicamente funcionaba con Gumihos, es decir, los detectores seguirían localizando a inmortales.
Sin embargo, Seungho seguía dudando de qué hacer. Sin duda, el trabajo de sus compañeros había sido totalmente impresionante, no dudaba de ello pero… poner a Sun Nyu en peligro… le parecía demasiado arriesgado llevarse a la chica para cubrirse las espaldas con su luz. Decidió charlar con Mastermind respecto a aquello.
El hombre había estado atento a sus descubrimientos, sin involucrarse demasiado. Nunca lo hacía con aquel tema, y él no entendía por qué. Debería ser el más interesado en todo el proceso, al fin y al cabo parecía estarlo desde hacía muchos años.
-¿Tiene idea de qué puede ser ese lugar?-preguntó sin rodeos, después de contarle por qué estaba allí- El único arma con verdadero poder que tenemos es Sun Nyu, aunque las… investigaciones de Insanity no nos han aportado datos respecto a las diferencias entre ellas y los humanos…- al igual que él, a Mastermind no le había terminado de agradar que ese loco hubiera tenido en sus manos de investigador a la chica.
-¿Te soy sincero? No lo sé. Supongo que hasta ahora hemos estado tan a la defensiva, que por eso no hemos sido capaces de descubrir nada así a lo largo de estos años. Que vosotros, chicos, os hayáis metido en medio de todo este berenjenal… creo que es positivo. Sé que seguís resentidos conmigo por no haberos ayudado más, pero a su vez sé que de haberos contado todo, no habríais investigado tanto por vuestros propios medios y por lo tanto, estos avances no habrían tenido lugar.-fuesen sus palabras simples zalamerías o estuvieran llenas de algo, sin duda era un hombre inteligente.
-Mastermind a parte de la luz… ¿hay algún otro modo en que podamos acabar con ellos?
-Por supuesto. Ya salió el tema, ¿no? Que si confían en la leyenda y cazan Gumihos, es porque las envidian, porque a pesar de hacerse llamar «Inmortales», no lo son en realidad. Sí, viven muchísimos más años que los humanos, pero al final mueren, y nuestras armas pueden matarlos. Quizá pegarles un tiro en un órgano vital que no sea el corazón no termine con ellos, pero sí si lo es, el corazón digo, o si le cortas un miembro y se desangra. Piensa como si fuera un humano, pero ve más allá, sé más cruel y más sangriento. Uno de los miedos que tenía de meteros en esto era justamente a la brutalidad que tendría que enfrentaros, pero también creo que después de haber tratado con las chicas, después de conocer a Seung Min, Soo Min y Sun Nyu y saber en el peligro que se encuentran si no tomáis decisiones desagradables, convertiros en bestias por ellas te parecerá un mal menor.
-Cortar miembros hasta que se desangren, dispararles en el corazón… esto último, podemos hacerlo, sobre todo G.O. Su puntería es envidiable por cualquiera, menos por Armageddon por supuesto. Pero esperar a que se desangren, viendo la cantidad de inmortales que hay en ese lugar y que tendríamos que vigilar que no acudan a curarse, me parece difícil, pero… podemos intentarlo. Necesitaríamos armas veloces y potentes con silenciador, bien calibradas y objetos cortantes. Armas láser, quemarán la piel y separarán carne, tendones y huesos sin problemas.
-Son salvajes y despiadados a la hora de terminar con ellas.
-Nosotros lo seremos más.
***
Cuando reunió a los chicos para decidirles que definitivamente no quería llevarse a Sun Nyu para utilizarla de arma, y que tendrían que ser más sigilosos y sanguinarios que nunca, encontró menos oposición de la deseada. Armageddon y G.O. estaban preparados para cualquier lucha que se les pusiera por delante, mientras que Joon era ágil y podría moverse sin llamar la atención. Por su parte Mir, quien anunciaba estar prácticamente recuperado (secundado por Insanity, quien se vanagloriaba por su gran capacidad de curandero) parecía estar sobre todo de acuerdo en no utilizar a Sun Nyu. Seungho intuía que el chico creía deberle la vida pues ella fue quien lo salvó de una muerte segura.
Atacarían el lugar en la madrugada del día siguiente. Tenían que prepararse bien, y seguían investigando el lugar. Parecía ser una cárcel abandonada, utilizada por los pueblos de alrededor pero que ni incluso así lograron llenar ni de presos ni de trabajadores, así que la dejaron a su suerte, llevándose los reclusos a cárceles más amplias y capacitadas en las ciudades.
CyberDanger logró encontrar mapas antiguos del lugar que les ayudarían. G.O. se volvió a acercar al lugar con el localizador, lo suficiente como para comprobar que los puntos de Gumihos coincidían con celdas. Sin duda, las tenían allí encarceladas aunque seguían sin entender por qué, en vez de acabar con ellas.
Pero pronto lo descubrirían.
