Reseña: Secretly and Greatly (은밀하게 위대하게)

Por @Ari2PMAM para Bomba Soju

Y acabamos el domingo de película.

No sé si estaréis al tanto, pero de esta película ya se habló aquí bastante. Y si no lo recordáis, podéis leer las entradas aquí, aquí y aquí.

Pues bien, aquí la que escribe tenía muchísimas ganas de verla, pero como suele suceder con las películas, hay que tener mucha paciencia hasta que finalmente podemos verlas, porque no es como los dramas que se pueden ver en emisión. No, aquí toca esperar durante meses, aunque a veces la espera merece la pena, como en este caso.

Esta película, arrasó en la taquilla coreana superando a grandes producciones estadounidenses. Y mira que lo tienen difícil, porque están como aquí, todo copado por las películas provenientes de ese país aunque sean auténticas bazofias.
Y es que esta película no sólo arrasó por su trío protagonista, que arrastra muchas miles de fans, sobre todo en el caso de Kim Soo Hyun, sino también porque es una película muy bien estructurada, con coherencia y cuyas dos horas de duración se te pasan volando.

Empezamos la película en Corea del Norte, donde vemos a nuestro protagonista, Kim Soo Hyun, que da vida a Won Ryu Hwan / Bang Dong Soo, vestido de uniforme y recibiendo la orden de su jefe, de ir a Corea del Sur e infiltrarse en un barrio a la espera de órdenes para ejecutar los planes provenientes de la cúpula militar. Y es que Ryu Hwan entró de niño en una unidad de élite secreta donde los entrenaron hasta convertirlos en verdaderas máquinas de matar, para los que los sentimientos carecen de importancia.

A continuación vemos a Dong Soo viviendo en un barrio muy humilde de Seúl. Lleva el pelo largo, un chándal verde y se hace pasar por el más tonto del lugar. Se deja herir por los críos, que son verdaderos monstruos, insultar por la gente y llevarse collejas de todos. Además, para completar ese papel de tonto del lugar, se deja caer siempre por las escaleras que llevan a su casa, que está encima de la tienda donde trabaja.
Lo que nadie sabe es que está al tanto de todos y cada uno de los pequeños detalles de todas las personas que viven allí.

Al cabo de dos años, donde está ya desesperado porque no llegan órdenes para entrar en acción, llega alguien nuevo al barrio, Lee Hae Rang, interpretado por Park Ki Woong. Éste es hijo de uno de los jefazos de la cúpula militar de Corea del Norte, que al igual que Ryu Hwan, entró de niño en la misma unidad de élite. Su orden es convertirse en un ídolo en el Sur y el momento de su audición digamos que es… peculiar, sí, creo que es mejor manera de describirla.
Y aquí empieza el primer bromance, porque ambos estuvieron al principio en la misma unidad y siempre competían el uno contra el otro por ser el mejor de todos. Y como un corral no puede tener dos gallos, cada uno acabó siendo el líder de una unidad.
Hae Rang es con diferencia el personaje más complejo de todos. Está lleno de luces y sombras. Muestra muchas cosas pero esconde muchísimas más y eso lo hace muchísimo más rico, más interesante.
Aunque le cuesta entender el comportamiento de Dong Soo, acaba ayudándolo y le gusta su vida en el Sur, por mucho que no diga que eso no va con él.

Pero al igual que en los dramas, una historia de amor no puede estar completa sin el tercero en discordia. Y aquí es donde entra en escena, el que es para mí el personaje más tierno, puro y dulce, Lee Hae Jin, al que Lee Hyun Woo interpretó de manera magistral.
Hae Jin, es un chaval sin dobleces que cree a pies juntillas en lo que le dicen las autoridades norcoreanas. Nunca pregunta por qué, nunca duda… Hasta que se reencuentra con Ryu Hwan.
Y es que estos dos también tienen una historia que viene de muy largo, porque cuando Ryu Hwan ya era un oficial e instructor en la unidad de élite secreta, Hae Jin entró como siendo todavía un niño y se quedó fascinado por Ryu Hwan. Su admiración, respeto y amor por él perduraron a lo largo de los años. Es la persona más especial para él. Creo que en realidad la única que hay en su corazón.
El reencuentro digamos que no es muy ortodoxo, pero aunque Ryu Hwan no le puede ver la cara, ni darle alcance, sabe quién es, y en su siguiente encuentro en un callejón, Hae Jin se sorprende, pero al mismo tiempo es la persona más feliz del mundo porque lo recuerde.

