Last Cinderella, revisión capítulo 1

Bienvenidas a la primera recap japonesa en la historia de BombaSoju… pero es que este drama, con dos capítulos que llevo vistos, me está encantando.

Sakura Tohyama (Ryoko Shinohara) tiene 39 años, está soltera y sin compromiso, y trabaja en un salón de belleza. Es la segunda al mando. Los clientes la adoran, los empleados la adoran, todo el mundo la adora. Es buena en lo suyo. Trabaja bien con los clientes y también les hace de consejera sentimental en ocasiones…

Pero si alguien la viera por la calle, diría que se dedica a todo menos a la cosa de la belleza y el acicale, porque lo que es personalmente, es un desastre. No sabe arreglarse, no se pinta, no viste bien… Lleva vaqueros, deportivas, una gabardina, el pelo recogido de cualquier manera… Vamos, que si te vas a un diccionario refranero a buscar sinónimos de «en casa de herrero, cuchillo de palo», te viene una foto de Sakura Tohyama.

Está esperando que la asciendan y poder ser la directora del salón por fin, algo que se merece por veteranía y por el empeño que ha puesto en su trabajo durante tantos años… Además, trata a sus empleados con mucho respeto y cariño, e incluso se hace cargo de los clientes más difíciles cuando ellos tienen reparos.

Y entre todos los clientes, hay una abuelita entrañable, que con estos comentarios que hacen las abuelitas entrañables, comienza a destapar poco a poco la caja de Pandora.

La anciana le pregunta si no está casada todavía, y claro, ella no lo está, y aunque conteste sonriendo que su esposo es su trabajo, y no le dé más importancia en apariencia a la sugerencia de ir a un omiai (una cita formal con vistas al matrimonio), pero la idea empezará a instalarse en su cabeza…

Y ahí tenemos a nuestra amiga, trabajando felizmente en su salón de belleza, cuando de repente entra por la puerta el que será el nuevo director. Y no, no le han concedido el ascenso a ella, sino a otra persona.

Se trata de Rintaro Tachibana (Naohito Fujiki), que es también desgarbado y algo descuidado como ella. Para más inri lleva barba (oohhhh, gran pecadoooo), y suele apestar a alcohol porque le gusta irse de traca por ahí de vez en cuando. Y esa mañana ha sido una de las que se ha quedado de marcha hasta las mil, celebrando el ascenso que le pertenecía con todo el derecho del mundo a Sakura…

¿Y queréis saber lo mejor? Pues es que estos dos son compañeros de quinta, se conocen desde hace la tira de tiempo. Ambos empezaron sus pasos juntos en el mismo salón de belleza donde están ahora, y lo que es peor de todo, no se pueden ni ver. Se detestan. Así que, se ponen a discutir desde el minuto cero. Es más, él será la segunda persona del día que le recuerde a Sakura, y esta vez con sorna, lo sola y soltera que está.

A Sakura le ha levantado el puesto su peor enemigo… y el tío se lo está pasando pipa con su triunfo sobre ella. Es tan indignante, que Sakura se va corriendo a ver al director general a quejarse con mucha vehemencia.

Lástima que el director le conteste que si no le gusta el panorama, la puerta es bien grande… o sea, que o traga o se va. Y a Sakura le toca tragar con el nuevo jefe. Y lo peor de todo es que esos empleados que ella lleva en bandeja tampoco la apoyan. Les oye cuchichear entre ellos sobre lo que ha pasado, y mostrarse de acuerdo en la nueva elección, ya que mientras un jefe debe estar orientado a las ventas, ella lo está en el trato personal con los clientes. Y claro, el amor y el cariño no son rentables…

Sakura se da cuenta de que su vida personal es una mielda, y que antes por lo menos la compensaba con un trabajo que le gustaba, pero ahora en ese trabajo también está estancada y en una situación de mielda… y se siente más sola que nunca.

Pero no lo está. Tiene a sus dos amigas, Shima Hasegawa (Naoko Iijima) y Miki Takeuchi (Nene Otsuka).  Y las tres juntas son muy al estilo de «Sexo en Nueva York», o sea, cada una de su padre y de su madre. Sakura es la buenota solterona; Shima es la divorciada mujer fatal que se tira todo lo que se menea, o sea, una insatisfecha de la vida; y Miki es una mujer casada ejemplar, con un marido ejemplar y dos hijos ejemplares, o sea, una aburrida de la vida.