Seungho no quería realizar una matanza ni mucho menos, así que optó por principalmente, pasar inadvertidos. CyberDanger y Thunder se encargarían de trucar las cámaras de seguridad. Seungho oró para sus adentros que los inmortales no hubieran añadido de nuevas, aunque lo dudaba pues se había dado cuenta ya de que podrían tener gran velocidad y fuerza, pero su inteligencia dejaba bastante que desear.
Ya que iba a apartar a Thunder del campo de lucha, y no quería involucrar todavía a Mir en aquello aunque él insistiera en mágica recuperación, tuvo que ir a hablar con Seung Min para que se les uniera. Si por lo que fuera el plan no funcionase y se vieran enzarzados en una pelea, sin duda la que tendría más posibilidades de vencer a inmortales sería ella. A pesar de eso, consultó antes con Joon qué le parecía la idea. El chico seguía llevándose mal con ella, pero a su vez Seungho sabía que el otro era quien mejor la conocía.
-La verdad es que yo había estado barajando la misma posibilidad. Aunque mi orgullo de hombre llore al decirlo, este proyecto de Gumiho es más fuerte y rápido que ninguno de nosotros gracias a sus poderes y entrenamiento. Y por una vez, verse implicada nos servirá de algo. Gumihos encerradas en celdas… seguro que eso provoca una ira imparable en ella, que si somos lo suficientemente inteligentes podemos utilizar a nuestro favor.
Seungho estuvo tentado de decirle a Joon que fuera a hablar con Seung Min, sobre todo porque la agente se encontraba en el piso de el Cuartel junto a Soo Min y él todavía no la habría afrentado desde la noche en que hablaron. Sabía que estaba siendo un cobarde de la peor calaña, pero ni él mismo sabía por qué se ponía tan nervioso al recordar aquel simple y sencillo beso en la mejilla.
Intentó decirse que era por la falta de costumbre a las muestras de cariño. La aridez de amor en su hogar seguramente habían hecho más mella en él de lo que nunca, hasta entonces, había percibido.
Cuando abrió la puerta del piso, se encontró con Soo Min leyendo interesada un libro y Seung Min observándola sin que se diera cuenta mientras hacía ver que veía la televisión. Se prometió que cuando terminaran la misión, les daría algo de tranquilidad y vida normal. Llevaban demasiado días encerradas, Seung Min estaba de servicio y Sun Nyu parecía contenta mientras pudiera estar cerca de Mir, no obstante Soo Min parecía consumirse día a día. Estaban ahí para protegerla y se preguntaba si haciéndola vivir esa vida lo que estaba haciendo realmente con ella era todo lo contrario.
Se armó de valor y saludó tranquilamente a las chicas. Soo Min alzó la cabeza de su libro, se sonrojó ligeramente y devolvió el saludo. Bueno, prefería verla tímida que deprimida, como al principio.
Seung Min irguió la espalda y se puso alerta. Enseguida se dio cuenta de que había ido allí para hablar con ella. Seungho le señaló con la cabeza el final del pasillo y en silencio ambos se dirigieron allí, metiéndose en el cuarto del chico.
La cama estaba impoluta. La noche anterior se había quedado trabajando con los chicos y esperando el regreso de Thunder. Entre eso y lo poco o nada que había dormido ya el otro día, al verla le entraron muchas ganas de recostarse en ella y descansar. Sin embargo, no podía hacerlo todavía, no hasta haber hablado con la muchacha al menos.
La luz tintineaba sobre sus cabezas. Odiaba eso. A pesar de que el piso tenía todo el aspecto de uno normal y corriente, seguía estando bajo el Cuartel y el acceso de luz del sol era impensable.
Debían conformarse con luz artificial. Le daba dolor de cabeza.
-Te vamos a necesitar, Seung Min-sabía que ella no se negaría a trabajar, era su deber, sin embargo temía que se enfrentara a él porque esa misión significaría no estar cerca de Soo Min para vigilarla. Esperó que decirle que iban a necesitarla, hiciera algo de mella en ella-. Vamos a cumplir una misión durante la madrugada de mañana. Es algo delicado, pero no puedo contar ni con Mir por lo obvio, ni con Thunder, pues le necesito en otro puesto. Me quedáis Sun Nyu, tu her… Soo Min o tú.
-¿Soo Min, por qué?
-Por su poder de Gumiho. Tanto ella como Sun Nyu pueden ayudarnos contra los inmortales… pero personalmente, preferiría que vinieras tú.
-Eres astuto-no estaba enfadada por el golpe bajo que él había usado. Había ido directo a usar su baza más fuerte, no tenía ganas ni tiempo para discutir-. Explícame qué hay que hacer.-Seungho procedió a hacerlo, observando con atención cómo el rostro de ella se iba crispando a medida que avanzaba, pero la chica se controlaba. Joon tenía razón respecto a Seung Min.
«Bueno, Joon siempre tiene razón respecto a ella.» razonó en su mente.