Y así comienza el bromance a tres bandas, porque los dos mayores se encargan de cuidar y enseñar al pequeño cómo se tiene que comportar y actuar para no levantar sospechas. Y será así, mientras le enseñan a adaptarse a su nueva vida, donde vemos ciertas escenas entre Dong Soo y Hae Jin, que más parecen las de una pareja que las de dos espías norcoreanos de una unidad de élite.
Es divertido ver cómo Hae Rang con su acidez, su ironía, su paso de todo y Dong Soo, que ya no es Ryu Hwan, con su seriedad y fondo tierno enseñan al novato, que ve una nueva manera de ver la vida que no vio antes.

Si con Ryu Hwang y Hae Rang, podíamos intuir la extrema dureza del campo de entrenamiento en Corea del Norte, con Hae Jin nos quedará extremadamente clara. Y esto hará que los dos mayores se sientan aún más culpables por lo que el pequeño tuvo que pasar, aunque no sean responsables.

Pero esta frágil felicidad y tranquilidad se rompe por las tan esperadas órdenes del Norte. Y el mensaje que reciben no es otro que el de suicidarse porque son un peligro para la reunificación con el Sur y han pasado a ser considerados traidores a la República.
Este momento es desgarrador, porque el mayor sueño de Dong Soo era reencontrarse con su madre, a la que todos los días escribía cartas que nunca podía enviar.
Hae Rang se lo toma con ironía, mientras que Hae Jin es al que vemos más destrozado, porque aunque para él las órdenes de sus superiores son inquebrantables, no quiere ver muerto a Dong Soo.

Y será así como entren en acción, por un lado, el jefe del campo de entrenamiento y el NIS, el Servicio Secreto de Corea del Sur.
El primero, con varios de sus hombres, tratarán de matar a los tres renegados, mientras que los segundos, bueno, más bien uno de sus agentes pasando de lo que le dicen los jefes, tratará de salvarlos a como dé lugar.

Es muy triste ver cómo Dong Soo deja su papel de tonto y se va despidiendo uno por uno de los vecinos con los que más trataba. Especialmente triste la despedida de la señora que lo cuidó durante esos dos años.

Empieza después el juego del gato y el ratón para matar a los que ya no son útiles para el Norte, sino una molestia y un grupo de traidores.
Hay muchas escenas de acción, pero para mí, lo más importante, fue ver la gran soledad, desesperanza y dolor que muestra Hae Rang al final, dejando salir todo lo que lleva dentro y enterándonos de algunas cosas que te hacen admirarlo y respetarlo más.
Dong Soo, por su parte llega a dar miedo, porque aunque ha perdido lo que más ama y eso lo ha dejado completamente vacío, al mismo tiempo tiene mucho por lo que quiere luchar y que quiere recuperar. De los tres es el más impredecible por sus reacciones.
Por su parte, Hae Jin es el más fácil de predecir. A pesar de estar en un estado lamentable, él sólo quiere salvarle la vida a Dong Soo aunque para ello tenga que morir. Como ya os dije, es la persona más importante de su vida y aquí se demostrará de una manera más clara que nunca. Aunque las acciones de Hae Jin también nos dejarán ver el amor de Dong Soo por él.

¿Queréis saber cómo acaba? Pues para eso tenéis que verla. Y aunque parece que he contado muchas cosas, me he callado muchísimas más.
Se tratan muchos temas que yo no os he contado. También hay momentos divertidos, escatológicos y serios que te hacen pensar en muchas cosas.

Para terminar deciros que esta película para mí, más que una comedia o una película de acción, es una película de amor, así de claro.