“거짓말” kojitmal – Mentira. Capítulo 2

By @Jeannelok y Nuna.

Capítulo 2

El hecho de no poder dar ni un paso sin que las fans lo agobiasen le gustaba. Para algunos podía ser terrible y asfixiante, no obstante él disfrutaba como el que más al sentirse alabado y rodeado. Se sentía…poderoso. Y le gustaba el poder… ¡claro que le gustaba! Más que ninguna otra cosa, porque al menos si las cosas no eran como en el pasado, al menos podía disfrutar de aquello.

Allí se encontraba él, incluso por la noche siendo rodeado de jovencitas que alargaban hojas y bolígrafos para que les firmase con todo su amor, mientras que otras aprovechaban la espera de su turno para hacerle un sin fin de fotografías. Él sonreía, posaba, escribía…Todo era muy natural, no le costaba seguir aquel ritmo e incluso podría superarlo. Sin embargo debía controlarse para no llamar la atención más de lo que incluso a sí mismo le apetecería.

Saludó a un par de fans más y les pidió que le dejaran marcharse, o llegaría tarde a una cita. No mentía, aunque no tuviera ganas de encontrarse con ella.

La mujer le esperaba en el restaurante donde se habían citado, dirigiéndole una insinuante sonrisa cuando le vio aparecer. Se acercó al sitio después de encargar una copa. Por suerte, el lugar era tranquilo, ligeramente oscuro y adecuado para encontrarse con alguien sin que saltaran noticias sobre con quién se reunía, porque por un lado los clientes pasaban de la vida de los demás, y los trabajadores sabían que inmiscuirse les traería problema tras problema.

Se sentó frente a ella, una de las mujeres más guapas y hermosas que seguramente habrían aparecido nunca por aquel local. Los ojos rasgados e intimidantes, capaces de seducir al hombre más frío del planeta y hacerle bailar al son de sus pestañeos, ligeramente maquillados de un violeta oscuro que acrecentaba el poder de su mirada. La nariz pequeña y blanca, y los labios sonrojados incluso sin la ayuda de pintura, grandes y carnosos.

Vestía siempre con trajes provocativos y ajustados, pero sin hacerla parecer una cualquiera. Simplemente, tenía ese tipo de curvas que sería un error no mostrar.

Sirvieron su bebida al chico, quien finalmente le habló con voz ligeramente ronca:

-¿Qué quieres ahora?

-Hum…-se relamió los labios, intentando atraer su atención a aquel punto- Te echaba de menos.

-Vamos, ¿no te cansas de este juego?

-Sabes que no-rió ella. Hasta su voz era provocativa-. Pero estoy siendo sincera…llevo todo el mes viajando, pero realmente lo único que merece la pena de vivir así es poder charlar contigo. Irónico, ¿cierto?

-Cierto.-asintió él, bebiendo.

-¿Ha sucedido algo emocionante estos días?

Por un instante se permitió recordar a Song Sun Rae. Se levantó de golpe, terminándose de un trago el contenido de su copa.

-Me marcho, no tengo ganas de perder el tiempo contigo.

-Tienes tiempo de sobras para perder.

-Lo tengo-sonrió él-, pero no contigo.

 Aunque le había dejado marchar sin pedir más explicaciones, una sonrisa maliciosa bailó en sus labios al ver la repentina reacción del chico. Le conocía lo bastante bien, para desgracia de él, como para no reconocer cuándo estaba intentando encubrir algo. Podía hacerse el importante e impoluto, sin embargo todavía le quedaba mucho que aprender para poder superarla y esconderle nada.

Obviamente, no podía dejarle marcharse así, sin dar explicaciones.

Se lo había dicho, en realidad. Estaba aburrida, muy aburrida. Y él le estaba dando algo con lo que poder jugar y distraerse. Era su culpa, si salía malparado que después no fuera a quejársele…O mejor sí. Más divertido sería así.

Él sacó su teléfono móvil y llamó al primer número de teléfono que le apareció en él. Media hora más tarde, entraba en el piso de una joven muchacha, una doña nadie que estaba tratando de triunfar en el mundo de la música y que sabía que si abría la boca sobre el tema de acostarse con él, perdería para siempre su ocasión de triunfar.

Cuando llegó al piso, la empotró contra la pared y la besó con pasión mas sin deseo. Al menos, si debía perder el tiempo prefería hacerlo de aquella manera.

 ***

Dejó la ropa colgada en la percha, la volvió a coger y de nuevo la colocó. No lo estaba haciendo porque no hubiera quedado bien colgada la anterior vez, sino simplemente porque algo martilleaba su cabeza y cuando eso sucedía, le costaba concentrarse hasta que no lograba deshacerse del peso que la atormentaba.

En aquellos momentos el peso era un atractivo actor que parecía no querer quitarle el ojo de encima, porque desde que habían comenzado a rodar, cada vez que tenían un descanso y se volteaba a ver qué necesitaban de ella por allí, se encontraba con los ojos de Jang Keun Seuk observándola fijamente.

Sun Rae arrugó la nariz, molesta. Si tenía algún problema con ella, que se lo dijera, pero no tenía por qué intimidarla de aquella absurda manera. Quizá recordaba su breve encuentro y tenía la sensación de recordarla, pero no acababa de hacerlo y por eso la miraba tanto… ¡pero incluso así! Era realmente incómodo.