-Mañana estaré lista, líder.-le sorprendió escucharla llamarle así. Acababa de acostumbrarse, después de meses, a que los chicos lo hicieran, pero viniendo de ella fue toda una sorpresa. No tenía por qué llamarle así, en realidad él no la dirigía. En realidad, la presencia de la chica en ese caso era bastante curiosa, entre agente y víctima. Implicada, pero participante. Nunca imaginó encontrarse con un caso semejante.
Aunque desde luego, la presencia de Seung Min era lo más normal en todo aquel caso.
-Va a ser peligroso. Esta noche… le voy a decir a los chicos que cenemos aquí, todos juntos. Necesitamos estar fuertes y descansados para mañana, y ahora mismo somos todos muertos vivientes debido a cansancio.
-Preferiría hacer eso cuando volvamos, sanos y salvos.
Seungho no respondió. En una misión como aquella, prácticamente suicida, uno no podía estar seguro de salir sano y salvo. Con que volvieran con vida, él se daría por satisfecho.
***
Bebió otra copa. No estaba borracho, obviamente. A un inmortal le hacían varias copas de soju para llegar al nivel de perder un poco la noción de la realidad. Sin embargo, sabía que le faltaba poco.
Estaba cansado. Los últimos días no había dejado de moverse de aquí para allá, y estaba agotado. Encontrar información de aquellos tipos no era sencillo, y desde el ataque las chicas habían parecido desaparecer de tierra.
Fue a acercarse al lugar de nuevo, pero antes tenía que ir a visitar a los jóvenes inmortales. Tan perdidos en sus asuntos que, como había dicho uno de los líderes, parecían estar olvidando lo realmente importante.
Mientras estaba allí, intentando reclamar su atención pero sin conseguirlo, apareció uno de ellos diciendo que había estado haciendo ronda justo donde tuvo lugar el ataque, pero que no había localizado nada nuevo.
Hizo apunte mental de aquella información, sin fiarse del todo pero teniéndola en cuenta.
Justo después de hablar con esos ineptos, que no entraban en razón incluso después de que los líderes hubieran hecho un comunicado avisando que debían estar alerta, había ido a tranquilizarse un poco.
Dejar de ser él. El espía, el que todos utilizaban. El chico que no servía para nada, pero les servía a todos.
Pero a él le gustaban las mujeres, y cuando estaba fuera de «servicio» quería disfrutar de ellas.
Y él gustaba a las mujeres, lo sabía. Porque cuando investigaba y se movía como una rata, recolectando información y escupiéndola para sus líderes, recibiendo caricias o reproches según lo que llevase, guardaba todo su poder. No era nadie, no era nada.
¿Doblegarse? Sabía hacerlo perfectamente. Porque si dejaba de servirles, o lo abandonarían a su suerte, o lo meterían a matar Gumihos.
Y a él no le gustaba matar Gumihos. Eran hermosas. Peligrosas, pero hermosas. Prefería que otros se encargaran de sucios trapos como aquellos.
Y cuando dejaba de ser una rata, se convertía en un hombre, un semental que atraía a yeguas humanas. Bebía, bailaba… a veces las besaba, otras, se acostaba con ellas.
Pero a pesar de todo, le gustaba llevar ambas vidas.
Si una le fallaba, siempre le quedaba la otra.
Maldita sea, ¿y ahora tendré que esperar otra semana para saber qué pasa con el dichoso jinete y lo que hizo con la amiga de Seungho? Además, está lo del ataque, que pensé que sería ya y podría leer cómo se cargaban a esos tipejos.
Os voy a colgar del palo de mesana a ambas, par de cabritas, ahora a comerme el tarro y elucubrar sobre todo los temas T___T
Me gustó mucho el capítulo, pero no sé por qué, sigo viendo a Seungho con su amiga y no con la gumi. Es que con ella no me pega ni con cola, la verdad y seguramente ahora me querréis colgar a mí del palo de mesana XD.
Tengo ganas de ver qué pasa entre Joon y la agente, que como tienen nombres tan parecidos, no quiero meter la pata. Estos dos tienen que acabar juntos sí o sí.
Ays, pobre Mir, su ego sigue muy herido, a ver si logra recuperarse.
uff por fin lo leo a tiempo jejeje
Gracias chicas, me gustó mucho el capítulo, aclaró cosas, confundió otras y lo mejor.. me dejó ansiosa por el siguiente… de imaginar esa batalla y a mi biG.O.tes en acción, me pongo toloca XDDD
Nos leemos la próxima semana. Saludos
Vale, afilando cuchillo de asalto para la semana que viene, XDDD. Cada vez se pone mejor!
caray!!! cada ves mejor, más intrigada y esperando el capitulo 12, chicas son la ley!!!! ya quiero saber como acaba todo esto y lo que me a mi me estresa lo mismo que a seungho, que uno de ellos le valla muy mal es ese ataque.
esperando con ansia desesperada lo que sigue las leo la próxima semana en la sección de fanfics, claro que todos los días reviso su blog a ver que novedades nos tienen cuídense y gracias!!! un fuerte abrazo para ustedes de México
Emocionante^^