Las tres se toman un día libre y se van juntas al spa para desahogarse de sus problemas, pero Sakura es la estrella invitada de la reunión, porque peor que ella no está ninguna. Shima le aconseja que pruebe a acostarse con alguien, dado que lleva ya muchos años de abstinencia. Le dice que es mona, pero que no se arregla, que se está olvidando de lo que es ser una mujer en todos los sentidos… Y entonces Miki confiesa que ella también lleva un año sin probarlo y que lo va a intentar con su marido, que lo tienen algo olvidado. Shima le aconseja a Sakura que haga lo propio también. Que pese a que la mujer japonesa debe ser por condicionamiento social tímida y algo reprimida, a los hombres también les gusta que de vez en cuando dejen la timidez atrás y sean un pelín salvajes.

Y mientras esta conversación tiene lugar entre las chicas, Rintaro está en el bar de su amigo Ken, con uno de los empleados del salón, diciendo todo lo contrario. Jajjajjaaaa. Se muestra totalmente en contra del matrimonio y declara lo muy satisfecho que está con su soltería y con no tener que aguantar a ninguna mujer.

 La verdad es que este hombre nos da la sensación de ser un poco machista y algo cerrado de mollera, ¿eh?

Las chicas vuelven del spa. Miki se despide de ellas. Se va a casa a poner en marcha su plan para la noche. Les dará boleto a los niños en cuanto pueda y preparará la cena preferida de su marido para entrar en situación.

Sakura y Shima se van a tomar un té, y acaban en el bar de Ken… donde todavía sigue Rintaro. Mientras Shima se muestra encantada de volver a verlo después de tanto tiempo, a Sakura se le cae el mundo a los pies. Es bastante molesto que esté trabajando en la vecindad, porque ahora se lo encuentra en todas partes, y vuelven a saltar las chispas. No se pueden ni ver y pelean de nuevo. Rintaro se mete con ella por beber cerveza en pleno día, diciéndole que él puede hacerlo porque es un hombre (lo que es, es imbécil y nadie se lo ha dicho… hasta ahora), y añade que el hecho de comportarse así, es lo que hace que su vida sea un desastre, tanto a nivel laboral como personal. Sakura reacciona estampándole en la cara un pastel que había en la mesa, y entonces Rintaro huye en desbandada con la cara llena de merengue.

¡¡SE LO MERECÍA!!

Una vez solas, Sakura y Shima le pegan bien a la cerveza, hasta que la primera acaba dormida sobre la barra, y la segunda tiene un encuentro con el primer tío que se le cruza, aquí-te-pillo-aquí-te-mato, en los mismos aseos del bar de Ken.

Mientras Shima disfruta, Sakura, que inconscientemente se está viendo afectada por las opiniones de todo el mundo sobre su soltería y derivada abstinencia, tiene una pesadilla en la que la falta de estímulos hormonales femeninos, la convierten en un abuelo con barba. Cuando despierta, Ken aprovecha para defender a su amigo Rintaro. Le dice que su comportamiento es su mayor enemigo, y que es él mismo quien se amarga la vida y espanta a todas sus novias siendo como es y convirtiéndose en víctima de sí mismo. Y a Sakura la explicación le importa un webo de pato, la verdad. Shima vuelve de el baño en ese instante, y al verla, al ver su piel sonrojada, se da cuenta de lo que acaba de hacer en el baño, más cuando la «víctima» sale también del baño tambaleándose y cayendo al suelo estrepitosamente. Sakura se entristece… todo el mundo moja menos ella.

Así que, ya de vuelta a casa por la calle, le confiesa a su amiga la decisión que ha tomado: va a conseguir un hombre y a enamorarse antes de cumplir los 40.

Nos vamos con Miki, que está con sus hijos en casa, pero feliz como una perdiz mientras hace la cena favorita de su marido. Sin embargo la noche se le tuerce cuando hace aparición sin avisar, entrando como un torbellino, y criticándolo todo y menospreciando todo lo que hace, LA SUEGRA. La pobre Miki tiene una suegra del tipo #hijapucca. Esa que se toma la relación nuera-suegra como una competición por el cariño del hijo, que disfruta sembrando cizaña, criticando todo lo que hace la nuera, e incluso empujándola sin miramiento cuando él finalmente llega a casa y va a hacerse cargo de él como si viniera de la guerra, y en su casa sólo le esperara una cruel trinchera y no un hogar familiar ideal.