Decidió que lo mejor sería seguir con otra tarea y se fue a preparar café para el director, quien parecía estar pasando frío aunque ni él mismo terminaba de darse cuenta, tan concentrado como estaba en la grabación.

Estaba removiendo el café para que se mezclara bien con el azúcar (dos terrones, quería siempre el hombre), cuando sintió un déjà vu muy fuerte y sus piernas se tambalearon. Se volteó despacio, sabiendo qué, o más bien a quién, se encontraría detrás de sí.

-Sabía que eras tú.-sonrió agradablemente el chico.

No le costó reconocer aquel tipo de sonrisa, la que se usa para atrapar a la presa. Tejiendo una tela para no dejar escapar a la mariposa…sin embargo, ella dejó de ser una mariposa tiempo atrás, cuando le fueron arrebatadas las alas por otro depredador.

Inclinó ligeramente la cabeza como cordial saludo, intentando escabullirse por el lado, fallidamente.

-¿Te sucede algo?

-No, voy a llevarle esto al director.-comentó, intentando centrar toda su atención en el café.

-Te vas a quemar.-musitó él, arrebatándole el café de las manos con tal velocidad y maestría que ella todavía tardó en darse cuenta. Quiso quejarse, pero a su oído llegaron tarde las palabras del chico y se miró la mano, ligeramente enrojecidas. Vio su espalda alejarse y casi pudo leer sus labios diciéndole al director que ella había preparado el café cuando se lo tendió. Ambos se giraron y ella hizo una exagerada inclinación, sonrojada.

Mientras regresaba hasta donde se encontraba ella, clavada en el suelo por una fuerza desconocida, el actor cogió unos guantes que sobresalían de una caja y al llegar se los tendió.

-A pesar del frío, eres la única que no los usa.

-Tú tampoco, Keun Suk-sshi.-él se rió dulcemente, haciéndola sentir más pequeña de lo que era.

-Estoy actuando, como mucho me pongo la chaqueta en los descansos, como ahora.-señaló, agitando los guantes frente a ella para que los cogiera. Así hizo, pero no se los puso.

-Por mi trabajo, tampoco me los pongo, ¿cómo voy a poder arreglar la ropa o saber si es la adecuada, sin sentirla? Estoy bien así-se acercó a la caja de donde él los había cogido y colocó los guantes de nuevo a su sitio, regresando al lugar desde el cual el actor la observaba igual que ella había hecho instantes antes-. Gracias por preocuparte, pero no hace falta.-escuchó que la llamaban y se inclinó como despedida, antes de marcharse corriendo hacia su sunbae, dejándolo allí plantado y sonriendo.

– Tú te lo has buscado.

-Así será más divertido… ¿cuánto crees que tardará en caer?-no le preocupaba que le vieran hablar solo, le gustaba entablar conversaciones con aquella voz dentro de sí, aunque a veces terminaba por sacarle de sus casillas.

– Deberías dejar de…

-Eres aburrida-la interrumpió, sabiendo qué iba a decirle. Como una madre riñendo a su hijo, y aquello era algo que él no había necesitado nunca y mucho menos entonces-. Haré lo que me dé la gana, como siempre. A veces parece que olvidas quién soy.

– No, a veces me haces recordar que eres un estúpido.

-Di lo que quieras…tengo ganas de que empiece la fiesta.

Se quedó observándola mientras le tocaba actuar de nuevo, corriendo de aquí para allá, tendiéndole ropa a su compañera actriz e intentando acercarse lo más mínimo a él, haciéndolo solo cuando tenía que darle ropa para cambiarse también y evitando entablar ningún tipo de conversación. Era interesante, porque nunca ninguna mujer había podido resistirse a su petición de placer. Una pieza realmente interesante.

Mientras mantenía su atención sobre ella, la voz resonó de nuevo.

– Te estás confundiendo. Estás confundido.

Prácticamente se echó a reír ante aquella estupidez, ¿confundido, él? ¿Por qué? Que el pasado volviera a él, evocado por la figura de aquella muchacha tan simple, sencilla y atrayente no significaba que él estuviera confundido. Él NUNCA lo estaba, ¿qué clase de tontería era aquella? Simplemente tenía ganas de acostarse con ella, porque le excitaba que se hiciera la dura, a pesar de que era fácil notar que le deseaba incluso más de lo que él podía querer sentirla a ella.

Song Sun Rae podría hacerse todo lo dura que quisiera, porque él iba a vencer sus barreras. Tenía que hacerlo, perder no entraba en su sentido de la vida, jamás lo había hecho.

– ¿Y si te terminas enamorando…? –Dejó la frase suspendida en el aire, porque la continuación ambos la sabían sin necesidad de decirla en voz alta- Puedes hacerlo, no es imposible, lo sabes mejor que nadie. No te dejes arrastrar de esta manera.

La voz no dejaba de decir tonterías. Todo aquello no tenía sentido, porque él era un Dios. El Dios de la guerra, y le gustaban la juerga, las peleas y las mujeres de usar y tirar. Esa iba a ser su próxima presa, no porque su sonrisa y su fragancia le recordasen un dulce pasado de una remota época que en esos momentos solo existía en los libros. Era simplemente porque el deseo le llamaba.

Listado de capítulos.