El hijo, o sea, el marido de Miki, como siempre que nos encontramos con una suegra del tipo #hijapucca, ni se entera o no quiere enterarse de lo cabronceta que es su mami con su mujer, no ve cómo le da órdenes como si ella fuera la dueña de la casa y Miki su sirvienta y esclava, y hasta le propone que vaya a visitarlos siempre que quiera, para total desolación de la pobre Miki.

Momentazo «puedes venir cuando quieras, mami, ya que yo no soy el que te aguanta». Mención especial al careto de emoción de Miki

Más tarde, se quejará de todo esto con su marido, que como todos los maridos hijos de suegra tipo #hijadepucca, pasará del tema sin darle importancia (porque no es él quién lo sufre) y se irá a dormir como siempre después de terminar de jugar con su móvil. Sin embargo, Miki intentará llevar a cabo el plan que tenía e insinuarse al mamonazo de su marido, peeeero él se escandalizará, dado que tienen a mamá pasando la noche en casa, y no pueden hacer nada. Como si se les pudiera presentar dentro de la habitación o algo… Aunque claro, con una suegra petarda del tipo #hijapucca, nunca se sabe, porque no suelen tener límites ni vacilaciones en «sus dominios» (=las casas de sus hijos son sus casas).

Amanece un nuevo día pues, y Sakura está en el salón. Su actitud y todos sus movimientos muestran una decisión inusitada, aunque su aspecto desaliñado es el mismo de siempre. Con una sonrisa de oreja a oreja, habla con una de sus clientas jovenzuelas sobre la confesión de amor que planea la chica, y Sakura la alienta y la acoseja, para total estupefacción de Rintaro, que la escucha desde no muy lejos.

Hace su aparición en el salón Choko (Nanao), una jovenzuela muy pija que ha ido a ponerse más mona de lo que todavía es… aunque no pasará mucho tiempo antes de que se le note desde lejos que ha ido para intentar llamar la atención de Rintaro. Él es su verdadero objetivo, y ver que, aunque sea para fastidiarla constantemente, él sólo está pendiente de lo que hace Sakura, la fastidia bastante. A la tía se le cae el mundo a los pies cuando les oye pelear, y sobre todo, cuando escucha a Sakura cachondeándose de él ante la idea de que su forma de comportarse con ella, sea porque en realidad le gusta, y no sabe cómo expresar sus sentimientos.

Yo creo que esto es verdad. Que Sakura lo dice de coña, y Rintaro se lo toma también a cachondeo, pero no sé si consciente o inconscientemente, me da a mí que él tiene un crush laaaargo y no pequeño con nuestra protagonista, porque esa forma de estar pendiente de todo lo que hace, no es ni medio normal…

Rintaro se mofa de lo lindo cuando Sakura le habla de su intención de conseguir un hombre, pero Choko, que está al quite, aprovecha la oportunidad para invitarla a una fiesta gokon (fiesta de solteros para encontrar pareja) ese mismo domingo, y para estupefacción de Rintaro, Sakura acepta.

Él intenta disuadirla, diciéndole que va a hacer el ridículo entre tanto jovenzuelo con lo mayor que es, incluso bromea con que la van a confundir con la madre de Choko, pero ésta insiste en que lo intente ya que está pensando en buscar un hombre del que enamorarse.

Choko sale del salón de belleza y hace una llamada a un chico… vemos al chico que se levanta de la cama, donde está retozando con una niña, sin ponerle demasiado entusiasmo a la cosa, y contesta a su llamada, diciéndole que sale a verla en ese mismo instante. Parece que la llamada de Choko lo hubiera salvado del matadero, más que interrumpirle en plena juerga.

Ese chico, como todas sabemos, está interpretado por Haruma Miura… ¿pero quién es y qué tiene que ver en esta historia?

Lo veremos más adelante, pero menuda presentación…

Pues así llega el domingo, y tenemos a Sakura intentando arreglarse para la fiesta, a la que irá acompañada de sus amigas. El problema es que no tiene nada apropiado para ponerse, más que el típico traje de falda y chaqueta negro que se utiliza típicamente para buscar trabajo. Y además, cada vez que intenta maquillarse se hace un estropicio más grande. Al final, opta por el traje, una cola de caballo y cero pintura.

Pero nada le va a salir bien, porque cuando sale a la calle se pone a llover a lo bruto, después se encuentra con la anciana adorable, a la que se le ha escapado el balón que ha comprado para su nieto, y Sakura corre calle abajo para recuperarlo, quitándose los zapatos por el camino. Para más desgracia, una vez que lo alcanza, pasa un coche que pisa un charco y la empapa de los pies a la cabeza…

Sakura llega minutos después al salón de belleza hecha un verdadero Cristo, y Rintaro la observa y se ríe de su aspecto mientras ella se seca el pelo.

Ella le confiesa que no puede ir con ese aspecto, pero inesperadamente es Rintaro el que la anima a ir, diciéndole que si no va es una cobarde, y que estaba deseando encontrar un motivo para no hacerlo. Rintaro sin embargo, no deja de criticarla por el traje que lleva (y ahí tiene razón). Para su gusto, la falda debería ser muchísimo más corta y enseñar sus piernas… Sakura quiere matarle. Pero él le dice que si no está contenta con su aspecto, no tendrá la confianza en sí misma suficiente para conseguir a ese hombre que busca. Pero claro, ella no tiene otra ropa, ¿qué puede hacer?

Y entonces es cuando reaparece la anciana entrañable para ¿resolver? la situación. Como por ayudarla Sakura está empapada y tiene su traje estropeado, la abuelita ha rebuscado en su armario hasta encontrar un bonito traje que ella misma hizo para su hija. Claro, un bonito traje… pero en los años 80.

Rintaro ve con horror cómo ella, por no herir los sentimientos de la abuela, acepta el traje, e incluso se deja peinar por ella, y al final acaba yendo a la fiesta gokon de esta guisa…

Cuando sus amigas, con las que ha quedado en el hotel donde celebrarán la fiesta, la ven, se quedan algo flipadas por su aspecto, e incluso le preguntan si está segura de querer entrar en ella así. Pero Sakura está decidida.

Al entrar en el gran salón y ver tanta gente joven y guapa, tanta comida, y tanto glamour, Shima y Miki le preguntan qué clase de fiesta es, porque Sakura no les había dicho que era una de solteros… Pero bueno, ya están allí, así que, toca divertirse. Shima no tardará en estar en su salsa entre tanto soltero apetecible, y Miki disfrutará de alguna copichuela y de la abundante comida que hay en las mesas.

Sakura se encuentra con Choko, que la recibe con una falsa sonrisa y le dice que está encantada de verla allí.

Después vemos al personaje de Haruma Miura que está practicando BMX con su bicicleta. Choko lo llama para decirle que vaya rápidamente a la fiesta y que se vista adecuadamente, y así lo hace. Le vemos aparecer, y vemos cómo Choko le señala a Sakura con la cabeza nada más entrar en el salón.

El chico la mira y se dirige a ella con una actitud totalmente seductora… va derecho, cual lobo a atacar a oveja, desplegando todos sus encantos para dejarla totalmente flipada en el primer contacto visual…

Y al llegar a donde está la mujer, ella, que está mucho más pendiente de matarse a copas que de buscar a ese hombre que se supone que debería estar buscando, NI LO VE. Al chico le toca pasar de largo y tragarse su pose y comerse el guantazo que ella el acaba de arrear a su vanidad. NI LO HA VISTO.

Sin embargo, él se recompone, la observa sin que se dé cuenta, e incluso le hace gracia tanto el colocón que lleva como su torpeza.

Shima está haciendo de las suyas en los lavabos, pero ninguno de los jovenzuelos que ha encontrado la logran satisfacer. Se dispone a abandonar la fiesta cuando topa con un hombre maduro que ha ido a recoger a su mujer, que está en el hotel en una fiesta. Se trata de Kohei Takenouchi, el marido de Miki, pero Shima no lo conoce, y no sabe quién es, así que, engañándolo y diciéndole que va a acompañarlo hasta la fiesta, lo lleva a la habitación que había reservado, y se le tira encima cual fiera desenfrenada. Y lo peor es que él, que con su mujer es un témpano de hielo, acaba rindiéndose ante la fogosidad de Shima. Ya lo dicen, de tal palo, tal astilla. #Japucca la madre, #jopucca el hijo…

Y Sakura, que lleva un colocón como la copa de un pino, al final acaba metiéndose en problemas, cuando al defender a una chica a la que un hombre se la está intentando llevar por la fuerza, acaba siendo echada ella del salón.

Baja las escaleras tambaleándose peligrosamente, y se quita uno de los zapatos para poder andar mejor, tirándolo por ahí. Sin embargo, alguien lo recoge, y la llama. Al darse la vuelta, lo ve a él…

«Te olvidas de algo, Cenicienta mía«.

#PRECIOSO

Cual aparición sacada de cuento de Disney nipón, él baja lentamente las escaleras, se agacha y le coloca delicadamente el zapato. Qué entrada en tromba hace. Esta vez sí la ha hecho fijarse en él…

Y ya no sabemos qué pasa hasta el día siguiente, que para sorpresa de Sakura, despierta al lado de ese príncipe encantador. Se asusta, no recuerda nada, y está sorprendida. Él es guapísimo… y está desnuda. Todo parece indicar que lo han pasado bastante bien.

Se acerca para mirarlo mejor, pero entonces él despierta, ella se retira violentamente y acaba tirada en el suelo de la habitación. Pero la sábana la lleva pegada como con pegamento a sus manos, así que por lo menos la vergüenza no es total. Él se sienta en la cama y le pregunta si está bien. Sakura ve su ropa interior (de abuela) tirada por el suelo, y la recoge corriendo para esconderla a su vista, pero él se ríe de ello. Total, ya debió haberla visto bien, ¿no?

Sakura le pregunta dónde están y qué ha pasado. A malas penas recuerda al príncipe encantador de las escaleras, pero no sabe qué pasó después. Lo único que sabe es que él le llamó Cenicienta y ella a él Príncipe.

Entonces él le cuenta lo que pasó.

«Dijiste que no querías ir a casa, así que, te traje a mi habitación… Dijiste que no podías andar, así que, te llevé en brazos a la cama… Dijiste que querías dormir conmigo, así que, me metí en la cama..«

«¿Y después…?«

«Después…«

La mira muy grave, entrelaza sus dedos, y los une fuertemente… brutal esa escena de Miura.

Después de una escena así, te quedas muy ÑASDHFÑADSKHFAÑKSF con Haruma Miura, madre mía… y no somos las únicas, porque Sakura no sólo flipa, sino que se lamenta murmurando por no acordarse de semejante entrelace con semejante torete japonés, que hasta el nombre tiene de semental.

Sonriendo, él le propone repetirlo si no se acuerda, pero ante el asombro de la mujer, le dice que está bromeando. Se presenta por fin, se llama Hiroto Saeki. Ella también le dice su nombre, pero Hiroto le contesta que lo sabe.

La actitud de él es tan pícara, a la vez que seductora, a la vez que divertida, que es que cualquiera se cambiaba ahora mismo (o unas horas antes) por Sakura, que está nerviosísima y no sabe ni cómo reaccionar, así que, cuando él baja de la cama y se le acerca, huye arrastrándose al otro lado de la habitación. Sin embargo, Hiroto la persigue encantado de la vida. Se le acerca, y muy serio, casi con voz suplicante, y pidiéndoselo por favor, le pide que salgan juntos…

«Me he enamorado de ti… por favor, salgamos juntos «.

Y luego se acerca peligrosamente a ella, con quién sabe qué intenciones, mientras que Sakura, que está pasando un muy mal momento y un muy buen momento todo a la vez, se aparta sin saber qué hacer ni qué responder.

Y así termina el primer capo, niñas… intenso, ¿verdad?

¿Será verdad que se ha enamorado o sólo sigue el plan de Choko? Yo la verdad que le he visto bastante divertido con la situación, nada que ver el comportamiento que tiene con Sakura con el que tiene con la chica con la que le vimos la primera vez… pero quién sabe.

Tendremos que esperar al segundo capo que no tardará mucho en salir…

Listado de capítulos.